Capítulo 45

No hay nada que nos de pistas de como salir. Llevamos horas y horas aquí. Hemos intentado abrir esas puertas pero están cerradas. Cuando alguno de los dos va solo, encuentra una sola puerta y todo como estaba cuando entré.

Mi teoría es que de aquí solo puede salir una persona y creo que Abbaton lo sabe.

¬ —Te puedo hacer una pregunta— él asiente— ¿Eres un ángel o un espíritu guardián?

—Soy un ángel bajo la orden de Azrael— el ángel de la muerte— Y por eso nos dicen espíritus

—Eres del Registro de Akasico

Sonríe con ternura.

—Si, un Akasico solo que a los que custodiamos las puertas del infierno nos dicen ángeles del espíritu, no somos ángeles en un 100% somos como otra raza de ángeles o demonios.... después te explico a detalle.

Asiento y se hace un silencio largo y tedioso.

—Ve, sal de aquí Milufer. Estar aquí te puede dañar.

Niego, tiene que haber una forma de que podamos salir los dos.

—Solo déjame buscar otra salida, yo sé que la hay.

—No la hay, durante los años que he estado aquí no la he encontrado.

Suspiro y me siento en el suelo.

—Sal tu —lo miro a los ojos—Llevas mucho tiempo aquí encerrado además...

—No, Milufer.

—Además es más seguro que yo esté aquí mientras ustedes matan a Azael.

Se toma un tiempo para pensarlo.

—Esto último si tiene sentido. —hace una pausa un poco larga—. Sin embargo...

—¡Ya vete de una vez! —me pongo de pie y me alejo de él. Ya me está irritando—Lárgate por el amor de Dios, yo tengo quien me saque de aquí.

Él ríe muy alto. —Dos cosas: uno, no me gusta que me levanten la voz y dos, como puedes estar tan segura de que ese demonio va a venir por ti. ¿Por qué no lo mataste?

¿Este de qué lado estará? Hasta no saberlo no puedo confiar plenamente en él.

Voy hasta donde esta y lo encaro.

—¿Por qué motivos lo iba a matar? aunque me ha ocultado cosas ha sido el único ser que me ha protegido. Y créeme que si va a venir.

—Te está utilizando, Milufer.

Niego. —Eso no es problema de ustedes, por favor déjenme vivir mi vida. Déjenme caer y volver a levantarme ¡Estoy cansada de que todos me digan lo que es bueno o malo para mí! —respiro —Ya no más, estoy harta.

Ya es hora de que me dejen vivir.

—Está bien, me voy pero cuando salgas, las cosas se harán a mi manera y ese demonio va a morir.

Toma su bolso y pasa sin decir ni siquiera un gracias por venir por mí.

Vuelvo y me tumbo en el suelo. Sinceramente yo ya estoy cansada de me digan lo que es bueno o malo para mí.

Me levanto y voy a ver si encuentro una sola puerta, y no, sigue una hilera de estas. Vuelvo a la grieta y me acomodo en la cama. Voy a intentar desdoblarme para pedirle a Bishop que me ayude a salir.

***

Abro los ojos después de haber dormido no sé cuánto tiempo, no logré desdoblarme, ni soñé con Bishop. Me levanto y camino hasta un pequeño escritorio. Husmeo un poco y solo encuentro dibujos, nada importante.

Tomo un lápiz y una hoja, y me pongo a dibujar. Se siente también hacer un retrato después de tanto tiempo.

—¿¡Tú qué haces aquí!?

Algo sobresaltada me levanto de la silla y saco un puñal de uno de mis bolsillos.

—Anna.

Mi madre me observa entre furiosa y confundida.

—Dónde está tu hermano. Por Dios Milufer qué haces aquí. Qué te pasó en el rostro.

Se acerca y mi abraza, yo no respondo a su contacto.

—No sé dónde está él, me engañó madre, inocentemente vine por él pero se fue y me dejó—miento. —Gracias al cielo que viniste por mí.

Ahí si le devuelvo el abrazo.

—No te puedo sacar. Aquí pueden entrar los que quieran, pero solo sale uno. —finjo incredulidad. — ¿Quién te lastimó así?

Me aleja y observa a detalle la herida.

—Un ángel.

—¿Cuál? ¿Por qué saliste de la casa?

No sé si creer en su preocupación.

—Un tan Jagüel.

No responde, sino que me da la espalda y camina hacia un portal que se halla justo en la salida de la grieta.

No dejo pasar la oportunidad y corro para llegar antes que ella, pero no pasa nada, quedo en el mismo lugar.

—No pierdas tu tiempo, ese portal solo me funciona a mí. Por ahora será mejor que te quedes aquí mientras todo pasa. Más tarde te traigo algo para que te entretengas, adiós hija.

—Chao Anna.

Dicho esto se introduce en el portal. Yo decepcionada vuelvo a lo mi dibujo. Estoy dibujando el rostro de Bishop; mitad humano mitad demonio. Sus dos caras son una composición de perfecta sincronía. Este demonio aunque es un poco siniestro, me parece lindo, cada una de sus facetas me encanta. Recuerdo como se ve y no puedo evitar pensar en lo bien que le sientan esos cachos y la cola y ni hablar de esos relieves que tienen sus labios, él es simplemente un ser maravilloso.

—Se nota que te has tomado el tiempo de detallarme a fondo.

Suelto un grito y caigo de la silla. Llevo unas de mis manos al pecho; a la vez, miles de escalofríos me recorren. Estaba tan concentrada que no sentí los síntomas de su presencia.

Desde aquí donde estoy, él se ve imponente, podría hacer que cualquier humano se rinda a sus pies. Si supieran lo que se esconde tras ese cuerpo humano.

Al ver que no me levanto, opta por agarrarme y ponerme en pie.

—¿El susto fue tan grande que maté tus neuronas o nunca las has tenido?

El tono de voz que usa es tosco, parece enojado. No le respondo.

—No que no podías entrar, no que solo mis hermanos y mis padres ¿Qué haces aquí?

—Me lo dices por las buenas o por las malas.

Lo observo extrañada.

—Decirte qué. Tu puedes entrar en mi mente, todo lo sabes.

Lo miro fijamente cuando entiendo a qué se refiere. ¿Debo o no decírselo? En fin, no tiene caso callar por más tiempo

—Ahora que ya sabes, dímelo.

—Pues... —voy hasta la cama y me siento dándole la espalda—. Estuve embarazada de ti, por supuesto. Me enfermé y... —tomo aire—Una vez, cuando desperté ya no estaba. Iba a ser un niño, Matías. No te puedo dar más detalles porque... porque no me acuerdo muy bien de eso. Lo siento.

Hago silencio y él no dice nada.

—Antes no lo entendía bien, pero creo que me enfermé porque él era un demonio y mi cuerpo humano muy débil. Y lo de su muerte, me duele aceptarlo pero intuyo que Anna tuvo algo que ver.

—¿Por qué no me lo dijiste antes Milufer? ¿Yo por qué no lo vi?

Aún se escucha que está enojado, no debería estarlo porque después de todo él fue el culpable de todo lo que pasó.

—No te lo dije porque prometí no hablar de eso porque me duele, no puede hacer nada para salvarlo y eso me frustra y. todo eso fue tu culpa nunca debiste dejarme sola.

—Si lo hubiera sabido no te hubiera dejado. Discúlpame.

Se sienta tras de mí.

—Mejor no hablemos más de eso, no quiero llorar.

—Para que deje de doler tienes que desahogarte. Adelante, te escucho.

Rio y me volteo para verlo a los ojos.

—Eres un imbécil y yo, yo soy una cobarde, no pude salvar a mi hijo—las lágrimas lentamente van saliendo en silencio—Me siento tan culpable, eso nunca me lo voy a perdonar.

Bajo la mirada y observo sus uñas, tienen al menos un centímetro de largo, hasta donde yo sepa sus uñas eran cortas. Ahora que lo pienso bien, nunca me percaté de que este ser fuera Bishop.

—Y a ti tampoco... —desvío la vista a su rostro y sus rasgos se ven diferentes.

—Continua. —pide.

Niego, pero aun así sigo hablando de cosas insignificantes mientras busco con la mirada el puñal, está sobre el escritorio. Este ser perfectamente podría ser Azael o un ángel malo y podría lograr su objetivo en este momento.

—¿Te ocurre algo? —niego con la cabeza. Esta estira sus manos para tocar mi rostro pero de un salto me pongo de pie y agarro el puñal —¿Qué te pasa?

Lo empuño hacia él. —No te muevas. ¿Quién eres?

Frunce el ceño. —Quien crees que soy, por supuesto.

No es suficiente, además Bishop hace años me hubiese quitado el puñal.

—Qué es lo más sagrado para ti —en mi voz ya se nota la inquietud.

—Mmm crees que no soy quien digo ser— asiento—. Lo más preciado para mí son mis cuernos, mi cola y tú. ¿Algo más?

Quiero pensar que no soy preciada para él, pero la forma en que espero hasta que yo naciera y como me protege me da a entender que soy muy valiosa para él.

—No es suficiente.

Él ignorando lo que le dije antes, se pone de pie e intenta llegar hasta mí. Como acto de defensa, levanto el puñal y lo encamino hacia su cuello, este lo bloquea con su mano donde se le incrusta.

—Te lo advertí.

Lo observo y en su rostro hay una sonrisa malévola, asusta. Se acerca y me toma del cuello.

—Temo decirte que estas equivocada, si soy Bishop. Me veo diferente porque estoy cambiando a mi cuerpo de demonio sin querer, es por la dimensión. Y por eso mismo no puedo entrar en tu mente.

Al parecer si es Bishop. Sin esperármelo, pasa su lengua por mi herida y luego se aleja.

—No te limpies, ayudará a sanar.

—Gracias. —es lo único que se me ocurre decir—. Disculpa por lo de tu mano.

—No te preocupes, mejor vamos.

Antes de salir, agarro los dibujos que hice y él me entrega el puñal

Llegamos a donde se encuentran las puertas, voy en busca de la hucha que contiene sus ojos. Seguidamente él crea un portal paralelo a las puertas; Extiende su mano hacia mí, yo la tomo y él me abraza, yo me aferro a la hucha.

—Cierra los ojos—. Hago lo que pide y damos un paso hacia atrás

Este portal produce un sonido como si se tratara del viento. Esta vez no se siente como si cayéramos sino como si estuviéramos girando en círculos.

Con unas de mis manos me aferro muy duro a Bishop, temo caer a causa del mareo que siento. El sonido se va haciendo más fuerte hasta que todo se detiene abruptamente.

Narra Bishop

Apenas llegamos al portal de mi apartamento todos los otros portales estallan y Milufer se desvanece. Este portal no es como los otros, este estaba girando sobre tres dimensiones a la vez: la de lucifer, la mía y la terrenal; donde algo hubiera salido mal, posiblemente habríamos sido absorbidos por alguna de las dos primeras dimensiones

La cojo con cuidado y la llevo a mi habitación. Al quitar el cabello de su rostro veo que su nariz y oídos sangran, no dudo en dibujarle la runa sin embargo va a demorar en curarse.

Mientras le hace efecto, vuelvo al cuarto del portal y recojo la hucha donde están mis ojos. Los reviso a detalle y afortunadamente están intactos.

¿Por qué lo dejaste subir? Le pregunto a Biltrix al percibir que esa escoria está con ella.

—¿Quién te dijo que la podías tocar?

Lo encuentro justo cuando le depositaba un beso en la frente.

Yo no lo he dado el derecho de tocar a mi Milufer y espero que ella no se lo dé.

—¿Qué le hiciste?

—Lo que tú no te atreviste a hacer, sacarla de esa cárcel y va a estar muy bien así que ya te puedes ir.

Respiro profundo para no lanzarlo ya mismo por ese ventanal.

—No me voy a ir—se pone de pie y viene hacia mí. —Si te molesta, de malas.

Lo miro a los ojos y desvío la vista hacia donde está Milufer. No puedo hacer mucho ruido. Sin darle tiempo a reaccionar lo empujo fuera de la habitación. Cemiel cae de espalda.

En segundos, viene Rimini a auxiliarlo.

—Creo que este es el momento menos indicado para pleitos.

Agrega Rimini mirando a Cemiel severamente.

—Le advertí que no lo quería ver cerca de Milufer y ahí está haciendo lo contrario.

Hace tres años noté que Cemiel se acercaba más de lo normal a Milufer y que le dejaba regalos. Eso no me gustó para nada y estuve a punto de matarlo de no ser por Rimini que intervino, esta vez no va a haber nadie que lo salve si se vuelve a acerca con esas intenciones a mi mujer.

—Lo que pase a partir de este momento ya es mi responsabilidad —dice Cemiel y puedo sentir el fervor de su sangre a través de su mirada.

—Bien, entonces creo que debemos hablar de lo que sigue.

Vamos al primer piso y ahí está Biltrix.

—Lo deje pasar para que lo molieras y no le haces nada, te desconozco

—Milufer esta delicada de los oídos.

Este sonríe con malicia.

—¿Dónde está Dorian y Abbaton? —me siento en mi sillón de siempre y los otros en los muebles auxiliares.

—Aquí estamos.

Responde con arrogancia Abbaton. Dorian pasa de largo a buscarla.

—Después de todo Milufer tenía razón. —ignoro su comentario. —Y bien, lo que vamos a hacer es ir por Azael...

Esta muy equivoco si cree que va a tomar el control.

—No, eso no se hará por ahora. Lo primero es hacer lo que dijo Milufer; ir por el último jinete. Azael estará fuera de combate por unos días, pero Lilith está fuera del infierno y va por ese jinete.

—No estoy de acuerdo contigo.

—Abbaton, Bishop tiene razón. Si Lilith encuentra al cuarto y lo mata, ya sabes lo que pasará. Además, en este momento ustedes están bajo mi mando y se hace lo que yo decida—la mirada de Rimini va de Abbaton a Cemiel hasta que estos asienten.

Por unos segundos se nota un relámpago rojo que solo los seres sobrenaturales podemos percibir y eso significa que ha muerto un ángel.

—Jagüel murió —susurra Rimini.

—Anna lo mato—completa la frase Abbaton.

Se me adelantó. Ludmila no bromea en cuanto a la protección de sus hijos.

—Nos vamos a dividir en dos grupos, los demonios iremos por Maciel y ustedes se encargarán de Anna y de las brujas.

—Bueno, pero lo haremos por lo legal. Ellas secuestraron a Dorian así que podemos ir por ellas. ¿Te vas a presentar ante la legión o no? —la pregunta va para Abbaton.

—Sí, pero con la condición de quedar bajo tu mando.

Rimini asiente. —Y cómo va a ser lo de Azael.

—Como ya sabrán, Azael atacó Dite cosa que es delito. Durante el ataque nos dimos cuenta que tiene una espada angelical y es la que él usaba.

hubo un tiempo en Azael que fue una especie de ángel oscuro hasta que cayó en el influjo de Satán.

—Esa espada se supone que está en custodia de los ángeles. —comenta Abbaton— Antes la tenía la legión de mi orden, pero después ordenaron entregar a Gabriel pero ella la entregó a no sé quién.

—Eso significa que hay un traidor en el cielo, por lo que tenemos que tener cuidado. —agrega Cemiel.

—Ese ataque me dejó sin media legión de demonios aéreos y como Lucifer estaba presente, vio que no hubo provocación así que interpuso la queja ante el consejo angelical y destinaron una división para que baje a ayudar con la lucha—los ángeles se observan entre ellos. —Creo que tu podrías lograr que fueran ustedes.

—Es más seguro fueran los guardianes así que Abbaton habla con Azrael.

—Entonces si todo sale bien con lo del jinete, la batalla puede ser dentro de nueve días para coger débil a Azael.

Asiento. Mientras le prestó atención al leve olor de Milufer, inhalo profundo y si, no está en la cama.

—Y que se va a hacer con Satán, ya saben que es esencia y solo le basta con buscar un nuevo huésped y no hay que olvidar que Azael no está solo, esta Leviatán y otros demonios más que son poderosos.

Buena pregunta la de Biltrix —Lo de Satán déjamelo a mí y a las brujas. Nosotros también tenemos aliados, pero aun así ellos nos superan.

—Esto será una gran batalla—dice Abbaton con orgullo y sonriente.

—¿Anne va a luchar? —escuchar su nombre dicho por el me desagrada.

—La pregunta sería ¿Los jinetes van a luchar? Yo pienso que no así que no voy a dejar que Milufer luche porque si alguno llega a morir otro también.

Ese día pienso encerrar a Milufer en mi dimensión junto con Maciel. No la voy a arriesgar de esa forma además alguien tiene que cuidar al cuarto.

—Yo voy a la pelea y estoy de acuerdo con que Milufer no vaya.

Dice Dorian mientras desciende por las escaleras, Abbaton también dice que va.

—De no ser más, nosotros nos vamos y venimos mañana.

—Quién va a cuidar a Milufer —Rimini mira severamente a Cemiel.

—Por supuesto que ellos, nosotros no podemos acercarnos a Milufer, no arriesgare mis alas.

Rimini ríe y van todos al elevador.

—Hay que prepararnos psicológicamente para morir—dice antes de que se cierren las puertas.

Y tiene razón, en mi visión vi que uno de lo que estábamos aquí moría.

_____________

Hay un leve olor que invade mis fosas nasales, me pregunto si es olor a azufre o a final.

¿No les huele como a final?

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