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Cuando estuvo recuperado de su desmayo, Yixing fue llevado a una habitación oscura en donde le harían el ultrasonido.

Se sintió muy nervioso al descubrir su vientre frente a los esposos Kim. Por suerte, todos, especialmente el doctor, eran muy amables con él. Eso ayudaba. Luego de colocarle un gel frío en la panza el doctor le regaló una sonrisa y deslizó un transductor de un lado a otro hasta encontrar al bebé. Suponía que en la pantalla podía verse el pequeño ser que crecía en su interior, pero él no pudo distinguir nada entre las manchas blancas y grises en la pantalla. Sin embargo, el pecho se le llenó de un sentimiento que nunca antes había experimentado, era algo como una mezcla de ternura, ilusión e incredulidad.

Ahí estás, pequeño ricachón.

El doctor Kim les explicó a todos paso a paso lo que hacía, mientras señalaba las partes del cuerpo del bebé, las medía, y aseguraba que todo marchaba con normalidad. 

Yixing se sentía extraño, era emocionante saber que una vida se formaba en su vientre y, al mismo tiempo, sentía que no era correcto emocionarse por un hijo que no le pertenecía. Le dio un rápido vistazo al señor Kim y de alguna manera le consoló notar la ilusión en sus ojos. Aunque, cuando esos ojos como luceros se posaron sobre los suyos, su estómago se comprimió de forma dolorosa.

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—Vamos de compras —Junmyeon sugirió al salir de la clínica.

Su esposa lo miró con extrañeza.

—¿Qué quieres comprar?

—Las cosas para el bebé —Junmyeon dijo con emoción—, he estado viendo algunas ideas para la decoración de su habitación y...

Su esposa le tomó una mano y la presionó suavemente.

—¿No crees que aún es muy pronto?

Junmyeon frunció su ceño. ¿Pronto? Pero si ya venía en camino, en menos de seis meses lo tendría en sus brazos. ¿Cuánto más tenía que esperar?

—¿Y cuando será un buen momento? —murmuró desanimado.

—No lo sé, tal vez cuando tenga seis o siete meses, cuando estemos seguros de que vendrá.

—¿Qué quieres decir?

—Bueno, no es poco común perder un hijo durante los primeros meses.

—Pero Jongdae dijo que todo estaba bien —Junmyeon musitó. Y de pronto el temor de perder a su hijo lo embargó.

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En su camino al trabajo, Yixing usualmente atravesaba el centro comercial para acortar el trayecto. Antes ya había notado la tienda en la que vendían cosas para bebé, normalmente no le prestaba atención, pero ese día al verla se acercó, arrastrado por un desconocido impulso.

Observó las vitrinas desde el exterior y sonrió. Habían muchas cosas, pero lo que acaparó su atención fueron las pequeñísimas prendas de vestir extendidas en el mostrador, rodeadas de peluches de ositos y diminutos zapatitos.

Sonrió sintiendo crecer la ilusión en su interior y acarició su vientre lentamente mientras imaginaba cómo su hijo se vería metido en el traje de marinero o en el vestido de flores amarillas si resultaba ser niña. Notó a una mujer que cargaba un bebé dentro de la tienda y de pronto sus sentimientos se volvieron amargos. ¿Qué hacía ahí imaginando cosas que no podría vivir? Dios, ¿qué clase de persona era? ¿Cómo había comprometido a su hijo de aquella manera? ¿Por qué se ilusionaba con verlo alguna vez si él mismo había accedido a entregar al niño justo después del parto, sin poder conocerlo, sin poder despedirse?

Una lágrima se derramó por una de sus mejillas al percatarse de que él nunca tendría la oportunidad de cargar a su bebé y una asfixiante presión en su pecho le dificultó la respiración.

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El doctor Kim hizo a un lado su archivo y soltó un suspiro.

—¿Has estado teniendo problemas? —le preguntó mirándolo a los ojos.

Yixing apretó los labios y negó.

—¿Estás comiendo con regularidad?

Yixing negó de nuevo.

—Casi no siento apetito y de todos modos vomito, así que...

—Yixing, estás perdiendo peso, deberías estar ganando —el doctor le recordó—, si tú no estás saludable, el bebé tampoco lo estará. Y no es solo eso, también tienes un compromiso con los padres del niño.

Yixing se tragó sus lágrimas y se obligó a asentir.

—Lo haré mejor, intentaré comer más —prometió con la voz rota.

—¿Hay algo de lo que quieras hablar? —el doctor Kim preguntó dándole una mirada llena de entendimiento.

Yixing negó y limpió las lágrimas que inevitablemente se derramaban de sus ojos. El obstetra suspiró de nuevo y anotó algo en su archivo.

—Normalmente tendría que verte en un mes, pero quiero verte en dos semanas —anunció—, saca una cita y toma esta receta, son las vitaminas que debes tomar cada día.

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Un par de horas después de que Yixing se hubiera marchado de su consultorio, su móvil empezó a sonar.

Jongdae no tenía que ver el número para saber que se trataba de Junmyeon. Últimamente no se lo sacaba de encima, nunca había visto a alguien más ilusionado por convertirse en padre como él. Por eso mismo y por su ética profesional, sabía que debía ponerlo al tanto de lo que sucedía, aunque se sentía muy tentado a decirle que todo iba de maravilla.

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Cuando Yixing no apareció a su siguiente cita, Jongdae no se sintió realmente sorprendido. Todo estaba yendo tan mal en su vida personal que ya ni siquiera le asombraba que la profesional también se viera afectada. Salió de su oficina con el archivo del gestante en sus manos y fue directo a la recepción.

—¿El paciente de las ocho no llamó? —le preguntó a la recepcionista.

—No, le llamé una vez pero no contestó —ella respondió un poco cohibida al notar su estado de ánimo.

Jongdae suspiró. Divisó a Minseok caminando hacia la recepción para dejar algunos archivos y lo llamó.

—Enfermero Kim.

—¿Sí? —Minseok preguntó sin siquiera dirigirle una mirada.

—Intente contactar al señor Zhang, necesito que reprograme su cita para hoy mismo si es posible.

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Su móvil no dejaba de sonar de forma acusadora. Yixing lo apagó, sintiéndose como un delincuente. Tenía mucho miedo y su plan no estaba bien definido. Solo sabía que necesitaba dinero; tenía que devolverle a Kim Junmyeon el pago inicial que había recibido de él para no ser tomado como un estafador y luego... ¿Luego qué? ¿Fugarse?

Sí, si era necesario lo haría.

Al regresar a su departamento encontró a Minseok esperándolo en el pasillo.

—Min... —Yixing murmuró angustiado.

Al verlo aparecer, Minseok se puso de pie y se cruzó de brazos.

—¿Qué pretendes, Yixing? —le reprochó.

Yixing no respondió. Abrió la puerta y dejó que Minseok lo acompañara dentro.

—¿De verdad piensas que puedes escapar?

—Minseok, cometí un error, un grandísimo error —Yixing admitió—, creí que sería sencillo ceder al bebé, pero... no puedo.

—Xing, esto es grave, ese hombre podría demandarte, incluso enviarte a prisión —Minseok le recordó.

—Pero no puedo darle a mi hijo —Yixing insistió—. ¿Cómo voy a vivir el resto de mi vida sabiendo que lo vendí? Si supieras lo que sentí al verlo dentro de mí, aunque solo fueran un montón de manchas, si supieras lo que se siente saber que algo hermoso crece dentro de ti, tal vez pudieras comprenderme.

Minseok se dejó caer en el sofá a su lado y escondió el rostro en sus manos.

—Sí lo sé —murmuró.

Yixing se giró para mirarlo con los ojos redondos.

—¿Qué?

—También estoy embarazado —Minseok confesó.

Yixing boqueó como un pez fuera del agua, olvidándose de sus propios problemas por un momento.

—¿Del doctor Kim? —preguntó, sabiendo que era así.

Minseok asintió.

Yixing sabía que ellos habían terminado hacía un tiempo y aunque Minseok se hacía el fuerte, él sabía que aún sufría por esa ruptura.

—He estado dándole vueltas a la idea de deshacerme de él —Minseok murmuró avergonzado, mientras sus mejillas se humedecían con sus propias lágrimas—. Y aquí estás tú, intentando pelear por tu hijo sin importarte las consecuencias... nunca me había sentido tan egoísta y tan despreciable...

Yixing se apresuró a abrazar a su amigo.

—No digas eso —le pidió acariciando su cabello—, nuestras situaciones son distintas y todos tenemos derecho a elegir, aunque solo el tiempo nos dirá si nuestras decisiones fueron acertadas o no.

—Ni siquiera se lo he dicho a Jongdae —Minseok murmuró.

—¿Y lo harás?

—Tengo miedo —Minseok sollozó.

—Yo también —Yixing replicó y se separó un poco para mirarlo a los ojos—. Hey... voy a ser tío.

Minseok sonrió y sorbió.

—Yo también.

—Felicidades —Yixing le dijo suavemente y le acarició una mejilla cariñosamente.

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Gracias por leer!

Por si les interesa, mañana empiezo a publicar esta historia:

Está conectada con esta y se desarrollan casi paralelamente 💕