Verdades Hirientes

Una vez llegaron Jimin y Yoongi ingresaron solos al despacho, ahí Yoongi trató de sentarse cerca del doncel, quería sentirlo cerca y que la conversación fuese más íntima; no obstante el doncel se sentó en la esquina opuesta, marcando más la lejanía entre ambos.

— ¿Qué necesitabas que habláramos con tanta urgencia?

— Jimin yo..., quiero que regreses conmigo.

— ¿Es en serio?— la risa amarga de Jimin se hizo sentir en toda la habitación— ¿tú crees que estás en disposición de pedirme eso?

— Yo sé que cometí errores, pero quiero enmendarlos y que nuestro matrimonio funcione.

— ¿Te estás escuchando? ¿Cómo puedes ser tan cínico de pedirme esto? ¿Cuántas veces me has humillado frente a los demás poniendo por delante a tu amante?¿Sabes las noches que he pasado llorando porque mi esposo prefería irse a la cama con otra mujer antes que conmigo?¿Sabes el dolor de que siento al saber que amas a alguien más? No Yoongi, lo nuestro ya llegó muy lejos. He decidido irme una vez suba la marea y no te preocupes porque mi reino no entrará en guerra con el tuyo, somos menor en número y armas, no quiero que mi pueblo muera en mi nombre. Lo he hablado esta mañana con tus hermanos y el emperador me ha dado todo su apoyo para seguir adelante.

— No, no pienso permitirlo. Yo soy tu marido y no quiero perderte. Todas las ideas que mis hermanos metan en tu cabeza me dan igual, yo no aceptaré que me dejes.

—¿No vas a aceptar? Por favor, Yoongi, nuestro matrimonio es una farsa; desde que supimos de nuestro compromiso, siempre has deseado deshacerte de mí. Me has humillado de muchas maneras, incluso burlándote de mí con tu amante frente a mis ojos. Te has encargado de extinguir todo el amor que sentía por ti; ahora solo anhelo encontrar la paz lo más alejado de tí que me sea posible.

— Jimin por favor, escuch- — los ruidos que provenían de la puerta interrumpieron su conversación.

— ¡Qué me sueltes! ¡¿No sabes que soy tu emperatriz?! ¡Si aprecias tu vida no te volverás a interponer o a negarme nada!— los gritos de Jennie sonaban hasta el despacho.

Yoongi se acercó a Jimin debido a los gritos y el ruido del exterior, sentía la necesidad de protegerlo de lo que fuese que ocurriera fuera. La puerta fue abierta sin previo aviso dejando pasar a Jennie quién llegaba enfadada

— Yoongi, tus guardias no me dejaban ingresar y el salvaje de tu hermano también estaba allí queriendo hacerme daño— sin dudarlo un segundo trató de echarse en los brazos del nombrado pero en ellos estaba Jimin resguardado— ¿Qué hace ese doncel aquí?

— Ese doncel es su esposo, cabeza de chorlito— entró Suga quien llevaba su vara en mano apuntando a Jennie— y si no te diste cuenta ellos estaban hablando de manera privada, así que sal de aquí.

— No es cierto, quién debe irse es este intento de doncel. Yo he venido a ver a Yoongi y él debe sacar a quien sobre de su despacho.

Las miradas de asco y superioridad que recibía de Jennie hacían que Jimin se sintiera mal; pero cuando trató de separarse de Yoongi para salir del despacho, este lo retuvo de la cintura negándole la huída.

— ¿Quién dejó que pasarais?— Yoongi habló en un tono serio que asustó a los tres presentes— ¿Quién permitió que me interrumpierais?

— Yoongi, lo que pasa es que...

— ¡No! Todos fuera de este despacho ahora mismo y los guardias que permitieron que pasarais serán castigados por no cumplir mis órdenes.

— Yoongi, yo entré porque esta desquicoada estaba armando un escándalo amenazando con la horca a todos los guardias para que la dejan pasar.

— No digas mentiras, yo solo quise venir a ver a mi cuñado y tú junto con tu lengua ponzoñosa empezaron a inventar chismes sobre Yoongi y este intento de doncel.

— ¡Fuera! No quiero escuchar a ninguno, ambos fuera. Yo y mi esposo estamos tratando algunos temas importantes de gran relevancia.

— No me vas a echar por ese esperpento; ¡Yoongi, yo debo hablar contigo y es importante!— gritó Jennie iracunda.

— Ella tiene razón Yoongi, tú no la vas a echar por mí; pero yo sí— Jimin, cansado de soportar las vejaciones la tomó del cabello sacándola del despacho antes de cerrar la puerta con seguro— ahora sí sigamos por donde iba.

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