Capítulo 32

Después de que las brujas se llevaran la serpiente me quedé dormida y cuando desperté ya estaba aquí, encadenada de pies, brazos y cuellos a una pared y lo peor es que estoy de espaldas. Lo único que puedo ver es la luz que desprenden unas antorchas. Por mi mente van y vienen preguntas con posibles respuestas, mas no sé si estoy en lo cierto.

¿Será que el demonio tomo represalias por el show que hice hoy o Lilith consiguió hacerse de mí?

Paso el mayor tiempo posible en silencio, resignada a estar como un animal con un dolor infernar en mis extremidades y espalda. Unos pasos tras de mi captan mi atención e intento voltear a ver más la cadena que apresa mi cuello no me deja completar la acción.

—¿Dónde estoy? —nadie responde, pero los pasos no se detienen—¿Por qué estoy amarrada? Dejame ir, suéltame, da la cara.

Vuelvo a ser ignorada por completo. Pienso que si fuese el demonio el que estuviera tras de mí ya hubiese sentido ese escalofrió en mi cuerpo. Seguramente Lilith consiguió su objetivo. Lo único que me queda es luchar por mi vida.

—Suéltame. Te reto a un combate cuerpo a cuerpo—tal vez estoy loca al desafiar al enemigo, pero es la única forma de ganar su atención.

—Interesante—espeta una voz femenina acompañada de una risotada—que estúpida, si crees que me puedes vencer.

—Suéltame y lo sabrás. Soy la hija de lucifer y de una caída, apuesto que soy más poderosa que una simple demonia —intento sonar tranquila y retadora, pero en el fondo, en el fondo me estoy muriendo de miedo—Si yo gano que me das.

—Tu anhelada libertad, y no solo salir de esta mansión, si no también del infierno regresarte a tu vida aburrida. —hace una pausa y ríe—Y si pierdes me das lo que yo desee.

Y dale con sus malditos deseos

Lo pienso un instante. ¿Que tal desea matarme, sacarme los órganos, utilizar mi sangre para un ritual, entregarme a otro demonio? —Acepto, pero sin magia.

—Como tú quieras.

Las cadenas me liberan y caigo de rodillas, lo primero que hago es masajear mis muñecas y cuello para luego estirarme. Froto por última vez mi cuello y me pongo de pie conservando mi posición, antes de girarme me preparo mentalmente para enfrentarme a mi enemiga, no lo quiero hacer, pero giro rápidamente, la busco con la mirada hasta que la encuentro y siento como se me escarcha la sangre. Busco a alguien más en la habitación y solo estamos él y yo.

Tú y él

—Lista para la batalla querida— espeta con voz de mujer y yo todavía no lo asimilo. ¡¿Como, como puede ser eso posible?!

—Eso es trampa, creí que eras una mujer, creí que eras Lilith.

—Nunca me preguntaste a acerca de mi identidad así que ahora tienes que cumplir— vuelve a hablar con esa voz

Me quedo en shock. Como fui tan estúpida, aunque pensándolo bien eso no es raro en mí, no hay un solo día en que yo no me equivoque. Y como siempre el demonio vuelve a ganar, te vuelve a engañar Anne.

—Está bien, si quieres pelear pues aquí estoy, dame un arma y por favor sin volar.

—Dijiste cuerpo a cuerpo, así que tu cuerpo es tu arma.

En que me metí.

Me acerco a él mientras ideo un plan. Él podrá ser un demonio muy poderoso, pero, yo soy una mujer y somos más inteligentes y astutas que cualquier otro ser que habite en el mundo.

—Ataca—ordeno y lo miro a sus ojos inexistentes—Que esperas.

Rezo para que no lo haga, pero un golpe ensordecedor me estampa contra la pared.

—¡Levante! —gruñe—No alardeabas ser la hija de Lucifer y de una desterrada, pues demuéstralo.

Intentando demostrar de que estoy hecha, me pongo de pie, camino hasta él y le lanzo puñetazos al rostro, pero con sutiles movimientos los esquiva, pruebo dándole en el abdomen, pero la coraza que lleva puesta impide que los golpes lo dañen y así no la tuviese, apuesto que ni cosquillas le harían.

—Es trampa llevas escudo y yo nada— estira su mano y a los pocos segundos cae una espada.

—Tómala para que no llores— voy a por ella y cuando regreso él ya no tiene el escudo, intento no perderme en el relieve maravilloso de sus músculos.

Aprovecho que al parecer esta distraído y corro con el filo de la espada apuntando hacia él, me ve venir y se aparta.

—Muy lenta.

Grito y me vuelvo a lanzar hacía el, esta vez no la esquiva, si no que me empuja.

—Mucho ruido y poca acción.

Con la intención de llevar a cabo mi plan, me dejo caer de rodillas y procuro que parte de mi cabello cubra mi rostro. Cuando ya lo consigo, comienzo a toser, escucho que me llama, pero no atiendo. Pasan varios minutos y no dejo de toser, cosa que me produce arcadas. El demonio espeta un maldita sea y se comienza a acercar a mí, mientras tanto, con movimientos sutiles empuño y acomodo la espada en su dirección. Sonrió anticipando mi victoria.

Cuando ya lo tengo lo suficientemente cerca, con un movimiento muy rápido llevo la espada con dirección a su cuerpo; esta vez, no la esquiva, no me empuja, esta vez la espada atraviesa uno de sus costados. Antes de poder disfrutar o reflexionar sobre lo que hice, una onda proveniente del lugar donde le incruste la espalda me manda a volar literalmente, de lo único que me doy cuenta, es que caigo de cara. El golpe es tan fuerte, que me deja aturdida por varios minutos. Intento respirar, pero me duele mucho. El demonio se acerca a mí con una sonrisa triunfal.

—¿Te puedes levantar? —quiero responderle, pero la voz no me sale, así que como puedo niego con la cabeza—Entonces he ganado. Lo que deseo es borrar tus recuerdos y solo dejar los que me convienen.

¿Qué quiere qué? No puede, no. En estos momentos lo más importante para mí son mis recuerdos, son los únicos que me conectan con la realidad, son los únicos que me mantienen a flote. Él no me los puede quitar, son lo único que me queda de mi familia, mis vestigios son mi todo.

Antes de que lo asimile, las lágrimas cruzan mis ojos.

—No tienes derecho, no. Dime que es una broma.

—No es broma. Y tengo derecho, por estar atada al pasado no te tengo aquí en el presente, por eso no hemos podido avanzar y créeme que se me está agotando la paciencia, lo siento no tengo otra opción.

Me quitara lo que me queda de Dorian, Louis, de mi madre e incluso de Matías y yo aquí solo llorando sin poderlo impedir.

Con ayuda de él, intento ponerme en pie, pero el dolor en mis costillas es horrible y me obliga a quedarme de rodillas.

—Te prometo que me comprometeré con tu causa, dejare de llorar, de pensar en el pasado—me limpio rápidamente las lágrimas que surcan mi rostro—Hare lo que tú quieras, pero no me los quites

—No, eso mismo me dijiste hace unos días, tu no cumples lo que dices y así no podemos—se pone de pie e intenta alejarse. Pero voy a gatas y me arrodillo ante él, a la vez que me abrazo con fuerza a sus pies.

—Por favor no lo hagas, ya me arruinaste la vida confórmate con eso... no me quites lo que me mantiene viva— intento contener el llanto mas de solo imaginarme despertar un día de estos con la mente en blanco me llena de miedo, me aterra—No lo hagas, te lo ruego.

Nunca me había humillado tanto ante alguien. Me sigo preguntando ¿donde esta mi Dios que no puede impedir que este ser me trate así , donde esta mi madre que no ha venido a visitarme, mi padre? ¿Por que nadie impidió que él me trajera aquí? ¿Sera que alguien me quiere y me extraña? ¿Porqué me tiene que pasar estoy a mi?

Él se arrodilla junto a mí y toma mi barbilla—Hagamos un trato, todo dependerá de tu comportamiento, si yo veo que te la pasas pensando en lo que dejaste en la tierra y llorando por ello, si no rindes en tu entrenamiento, si no cambias tu forma de comportarte, te borro todos los recuerdos y créeme, no te avisare cuando lo haga.

—Acepto, desde hoy seré otra, seré tu Milufer.

Sé que me esta manipulado mas ¿Qué más puedo hacer?

—Entonces dime querida, cual es el primer paso para comenzar el cambio.

Sencillo—Cambiar de habitación.

—Así será.

Sin perder tiempo me toma entre sus brazos y nos dirigimos hacia mi nueva habitación.

~°°~

No tardamos mucho en llegar, entra conmigo todavía en sus brazos y me recuesta en una enorme cama. Doy un vistazo y la habitación en la que me encuentro es muy fuera de lo común, pero se ve acogedora. Sin duda, lo primero que llama mi atención es el gran altar cubierto por ciento de velas encendidas, la mayoría son negras y rojas, y las hay de todos los tamaños. Observo otro punto de esta y noto que toda la iluminación la brindan velas en candelabros. Me centro en la cama y es verdaderamente grande, podría decir que es una cama familiar, tiene un cubre cama negro y por la textura creo que es de Cachemira al igual que ocho cojines, ante la delicada sensación, paso mi mano una y otra vez por este.

—Es Vicuña ¿Te gusta? —asiento con un gesto. La vicuña es la tela más cara, fina y escasa del mundo—Esta es la habitación que escondían las runas que mostraban la tuya, y es la mía, así que la compartiremos.

—No hay problema, puedes dormir en el piso o ahí —señalo el sillón que se encuentra en la parte inferior de la cama, el demonio solo muestra un intento de sonrisa—Es broma, la cama es grande así que puedes dormir en un ladito—intento disfrazar mi tristeza con algo de humor, pero es difícil.

—¿Por qué no te negaste? Sin contar el hecho de que cambiaras tu actitud.

—Porque cuando estas cerca de mí me siento segura. Hablando de eso, ¿Qué pasó con Lilith?

—Nunca llego, solo eran unos de sus soldados— se sienta en el borde de la cama y comienza a quitarse los zapatos.

—La serpiente que vino a verme mientras no estabas era...

—Antes de que preguntes, la demonia que te acompaño hasta el portal es una de mis comandantes, se llama Masxacre. Las dos que te hablaron eran Petra y Calipso, son mis mejores hechiceras y Petra es otra comandante. La serpiente a la que hacías referencia es de mi propiedad, sé que te mostro una visión más solo sé que la que aparecía ahí era Lilith, del hombre no sé nada, y no te preocupes, no volverá a molestarte. Y estabas amarrada porque tuviste un ataque de agresividad causado por la runa y no sé porque no te acuerdas.

Esta última respuesta, no la creo, de seguro borró ese recuerdo. —Gracias por aclarar mis duduas.

—Hablando de tu entrenamiento te diré en que te vas a entrenar y quienes serán tus instructores de la primera sección, así que no me interrumpas. Primero, será algo de teoría, yo te la enseñare y el primer tema que tocaremos es de demonología, después Petra te enseñara la utilidad de las runas mas no te enseñara a hacerlas, eso es lo último que aprendes y te lo enseña Mara. Después Biltrix se encargará de mejorar tu estado físico y también te enseñará a luchar con espada, Masxacre con arco y a nadar en aguas densas y yo lucha cuerpo a cuerpo. Cuando hayas completado eso, te daré un tour por el infierno. En la otra sección, dibujaras runas, controlaras diablos, descubrirás tus poderes y aprenderás a volar cuando tus alas crezcan. Al finalizar tendrás una prueba y como premio te llevare a otra parte del infierno y a la tierra.

Suena genial todo eso pero, pero en este momento no me interesa, trato de ocultar como me siento, para que él vea que cumpliré mi palabra más no puedo. ¿Como se disimula una tristeza que te está consumido? La única solución es olvidando, o sea borrando por completo todo eso que me atormenta.

—¿Qué tienes Milufer?

—Nada.

Muerdo mi labio inferior e intento mantener las lagrimas a raya, más no me hacen caso y una a una van brotando. Para que el demonio no me vea llorar agarro un cojín y me cubro el rostro.

—¿Dime como te sientes?

—Me siento muy triste, sé que te dije que iba a cambiar más no puedo, no puedo ¡ya no puedo más! Todo esto es mucho para mi y en tan poco tiempo. Estoy cansada de tanto sufrimiento, estoy cansada de que siempre me toque lo peor. Quiero ser feliz aunque sea un día. Quiero que alguien me ame, sentir que le importo a alguien , me siento sola, devastada, esto no era lo que yo quería para mi vida, quería casarme, tener hijos, disfrutar, salir a divertirme; no estar... —sollozo y tomo aire—... Aqui encerrada en contra de mi voluntad, sin ni siquiera salir a tomar aire, bañarme, comer o beber algo, quiero vestirme bonito y no puedo . Sabes, hubiera preferido quedarme en la tierra con Louis, aunque corriera peligro y solo porque con él me sentía bien, con él no habían tristezas.—aparto el cojín y lo miro a los ojos—borra todos mis recuerdos, sé que esa es la solución más cobarde, pero ya no quiero, no aguanto más, ya no quiero ser yo, quiero morir y esa es la única forma, morir junto con mis recuerdos—limpio mi rostro con una esquina del cubre cama—¿Tienes Vodka?

No reponde, solo se dirige a un mini bar que no había visto y regresa con dos vasos y una botella pequeña. Me extiende un vaso y sin basilar me lo bebo todo, quema... Estrañaba esa sensación. Me extiende otro más agarro la botella. Cuando me he bebido todo el contenido de esta, la lazo contra la pared del frente y el llanto vuelve a arreciar.

—A nadie le importo—balbuceo entre sollozos.

—A mi me importas y mucho—habla poniéndose de pie— En este momento eres el tesoro más preciados que tengo.

Sólo lo dice porque debes de ser poderosa.

Por interés—susurro demaciado bajo.

—No te lo voy a negar, mas en el fondo no solo es por lo que piensas—vuleve al bar y saca dos botellas luego se dirige hasta una puerta—Ven, sigueme contando tus desgracias mientras me relajo en el jacusi.

Me quedo como tonta con la boca abierta pensando en lo que dijo, cuando reacción corro hasta él y nos adentramos por aquella puerta.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top