Capítulo 48
Los diablos que vienen hacia nosotros son como los que antes nos atacaron, simplemente que son más, muchísimos.
-Guarda las flechas del arco maldito para los poderosos.
Quiero decirle que es mejor que él se haga cargo pero sabiendo lo que pienso, se niega con anticipación. Para evitar tener tantas armas sobre mí, guardo este arco dentro del bastión.
Mis ángeles llegan y hace frente con nosotros.
No vamos al encuentro, esperamos que ellos lleguen. Antes de que lleguen convierto el bastión en arco y no le disparo a los del frente sino a los de atrás dado que esos sí son demonios.
-Llego la hora-dice Rimini y en ese momento los diablos llegan a nosotros.
Rápidamente Bishop me entrega una espada maldita y convierto el bastión en otra espada.
Cuando ya estoy por comenzar a repartir espadazos Abbaton se pone frente a mí con actitud protectora cosa que me molesta. Yo se luchar, yo me puedo defender sola. Como no hay tiempo para cruzar palabras, me alejo de ellos y voy a luchar con mi madre y las brujas. Estas ni se molestan en mirarme, lo único que hacen es luchar y eso es lo que me pongo a hacer. Pongo en práctica todo lo que Masxacre me enseñó, voy y vengo cortando diablos a mi antojo. Los nervios siguen presentes pero la adrenalina los aplaca, ya no hay tiempo para el miedo.
A lo lejos veo que del portal viene saliendo un demonio gigantesco. La verdad no creía que los demonios podían alcanzar esos tamaños.
-¡Ni lo pienses Milufer! -grita Hariet, pero no lo pensé, simplemente corro hacia él.
Cuando siento que estoy lo suficientemente cerca doy un salto impulsándome con las alas, logro agarrarme de uno de sus brazos. Comienzo el ascenso hacia si clavícula lo más rápido que puedo. Él por su parte, intenta quitarme de su encima encendiéndose, rio dado que el fuego a mí no me quema. Llego a mi destino y con cuidado de no caer le embuto la espada en el oído, este suelta un bramido; saco la espada y la dirijo a uno de sus ojos, ahí la introduzco con toda mi fuerza. El demonio se sacude y se empieza a encoger tan rápido que pierdo el equilibrio y caigo de espalda. Antes de que pueda reaccionar me encuentro entre los brazos de alguien.
-Ten cuidado. -dice Bishop mientras me pone sobre el suelo. -No te acerques tanto al portal.
Yo solo asiento y busco con la mirada a mi contrincante. Mas no lo encuentro. Observo Bishop el cual tiene la mirada fija en el portal, yo también lo hago. De este vienen saliendo más diablos, sin embargo, mi vista se cruza con alguien que me conoce y que conozco, con Lilith.
Ella sonríe y me reta con la mirada. Debe de estar esperando que me deje llevar por la emoción y vaya hasta ella, pero eso no va a pasar, no voy a caer en su trampa.
Finjo que ella no me importa y vuelvo a luchar contra los diablos que se me acercan, Bishop está muy cerca de mí y su forma de lucha, destreza, movimientos, son tan limpios que me siento torpe.
Cada tanto busco a Lilith con la mirada, ella no ha dado ni un solo paso y de su cara no se borra esa sonrisa cínica muy propia de ella. Alguien, valiéndose de mi minuto de distracción un demonio me toma del cabello y me derriba.
Miro su rostro y a juzgar por la ausencia de su ojo, es el demonio gigante. Este no usa ningún arma, solo se vale de sus puños, los que intento esquivar aun así uno de ellos me da de lleno el pómulo derecho y escucho el crujido de mis huesos. Este demonio está enceguecido mandando puñetazos que no siente que lo estoy apuñalando en el estómago; y no es que el puñal no le haga daño, porque siento como su sangre fétida y fría cae sobre mí.
Vuelvo y apuñalo su cuerpo, pero cuando ya el bastión convertido a puñal está dentro de él, cambio su forma a espada y soltando un grito, tiro de ella hacia arriba. En ese instante el cuerpo del demonio casi partido en dos cae sobre mí y casi al mismo instante lo arrojo y me pongo de pie. Su sangre huele asquerosamente mal.
Sé que en estos momentos debería estar luchando pero me tomo un tiempo para dibujarme una runa de agilidad, una para mejorar la vista y una elementar de agua para lavarme el rostro. Mientras lo hago veo que estamos perdiendo terreno, los demonios enemigos ya rodearon el bunker e intentan derribarlo. Mis ángeles guerrean contra demonios que les doblan la altura, Bishop y nuestros demonios luchan muy cerca del portal, mi madre y las brujas y el resto de ángeles intentan evitar que derriben el bunker, pero no lo están logrando.
Estamos perdiendo la pelea.
De repente el sello de Dite en mi mano se ilumina y seguidamente todas las betas de mi cuerpo.
Miro a mis demonios y ellos también están iguales.
-¿Qué sucede Bishop? - le pregunto mentalmente.
Se demora un poco, pero al final responde -Están atacando Dite.
Con solo escuchar eso mi cuerpo se estremece.
-Tengo que ir.
-No. Es más seguro que estés aquí. Naziffi y los otros ya saben qué hacer.
Tiene razón, sin embargo, siento que nos necesitan allá.
-Lilith va hacia ti a paso lento.
Asiento con la cabeza a sabiendas de que él no me está viendo.
Desvío la vista hacia el portal y ya ha salido Belcebú, aunque nunca lo haya visto sé que es él por sus moscas.
-No te preocupes, no es rival difícil.
Le respondo después de un buen rato. No debería estar tan segura, pero lo estoy porque desde que su serpiente murió yo soy más fuerte que ella.
Valiéndome de que estoy de espaldas y de que ella debe de pensar que estoy distraída; saco el arco maldito del bastión y convierto el bastión el un bumerán, dentro de él deposito gran parte de mi energía para que vaya más lejos, esto tiene que salir bien porque después no tendré fuerzas para luchar. Por último, dejo salir mis todas mis sombras.
-Tomen mi apariencia. -Les susurro y ruego para que todas me obedezcan -Hazte casi frente a mí y no le quites la vista a Lilith. -le ordeno a la sombra que habla.
Levanto el arco y apunto hacia mi objetivo. Ojalá que todo salga como lo planee.
-Lilith se detuvo-medio habla la sombra.
-Tus sombras no me distraen, ni mucho menos tu bumerán que infantil-escucho a Lilith. -Claro está que no te puedo matar... aun. Pero si te haré sufrir un rato -se ríe y mi atención no está en ella sino en el bumerán. -¿Recuerdas la vez que fui al volcán? -no respondo. -Sé que sí y también de aquella visión que tuviste. -mi mente recuerda esa escena, ella haciéndole sexo oral a un demonio. -Como ya sabrás, la hermosa demonia era yo, pero no sabes quién era el demonio. -vuelve a reír e intento no perder la paciencia-Ese era Bishop, querida-dice entre risas y la quiero matar.
Supuse que era él pero no quería creerlo. Me siento estúpida, traicionada. Mi cuerpo se enciende totalmente y mi cabello vuelve a tener su gran longitud.
-Hermosa. -susurra Bishop en mi mente y lo quiero calcinar.
La rabia y la inseguridad intentan tomar el control de mí, pero no lo dejo. Ya tendré tiempo para dejarla salir.
-Y tú toda ilusa siéndole fiel, jurando ante él y Dite. Te dije desde un principio que te uniera a nosotros. Bishop no es quien dice ser, al final eres solo un arma para él, tu vales mucho Milufer y él no te merece...
Frunzo el ceño y respiro profundo. Ya casi llega el bumerán, me digo mentalmente.
-...Si estuvo conmigo, por algo ha de ser. Te va a traicionar, estas a tiempo de unirte a nos...
Entre cierro los ojos cuando divisó el bumerán, llegó el momento y no puedo fallar.
Antes de que él agarre el bumerán yo dejo escapar la flecha y de inmediato volteo y le apuntó a Lilith. Sabré si acerté sí el bumerán vuelve a mí.
Y como era de esperar aquí están entre mis dedos.
Los ojos de ella no están en mí, sino en mi objetivo: en Belcebú, que en estos momentos debe de estar siendo atravesado por la flecha. No espero hasta que ella salga del trance, sino que de una suelto la flecha la cual le atraviesa la garganta.
-Fue un acto muy infantil- le grito y desde aquí apreció como se retuerce de dolor y como su cuerpo se va entumeciendo hasta que se vuelve polvo.
-No lo puedo creer, lo hiciste fenomenal.
Dice Biltrix muy animado, mientras recoger el arco y bastión que mis manos temblorosas han dejado caer. Todo mi cuerpo tiembla y no tampoco lo puedo creer, niego una y otra vez. Mate a dos demonios, a dos de los más poderosos.
-Dime que yo los maté
Me arrodillo y le pido que me cubra mientras me hago un par de runas que me llenan de energía y fuerza. Y le pido a las sombras que regresen a mí.
-Lo hiciste tú, de una forma inusual pero lo hiciste.
-¿Está batalla no piensa acabar?
Siento que ya ha pasado más de una hora y aún siguen saliendo diablos los cuales han retomado una formación frente al portal.
-Acaba cuando matemos a esos tres demonios.
Con su boca apunta hacia el portal y ahí están, al único que reconozco es a Azael. Los dos demonios que lo acompañan tiene una apariencia espectral, son como me imaginaba a Bishop: peludos, encorvados, con lenguas largas, cachos enormes y rostros con apariencia animal.
Observo al cielo y este toma un color entre azul oscuro y naranja. En él se ven unos puntos que vienen en descenso pero nunca caen.
-¿Qué son?
-Miguel Arcángel y su legión angelical. -responde Bishop, mientras me toma del brazo y me lleva hasta donde los pocos que quedamos han retomado la formación alrededor de lo que queda de bunker.
-Qué hacen aquí, tenía entendido que no nos apoyaban. Y ellos porque se van. - le hablo con arrogancia y más al recordar lo que Lilith me dijo.
Frunzo el ceño al ver que los querubines y serafines abandonan el bunker, pero ninguno lleva a Maciel.
-Esto se ha salido de control. Esos sé van porque les dieron la orden, las legiones enteras de Lucifer y de Azrael está aquí.
Miro hacia donde me indica y muy a lo lejos se ve a una legión muy bien formada. Y detrás del portal a unos cuantos metros del suelo está las legiones de los guardianes.
Trago grueso en busca de explicaciones.
-La legión de Azrael va a luchar con nosotros. La de Miguel estará esperando por si alguno de los jinetes muere y Lucifer decide cumplir la profecía o de intervenir en esto.
Responde Rimini llegando sólo con Dorian y mi madre, mi corazón se altera al no ver a los otros dos.
-Cemiel está herido y se lo llevaron, Abbaton esta con su legión. -aclara Dorian mientras me abraza- Estuviste muy bien -susurra a mi oído y ahí mismo me da un beso que queda retumbando en toda mi cabeza.
-Que esperamos.
-Los ángeles están tratando de negociar con los demonios, en parte dándonos tiempo para organizarnos- comenta Rimini.
-Tenemos poco tiempo, tenemos nuevos objetivos: Rimini, y Ludmila van por Leviatán...
-¡Y yo! - grita Naziffi saliendo de un portal, junto a más demonios y diablos de Dite.
-... Dorcas y Yara cuidan a Maciel, Milufer y Rimini van por Azael, pero no lo pueden matar para no liberar a Satán y Biltrix y yo vamos por Amy. -habla Bishop ya con un atuendo diferente.
-Si no hay oposición, pues vamos por nuestras tropas. Milufer con cuidado, Dorian cuídense. -mi madre se acerca y nos da un abrazo.
-Trataré de ser rápido con Amy para irlos a apoyar con Azael. Te dejaré la mitad de los hombres sombra. Se fuerte Milufer.
-Lo soy Bishop.
Este me regala una sonrisa antes de irse.
Retomamos la formación, pero esta vez todos los demonios y ángeles más fuertes nos hacemos atrás. Primero salen al enfrentamiento los diablos de Dite y los guardianes. Estos tres demonios se unen a la lucha y ha llegado nuestro turno, Bishop y Amy luchan en el cielo rodeados por una niebla negra, lo único que se deja ver es el cuerpo de Bishop envuelto en llamas.
Leviatán se ha convertido en una bestia enorme con tres cabezas, Naziffi, Rimini, Biltrix y un gran número de demonios y ángeles luchan contra él. Mi madre va detrás de un demonio que lleva la hucha de Maciel.
Dorian y yo esperamos a Azael, es el único que lucha muy cerca del portal. Mientras lo hacemos derrotamos a diablos y demonios.
-Milufer no te alejes de mi-pide Dorian mientras observa a nuestro enemigo acercarse.
Él no viene solo, tras de él hay un demonio bajito. Dorian va por Azael y yo por el enano. A pesar de su baja estatura es bastante fuerte. Me ha derribado varias veces, pero sé que conmigo no puede, es más ellos no me van a matar.
Convierto el bastión en una espada muy grande y me lanzó endemoniada sobre el enano. Este me corta en varias partes del cuerpo, pero eso no impide que le corte le cabeza.
Levanto la vista en un mal momento, en ese instante todo a mi alrededor se vuelve lento. Primero veo al demonio con el que mi madre luchaba dirigiendo su espada hacia Maciel y después, de la nada, mi madre interponiéndose y siendo atravesada por dicha espada.
-¡Madre! -grito como nunca mientras lanzó mi bastión convertido en flecha hacia el demonio que pensaba acabar ahora con Maciel.
Corro lo más rápido que puedo, más la distancia parece haberse hecho mayor y un montón de diablos y demonios puesto de acuerdo para obstaculizar mi camino. Al llegar me arrodillo junto a mi madre, la herida está en su pecho y bota mucha sangre.
-Vas a estar bien-le digo entre sollozos. -Vas a estar bien.
-Mi Anne... -dice y un hilo de sangre se escurre por su boca.
-Madre -una a una mis lágrimas van cayendo. -No digas nada madre.
-Al final... todo hijo rebelde regresa a casa... Cuídalo-Niego una y otra vez.
-No quiero que me dejes.
-Los amo-dice en su último susurro y yo rompo en llanto
-Yo también te amo madre-me abrazo a su cuerpo hasta que este se va convirtiendo en luz, la cual alza rumbo hacia el cielo. -No...
Cuando era pequeña deseaba morir primero que mi madre por miedo a sentir la congoja de ausencia y hoy, hoy ella se ha ido primero que yo. Quiero quedarme aquí llorando su perdida, llorar porque se ha ido y no la pude disfrutar como quería, llorar porque ya no está quien estaba dispuesta a dar la vida por sus jinetes, llorar porque murió protegiéndonos.
Pero no puedo. Me obligo a levantarme para guardar la hucha de Maciel dentro del bastión. Aun con lágrimas en los ojos decido ir donde Dorian. Antes de que pueda llegar, cuando voy pasando muy cerca del portal, siento un golpe seco en la cabeza y seguidamente todo se vuelve oscuridad.
***
Siento un calor familiar más escucho voces desconocidas. Siento que algo muy caliente hace contacto con mi piel, me intento moverme pero no puedo.
Abro lentamente los ojos y lo primero que veo es el cielo naranja, el cielo infernal. Estoy desnuda y tendida sobre lo que parece ser una mesa, vuelvo e intento moverme más sigo sin lograrlo, mi cuerpo está totalmente entumecido y lo único que puedo mover son mis ojos. De seguro estoy acostada sobre una runa.
En ese momento recuerdo todo lo que estaba pasando y me aqueja la desesperación por levantarme y saber dónde y con quien estoy y lo más importante, que sucedió con la batalla que se estaba librando.
-Señor, ya despertó.
Una mujer habla tras de mí y en mi campo de visión aparece Azael con aspecto humano y vestido con una bata roja. De solo verlo siento miedo, miedo de no saber que hizo con mi cuerpo mientras estaba inconsciente.
-¡No te me acerques! -en mi voz se puede sentir la angustia que tengo, el miedo de que pase eso que no debe pasar -. ¿Qué sucedió con mis hermanos? ¿Dónde este Bishop?
-¡Milufer! -dice muy animado mientras se sienta a un lado de mí. -Pues déjame actualizarte: tus hermanos han de estar bien, supongo; hasta que supe Bishop mato a Amy y Lucifer entro a la pelea después de Armut mato a tu madre- siento una punzada de dolor e impotencia al recordar a mi madre- Esos dos arrasaron con todos mis demonios pero de nada sirvió, yo te tengo y eso me hace vencedor. Pero estoy siendo muy descortés contigo, déjame presentarme.
Se pone de pie y empieza a caminar. -Bishop te ha hablado mal de mí, seguramente tus hermanos también, todos hablan mal de Azael. Pues hoy voy a hablarte bien de mí. Mi nombre es Azael -hace una reverencia- Soy un demonio mayor, fui una especie de ángel y después caí, más pude recobrar mi lado angelical. Actualmente tengo un huésped, el Satán como le llaman. ¿Qué quiero de ti? -se acerca y sus manos calientes se posan sobre mí vientre -Quiero tener un hijo contigo, solo eso y nada más, una criatura que será ángel, humano y demonio a la vez, tendrá el poder sobre las mentes y no es un anticristo, será un Dios y es por eso que le temen y lo llaman anticristo, porque ellos -apunta hacia el cielo- solo quieren a un Dios, ellos y nosotros formaremos el caos porque solo puede haber un Dios y ese será nuestro hijo.
Mi mente lo único que hace es tratar de saber si lo que hice es cierto.
-Yo no te voy a matar si es lo que te había dicho, al punto que voy Milufer, es que esto no tiene que ser una violación, lo podemos disfrutar...
-Ni se te ocurra tocarme, Bishop... -pone una de sus manos sobre mi boca impidiéndome hablar.
-¡Escucha! Si no lo hice mientras estabas dormida fue para darte la posibilidad de escoger. Yo no soy de ese tipo de demonio que anda irrumpiendo en el cuerpo de las hembras sin su autorización, eso es de humanos. Pero, contigo va a tocar a las malas.
Él se aleja y en vez de echarme a llorar, enciendo mi cuerpo con la intención de dañar la runa.
-A prueba de fuego nena-dice Azael desde un punto fuera de mi panorámica.
Acuérdate que, aunque no tengas la marca eres hija del infierno y señora de Dite
Repito lentamente las palabras que Bishop me dijo y ahí está todo.
Dejo de luchar con las llamas y me concentro en usar el sello de lucifer que tengo en mi mano gracias a mi madre.
Así como me encendí, mis pies empiezan desprender fuego de hielo, aprieto los parpados y dientes al sentir el dolor desgarrador que produce la runa la despegarse de mi cuerpo. Cuando ya logro desprenderme por completo, ruedo y caigo de la mesa.
-No dejas de sorprenderme. -dice Azael con voz escalofriante mientras viene hacia mí, yo me arrastro hasta un extremo donde me paralizo al ver que es un peñasco. -No tienes salida.
Puede que tenga razón, aquí hay al menos veinte demonios, no tengo mi bastión ni arma alguna ni a mis sombras y para colmo no se volar.
Miro al vacío, solo se ven rocas y un poco de fuego y luego a él. -Si te acercas me lanzo.
-No serias capaz.
-No la subestimes.
La tranquilidad vuelve a mi cuando veo a Bishop salir con otros demonios de un portal. No hay protocolo alguno, él se lanza sobre Azael y puedo apreciar como este cambia a su forma de demonio, es horrible.
Unos demonios vienen a mí, arrastro lejos del borde del abismo y dejo que los hilos de poder de Bishop y los de mi cabello hagan su trabajo.
Veo como se expanden y me dan un espectáculo maravilloso; todos mis largos cabellos flotan envueltos en llamas hacia todos lados, no sabía que podía hacer eso. Unos de ellos llegan hasta Azael y se aferran a él, comienzan a drenarlo y en vez de sentirme fuerte, me empiezo a debilitar y es difícil mantener los ojos abiertos.
De pronto es por la energía del Satán, quién sabrá. Mis hilos pierden fuerza y vuelven a mí. Segundos después rueda la cabeza ensangrentada de Azael hacia mí. Es completamente desagradable
Levanto la vista y ahí está Bishop, más solemne y aterrador que nunca rodeado por una niebla negra que poco a poco va entrando en su cuerpo. De con solo verlo siento miedo.
Cada paso que él da hace temblar el suelo. Quiero alejarme, pero apenas puedo mantenerme sentada.
-Bishop...
Él solo me observa como si yo fuese un enemigo. Llega y se arrodilla frente a mí, sus ojos ya no tienen ni una pizca de azul... Están en completa tiniebla y la energía que emana es muy pesada.
Su mano se eleva y roza mi mejilla. -Que sucede Bishop. -digo con la voz temblorosa.
-Recuerdas que te había dicho que tu destino era morir? Pues eso hoy se va a cumplir Milufer.
Sin esperármelo me toma de cuello y me aprieta como nunca antes dejándome sin aire y en un santiamén siento como sus uñas se entierran en mi cuello.
-Bishop... detente por... favor -mis cabellos intentan alzarse pero no lo consiguen.
Respirar cada vez se hace más difícil, de entre sus uñas siento que sale mucha sangre. Duele, escuece, quema.
Él no afloja su agarre y yo siento que pierdo la batalla. Aunque muchas veces desee la muerte, no estoy lista para morir cuando estaba empezando a tomar color mi vida, ni mucho menos, para morir a manos del ser que juro protegerme, a manos del ser que me enamoré.
Está jinete perdió las fuerzas para cabalgar.
Había quedado en decir si había o no segunda parte, pero miren como acabo este capítulo. Si lo digo se rompe la intriga. De igual me complace decirles que si habrá segunda parte, ya tengo la portada, el prólogo y parte del primer capítulo ¿pero estará Milufer? la respuesta en el próximo capitulo.
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