Amenaza en la Montaña

**Capítulo 3: Amenaza en la Montaña**

En la aldea de Luminaria, un tranquilo y apartado rincón a más de mil kilómetros de distancia del grupo de amigos, la vida seguía su curso. Sus habitantes, conocidos como los "Aldeanos de la Luz", se levantaban temprano para realizar sus labores cotidianas. La montaña cercana, imponente y majestuosa, se alzaba como un guardián silencioso en el horizonte.

Los aldeanos de Luminaria eran gente humilde pero trabajadora. Vivían en armonía con la naturaleza y dependían de los recursos que la montaña les proporcionaba. A medida que amanecía, los aldeanos salían de sus cabañas para cultivar, recolectar y llevar a cabo sus tareas diarias.

A lo largo del día, se podía escuchar el alegre murmullo de la aldea mientras los aldeanos compartían historias, se ayudaban mutuamente y celebraban sus pequeñas victorias. La montaña, sin embargo, parecía observarlos en silencio, guardando secretos profundos y misteriosos en su interior.

Mientras tanto, en la base secreta ubicada en la cima de la montaña, Sam (conocido como Delta) monitoreaba atentamente las pantallas de los diversos sistemas de vigilancia. Sam observó con interés mientras el dragón volaba sobre la aldea de Luminaria, y luego su mirada se centró en los aldeanos que, aterrorizados, buscaban refugio.

En ese momento, Sam actuó. A través de las pantallas de vigilancia, observó cómo los sistemas antiaéreos entraban en acción. Los misiles y los CIWIs (Sistemas de Armas de Cañones Integrados) disparaban con precisión, haciendo que los grifos se dispersaran y huyeran del área. La aldea quedó en silencio una vez más, solo interrumpido por el sonido del viento y los latidos acelerados de los aldeanos.

Mientras el peligro se disipaba, los aldeanos se aventuraban a acercarse a la base de la montaña. Algunos carteles con símbolos de advertencia y la icónica imagen de una calavera ☠️ junto a la palabra "Peligro" estaban clavados en el suelo, como un aviso silencioso de lo que se avecinaba. A pesar de la curiosidad, ninguno de los aldeanos se atrevió a adentrarse más allá de los límites establecidos.

En el interior de la base, Sam notó algo sorprendente en las pantallas. Algunos de los aldeanos habían alcanzado a ver las municiones trasadoras de los CIWIs y los misiles que salían disparados desde la montaña. Sus rostros reflejaban asombro y curiosidad, mientras compartían miradas de incredulidad entre ellos.

"Sea lo que sea, parece que hemos encontrado un aliado inesperado", comentó uno de los aldeanos con admiración en su voz.

Sam, desde su posición en la base, no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa al escuchar las palabras del aldeano. Aunque no podía comunicarse directamente con ellos, el hecho de que los aldeanos percibieran su presencia y su ayuda le causó una sensación de satisfacción.

La montaña seguía en pie como un testigo silencioso de los acontecimientos que habían transcurrido en su base y en la aldea de Luminaria. Y mientras tanto, el grupo de amigos seguía su propio camino a mil kilómetros de distancia, ajeno por completo a las sombras que se cernían sobre la montaña y sus alrededores.

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[NT: los capítulos pueden variar en cuanto a duración]

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