23. Encantador.


Yixing observó a Junmyeon atentamente. Su espalda subía y bajaba lenta, casi imperceptiblemente. Lucía tan lindo así, tan tranquilo y vulnerable, tan bello, aunque su cabello estaba disparado en cualquier dirección y cubría parte de su rostro.

Yixing tuvo que contenerse. Quería besarle las mejillas y los labios, deslizar los dedos entre su cabello para ordenarlo un poco, o para desordenarlo más, pero no se atrevió. Temía despertarlo y no poder volver a verlo de esa manera.

Junmyeon era tan encantador como el príncipe del más cursi cuento de hadas, apareciendo con sonrisas en lugar de una espada y con comida en lugar de una armadura. Yixing se sentía tan afortunado de tenerlo ahí con él, durmiendo entre sus sábanas, incluso si aún llevaba toda su ropa puesta.

La noche anterior se había sentido muy nervioso ante la expectativa de dormir juntos, pero lo cierto fue que ambos habían estado tan cansados que no tardaron en quedarse dormidos uno frente al otro solo un par de minutos después de meterse a la cama.


🌸


Yixing no pudo volver a dormir esa mañana, aunque había dormido pocas horas, así que dejó a Junmyeon solo en su habitación y él se dispuso a empezar su día.

Al asomar por la cocina notó que el móvil de Junmyeon estaba abandonado en el comedor, de pronto el aparato empezó a vibrar y la pantalla se encendió. Lo tomó y leyó el nombre en el identificador, se trataba de su secretario. Después de pensarlo por un instante contestó.

Hola, ¿señor Kim? —Sehun preguntó al escuchar su voz que no se parecía en nada a la de Junmyeon.

—Él está dormido... Tuvo una noche difícil —Yixing musitó dudoso—. ¿Quieres que lo despierte?

Oh, no, déjalo descansar, cuando se despierte, por favor dile que me llame.

—Lo haré.

Disculpa —Sehun lo llamó, de pronto un poco cohibido—. ¿Tú eres Yixing?

—Sí —Yixing respondió confundido.

Felicidades por la bebé.

—Gracias —Yixing musitó con las mejillas coloradas.

Dejó el móvil de nuevo en el comedor y se dispuso a levantar todo aquello que estuviera fuera de lugar. Cuando tomó la sudadera de Junmyeon del sofá notó que habían cosas en los bolsillos. Su curiosidad no pudo respetar la privacidad ajena y lo que encontró le sorprendió.

¿Por qué había comprado preservativos? Más importante aún, ¿por qué no había intentado seducirlo si se había tomado la molestia de llevar preservativos?

Bueno, tal vez ambos habían estado demasiado cansados cuando se fueron a la cama... pero definitivamente tenían que usarlos.

Yixing se mordió el interior del labio inferior sintiéndose dudoso de pronto. Minseok le había dicho que no había problema en tener una vida sexual activa cuando se estaba embarazado, pero si debía ser honesto, se sentía un poco inseguro de su apariencia. La gente solía decirle que se veía lindo embarazado, pero lindo no era sinónimo de sexy... aunque Junmyeon había dicho que era sexy aún embarazado. Yixing se miró en el espejo e intentó ser objetivo. Él no veía lo sexy por ningún lado.

Se acarició el vientre y suspiró, decidiendo no preocuparse por eso en ese momento y continuó poniendo orden. Alrededor de las diez se dio una vuelta por la habitación, dejó las pertenencias de Junmyeon en la mesita de noche y lo observó por algunos segundos; él sí que era sexy, incluso mientras dormía. Intentó no mirarlo demasiado y salió de ahí.

Regresó a la cocina, conectó los auriculares a su celular y se puso manos a la obra, había llegado el momento de devolverle un poco sus atenciones.

Junmyeon había mencionado en alguna ocasión que le gustaban los guisos, así que Yixing llamó a su madre para pedirle su receta especial. No sabía cómo, pero esta había tardado un microsegundo en adivinar que planeaba cocinar para el padre de su hija.

Mientras lavaba el sinfín de trastos que había utilizado para cocinar unos brazos lo rodearon desde atrás cuidadosamente y le acariciaron el vientre.

—Qué bien huele —Junmyeon murmuró y su aliento a menta le acarició el cuello.

Yixing se quitó los auriculares y se removió soltando una risita.

—No me hables sobre el cuello —le pidió.

—¿Por qué no? —Junmyeon preguntó acercándose un poco más.

Yixing puso una mano sobre el antebrazo de Junmyeon y presionó suavemente a modo de advertencia.

—Es mi talón —musitó.

—Bueno, creo que es la debilidad de cualquiera, se puede cortar o quebrar con facilidad —Junmyeon señaló y subió un brazo para rodearle el cuello, como si pretendiera hacerle una llave de luchas—. Con la presión suficiente también pueden cortar el paso del oxígeno a tu cerebro.

Yixing rio suavemente. Era muy agradable estar atrapado entre los brazos de Junmyeon.

—¿Qué? ¿Eres un agente secreto?

—No, pero sí soy un fanático de las novelas detectivescas.

—¿Agatha Christie? —Yixing aventuró.

—Si fuera cantante de kpop tendría todas sus photocards —Junmyeon aseguró sin liberarlo de su llave.

Yixing rio divertido y negó. Cada vez que descubría otro gusto en común, su pecho se hinchaba de ilusión.

—¿Me puedes soltar?

—No —Junmyeon murmuró y le mordió suavemente el lóbulo de la oreja.

Yixing no pudo contener un gemido. Empezaba a sentirse acalorado y nervioso. Junmyeon también, aunque estaba encantado con la reacción de Yixing y con la forma en que su propio cuerpo reaccionaba en consecuencia.

—¿Qué estás cocinando? —Junmyeon preguntó, posando ambas manos de nuevo sobre el vientre de Yixing. Eris se movió un poco bajo su toque y sonsacándole una sonrisa.

—Un guiso de res.

—¿Para mí?

—Sí.

Junmyeon se lanzó a besarle la mejilla repetidas veces. Además de su madre y su cocinera, nadie había cocinado exclusivamente para él.

—¡Basta! —Yixing protestó débilmente entre risas—. Oye, Sehun dijo que le llamaras cuando despertaras.

—¿Qué?

—Perdona que contestara tu teléfono, pero no quería despertarte a menos que fuera importante... Espero que no te moleste.

—Para nada —Junmyeon murmuró y volvió a besarle la mejilla—. Puedes contestar siempre que yo no pueda atender, solo anota los recados, por favor.

Yixing asintió contento de tener su confianza.

Junmyeon suspiró y mordió suavemente el hombro del embarazado.

—Estate quieto —Yixing protestó entre risas—. ¿Por qué me muerdes?

—No sé —Junmyeon murmuró y le mordió el brazo antes de girarlo entre sus brazos para besarlo.

Junmyeon tomó su rostro y lo besó lentamente, como si fuera dueño del tiempo. Sus roces gentiles y cuidadosos le arrancaron un suspiro. Junmyeon terminó el beso, pero Yixing esperó un segundo más con sus ojos cerrados y a cambio recibió un par de besos más.

—La comida se está enfriando —Yixing recordó de pronto.

Muy a su pesar, Junmyeon lo liberó y se dispuso a poner la mesa. Mientras servía, Yixing lo observó de reojo. Le parecía increíble lo bien que se llevaban, lo fácil que era convivir y entenderse. 

Hablaron de cualquier cosa mientras comían, disfrutando tanto de la comida como de la compañía, pero el momento no podía ser eterno.

—Tengo que irme ahora —Junmyeon anunció cuando terminó de lavar los platos.

Yixing asintió, entendía que tuviera que marcharse, pero no pudo evitar sentirse desilusionado.

—¿Vendrás después de trabajar? —preguntó esperanzado.

—¿Quieres que venga? —Junmyeon preguntó con una dulce sonrisa plasmada en sus labios.

Yixing asintió.

—De acuerdo, ¿quieres que te traiga algo?

Yixing negó.

—No, solo ven rápido —musitó.

—¿Te sientes bien? —Junmyeon preguntó al notar los ojos cristalizados de Yixing. 

Yixing negó de nuevo, pero las lágrimas ya estaban derramándose de sus ojos. ¿Qué le pasaba?

Junmyeon le tomó el rostro y le limpió las mejillas.

—¿Qué pasa?

Yixing sollozó y le rodeó el cuello con sus brazos. Junmyeon correspondió al abrazo sintiéndose completamente perdido.

—¿Te sientes mal? ¿Te duele algo?

—No —Yixing murmuró abrazándolo con más fuerza—. Es que no quiero que te vayas.

Junmyeon alzó las cejas sorprendido, varios sentimientos se mezclaron en su pecho mientras buscaba una solución. 

—¿Y si vienes conmigo? —propuso.

Yixing se separó y lo miró con asombro.

—¿A tu trabajo?

—Tengo algunos pendientes, no me tomará mucho, pero puedes venir si quieres.

—¿De verdad? —Yixing preguntó sintiendo una repentina ilusión.

Junmyeon asintió e inesperadamente Yixing hizo colisionar sus bocas en un beso muy efusivo. Junmyeon se sintió completamente perdido una vez más, su chico era como una montaña rusa de emociones que seguramente iba a terminar volviéndolo loco algún día, pero carajo, qué bien se sentían sus arrebatados besos.

—Yixing... —Junmyeon le presionó las caderas con la intención de apartarlo, pero Yixing mordió su labio inferior y se apartó primero.

—Iré a cambiarme.

Junmyeon asintió y lo observó alejarse, pero Yixing se detuvo a medio camino y se giró para mirarlo.

—¿Por qué compraste preservativos?

—Por si continúas besándome de esa manera.

Yixing notó el destello de lujuria en la mirada de Junmyeon.

—¿Te gustan mis besos?

—Me fascinan —Junmyeon murmuró—, pero olvídate de eso por ahora, ya es tarde y todavía tenemos que pasar por mi casa.

Yixing asintió como un niño bueno y se apresuró a su habitación.




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Gracias por leer!

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