Del error, el amor
— ¿Y ahora? ¿Qué ha hecho mal nuestro querido hermano?
— Todo, lo ha tratado fatal a Mimi y venía a pedir tu autorización para que él se ocupe mi antigua habitación, ya no quiere estar con él en el mismo dormitorio.
— Claro, sin problema. Pediré que trasladen sus pertenencias a tu antigua habitación.
— Entonces iré a avisarle a Jimin para que prepare todo para el traslado.
Antes de que saliera del despacho Suga, Agust lo sujetó de la cadera y lo hizo sentarse encima de sus piernas.
— Aunque sería una pena desaprovechar que te has tomado la libertad de venir a verme. Le pediré a uno de los guardias que haga la labor de darle tu recado a Jimin y comiencen a llevar sus pertenencias a tu antiguo dormitorio, mientras que tú y yo discutimos otros asuntos.
— No tienes remedio Agust, pero vamos a la recámara no quiero que me vuelva a doler la espalda— con la pluma en sus manos comenzó a recorrer el brazo contrario— hablando del ala norte, ¿por qué tiene tantas habitaciones? Piensas traer más concubinos
Con la pluma en el cuello contrario presionada lo justo para hacer entender que era una pregunta hostil que molestaba a Suga, este no bajaba su arma.
— No, es entera tuya. Solo elegí el ala más amplia para que podamos criar a nuestros hijos tranquilamente. No pienso tener a nadie más que a tí.
— Más te vale, no me gustaría quedar viudo prematuramente.
— Amo tu posesividad, hazme tuyo en el dormitorio Suga.
Ambos amantes salieron rumbo a su recámara para poder amarse libremente sin necesidad de ser interrumpidos.
Mientras tanto, en otra parte del reino Min Yoongi veía como Jimin sacaba todas sus cosas del dormitorio que compartían; aunque no estaba de acuerdo, los guardias le dijeron que debían cumplir con el encargo del emperador.
— ¿Por qué te vas?
— ¿No es evidente?
— No, por eso quiero que me des una explicación.
— Ya Yoongi, deja de actuar que no soy estúpido; sé que no me amas, sé dónde pasas las noches y, sobre todo, ya me cansé de esperarte y solo recibir tu indiferencia y tus vejaciones.
— Si ya sabías todo eso, entonces, ¿por qué te marchas ahora? ¿Acaso hay alguien más?
— Si lo hubiera o no, eso sería un asunto mío. A ti no te concierne lo que haga o deje de hacer con mi vida; y no olvides que de alguna manera tendré que cumplir con las exigencias de mi reino.
— Entonces es eso, ya tienes a otro con el que encamarte.
Cansado de los insultos que estaba recibiendo de Yoongi, Jimin no se aguantó más e impactó su mano en el rostro ajeno en una sonora bofetada. Yoongi ante aquello y por la tensión que se había instaurado en el ambiente, lo tomo de la cintura y lo acercó a su cuerpo desde aquella posición podía ver perfectamente los carnosos labios del doncel que se le hacían demasiado apetecibles sin poder contenerse más decidió probarlos en un beso algo tosco y torpe que fue profundizándose cuando su habilidosa lengua se introdujo en la boca contraria aunque un principio el doncel trato de alejarlo prendido decidió aceptar aquel beso cuando se separaron por falta de aire el doncel nuevamente estrelló su mano contra el rostro ajeno.
— Nunca más vuelvas a tocarme sin mi permiso. Yo no soy un cualquiera y sé defenderme si tratas de propasarse.
— Eres mi esposo, que no se te olvide y si quiero puedo tomarte en este mismo momento.
— Eres mi esposo por porque nos casaron, pero nunca hemos consumado nuestro matrimonio. No tienes nada que reclamar, si tú fuiste el que se encargó de matar todo el amor que un día te tuve.
— ¿Entonces ya no me amas?
— Así es.
— Mírame a los ojos y dime qué ya no sientes nada por mí.
Yoongi se aferró a la cintura opuesta como si su vida dependiera de ese abrazo. Comenzó a acariciar la espalda ajena mientras su mejilla rozaba la contraria, permitiéndose inhalar el aroma del doncel.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top