Capítulo 46

Te amo como se aman ciertas cosas oscuras, secretamente, entre la sombra y el alma

Pablo Neruda

Hola queridas lectoras y lectores. Hubo un problema con este capitulo; no me di cuenta a que horas lo publiqué y pues no estaba completo ni corregido. Les pido disculpas por eso... Ahora si, aquí esta el capitulo.

Abro los ojos cuando escucho un golpe seco y voces muy agitadas. Quiero levantarme para ver qué sucede, pero el dolor en mis oídos me lo impide.

Las voces se alejan y yo quedo con la curiosidad a flor de piel. Un par de minutos pasan hasta que llega Dorian.

—¿Estas bien? —viene hacia mí y me abraza.

—Sí, si, no te preocupes. Me puedes hacer el favor de ir al baño y traerme unos pañitos húmedos.

Este hace lo que le pido y cuándo vuelve él mismo se encarga de limpiar la sangre que cubre mi rostro.

—¿Qué sucede? ¿Estaban discutiendo?

Digo por lo que escuché antes.

—No sé Milufer. No dejes que eso te preocupe.

En parte si estoy preocupada por lo que dijo Abbaton de matar a Bishop.

—Si, pero no, yo solo quiero saber de qué hablan. Sabes que, mejor ayúdame a levantar.

Duda en hacerlo pero al final me ayuda, a paso lento vamos hasta las escaleras y nos escondemos detrás de una pared. Si voy hasta a allá de seguro cambiaran de tema y eso no es lo que quiero.

Durante un largo tiempo hablan de las peleas que se nos vienen. Bishop y Cemiel se hablan con arrogancia pura y ni hablar de Abbaton. Esos tres no se van a llevar bien. Hablan y hablan hasta que escucho que Bishop dice que yo no voy a luchar contra Azael.

—Tiene razón—susurra Dorian. Lo miro con desprecio, obvio que no la tiene razón —¿Qué? No me mires así.

—Entonces no apoyes sus estupideces, quieran o no yo voy a pelear.

—Ya veremos.

Pasa de largo y se une a la conversa —Yo voy a la pelea y estoy de acuerdo con que Milufer no vaya.

Quiero ir y gritarles que si voy a ir pero me contengo, ya hablaré con Bishop.

Llega el final de la conversación y todos se van; quedan Biltrix y Bishop hablando de algo tan bajito que no alcanzo a escuchar.

—Oh sí.

Susurro cuando se me ocurre mandar a la sombra que habla a que los espíe. Ella lo hace y con disimulo se hace detrás de ellos. En ese momento el vínculo que hay entre ella y yo se activa, se apodera de mí y veo, siento y escucho a través de ella.

Bishop y Biltrix no están hablando de nada interesante así que quiero romper el vínculo con la sombra, pero no puedo. Ella extiende su mano hacia Bishop y yo también lo hago. Bishop voltea y la mira a los ojos. Ella da unos cuantos pasos hacia adelante y se arrodilla frente al él, yo también lo hago donde estoy.

Siento que ella está tomando el control de mi cuerpo y tengo que hacer uso de toda mi destreza mental para evitarlo. Cuando por fin logro romper la conexión, tengo a Bishop frente a mí.

—¿De rodillas para tu señor?

Me pongo de pie en un nanosegundo.

—Pues si—rio con descaro.

—¡Chisme nivel supremo! —grita Biltrix desde la sala.

—Cuando te unas a ellas de esa forma, cuida que seas tú la que lleve el control y no cierres los ojos porque te desconectas de lo que pasa a tu alrededor, recuerda que ellas pueden llegar a ser más poderosas de lo que crees.

A mí me pareció él toma el control de la sombra y de mí.

—Lo tendré en cuenta para la próxima.

—Bien. Yo debo irme Biltrix te cuidará.

Esas simples palabras bastaron para borrar mi sonrisa y el buen genio que tenía.

—Como sea.

Antes de que diga algo voy y me encierro azotando la puerta.

Pensé que íbamos a hablar, pero el señor tiene cosas más importantes que hacer. Y puede que si, estamos próximo a una batalla es lógico que tiene cosas que hacer y yo toda inconsciente dándole problemas.

Intentando remediar mi capricho salgo a buscarlo, pero es tarde, ya se ha marchado.

—Volverá pronto. —dice Biltrix a lo que me toma de la mano y me guía hasta el cuarto. —Ponle trabajo a esas cosas.

Con su boca apunta hacia las sombras que lo miran muy de cerca, casi todas están sobre él.

—Vayan a alimentarse, si ven que alguien las va a atacar, ataquen o pídanme ayuda.

Como antes, pocas prestan atención sin embargo se van siguiendo a las que si captaron el mensaje.

—¿A dónde fue?

El demonio que tengo en frente se tumba en la cama y me invita a hacerlo.

—Fue por uniformes, armas, a reparar los portales y por Aveluz.

Hablando de quimeras ¿dónde está guardián?

—¿Y guardián? —cuando me fui sus heridas todavía no habían sanado y se veía decaído.

—Debajo de la cama.

Lo observo incrédula, está cama es muy bajita como para que guardián pueda entrar. Bajo de la cama y observo y si, si esta allá. Podría jurar que se ve más grande de lo normal.

—Y bien, cuéntame eso que Bishop no me contó. Juro por Dite no decirle a nadie.

Asiento y sin darle mente, le cuento todo desde el primer día que vi a Louis, omitiendo ciertos detalles. No solo le cuento eso, sino la duda que tengo acerca de lo que siente Bishop por mí.

—Entonces tu pregunta es qué si un demonio puede sentir amor—asiento pensativa—Si los ángeles pueden matar, nosotros podemos amar.

Lo observo perpleja. —Eres un demonio Milufer ¿sientes que amas?

Lo pienso por unos minutos. Nunca me había cuestionado eso.

—Sí, yo siento que amo. Mis sentimientos no cambiaron cuando...

Dejo la palabra en el aire al recordar que nunca he sido humana. Entonces los demonios si podemos amar.

—Lo ves, tanto ángeles como demonios podemos sentir amor.

—Pero siento que Bishop es diferente...

—Lo es. No sé si te ama pero sí que está obsesionado contigo y eso es más fuerte que el amor. Alguien que te ama te deja ir en busca de tu felicidad, alguien que se obsesiona prefiere matarte antes que dejarte ir.

—Tienes razón.

—Ahora que no hay dudas, descansa un poco. Si necesitas algo voy a estar abajo.

Me da un beso en la frente y se va. Ahora tengo muchas preguntas pero solo Bishop las puede de responder así que decido dormir.

***

Un movimiento brusco de la cama me despierta. Abro los ojos y ahí está guardián, acostado a mi lado.

Me acerco y le doy un beso en la cabeza y bajo de la cama. Abro las cortinas y observo el crepúsculo. Puede que Dite sea muy bonito, pero no se compara con una puesta de sol. Me quedo aquí hasta que el sol se oculta por completo.

Entro a tomar y baño. Antes me veo en el espejo y la cicatriz ya se está borrando. La saliva de Bishop si sirvió dado que las cicatrices hechas con espadas angelicales no se borran

Al terminar voy en busca de ropa y el closet de este demonio es realmente organizado; todo está por tipo, tamaña y color... Tiene mucha ropa y entre tanto solo encuentro uno short que no sé cuándo deje aquí. Cojo una camisa blanca formal de Bishop y me la pongo, me queda un poco grande, pero nada que meterla por dentro y una correa no pueda solucionar.

—¿Qué tal me veo? —guardián no hace ningún gesto. —¿Al menos me escuchas, me entiendes?

Ahí si levanta las orejas y mueve la cola. Al menos me entiende.

Voy hasta el tocador y está igual de organizado. Abro el primer cajón y este tiene un montón de relojes, me pruebo unos cuantos, y ninguno me queda, en los otros hay anillos, corbatas, cadenas, gafas de sol, perfumes, del cual pongo un poco de Dignified Priveé.... Huele maravillosamente bien es más que un perfume, es arte.

Dejo de chismear y continuó con mi cabello, esta vez no me resisto a la tentación y lo corto; lo dejo más abajo de los hombros. El cabello cortado se enciende y se reduce a cenizas. Me observo en el espejo y me veo mucho mejor espero que a Bishop le guste.

Termino de arreglarme y me siento en la cama. No tengo nada que hacer.

Mi cuerpo se estremece de un momento a otro y se que él está aquí. No pasa mucho hasta que traspasa la puerta.

—¿Cómo te sientes? —pregunta a lo que se sienta a mi lado, muy cerca de mi. Antes de que responda deja en mi mano un collar con una A & D. —Cuando te llevé, Dorian me pidió que te lo diera.

—Hace casi nueve meses. —murmulla algo que no entiendo.

Nos quedamos en silencio y percibo que él me está observando; se acerca y huele mi cuello, cosa que me hace erizar.

—Te ves y hueles muy bien.

—Tú no te quedas atrás. —está vestido informal y se ve bien...— Ya puedes tomar tus ojos. —solo asiente con la cabeza. Pero no los toma.

—Ven, te voy a enseñar a montar a guardián.

Me toma de la mano y vamos hasta donde Biltrix que ya está muy bien acompañado por una rubia.

—Ojo, no te pases. —le dice Bishop con un tono amenazante.

Vamos hasta la azotea del edificio y ahí guardián convertido en un lobo gigantesco con alas.

—Préstame atención. Piensa en que sólo quieres que te veamos los seres sobrenaturales.

Lo hago y nada ocurre, me imagino que los humanos no me verán.

Con ayuda de Bishop montón a guardián y él se acomoda tras de mi —Acuérdate que tú tienes el control—su cercanía me está matando—. Todo tuyo.

—Vamos guardián.

No se mueve.

—Arriba guardián.

Tampoco se mueve.

—Guardián... Vuela por favor.

No hay señas de que se quiera mover. No entiendo porque ni las sombras ni guardián me obedecen.

Bishop le habla en el idioma raro que el suele usar y la quimera emprende vuelo. Yo me aferro a su lomo y Bishop a mi cintura.

—A él no le gusta que le jalen la cola, es adicto a los masajes y se pone un poco pesado cuando no se lo haces así que no lo acostumbres.

—Entendido. A que te referías con lo de Biltrix.

—Es que... Él es de esos tipos que le gusta el sexo duro y suele asfixiar a las mujeres o sino les revela su identidad demoníaca y luego las calcina.

—Bromeas. —espero que sea una broma.

—Yo no bromeo Milufer. Los demonios somos malos, aunque no lo quieras aceptar.

No esperaba eso de Biltrix, coso fiel de que las apariencias engañan.

Miro a mi alrededor y todo se ve muy bien desde aquí, el paisaje ideal para aclarar las cosas con Bishop. —Yo te quería decir algo.

Poso su mentón en mi hombro—Te escucho.

—Tu que sientes por mí.

—Creo que es mejor que hablemos de eso en tierra firme.

Mentalmente le ordeno a guardián que no lleve hasta un mirador que hay en la parte alta de la ciudad. Una vez ahí me siento en el pasto dándole la espalda a Bishop.

—No me des la espada Milufer.

Cada vez que hablo con él le doy la espalda para no déjame llevar de los sentimientos.

—Así está mejor, ahora si dime.

—Pues como tú sabes, yo te aprecio. Eres mi prioridad. Sé que tú me amas...—hace una pausa y comienza a peinar mi cabello con sus dedos. —Lo que siento por ti Milufer es una rara obsesión mezclada con un sentimiento que para mí no tiene nombre.

Escuchar eso me reconforta. Dejo de darle la espalda y lo observo fijamente.

—Quiero un deseo.

—Te daré lo que quieras.

—Deseo que no me mates. —en su rostro se nota la sorpresa. —Y deseo ser siempre tu prioridad, de no ser así te pido que te alejes de mi.

—¿Qué tanto te dijo Biltrix?

—Solo eso, que me querías matar.

Le pregunté más a Biltrix, pero no me quiso decir.

—No te voy a negar que antes te quería matar por el simple hecho de no poder hacerte feliz, pero ya desistí de esa idea.

Intento buscar la veracidad de sus palabras en su rostro, pero es inexpresivo.

—Cumpliré tus deseos. ¿Quieres algo más?

Lo observo y sonrió. No hacen falta palabras, él sabe muy bien que es lo que quiero.

Lentamente se acerca y me besa. Su beso no es para nada romántico, es salvaje, arrollador. Yo no me quedo atrás y empiezo a despojarlo de su ropa.

—Que sea en tu forma demoníaca. —pido entre gemidos y él lo hace.

Desde que estábamos en Dite deseaba tenerlo dentro de mí en su forma de demonio y yo de humana. Hoy bajo la luna ese deseo se va a cumplir.

************************************

A toda prisa me dirijo hasta la azotea. Después de mi encuentro con Bishop el cual estuvo inolvidable, regresamos al apartamento y tuvo una visión; Lilith ya va por el jinete.

—¿Y los ángeles? —le pregunto a Biltrix.

Bishop me dejó a cargo de todo mientras él iba a qué Petra le incrustar a de nuevo sus ojos y a traer a Yara, pero todo es un caos. No sé si es porque ya se acerca la hora maldita pero las sombras no me obedecen, Dorian se llevó mi Bastión, Aveluz no me obedece, se aproxima una tormenta en el lugar a donde nos dirigimos, además de que el ambiente posee una energía muy pesada.

—Dijeron que llegarán por su cuenta. —algo menos con que lidiar. —Los guardianes no dejaron pasar a los demonios menores.

Lo que me faltaba. Con Bishop quedamos en que íbamos a llevar cincuenta demonios menores para guardar el resto para la batalla con Azael y ahora resulta que no los dejan pasar.

—¿Porqué?

—Dicen que ya hay muchos demonios de la orden de Bishop en este plano. —doy un rápido vistazo y somos pocos, solo Biltrix y yo más 60 diablos a cargo de Biltrix. —Se refieren a las sombras, tus sombras.

Creo que fue un error dejar que se fueran a alimentar solas, dado que triplicaron su número y al parecer su energía.

—Tú qué opinas, qué dijo Bishop.

—Bishop dijo que fuéramos los que estamos.

Asiento y agarro una espada, arco y puñales a los bolsillos.

—Vamos entonces. ¡Todas adentro! —esta vez la sombras si me escuchan.

Toda la tropa nos dirigimos a un enorme portal que creo Bishop antes de irse. Este nos llevará a Chad y luego volaremos hasta Marruecos donde tienen al jinete.

El viaje a través del portal se demora menos de que lo que pensé. Al salir lo primero que veo es el cielo llego a nueves marrones y los múltiples relámpagos que salen de ellas y a lo lejos una tormenta de arena. Mi atención va hasta donde están los ángeles.

—Llegan tarde.

Habla un ángel que no conozco. Junto a él están mis ángeles los cuales me miran y sonríen.

—Nadie les dijo que nos esperarán.

Le respondo con el mismo tono con el que él me habla.

—Necesito hablar con su líder—vuelve y habla con arrogancia, al parecer es el líder de esta cuadrilla de ángeles.

—Usted quien es primero que todo.

—Soy Adre arcángel, comandante de la división Orión bajo el mando de Gradel.

Ni idea.

—Bishop no se demora.

Mi respuesta no pareció agradarle. Le doy la espalda y voy hasta donde Bishop que acaba de llegar con Yara. Lo primero que observo son sus ojos y no hay mucha diferencia, son completamente negros a excepción de las pupilas azules.

Me acerco y lo abrazo. Por el momento todos estamos en nuestra forma humana pero él se ve brutal, la energía que posee es devastadora.

—Te ves muy bien.

Él me dedica una muy pequeña sonrisa y me besa en los labios.

—Yara—esta me abraza y me mira con ternura.

Vamos hasta donde estás los ángeles y hacemos una pequeña reunión.

—Aclaro que nuestro objetivo es quedarnos con el jinete y matar a Lilith, pero ante toda la seguridad de él y de las personas que hay por aquí cerca —dice Bishop con voz de mando—Si una vez que todo haya terminado ustedes se oponen a que nos llevemos a Maciel, el nuevo objetivo a destruir será ustedes.

Cuando dice esto su mirara va hasta Cemiel y Abbaton.

—Lo único que diré es que se nos encargó proteger al cuarto jinete—termina Adre.

—Cuídate por favor Anne. —Dorian se escabulle de su tropa y viene hasta mi.

—Cuídate tú, ustedes.

Nos abrazamos y me entrega mi amando bastión. Sin más que decir, monto a Guardián, Yara a Aveluz y salimos primero los demonios con dirección al norte.

Bishop y Biltrix vuelan muy cerca de mí y se los agradezco porque con este clima alterado por los demonios de Lilith me siento un poco tensa.

El viaje es largo y cuando llegamos los ángeles todavía no lo han hecho. Se supone que el camino de ellos era más corto.

—Ellos están bien. —me tranquiliza Bishop.

Descendemos y nos encontramos con una división de ángeles más los cuales custodian un bunquer donde me imagino que esta mi hermano. A los pocos minutos arriban los ángeles dirigidos por Adre.

El suelo empieza a vibrar y se sus a llegado el momento, Lilith ya está aquí.

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