Capítulo 39

El día de la batalla con Melz, ha llegado.

Después de ser estampada contra la pared cuando luché con Bishop y de verlo venir hacia mi tan salvaje, perdí la conciencia. Biltrix al ver que me había desmayado se interpuso entre Bishop y yo; si él no lo hubiera hecho tal vez no estuviese contando el cuento.

Al despertar, estaba donde desperté por primera vez aquí. Estuve ahí por lo que para mí fueron dos días, dado que tenía quemaduras, cuatro costillas rotas, mi ala derecha se fracturó y ni hablar del daño que la cola de Bishop hizo.

Según lo que me dijo Masxacre a él solo le bastó una runa para curarse incluyendo su preciada cola, mi ataque no le hizo ni cosquillas y yo casi pierdo la vida en el intento.

En cuanto a hoy, no sé si estoy nerviosa por la batalla, por ver a mis padres o a Lilith ya que es un evento al que puede asistir cualquier demonio mayor y humanos muy poderosos.

—Todo saldrá bien, solo no te desconcentres—me aconseja Biltrix. Después de despertar, me felicitó por mi buen desempeño.

Levanto la vista y vislumbro a Bishop en el cielo. Sus alas se ven hermosas. Ágilmente aterriza frente a nosotros, lo estábamos esperando afuera de la cabaña. No lo veía desde el día de la batalla.

—¿Estas lista? —cuestiona, yo solo asiento. Él hace un ademán para que me acerque y lo hago—Nos vamos por la corriente roja, vuelo alto—le dice a sus comandantes y a la veintena de demonios aéreos que están tras nosotros—Vamos.

Me abraza; yo enredo mis piernas alrededor de su cintura y segundos después no elevamos. Me hubiera gustado ir en otra posición para ver el paisaje.

—¿Ves la corriente roja? —separo mi cabeza de su pecho y si, se ve la diferencia entre el color naranja del cielo y una línea roja—Esa lleva a Dite, ahí es donde vamos.

Por fin voy a conocer la ciudad del Mal.

—Creo que me debes una disculpa.

—¿Que te debo qué y por qué?

—Una disculpa por herir mi cola.

Rio y alzo mi vista hasta su rostro—Casi me matas y no te estoy pidiendo nada. No se me ha olvidado lo preciados que son tus cachos y cola, pero me tenía que defender.

Ahora el ríe. —Gracias por no cohibirte.

Como respuesta acaricio el contorno de uno de sus cachos. Nos quedamos en silencio. Miro por detrás de su hombro y junto a nosotros vuelan más demonios incluyendo quimeras. Entre las que alcanzo a ver, hay una con forma de dragón, pero con cachos y cola de búfalo. Masxacre monta una que parece un murciélago gigante y otra demonia viene en un dragón. Aunque lo esté viviendo, todavía no puedo creer que este en el infierno y mucho menos viendo animales fantásticos. Nosotros seguimos de largo y ellos toman otro camino. De repente todo se vuelve rojo.

—¿Porque se van? —le hago la pregunta a Bishop.

—Porque ya estamos dentro de la corriente y a las quimeras se les dificulta ver. —y claramente no sé cómo el demonio lo hace si no tiene ojos y yo no veo nada—. El magnetismo de esta corriente guía a los demonios hacia la ciudad, no hace falta ver.

Me pregunto si el lee mi mente.

Escucho que ríe. —Milufer, yo no leo tu mente—lo observo con el ceño fruncido—Estoy en tu mente, siempre.

—Mientes—hablo después de pensar en cierto detalle— Hay cosas de mi que no sabes.

Está claro que no sabe que estuve embarazada. ni tampoco sabe a quién le pertenece el nombre que mencioné aquella vez drogada, ni mucho menos que vi a mi hermano mayor en aquella dimensión.

—Eso se me escapa porque te estas bloqueando, pero muy pronto lo sabré, tú me lo dirás.

—¿Lilith o Azael también pueden entrar en mi mente? bueno Lilith ya lo hizo.

—Desde que yo esté en tu mente, no lo podrán hacer y cuando no, pues te voy a enseñar cómo protegerte.

El hecho de que él que ve el porvenir este haciendo planes conmigo, quiere decir que hoy voy a sobrevivir.

—Ya estamos sobre Dite así que prepárate para una descarga de adrenalina.

¡Oh Dios! Con todas mis fuerzas me aferro a su cuello donde escondo mi cabeza y enredo mis piernas en su cintura.

Quiero gritar, pero el vacío que siento en el estómago me lo impide. El demonio cerro sus alas y ahora descendemos a una gran velocidad. Sin duda esto es peor que una montaña rusa y paracaídas. Mi cuerpo se estremece cuando el demonio aterriza de pie. Abro los ojos, nos encontramos fuera de un establecimiento.

Bajo de encima del demonio y miro todo a mi alrededor, es una especie de ciudad similar a las vegas solo que hay mucho lujo, tanto que llega a parecer irreal. En la vitrina del lugar, hay chicas desnudas, de sus cuellos cuelgan sus nombres en unos collares de diamantes. Retrocedo un poco y veo el letrero del lugar «Lux» dice y está formado con oro y una luz roja lo ilumina desde atrás. Giro sobre mi eje y simplemente esto es impresionante. Me quedo boquiabierta.

—Bienvenida a la ciudad del pecado— dice Bishop mientras me guía dentro del lugar. —Este lugar es de tu padre, aquí se realizan las mejores peleas de Dite.

Ahora que lo pienso, no me sorprende que esto esté lleno de tanta ostentosidad, después de todo el inferno es todo lo opuesto al reino de Dios.

Avanzamos por un amplio pasillo adornado con estatuas de gladiadores, más bien parece una galería de arte. Nos detenemos frente a una puesta que tiene mi nombre.

—Nos vemos cuando termine la pelea. — me va a dejar sola— Adentro están Naziffi y Maxsacre, te ayudaran a alistarte. Acuérdate que, aunque no tengas la marca eres hija del infierno y señora de Dite.

Sin comentar nada más se va y lo peor es que me deja con dudas. Abro la puerta y ahí esta Masxacre con la que me empujó aquel día, Naziffi. Ambas están recostadas en una enorme cama. No entiendo porque Bishop me dijo que la que me había acompañado hasta el portal había sido Masxacre, si hizo eso puede que también me haya dicho más mentiras.

—Milufer ella es Naziffi otra Duquesa— la miro con el ceño fruncido— o comandante como la quieras llamar.

Ahora entiendo, los duques son los comandantes de demonios con mayor rango y entre más legiones tengan más duques hay. Según lo que he visto Bishop solo tiene cuatro y próximamente cinco conmigo. Entonces no es tan poderoso como pensé.

Masxacre me guía hasta un tocador, me siento frente al espejo y ella comienza a soltar la trenza que tanto me costó hacer.

—Te explico, el ambiente va a cambiar dos veces, uno será fuego y el otro hielo. Lo único que no se vale es usar runas o convocar a otros demonios y te puedes rendir, pero esa no es la idea. La que gane le puede pedir lo que quiera a Lucifer, además de eso Bishop también te dará lo que quiera—todo menos mi libertad— Ponte esto—me entrega un traje como el que use ese día.

Ante la atenta mirada de esas dos demonias me lo pongo.

—Se te ve bien— comenta Naziffi— Te recomiendo que uses arco y no permitas que se te acerque mucho.

—Entiendo.

—Entonces vamos.

Salimos del cuarto y a mitad de camino siento una vibración extraña. Volteo a mirar a las demonias y me encuentro con dos humanas, me quedo pasmada.

—Los espectadores tenemos que ir de forma humana, ya que hay humanos y no saben que están en el infierno y antes de que preguntes, Bishop te estará viendo.

Habla Masxacre, ella es bajita, va vestida de forma gótica con un crop top negro, falda muy corta y botas altas negras. Su piel blanca está adornada por tatuajes y percing en la nariz, labios y orejas. A parte de eso, tiene el cabello naranja.

—Tú. —digo y apunto con el dedo a Naziffi ya la había visto en la tierra, una vez casi me atropella. Es morena, alta, tiene el cabello marrón liso y va vestida con enterizo negro y una chaqueta de cuero. Es bonita solo que tiene cara de mala —Casi me matas.

—Estaba borracha, no me acuerdo.

Dice mientras pasa de largo, Masxacre me dice que no le preste atención. Junto a ella ingreso al lugar donde lucharé y parece que fuera a haber una pelea tipo WWE solo que no hay rin sino una amplia cancha de arena. El lugar está totalmente lleno, todos aplauden mientras entramos.

Al otro extremo del lugar diviso a mi contrincante, se encuentra al lado de una mujer y dos hombres. El anfitrión indica que escojamos nuestras armas y cojo el arco, una espada, de nuevo los puñales a mis bolsillos y busco uno que tenga cuerda para así amarrarlo a mi muñeca, espero no cortarme; no alcanzo a ver que escoge Melz.

—No te distraigas, tu puedes. Deja que ella ataque primero.

Asiento y Masxacre se va. El lugar queda en silencio y sé que la batalla va a comenzar. Las luces nos enfocan y siento que me voy a desmayar de los nervios, apenas vengo a darme cuenta de lo que esta pelea representa y me asusta. En el centro de la cancha se dibuja una ruleta con dos locaciones: nieve y fuego, la ruleta gira y gira hasta que se detiene en fuego. Una barrera de energía se forma como cuatro paredes al rededor del sitio y ya no hay marcha atrás.

—May the best choir win— anuncia el anfitrión en tono británico después de decir las reglas.

Comienza a soplar un viento muy caliente, se siente tan sofocante como un horno.

Respiro hondo y espero su ataque. Ella se lanza en picada hacia mí y no espero, le disparo una flecha, la cual impacta en su hombro asiéndola caer. Se pone en pie y alisto la espada, pero ella no se me acerca, desde ahí me lanza un latigazo que me da en la cara haciéndome tambalear mas no me dejo caer, al instante mi mejilla empieza a sangrar... Sinceramente no me lo esperaba aun así sigo.

El lugar comienza a tomar forma de volcan; el suelo se vuelve de lava y comienza a llover fuego el cual no me quema, el calor es infernal. Melz vuelve y atacar, esta vez con la espada, rechazo el golpe el cual no se compara con los de Bishop, Biltrix o Masxacre... Creí que era más fuerte.

Comenzamos una lucha de espaldas, dejo que ella ataque y solo me concentro en esquivar sus golpes hasta que veo que ya no usa la misma fuerza y es cuando le lanzo una patada similar a la que le di a Bishop, con la gran diferencia de que a esta la hace caer. Ella se aleja y vuelve a usar el látigo, más esta vez son dos, uno en cada mano. Los lanza hasta mi y se enredan en mis muñecas de una manera tan ruda que me hacen soltar la espada y gritar de dolor, comienza a tirar atrayendo hacia ella.

Cuando me tiene cerca me da una patada en el pecho y caigo, se sienta sobre mi y empieza a golpearme en la cara. Yo levanto mis piernas y le golpeo la espalda pero es en vano, así que me impulso, sé que me va a doler pero le doy un cabezaso.

—Mierda.

Gimoteo sintiéndome mareada, pero valió la pena, me la he quidato de encima. Con el pequeño puñal que cuelga de mi muñeca, corto sus látigo y voy en busca de mi espada. Ella se encuentra sentada sobre sus muslos y tiene la mano entre su nariz y boca. Sus brazos y mejillas se ven quemados.

—¡Me rompiste la nariz! —grita y se me lanza.

Como no tiene ningún arma en sus manos, yo no uso las mías y la enfrento cuerpo a cuerpo... Ante todo la pelea limpia. Cuando creo que ya la tengo sometida, el ambiente cambia drásticamente y mi cuerpo que antes estaba tan caliente, se empieza a enfríar; mis estremidades duelen, mis  rodillas flaquean y caigo de bruces. Apoyo mis manos en el frío suelo y cuando las quiero despegar ya no puedo.

—Ahora están sintiendo lo que sentí en tu puto calor. —Melz viene lentamente hacia mi como un depredador a su presa.

Tienes que levantarte antes de que te conviertas en una estatua de hielo o de que Melz me decapite, interviene mi conciencia y si, tiene razón.

Sin importar que me duela, me pongo de pie y que dolor más infernal siento cuando me despego del suelo y el cuero de mis manos queda ahí pegado. Grito como nunca, siento que mis manos palpitan y las vetas de mi cuerpo circulan más rápido de lo normal.

Melz ríe y mi rabia comienza a crecer; a mi mente viene todos esos recuerdos del sufrimiento que he pasado aquí, de las veces que Dorian me mintió haciendome ver como loca, todas las veces que me acosté pensando en Louis y por supuesto, que las culpables de que este aquí son las abuelas de la desgraciada que tengo en frente. Mi respiración se comienza a agitar y mi temperatura sube.

Bajo la mirada a mi cabello y él es el causante del calor, se encuentra totalmente en llamas. Melz se queda paralizada en su lugar y yo miro todo a mi alrededor, todas las personas se han quedado en silencio, a la expectativa. Busco con la mira a los miembros de mi coro y solo veo a Masxacre que me mira eufórica. Todo a mi alrededor se vuelve en cámara lenta, barro con la mirada todo el lugar y veo a mi madre, me mira con ¿orgullo? Junto a ella hay un hombre alto con una mirada siniestra, el corazón se me paraliza cuando veo a Louis dos filas arriba de mi madre. Antes de que mis ojos hagan contacto con los de él, choco contra la barrera de energía.

Todo vuelve a la normalidad. El dolor de mis manos fue cosa del pasado.

Melz se ha vuelvo completamente salvaje, ahora se parece más a un demonio horrible y camina por la paredes energéticas. Aprovecho que está lejos y le disparo, no sé sí es por los nervios pero mi puntería está hecha un asco. Intento otra vez y fallo. Solo me quedan dos flechas, respiro hondo y entrecierro los ojos, espero el momento indicado y dejo ir la flecha. Segundos después Melz cae, más se levanta, vuelve y se me lanza.

Ya me cansé de esto.

Me la quito de encima y ahora soy yo la que está sobre de ella. La golpeo como nunca lo había hecho con alguien, descargo toda mi frustración en ella. No me detengo hasta que veo que ya no se mueve, la observo y vuelve a su forma de demonia normal.

En mi crece un sentimiento que me invita a seguirla golpeando, me dicta que la mate.

—Me rindo.

Grita pero yo no me detengo y vuelvo a golpearla, ella intenta defenderse pero las fuerzas no le alcanzan. La golpeo una y otra vez.

«Gánaste, pero si quieres matarla, hazlo» escucho la voz de Bishop en mi mente y me detengo. Bajo la mirada y Melz esta toda reventada del rostro, no puedo creer que yo le haya hecho eso. Me parto de ella y miro a mi alrededor.

—¡Dite gana!

Grita el anfitrión, me pongo de pie y mis ojos buscan a mi madre, la encuentro aplaudiendo. Veo más allá y noto que Louis va hacia una escalera que da a la salida. Sin pensarlo voy tras él. En el camino me encuentro a Masxacre que me dice —Felicidades— pero no le presto atención, en este momento mi objetivo es él.

Corro para alcanzarlo pero casi toda la gente viene hacia la arena impidiéndome el paso. Cuando por fin logró salir, veo que avanza por el pasillo que entré. Al parecer tiene prisa por salir ya que camina rápido, él sale del lugar yo lo hago pocos segundos después.

Está vez no sé me va a escapar. Como todavía cargo el arco en mi espalda, uso la última flecha que me queda, esta vez no puedo fallar.

Apunto. —¡Louis!—le grito, este voltea y disparo.

Touche.














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Gracias a esas tres lectoras que han estado votando y comentando, y a los que no, gracias por leerme.

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