26. Actor.
—Por favor, no te detengas ahora.
—No voy a hacerlo —Junmyeon musitó sobre su oído y separó sus piernas un poco más para acomodarse entre ellas—. He estado deseándote tanto...
Yixing sintió su aliento, sus labios y luego su lengua recorrerle la base del cuello y su cuerpo entero vibró, como si cobrara vida de una forma nueva, desconocida y muy excitante.
Junmyeon restregó su erección contra la pelvis de Yixing y aplastó sus labios con un beso brusco que le sonsacó un suave quejido. Tenerlo así era tan estimulante, a Junmyeon le maravillaba la forma en que su cuerpo reaccionaba a Yixing. La rapidez con que la sangre viajaba al sur y la temperatura de su cuerpo subía. No sabía por qué con él todo era distinto, por qué lo deseaba tanto, por qué todo su ser suplicaba por un poco de contacto, por tenerlo en la intimidad. Y ahora lo tenía. Una victoriosa sonrisa se formó en sus labios, exhaló pesadamente y volvió a besarlo.
Qué intensidad. A Yixing ya le costaba respirar. La lengua de Junmyeon se coló dentro de su boca y recorrió la suya, invitándola a participar. Yixing gimió, también sentía sus manos acariciándolo descaradamente.
Inesperadamente, Junmyeon se alejó de Yixing. Tomó las almohadas y las acomodó tras su espalda. Miró sus labios por un instante y sonrió. Lo mordió suavemente y llevó las manos al borde de la camiseta roja.
—El rojo te queda muy bien, pero...
Junmyeon intentó quitarle la camisa, pero Yixing le tomó las muñecas y lo detuvo.
—Apaga la luz —pidió con la respiración agitada.
Junmyeon asintió comprensivo y salió de la cama. Yixing observó fijamente la erección que abultaba sus bermudas y se mordió el labio inferior. Junmyeon fue al armario, tomó los preservativos y el lubricante y apagó la luz.
Pero la luz de luna atravesó las puertas de cristal que daban al patio trasero, así que Yixing aún pudo ver a Junmyeon mientras este se desnudaba al pie de la cama.
Yixing esperó impaciente en la cama, hecho un mar de nervios y excitación. Junmyeon volvió a gatear entre sus piernas, ahora completamente desnudo, y le dio un dulce beso en los labios antes de desnudarlo a él.
—¿Estás cómodo así? —Junmyeon preguntó acariciándole un brazo delicadamente.
Yixing no pudo evitar sentirse conmovido ante sus cuidados.
—Estoy bien —aseguró.
Junmyeon asintió, intentando no parecer tan nervioso como se sentía, y tomó uno de los preservativos.
Cuando rompió el empaque, un fuerte aroma a sandía y a látex llenó las fosas nasales de Yixing.
—¿Te molesta el olor? —Junmyeon preguntó con preocupación al notar que arrugaba la nariz. Lo último que necesitaba era que le diera por vomitar justo en ese momento.
—No, está bien, solo es un poco fuerte.
—De acuerdo —Junmyeon murmuró aún dudoso y destapó el lubricante.
Un olor a fresas invadió la habitación.
—¿No había de sandía?
Junmyeon sonrió.
—No, solo había de este y olores más exóticos como invierno ardiente, bosque sensual, tormenta de pasión.
Yixing soltó una risita.
—Ese último suena bien.
—Lo compraré la próxima vez que me envíes a buscar tus antojos hasta el fin del mundo en horas indecentes.
—¿Horas indecentes?
—La dependiente pensó que yo era alguna clase de pervertido que se divertía con frutas.
Yixing rio suavemente y Junmyeon se acercó a él para poner un dulce beso en los labios.
—Nunca vas a poder decir que no me esforcé por conquistarte —musitó sobre su boca.
Luego tomó la erección del embarazado con su mano húmeda y con olor a fresas y tiró lentamente, haciendo presión en el lugar correcto.
Yixing exhaló temblorosamente.
—Eres aún más sexy cuando estás excitado —Junmyeon comentó.
Yixing se aferró a las sábanas bajo su cuerpo y movió su pelvis contra la mano de Junmyeon, quien volvió a besarlo, arrebatándole el poco aire que quedaba en sus pulmones.
—Sostenme esto —Junmyeon pidió después de un minuto.
Yixing tomó su propia erección y continuó dándose placer mientras Junmyeon esparcía más lubricante en su diestra. Sus dedos resbaladizos le acariciaron la ingle e hicieron un recorrido hasta su lugar más íntimo. Junmyeon acarició un poco la superficie por unos segundos y con la mirada fija en Yixing hundió el primer dedo.
Yixing suspiró y continuó tirando lentamente de su erección mientras Junmyeon exploraba en su interior. Algunos gemidos empezaron a escaparse de su boca a medida que Junmyeon tomaba confianza y lo invadía con un par de dedos más. Era bueno con las manos.
Junmyeon retiró sus dedos y tomó el preservativo para ponérselo. No podía soportar más sus propias palpitaciones, necesitaba entrar y sabía que Yixing también lo necesitaba. Se acomodó entre sus piernas y se alineó contra él. Luego alzó su rostro.
—Mírame —le pidió.
Yixing clavó su mirada en los ojos de Junmyeon y la sostuvo mientras este lo penetraba lentamente. Qué forma tan íntima de hacerlo. De pronto, Yixing no pudo recordar si había tenido sexo con alguien antes de él y casi tuvo la certeza de que de ahora en adelante, cada vez que alguien se hundiera en su cuerpo lo único que podría mirar serían esos hermosos ojos marrones de mirada intensa.
Carajo. Yixing tragó con esfuerzo y tuvo que recordarse que debía respirar.
—¿Estás bien? —Junmyeon preguntó con cierta preocupación.
—Nunca he estado mejor —Yixing murmuró, todavía abrumado.
Junmyeon sonrió. Apoyó ambas manos en la cama, a los costados de Yixing, retrocedió un poco y volvió a penetrarlo, dando inicio a un lento vaivén.
Yixing gimió complacido, cerró sus ojos y se concentró en disfrutar la fricción. Se sentía tan bien, era un dulce alivio para sus reprimidos deseos y no solo la penetración, sino también el roce de otra piel contra la suya, el calor de otro cuerpo, el agitado aliento de un amante.
Junmyeon se inclinó sobre su cuerpo cuidadosamente y besó sus labios lentamente. Yixing le pasó los brazos por los hombros y lo sostuvo cerca.
—¿Está bien así? ¿No es incómodo?
—No, tú sigue.
Junmyeon profundizó el beso un poco más y el movimiento de su pelvis se intensificó
—Ah, sí —Yixing musitó gustoso.
Junmyeon exhaló pesadamente y aumentó un poco el ritmo. Los brazos de Yixing se ajustaron a sus hombros con más fuerza.
—Sigue, cariño, dame un poco más —Yixing pidió en un susurro.
Junmyeon atrapó su mirada. ¿Cómo acababa de llamarlo? Dioses, y en ese tono tan seductor. Lo penetró con más fuerza y hundió el rostro en la curva de su cuello. Raspó la piel con sus dientes y la reacción de Yixing fue simplemente maravillosa. De su boca escapó un prolongado gemido, sus manos lo empujaron y con el mismo impulso lo atrajeron, su cuerpo entero se sacudió con violencia.
—Carajo, no hagas eso —Yixing suplicó sin aliento.
—Pero si parece que lo disfrutas —Junmyeon señaló con una traviesa sonrisa estampada en sus labios.
—¡Y deja de sonreirme!
Junmyeon frunció el ceño pero soltó una risa.
—¿Qué te pasa?
—Pasa que he estado esperándote por una eternidad y si sigues así voy a acabar demasiado pronto.
Junmyeon se relamió los labios y lo miró de una forma que parecía querer derretirle el alma.
—Enfrentamos el mismo problema, pero pienso que está bien si no dura demasiado esta vez. De cualquier manera vamos a vivir juntos de ahora en adelante, que así vamos a tener mucho tiempo para seguir practicando y aumentar nuestra resistencia.
Yixing lo observó con un dejo de irritación. ¿Por qué siempre tenía razón? Junmyeon se inclinó de nuevo sobre él y le mordió el otro costado del cuello, obteniendo una reacción muy similar a la anterior.
—Déjate llevar —Junmyeon le dijo al oído, provocandole más estremecimientos—. Disfruta, no pienses en nada más.
Junmyeon retomó sus embestidas con un poco más de fuerza y los brazos de Yixing se enroscaron sólidamente alrededor de su espalda. Poco tiempo después, Junmyeon empezó a sentir que los músculos de sus brazos quemaban. Estaba soportando todo su peso y el que Yixing ejercía sobre él para evitar lastimarlo.
—Espera, cambiemos de posición —sugirió interrumpiendo los maravillosos gemidos de Yixing—. Móntame.
Yixing asintió y se desprendió de él. Junmyeon lo ayudó a levantarse y a salir de la cama y luego tomó su lugar. Le ayudó a colocarse sobre su regazo y no perdió la oportunidad de manosearlo un poco.
Yixing se apresuró a penetrarse a sí mismo. Junmyeon jadeó complacido al encontrarse de nuevo dentro de su cuerpo. La presión que ejercía a su alerededor era perfecta. Yixing hizo rodar sus caderas y Junmyeon lo disfrutó de verdad. Llevó las manos a sus muslos y se los acarició de un lado a otro, deseando tener más manos para tocarlo ahora que podía hacerlo. Le amasó un poco las nalgas y lo tomó por las caderas.
Yixing deslizó las manos sobre su abdomen y lo miró sorprendido.
—Oye, aquí se puede lavar...
Junmyeon rio suavemente.
—Aquí vas a lavar los pañales.
Yixing rio divertido y se mordió el labio inferior.
—Sostente de mis hombros —Junmyeon le pidió.
Yixing hizo lo que le pidió y lo siguiente que supo fue que Junmyeon lo tuvo rebotando sobre su regazo como si montara un toro mecánico. Junmyeon lo sostenía con firmeza, clavando los dedos en sus caderas, y lo embestía vigorosamente desde su posición. Yixing cerró los ojos y se entregó al placer.
—¡Sí, sí, así! ¡Así! —Yixing mordió su labio inferior y lo sintió gruñir y presionar más los dedos contra su piel—. Así... No pares...
Yixing se inclinó hacia él y tomó de sus labios su agitado aliento. Junmyeon correspondió al beso con ganas, no paraba de morderlo entre roces frenéticos que empujaban a Yixing cada vez más cerca de su límite.
Yixing apoyó un antebrazo en la cama y llevó los dedos a la nuca de Junmyeon.
—Qué bien lo haces, Jun —le dijo al oído.
—¿Si? —Junmyeon murmuró sin aliento.
Yixing se alejó un poco para mirarlo y asintió.
—Voy a querer montarte todos los días.
Yixing le regaló una dulce sonrisa llena de alegría que desencajaba un poco con el momento, o tal vez no.
Junmyeon se alzó un poco y le besó la punta de la nariz. Yixing sonrió más ampliamente.
—No sabes cómo me encantan tus sonrisas.
—¿Si?
—Sí.
Yixing sonrió más ampliamente. El sudor resbalaba por sus sienes y humedecía un poco su cabello.
—Bésame —Junmyeon suplicó—, me vuelven loco tus besos.
Yixing observó sus labios con intensidad y se dejó caer sobre ellos. Enredó su lengua alrededor de la ajena y en respuesta Junmyeon retomó el ritmo de sus penetraciones. Empujándolo cada vez más cerca de su éxtasis.
Yixing usualmente pensaba demasiado, pero en ese momento no tenía cabeza para otra cosa que no fuera Junmyeon y lo bien que se sentía estar de esa forma con él. Observó su bello rostro y sus gestos de placer y delirio. Sentía la presión de sus manos quemándole la piel, sus penetraciones rápidas y fuertes, su perfecto grosor abriéndose camino dentro de su cuerpo, acariciando ese lugar exacto que nublaba su mirada con brillantes destellos. Un cálido cosquilleo invadió su bajo vientre.
Junmyeon observó los labios de Yixing que se movían. Se veían tan deliciosos y soltaban tantos murmullos de placer.
—M-más... por favor... Junmyeon... dame un poco más... es justo ahí.
Junmyeon ajustó su agarre a las caderas de Yixing y aumentó la fuerza de sus embestidas. Yixing se tensó de inmediato, presionó sus hombros como si quisiera romperle huesos y soltó una exclamación que hizo ecos por toda la habitación. Fue el sonido más excitante que Junmyeon hubiera escuchado jamás. Lo penetró incluso con más fuerza, estallando en él de una forma tan intensa que sintió dejar en ella parte de su cordura.
—Maldita sea —Yixing siseó intentando recuperar el aliento—. Coges como un maldito actor porno.
Junmyeon rio suavemente, se relamió los labios y soltó un largo suspiro, solo entonces notó que su pecho estaba todo salpicado con el semen de Yixing. Joder, qué sucio, qué rico.
—Si algún día me voy a la quiebra, tendrás que trabajar conmigo creando contenido para adultos.
Yixing lo miró fijamente con ojos brillantes mientras una lasciva sonrisa tiraba de su comisura izquierda.
—Será un placer.
🌸
Gracias por leer!
P.D.: Esta historia iba a ser bien bonita e inocente, pero presiento que me linchaban si no le agregaba un toque de puerquedad xd.
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