Capítulo O11
Hoy he discutido con mis padres. ¡Es frustrante! Lo único que hacemos es discutir y ya no se que más hacer al respeto. Es irónico que ellos fueran la pareja más adorable del mundo y ahora simplemente no se pueden ni ver. ¿Cómo pasas de amar a destruir de un momento a otro?
El amor es extraño y peligroso.
Lo sé por mano propia ahora.
Lisa
Me levanté de repente a eso de las 5 a.m teniendo una pesadilla muy cruel.
El corazón me martillaba con fuerza dentro de mi pecho y mi respiración estaba tan agitada, que parecía que había corrido una maratón de al menos 10 manzanas. Intenté anormalizar mi respiración y toque con mi mano la zona del pecho, como si ese absurdo gesto hiciera que de alguna forma me tranquilizara de inmediato.
Cuando pude calmar al menos un poco mi respiración entrecortada, me levanté de la cama y caminé hacia allí con la cabeza explotandome de dolor hasta el baño. Abrí el grifo en un movimiento rapido y moje con agua helada mi cara, sintiendo un escalofrío por ello. Acto seguido, me miré al espejo y fruncí el ceño confundida por los sucesos mientras veía las gotas de agua acariciar mi cara y terminar goteando en mi menton.
Tragué duro y seguí mirando mi reflejo, recordando fragmentos lo que había sentido tan real hace instantes. Aún seguía en shock por ello. Y si bien sabía que con el tiempo lo olvidaría porque no tenía buena memoria y solia olvidarme demasiado rápido los sueños, podía afirmar con seguridad que este sueño fue el peor de muchos años consecutivos. Y no sólo fue el peor hasta la fecha, si no que se sintió muy real.
"Lalisa, vamos"
"¿A donde vamos?"
"Juguemos un juego"
Esas voces vinieron hacia mí sin permiso y mordí mi labio aún asustada. Miré mis manos aturdida y poco a poco comencé a distorsionar mi realidad para ingresar de nuevo a esa pesadilla.
Tenía las manos manchadas de sangre y corría por el bosque. Estaba feliz. La euforia no cabía en mi cuerpo y eso fue lo que más me aterro del asunto. Yo odiaba la sangre y todo lo que tuviera que ver con ello. ¿porque estaría feliz? Al darme cuenta de lo que pasaba grité.
Me terminé de echar agua en la cara y me di una ducha. Luego sali de ahí dando zancadas hasta llegar al cajón de mi ropa. Me puse lo primero que vi y decidí ausentarme en la escuela para salir a dar un paseo y despejar mi aturdida mente que para ser sincera, estaba muy inquieta sin motivo alguno. Hice un pequeño desayuno y esperé a que se hicieran las 9 en punto para salir con calma.
Una vez que abri la puerta, una parte de mí, la impulsiva y tonta, quiso ir corriendo a tocarle la puerta a Taehyung. Pero no lo hice porque sabia que era imprudente. ¿Qué le diría? "¿Hola? Siento que contigo me siento bien y estoy aquí porque estoy asustada. ¿me dejas pasar?" No era una explicación que viniera al caso. Tampoco quería contarle a Taehyung de ello.
9:30 a.m me encontraba caminando por las calles del pueblo.
Aquella era una mañana fría, llevaba mi gorro de lana y mis manos dentro de los bolsillos de mi campera viendo como el aire caliente salía de mi boca y mi nariz estaba roja. Recordé entonces que no tenía comida en mi refrigerador para la noche, así que viendo una buena forma de matar el tiempo, entré al primer supermercado que vi y fui directo a la sección de yogures y galletas. Se me antojaba.
Todos salían caros. Y mi bolsillo ya no daba abasto. Suspiré con derrota sin saber exactamente que hacer o que comprar con tanta escasez de dinero en el bolsillo. Por un instante me sentí frustrada.
Sin embargo, mis pensamientos son interrumpidos cuando oigo una voz hablar a mis espaldas de repente. Doy un respingo.
-Hey, ¿Me disculpas? Quiero pasar.
Oh, demonios.
Creía conocer esa voz.
No. Mejor dicho, conocía esa voz.
La respiración quedó atascada en mi garganta y apreté más de lo que hubiera querido los productos entre mis manos, como respuesta al nerviosismo repentino que me había asaltado.
Me di media vuelta confirmando que se trataba de él y sólo en el momento en que nuestros ojos chocaron, pude sentir como el alma se salía de mi cuerpo para no volver jamás.
Jungkook.
Se veía demasiado bien con ese abrigo negro y una gorra de lana. Él al verme abrió los ojos el doble y sonrió sin darse por aludido del ataque cardíaco que me estaba dando en esos momentos.
-Tú eres la amiga de Jennie ¿cierto?
Tenía que admitir que ser recordada solo por la amiga de Jennie me dolió mucho. Pero fingí sorpresa mientras intentaba no abrir y cerrar la boca como pez fuera del agua.
-Si...-dije sonriendo, intentando parecer natural-yo... yo soy Lalisa, por cierto.
-Lalisa-repitió mi nombre como si procurara no evitarlo la próxima vez-que sorpresa verte aquí. ¿No deberías estar en camino hacia la escuela?
-Oh-mordí mi labio y miré hacia otro lado-si...supongo que hoy hice una gran excepción.
-Entiendo. Yo igual.-me dijo y acto seguido se inclinó para mirar lo que yo traía entre las manos-¿tienes hermanitos pequeños?
-No. ¿porqué?-inquirí un poco temblorosa. No me gustaba que me analice de esa forma.
-Digo... por la cajita de yogur de los increíbles y las galletas con forma de animales.
Pude sentir el rubor adornando cada parte de mi ser apenas el explicó aquello. ¿Tan mal veía a la gente como yo comprando cosas de niños? Quizá si. Lo admitía. Me atraía más las galletas con forma de animalitos y los yogures de personajes de Disney que otra cosa. Aún conservaba a mi niña interior.
Me dejaba en ridículo sin siquiera intentarlo. Genial.
-Antojos personales-me limité a explicar.
-Entiendo. Pero si me dejas opinar, yo creo que el yogur de cars es mejor.
Fruncí el ceño y miré como sus labios se curvaban en una sonrisa llena de picardía. Entonces sonreí de igual forma sin poder evitarlo. Maldita hermosa sonrisa que llevaba encima. Maldito sea Jeon Jungkook y esos ojos. No hacia falta confirmarlo para darme cuenta, me atraía demasiado. Era el tipo de chico que siempre habría querido tener en mi vida. Sencillo, divertido y muy, muy lindo.
Pero entonces a mi cabeza llegó Jennie como si mi cerebro quisiera detenerme de sentir lo que estaba sintiendo. Y si bien no funcionó, me dejó con un sabor amargo en la boca.
-Lo tendré en cuenta para la proxima-dije finalmente, sonriendo.-entonces...te veo luego.
-Lo mismo digo. Mandale saludos a a Jennie de mi parte.
Mordí el interior de mi mejilla al instante cuando lo oí decir eso a mis espaldas. El nombre de mi mejor amiga se estaba volviendo el mejor cuchillo jamás creado en mi espalda. Se notaba mucho que a Jungkook le interesaba Jennie y me molestaba sentir celos de mi ella.
Al llegar a mi hogar luego de dar vueltas por el pueblo comprando cosas que no necesitaba realmente, recién en ese entonces vi mi teléfono. Tenía 7 llamadas perdidas de Jennie. Le pedí disculpas por preocuparla y le dije que me sentía mal del estomago, que en parte, no era mentira. Cambié mo vestuario por ropa de entre casa y me preparé un cereal con leche en una taza, mientras me recostaba en mi cama para mirar una película en mi pantalla plana.
Mientras la película seguia visualizandose frente a la pantalla, comencé a mirar a los personajes con curiosidad. De repente sus voces se volvieron lejanas y me concentre en un punto en el suelo, mientras una parte de mí pensaba inevitablemente en mi encuentro con Jungkook. Las mariposas revolotearon en mi estómago al instante y quise golpearme por ello.
Sonreí inconscientemente sabiendo que estaba perdida. Y entonces la necesidad de anotarlo en mi libreta privada, tan sólo para recordar lo tonta que actué alguna vez con un pueblerino atractivo de Saint Jude, inundó mi mente.
Me coloqué de rodillas para ver bajo mi cama y saque de allí la caja en la que guardaba mis cosas más intimas. Busqué allí dentro mi libreta. Me asusté al darme cuenta de que no estaba en su lugar y miré hacia todos los lados confundida. ¿Dónde lo habría dejado? Jamás lo dejaba fuera de su lugar.
Mierda, Lisa. ¿En donde tienes metida tu cabeza?
Me incorporé confundida y decidí comenzar a revisar la casa de arriba a abajo. Alarmada.
Y en el instante que me estaba por dedicar con insistencia a la búsqueda de mi libreta, unos golpes en la puerta me distrajeron totalmente de mi objetivo principal haciendo que volteara la vista con fastidio en la puerta.
Suspiré con cansancio y decidí dejar la búsqueda para después. Abrí la puerta con desánimo, que cambio rápidamente al ver a Taehyung del otro lado. En mi rostro entonces se vio la alegría que me provocó su presencia y me hice a un lado para dejarlo pasar.
-Hola.-me dijo, sonriendo tranquilo-¿cómo van las cosas por aquí?
Vi como sus ojos me barrieron de arriba a abajo sin escrúpulos y me sentí indefensa. Tan sólo llevaba una camisa grande que cubría apenas mis muslos y trasero, dejando al descubierto mis piernas.
-¿A qué debo este placer?-bromeé, ignorando aquello.
-El trabajo.-anunció-te conseguí una entrevista y vine para anunciartelo personalmente. ¿Quieres ir?
¿Qué? ¿Tan rápido?
Abrí la boca en "o" sorprendida.
-¿¡De verdad!?-exclamé dejando ver una sonrisa llena de alegría en toda mi cara.
Él asintió entusiasmado, sonriendome con boca cerrada.
-Claro que si, Lisa.
-¡Muchas gracias! ¡Eres el mejor!-exclamé pasando mis brazos por sus hombros para darle un gran abrazo. Nisiquiera supe darme cuenta que no tenía sostén y que probablemente Taehyung se sintió incomodo. Porque cuando lo vi a la cara vi el sonrojo en sus mejillas. Al igual que en las mías.
-Uh, lo siento. Iré a cambiarme.
Taehyung asintió luego de unos segundos al separarnos, recuperandose del momento previo.
-Claro.
Dicho eso corrí a mi habitación feliz de saber que las cosas por fin estaban saliendo como yo quería. Agradecí enormemente tener a alguien como Taehyung en mi vida mientras me colocaba mis mejores jeans junto con mi mejor camisa. Sujeté mis llaves que se encontraban en mi centro de mesa y le indiqué a Tae que ya podíamos irnos.
Taehyung era un gran amigo.
Sabía en definitiva, que no me merecía a alguien tan bueno y dulce como él ni jamás lo haría realmente.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top