Capítulo O19


Pesadillas vuelven a mi mente. Sueños borrosos donde tomo la mano de un niño. Siento que me ahogo, que ese niño finge ser mi amigo y al darme una rosa y sujetarla con mi mano, mancha por completo mi vestido blanco. La sangre cae en la nieve debajo de mí y comienzo a llorar. Ese niño me mira y sabe que estoy asustada, pero no hace nada por detenerlo, porque el cree que a su lado estoy a salvo.

Taehyung nos observó de hito en hito como si nos hubiera atrapado haciendo algo malo. Fruncí el entrecejo, él cuando noto mi semblante cambio de nuevo el rostro y volvió a sonreír como si nada hubiera sucedido. Entonces, suspiró.

—Veo que estas muy ocupada.—el tono receloso en su tono no se hizo esperar.

Quise reir sin gracia.

Acaso...

¿Acaso estaba celoso?

Me di media vuelta y miré a Jungkook, quien ya había comenzado a incorporarse para salir de ahí. Se encontraba incómodo y algo nervioso, probablemente porque Taehyung había notado lo cómodo que estábamos en mi casa y temía que se lo dijera a Jennie.

—Yo...ya debo irme. La lluvia ha parado, asi que...—dejó la oración sin terminar. Taehyung y yo asentimos en silencio.

—Te acompañaré abajo.—ofrecí sin dudar.

Dicho esto sujeté mis llaves y dejé que Taehyung entrara para que Jungkook saliera. Estos dos antes de irnos se dieron una mirada inquietante, pero no supe descifrar porqué. Una vez que llevé a Jungkook hasta la salida del edificio le pedí disculpas en nombre de Taehyung. El lo tomó a la ligera rápidamente.

—Descuida, está bien, es tu novio después de todo.

Oh, cierto. Él aún creía que era mi novio.

Y no lo era. Eso era incluso peor.

—No es mi novio. Nunca lo fue.—confesé, a lo que él me miró con sorpresa.

—¿Cómo...?

—Fue una simple excusa para que tú y Jennie dieran el paso.—escupí las palabras sin culpa dejando a Jungkook algo pasmado. Quizás debería haberme callado.

—Oh...

—Ten un buen viaje. Nos vemos el lunes.—terminé por decir. El asintió y me devolvió el saludo, comenzando a dar media vuelta para alejarse.

A medida que subia por el ascensor mi rabia se hacía cada vez más y más grande. Taehyung no podía actuar de esa manera. Mi casa no estaba abierta siempre para él, tenía vida, amigos, amigas, incluso podría tener una pareja. No tenía derecho a irrumpir de esa manera, incluso si era Jungkook o cualquier persona.

Una vez que entré a la sala di un portazo. Él estaba muy cómodo en la ventana viendo el desastroso paisaje mojado que dejó la tormenta mientras comía una manzana que tenía en el centro de mesa.

—¿Se puede saber que demonios fue eso?—inquirí molesta acercándome a él.

—Vaya manera de recibirme.—ironizó, pero no estaba para bromas. Mucho menos para ironías.

—Estoy hablando en serio Taehyung. No tienes ningún derecho a aparecerte repentinamente por mi casa sin previo aviso. ¡Mucho menos a incomodar a mis visitas!

—¿Con que Jungkook ahora es tu visita? ¿Se verán mas seguido o algo así?—insistió comenzando a ponerme rabiosa.

—No es tu problema.—terminé por decir mientras le quitaba la manzana a medio comer de las manos, acto seguido la tiraba al cesto. Estaba realmente furiosa.

Entonces, en medio del camino se cruzó la cachorra meneando un poco la cola. Me paré en seco y la miré, estaba jugueteando con una bola de lana que tenía escondida entre uno de mis cajones. Al parecer ya se sentía en confianza, o era muy juguetona. ¿Quién sabe?

Mi rabia se disipó un poco cuando la vi tropezar y caer a mis pies. Era tan dulce. Me miró y bajó la cabeza. Suspiré tomándola entre mis manos.

—Eres tan bonita..—susurré tomándola entre mis brazos.

—¿Te la dio él?

—Sí.—respondí luego de unos instantes, seca. Pude sentir como la presencia de Taehyung se posicionaba detrás de mí y acariaba al pequeño animal detrás de las orejas.

—Me gustan sus manchas cafés.

--Le pondré café.—sonreí por el nombre poco usual. Pero me pareció bonito de todas formas. Bonito como ella.

Entonces, suspiré dejando a la pequeña cachorra seguir jugueteando con la pequeña pelota de lana. Me crucé de brazos y miré seria a Taehyung, demostrándole que no jugaba.

—Si sigues haciéndome tontas escenas de celos frente a mis amigos, olvídate de mí, Taehyung.

Él no reaccionó. Solo me miro unos instantes eternos a los ojos, intentando ver que escondía detrás de mis palabras.

Pero la realidad era que no escondía nada. Estaba diciendo la verdad. Y el lo notó, ya que suspiró.

—Lo siento. Tienes razón. No soy nadie para hacer este tipo de cosas.

De repente era como si tuviera en frente al Taehyung que conocí en un principio. Frío, apático y carente de emociones. La verdad era que Taehyung era así la mayor parte del tiempo, a Jennie no le agradaba mucho porque creía que era algo extraño a pesar de que no paraba de repetir que era condenadamente atractivo. Sin embargo, Taehyung tenía sus momentos de niño, o al menos, lo hacía conmigo.

—Siento haberte tratado así. Es solo que...tuve un mal día supongo.—respiré nerviosa mientras comenzaba a dirigirme a mi habitación. Sujeté unas sabanas y comencé a cambiar las sucias de mi cama por las limpias.—¿oíste las noticias Taehyung?

Lo miré y detuve mi labor, sintiendo un pequeño escalofrío recorrerme.

—No.—dijo—¿Qué sucedió?

Me tomé mi tiempo para decírselo, puesto que sabía que probablemente no se lo tomaría bien. Era su jefe, y a puesto que si no lo quería, al menos sentiría culpa al saber que había muerto de una manera tan horrible.

—Él...—mordí mi labio ¿Por qué era tan complicado hablar?—tu jefe murió, Taehyung. Al parecer su esposa lo apuñaló...o eso es lo que sé por las noticias.

Taehyung abrió los ojos con sorpresa. Pero me sorprendió el hecho de que más de eso no sucedió. No lloró, no preguntó como pasó ni porqué. Solo se quedó mirando a la nada.

Luego de unos instantes volvió a observarme, vi sus ojos directamente. Vi una carencia enorme de sentimientos en ellos.

Taehyung no sentía nada por él. Y nisiquiera estaba disimulándolo frente a mí.

—Lo siento, estoy sorprendido. No sé que decir.

Taehyung se sentó en el sofá mirando un punto indefinido en el suelo. Me apresuré rápidamente a traer agua fresca para él. Al parecer la resolución de la situación solo en ese instante comenzaba a caer en él.

—Ese hombre habrá hecho algo horrible para terminar de esa forma.—volvió a decir—No es novedad que se acostó con cuanta jovencita linda vió en el pueblo. Los rumores corren.

—Aún así nada justifica un asesinato.—contradije con dureza—me imagino lo mal que lo debe estar pasando su pequeña niña.

—Cierto, tenían una niña.—asintió mecánicamente Taehyung, mientras tomaba de a sorbos pequeños el agua que le había ofrecido. Parecía estar pensando algo internamente. No quise interrumpirlo.

—¿Qué pasará con nuestros empleos?—no pude evitar hacer notar la desilusión en mi voz.

—Encontrarás algo mejor.—me alentó, aunque no de la mejor forma. Parecía casi desinteresado—¿quieres ver películas?

—Creo que estoy cansada y que sería mejor ir a dormir.—Taehyung me lanzó una mirada. De esas que sé que espera que cambie de idea o que no me ponga tan distante. Pero no estaba de humor. Le abrí la puerta de salida—por favor. Mañana hablaremos.

Taehyung me observo en silencio. Sin emociones. Hasta que de repente, se incorporó y comenzó a caminar hacia la salida.

Una vez que lo vi irse fui hasta la cocina y me decidí a tirar los residuos que tenía en casa. Hace días no la quitaba, si seguía de esa forma terminarían por pudrirse.

Sujete las bolsas y las bajé por las escaleras. Abrí la puerta de entrada y las saqué dejándolas en los cestos que se encontraban en el callejón del edificio. Sin embargo, segundos antes de lograrlo, chillé con horror soltando dichas bolsas. Había un perro . Un perro callejero olisqueando y abriendo las bolsas de basura en busca de comida, sin ser consciente de que se había encontrado con algo peor que comida. Me tapé la nariz con la manga de mi buzo por el hedor desagradable a animal muerto que desprendía y miré de cerca. Acaso era...¿acaso era un conejo lo que veía? Pelaje sucio, orejas desfiguradas y heridas, la cuenca de los ojos vacíos, dando mas miedo de lo que realmente debería.

Solo un maldito loco podría haberlo hecho." Pensé respirando pesadamente. Esos conejos los encontrabas en el bosque. Podías comerlos, pero no hacerles... eso. Lo habían torturado, apuñalado varias veces y descuartizado. Quien sea que le haya hecho eso no era humano.

Salí de ahí casi corriendo horrorizada. Más que asustada y alarmada por lo que había visto.

¿Qué demonios sucedía en este pueblo?

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