Traiciones
Al llegar a su cuarto, la esperaba su amante, aquel con el que desde un principio planeó todo para acabar con los Min y quitarles su fortuna.
— ¿Qué te trae tan alterada querida?
— No estoy de humor, ese maldito de Yoongi sabe que no es mi único amante.
— Pero lo negaste, ¿verdad?— al no recibir respuesta se acercó más a ella hasta sujetarla de la barbilla— ¿Cómo eres tán estúpida? Debías negarlo todo rotundamente, ahora tu futuro bastardo estará en tela de juicio frente a todos, los hermanos Min son muy astutos y con tus idioteces será más fácil que te descubran.
— ¿Qué podía hacer? Él defendió a su estúpido esposo y me rechazó cuando me insinué, me humilló con cada palabra y si no hubiera salido de ese despacho estoy segura que hasta ahora seguiría haciéndolo. Él es peor que Agust, aunque si puedo hacerlo creer que el hijo que espero es suyo.
— Lo confirmo eres idiota, que nos importa que él crea que es su hijo si quien debe creerlo es Agust. He tratado de ponerle diversas hierbas en la comida y en la bebida pero no es tan tonto, además siempre está rondando por el ala norte o en compañía de ese estúpido doncel de su hermano, Tenemos que planear algo, se nos acaba el tiempo, ya queda poco para que se note que estás en cinta y debe ser creible que es un heredero de los Min.
— Lo sé, estoy tratando de acercarme a él pero nunca anda solo o fuera del ala norte. Creo que tendremos que idear alguna visita familiar para que pase más tiempo a mi lado y poder seducirlo.
— Bueno, no hablemos más de esos perdedores; se me ocurren mejores ideas para pasar el tiempo juntos.
— ¿Sí?, deberías compartir las ideas que podrían entretener a la emperatriz; ansío conocerlas.
— Podemos comenzar con la creación del heredero Min, queda poco tiempo para que termine el periodo en el que debe estar la noticia de la llegada del primogénito del emperador.
Sin esperar más enredó sus brazos al cuello ajeno para comenzar a besarlo, la ropa enseguida sobró entre ellos dos dejando que ambos amantes se amaran con lujuria y pasión; sellando en aquella habitación sus malévolos planes.
Las semanas transcurrieron hasta que llegó una comitiva del reino Kim. El emperador Kim Namjoon y su esposo, Kin Seokjin, aceptaron ir a solicitud de la emperatriz Jennie, quien había invitado a su hermano para llevar a cabo su plan.
Durante esa visita, por respeto hacia los invitados y la familia de la emperatriz, era necesario mantener cerrado el concubinato. El emperador no debía ser visto con concubino alguno porque sería considerado una falta de respeto y, sobre todo, el comienzo de un conflicto entre reinos.
La presencia de la comitiva generó un ambiente de tensión y expectación en el palacio. Todos se preparaban para recibirlos con la pompa y el protocolo que requería una visita de tal magnitud. Las festividades y banquetes se planificaron cuidadosamente, asegurando que cada detalle estuviera a la altura de las expectativas de los ilustres visitantes.
Suga, aunque consciente de la necesidad de mantener su relación con Agust en discreción, no pudo evitar sentir una punzada de celos al ver a Jennie tan cercana a su hermano. Sin embargo, confiaba en Agust, quien le había asegurado que su amor por él era genuino y que nada ni nadie podría interponerse entre ellos.
Por su parte, Jimin se encontraba en un dilema personal. La llegada de la familia Kim le recordaba su propia posición y el peso de las alianzas entre los reinos. A pesar de sus sentimientos por Yoongi, sabía que debía mantener la compostura y no dejar que las emociones nublaran su juicio, él debía separarse de él y darse a respetar.
Durante las cenas y reuniones, la tensión se palpaba en el aire. Jennie, con una sonrisa cautivadora, se aseguraba de que la atención de Namjoon y Seokjin estuviera centrada en ella, mientras que Agust se mantenía atento a cada movimiento, siempre consciente de proteger a Suga y su relación.
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