Capítulo O2O


Taehyung.
2 a.m. Me coloqué mis guantes y coloqué mis herramientas sobre el cinturón de mis vaqueros. Sujeté la jeringa con el tranquilizante y lo coloqué cuidadosamente dentro de un papel. Pantalón negro y botas que no dejaran huellas. Gorra de lana y cubrebocas. A estas horas nadie era capaz de salir a las calles asi que la tenía toda para mí. Eso fue lo mejor que pudo haber pasado en mucho tiempo. Y sabía que iba a disfrutarlo.

Caminé hasta su casa con cuidado de no pisar caminos de tierra y me situé en la puerta trasera en silencio. Revisé que no hubiera nadie y luego de hacerlo, saque la copia de las llaves que tenía mi querido jefe y que había mandado a hacer con antelación y la ingresé en la puerta. Primer paso exitoso. Entrar sin dejar evidencias de cerraduras forzadas.

Al ingresar me di cuenta que su casa era muy bonita. Y que su familia parecía muy feliz. Tenía una mujer peliroja con grandes pechos por esposa y una niña de 12 años con coletas y frenos. Era irónico pensar que tenía un sinfín de videos subidos de tono de todas las chicas del pueblo a pesar de tener dos mujeres en su vida y que su hija podía tener la edad de las niñas con las que se masturbaba. Los pervertidos están donde nadie se lo espera.

Dejé los videos que escondía en su oficina a un lado de la mesa, para dejar en claro incluso luego de su pronta muerte que el siempre era y sería un asqueroso bastardo que solo pensaba con el pene. Porque creía que se lo merecía. Y que no era suficientemente satisfactorio aún como para compensar el daño que nos había hecho a Lisa y a mí.

Sobre todo a mí, que me vió la cara de idiota y se creyó capaz de deshacerse de mí.

Pero ahora mismo le demostraría que se equivocaba.

Subí al segundo piso e ingresé al cuarto de la pequeña niña. Dormía como un pequeño angelito. Su rostro inocente y sereno dio una extraña y efímera tranquilidad, asi que decidí ser piadoso con ella. La dejaría vivir sin tener que sentirse atormentada por el terrible asesinato de su decepcionante y fracasado padre. Asi que sin más tomé un pequeño paño con cloroformo y la ahogué con ella al instante, sin darle tiempo a siquiera pensar quien o porqué estaban haciendo eso. Y cuando apenas levantó los brasitos para quitar aquello que no la dejaba respirar del todo, de inmediato volvió a bajarlos totalmente rendida.

Tomé un cuchillo de su cocina y no me moleste en no tocarlo demasiado ya que tenía guantes. Ingresé a la habitación del señor Park y le coloqué el suero paralizante. Mientras que a su esposa le inyecté sin pensarlo demasiado, un tranquilizante.

Di chasquidos en frente del señor Park y sonreí complacido de verlo abrir sus ojos desorbitado. Al verme, casi se siente como si fuera a estallar en cualquier instante, porque abrió el doble de lo normal sus ojos y me miró como si fuera su peor pesadilla. Y lo era. Solo que en ese instante fue capaz de darse cuenta.

—Te paralicé. No puedes moverte para nada a excepción de los ojos, pero si puedes sentirlo todo. ¿Lo sabías?

El me miró de nuevo, por razones obvias no podía contestarme, aunque una parte de mí así lo quisiera.

Enterré aquel cuchillo de cocina en su estomago y me aseguré de que fuera hasta el fondo. El no reaccionó, era una estatua callada. Pero al ver sus ojos supe que le estaba doliendo mucho. Y eso alimentaba mi alma.

Quité el cuchillo lentamente y volví a ser una herida igual de profunda al lado.

—Me encantaría hacerte muchas heridas. Pero la policía no creerá que una mujer delgada y pequeña pudo hacer tal cantidad de puñaladas sin ayuda.—solo me miró, pero poco a poco iba entendiendo mis intenciones—las drogas en tu cuerpo desaparecerán cuando te hagan la autopsia. Tu mujer irá a la cárcel y a tu pequeña hija... la violaré tanto que prometo que la haré desear estar muerta. Y lo verás desde donde sea que vayas estar, imbécil.

No iba a violarla, pero quería que su ultimo suspiro fuera con la mayor de las angustias.

—Creíste que lograrías meterte conmigo y salir ileso; pues estabas equivocado.

Dejé que la sangre brotara una vez que quité el cuchillo y lo puse en las manos de su mujer. Me encargué de que se viera sucia, desaliñada y llena de sangre para cuando despertara. Así todos asumirían que el motivo por el que lo apuñaló, fue nada mas y nada menos por los videos sexuales acostándose con menores.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top