Capítulo O21
Ultimamente mis pesadillas son mas recurrentes que nunca.
No había podido dormir bien durante toda la noche pensando en el animal muerto que había encontrado, ni tampoco pude parar de pensar en mi jefe, que ahora yacía muerto.
Probablemente lo velarían luego de hacerle la autopsia. Su hija no tendría consuelo alguno y sus familiares tampoco.
Aquellos días fueron tristes y desolados para muchos, puesto que casi todo el pueblo le tenía afecto o conocía a aquel hombre que ya no estaba entre nosotros. El ambiente fue raro por días. Pero el mundo siguió girando. Jennie Y yo seguimos asistiendo a clases, Jungkook ahora se nos unía mas seguido y Hoseok y Rosé también. Yoongi no apareció aquella mañana en el café, entonces curiosa, pregunté:
-¿Yoongi?¿Ocurrió algo especial para que se ausentara hoy?
—Está trabajando en el caso de Christopher Park.—informó Rosé mientras jugaba con su comida.
—¿Trabajando?—repetí, incapaz de creerlo.
—Su padre es el sheriff. ¿Acaso no lo sabías?
Abrí los ojos con sorpresa.
—¿Hijo del sheriff? Que sorpresa.—respondí—¿sabe algo del caso hasta ahora?
—Lo único que sabemos es que Yoongi prefiere no hablar de esos temas con nosotros.—Jennie acotó en un tono mas bajo de lo normal, quizás un poco decepcionada.
Iba a preguntarle cual era su problema, hasta que recordé una ultima pelea no hace mucho tiempo en la que Yoongi le recriminaba cosas a Jennie. Al parecer no habían vuelto a ser cercanos luego de ello.
—¿Creen realmente que aquella señora tan amable y linda haya matado a su marido en un ataque de locura? Sé que tomaba antidepresivos pero...—Hoseok pensativo, dejó su plato a medio comer.—realmente no puedo creer que eso haya pasado.
—Sin mencionar que aún anda ese loco asesino suelto ¿no? Es horrible vivir con la sensación de que puedes ser un cadáver en cualquier instante.—Rosé tuvo un escalofrío en todo su cuerpo.
Yo mastiqué en silencio, pensativa de sus palabras.
Tenía razón al fin y al cabo. Todos actuábamos como si no viviéramos en un constante riesgo.
—En las noticias no hablaron de ese tipo.—Jennie murmuró confundida.
—La gente esta nerviosa por ello. Prefieren mantenerlo bajo perfil.—informó Hoseok.
Yo guardé silencio. No sabía que decir, ni tampoco si debería decirle algo a Jennie quien si bien estaba a mi lado, no me dirigía la palabra;seguía enfadada. Lo note por como evitaba acercarse a mí o verme, o siquiera respirar al lado mío.
Hoseok, Jennie y Rosé continuaron hablando. Entonces de repente sentí por alguna razón que yo sobraba, así que terminé de comer en mi bandeja y luego de limpiarme los labios con una servilleta, me levanté de la mesa y fui a mi salón de clases.
Ese día estaba mas pensativa de lo normal. Y por alguna razón quería estar sola, y sentía que no lo estaba realmente. Era una sensación extraña, ni siquiera entendía el porqué.
Decidí saltarme algunas clases. No me sentía de humor, y la pequeña pelea con Jennie no lo hacía mejor.
Me senté en una banqueta y suspiré apoyando mis brazos sobre mis piernas, exhausta.
Es entonces como siento una presencia sentarse a mi lado. Me doy media vuelta de inmediato alarmada.
Jungkook.
—¿Qué haces aquí?
—Podría preguntarte lo mismo. Este es mi lugar.—se defendió con una media sonrisa. Fruncí el entrecejo sin entenderlo.-aquí vengo a veces a descansar. Justo en este banco, justo en esta sombra del árbol.
—Oh, yo...lo siento.—susurré apenada.
—Descuida. Hoy podemos compartirlo—de repente, me ofreció una manzana verde, luego de darle un pequño giro en el aire. Fue un movimiento tan natural que me sorprendió—¿gustas?
—Gracias.—terminé por decir mientras la aceptaba. Entonces. Le di un mordisco y lo observé.—¿Por qué estás aquí? Deberías estar en clases.
—¿Por qué estas aquí tu?—re-preguntó con intención de darme la respuesta mientras me miraba divertido, sacándome una sonrisa tonta
—Lo capté. También necesitas aire fresco.
—No sabes cuanto.—respondió. Y un silencio pesado se extendió entre nosotros luego—estos días han sido difíciles. Por la muerte del señor Park y otras cosas. ¿Cómo esta café?
Sonreí en grande al recordarla. Le pedí a Taehyung que la cuidara cuando no estaba en casa puesto que aún me parecía muy pequeña como para andar caminando sola por el departamento.
—De maravilla. Come como si no hubiera un mañana y últimamente quiere jugar mucho—informé.
—¿Puedo ir en estos días a verla? Si no es mucha moles...
—Eres bienvenido siempre ¡no te preocupes por eso!—exclamé pegándole ligeramente en el pecho. El me sonrió, pero fue de verdad. Creo que era la primera sonrisa que le veía en el día. Y me gustó que fuera por mí.
—Eres muy buena en subir animos. ¿Te lo han dicho?
—Eso es porque aún no me conoces demasiado.—le quité la lengua. Mientras terminaba de comer la manzana.—Creo que ya es tarde. Debería volver a la ultima clase, tengo examen.
—Oh...-Jungkook murmuró. Parecía...¿decepcionado?—¿quieres que te acompañe?
Me incorporé y él lo hizo al mismo tiempo que yo. Y justo cuando estaba por declinar su oferta y caminar, tropecé.
Di unos pequeños saltitos, pero fueron los suficientes para que cayera en el cuerpo medio de Jungkook y este se tambaleara conmigo tomado por sorpresa. Mi cara cayó en su abdomen y mis brazos terminaron haciendo puños su abrigo escolar.
Todo pasó en un segundo, pero fue el suficiente para alzar la cabeza avergonzada e intentar disculparme por ser así de tonta.
—Lo siento, yo...
Jungkook también se sentó en el suelo a la par mía, y de repente, sin darme cuenta ambos teníamos los rostros muy cerca. Tanto que podía sentir su respiración caliente en mi mejilla, tanto que podía sentir como su cuerpo se tensaba al darse cuenta de la distancia. Ambos nos quedamos en silencio y nos observamos pasmados.
Y fue entonces, solo en ese momento, cuando creí haber soñado lo que vi.
Fue rápido y casi imperceptible, pero lo vi; P Jungkook había bajado la vista a mis labios.
Y como si no fuera poco, ambos comenzamos a oír pasos detrás nuestro. Pasos pequeños y firmes.
Oh, mierda.
—¿Puego preguntar porque están tan cómodos en el suelo? ¿O es que acaso esta de moda estar tan pegado con la otra persona?
Jennie nos miraba enojada. No, enojada era poco. Sus ojos destilaban chispas de furia completa mientras nos miraba de brazos cruzados, esperando alguna posible respuesta.
—No, no es lo que...—me incorporé de inmediato e intenté ir hasta ella. Pero terminó por explotar más.
—¡No me toques Lalisa!—bramó—tú eres la menos indicada para darme explicaciones ahora. ¿Te divertiste acercándote a mi novio?¿Ahora fingirás que no eres mi amiga y me lo robarás?—atacó con histeria. Realmente estaba alterada, y yo no podía entender porque nuestra escena la había alterado tan de repente. Nadie se enoja de esa forma tan repentina. ¿O es que acaso venía discutiendo con Jungkook hace tiempo?
—¿¡Como crees que te podría robar a tu novio!? ¿acaso me crees capaz?—grité de vuelta con furia.
—Creo en lo que veo, Manoban. Y tú estas siendo una maldita perra conmigo. Ya no quiero verte. ¡Largo!
—No te pongas así por esta tontería Jennie o puede que mas tarde te arrepientas...
—¡Tú cállate Jungkook!—gritó de vuelta y volvió a mí—vete. No quiero mirar tu cara ni por un segundo más.
Apreté la mandíbula y cerré mis manos en puños, sin embargo, no dije nada. Sabía que Jennie estaba sacada de sus casillas y que yo le había dado razones para estarlo, aunque sin intenciones realmente.
Miré a Jungkook una última vez y decidí irme. Necesitaba realmente estar sola.
(...)
Cayó la noche y me quedé todo el día haciendo zapping en la televisión y comiendo comida chatarra como una fracasada. Solté risas sinceras durante toda la noche gracias a la película de comedia que había colocado. Y a mi lado Café descansaba sobre la cama, a un lado de mi aprovechando las caricias que le otorgaba. Taehyung esa noche había insistido en verme, pero había declinado su oferta de la manera mas cordial posible a pesar de que últimamente el también se comportaba como idiota. Ese día quería estar sola.
De repente sonó el timbre y maldecí para mis adentros. Ese timbre venía directamente desde la planta abaja, es decir que alguien había venido a visitarme y yo estaba obligada a bajar. Di un suspiro exhausto al aire y con mucha dificultad apagué la televisión, me coloqué mi bata y bajé las escaleras del edificio a paso tortuga.
Una vez que llegué al final y abí, me detuve en seco tomada por sorpresa. Miré varias veces al chico que había detrás de la puerta como si no pudiera creer que estuviera parado frente a mí. Y de hecho, así era.
—¿Min Yoongi?—pregunté, confundida.
—Hola, Lalisa.—hizo una pequeña reverencia y se frotó las manos en busca de calor—perdona por mi visita inoportuna ¿pero puedo pasar? Debo hablar contigo de algo. No tomará mucho tiempo y considero importante que lo sepas.
Cuando dijo esas palabras me alarmé. Y de repente se me vino a la cabeza la conversación que tuve con Hoseok esta mañana, y el hecho de que recordara que trabajaba con el caso de Christopher Park me tensó aún mas.
—Yo...esta bien.—accedí dubitativa.—pasa, Yoongi.
Me hice a un lado y lo dejé ingresar de inmediato. Luego de ello subimos y una vez que llegamos a mi departamento, Yoongi se encargó de mirar todo de arriba abajo apenas entró. Como si hiciera una vista panorámica en honor a mi vivienda y la guardara para siempre en su memoria. No pasé por alto el hecho de que ni se tomó el trabajo de no ser tan evidente.
Café al verlo comenzó a ladrar mucho debido a que no lo conocía. Pero al cabo de unos segundos terminó olisqueándolo y allí se terminó el instinto guardián.
—Ya, dime que quieres Yoongi. Y agradecería que no me observaras como si ocultara algo, porque no oculto nada.—aclaré haciéndolo mirarme detenidamente, sin embargo ni se inmutó. Era demasiado similar a Taehyung.
—Lo siento. No es personal. Sin embargo no te considero sospechosa de nada, porque de hecho he estado vigilándote desde que llegaste y sé que no hay nada raro en ti.
Alcé una ceja molesta ante ese hecho.
—¿Disculpa? ¿Acaso crees que tienes derecho a hacerlo?
—Por supuesto que no, y pido disculpas por eso. Pero tuve mis razones
—¿Qué razones?
—Desde que llegaste, últimamente ha estado habiendo mucha caza de conejos en el bosque. Era un caso menor, pero sigue siendo grave. Creí por un momento que podrías haber sido tú.
Mi pulso de repente comenzó a latir nervioso cuando recordé a aquel conejo blanco muerto y en descomposición en una de las bolsas de basura debajo de el departamento.
—¿Encontraron al culpable?
—No. Pero últimamente no es una de nuestras prioridades. Sientate, Lisa. Quiero que escuches con atención lo que te voy a decir.
Tardé en hacerlo, pero cuando la información llegó rápido a mi sistema y asimile el hecho de que lo que sea que contara, no era para nada bueno, me senté de inmediato en un sofá frente a él.
—Habla, Yoongi. Por favor.
—Desde que llegaste a ese pueblo ha habido 3 casos importantes. Nunca fue un pueblo con mucho crimen, y con tu llegada en unos meses desbordaste todo.—iba a hablar pero el se adelanto—no te estoy incriminando. Sé que eres inocente. Pero hasta ahora es un caso curioso que fuera justo luego de que tú llegaras. Esos 3 casos fueron la desaparición repentina de una especie de conejos, el asesinato a un chico que trabajaba en un autoservicio Lee Nathan y ahora Park Christopher.
—¿Y porque me cuentas esto?—pregunté asustada, temiendo lo peor.
Yoongi me miró y respiró hondo sin saber como empezar realmente.
—Lee Nathan era tu amigo en la infancia. Hay fotos juntas de ustedes de cuando eran pequeños.—informó haciéndome abrir los ojos como platos.—¿recuerdas eso?
Por un instante, me quede pasmada.
—N-no...—negué algo afectada por la reciente información. Apreté mis manos sudorosas y miré al suelo.—la verdad es que no lo recuerdo. Tuve un problema cuando era niña y mi memoria desde entonces es borrosa.
—¿Qué te sucedió?
—Una rama de un árbol cayó en mi cabeza.—expliqué rápidamente. Odiaba hablar de ese tema.
Yoongi asintió.
—La mujer de Park Christopher fue a declarar, Lalisa. Ayer por la tarde. Afirma que ella jamás haría tal horrorosidad. Que se despidió de el por la noche y que al día siguiente simplemente despertó y tenía un cuchillo en la mano y mucha sangre. Y que no recuerda mas que eso. Conozco desde pequeño a esa mujer y jamás lastimaría ni a una mosca. Ya le hicieron pericias psiquiátricas y no posee síntomas psicopáticos o de conducta agresiva.
—¿Estas insinuando que...?—susurré—¿Qué mataron a Christopher Park e inculparon a su mujer?
Asintió.
—Y tú, ocasionalmente, lo conociste días antes y trabajaste con él.—me miro e inclino la cabeza ligeramente curioso—una vez, coincidencia. ¿Pero dos? Me permito el poder de la duda Lalisa. Creo que estamos tratando con un asesino en serie que revolotea a tu alrededor.
Pasé saliva con dureza. Comenzando a sentirme mareada.
—¿Y porque me dices esto? ¿Quieres que tenga cuidado?—hablé algo lenta y casi balbuceando, comenzaba a sentir que me faltaba el aire por producto del pánico que me estaba dando.
—Espera. Traere agua.—dijo, y una vez que lo hizo volvió rápido para entregármela. Vacié el agua en segundos, desesperada.—¿mejor?
Asentí, cubriéndome el rostro y sintiendo sudor frio en la nuca. Respiré hondo.
—¿Qué quieres de mí entonces, Yoongi?
—Quiero que me ayudes a averiguar quien está detrás de esto.
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