Capítulo 28

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—Eres libre—dice sin ni siquiera mirarme.

Sin pensarlo dos veces le doy la espalda y emprendo mi huida.

No estas huyendo, él te está dejando ir.

Estaba muy equivocado si creía que no me iba a decir a marcharme. Prefiero andar a la deriva que quedarme con un ese ser tan despreciable, soberbio y frívolo.

Si encuentro a mis padres, ellos podrán llevarme a la tierra, podré ver a Dorian y por supuesto a Louis... Lo extraño tanto, en cada momento pienso en él y eso me enferma, me está matando.

Miro hacia atrás y observo una vez más al demonio; se encuentra concentrado leyendo no sé qué cosa dándome la espalda.

No te vayas Anne, la vas a pasar muy mal.

Pienso en lo que dice mi conciencia, pero no tiene caso que me quede. Odio tanto a ese ser que me separó de mi familia, que me quito mi vida, mi felicidad. Limpio unas lágrimas que surcan mis mejillas y sigo mi andar. Ahora solo soy yo, mi conciencia y me fe... contra un mar de demonios; solo me queda encontrar a Lucifer.

A medida que avanzo el bosque se va volviendo cada vez más oscuro y siniestro. Me detengo a pensar que rumbo coger y decido dejar el sendero que Dios sabe adonde llega y me voy por el monte. Avanzo rápidamente con cuidado de no caer, ya que hay muchas raíces y ramas secas. Cada vez que doy un paso, algo dentro de mi comienza a crecer, es una sensación de miedo y angustia...desesperación, pero a la vez se siente un éxtasis y adrenalina indescriptible.

A lo lejos, diviso una silueta encorvada, desde donde me encuentro parece ser un tronco, pero no estoy segura y me aventuro a averiguar de qué se trata. Estando a escasos metros observo que realmente se trata de una silueta femenina arrodillada con las piernas abiertas. Me muevo sigilosamente entre los escasos arbustos frondosos y me situó detrás de ella, al estar tan cerca, descubro que son varias y todas se encuentran en la misma posición formando un círculo. Llevan unas túnicas negras con capucha así que no les logro ver el rostro. Entre cierro los ojos para ver mejor y descubro que hay otra acostada en el centro del círculo, esta se encuentra desnuda. Las otras, la comienzan a bañar en un líquido rojo—me atrevo a decir que es sangre—veo como sus manos comienzan a danzar sobre el cuerpo de aquella mujer formando figuras extrañas con la sangre y se me ponen los pelos de punta.

Aún más cuando escucho lo que dicen a mis espaldas.

—¿Y si te nos unes? Mira que está por comenzar lo bueno ¿qué dices? —susurra a mi oído una sensual voz femenina que me eriza por completo.

Giro para verla y me encuentro con una mujer vestida con la misma túnica que las otras, solo que la capucha de esta tiene forma de cono.

—¿Quién eres?

—Acompáñame y lo sabrás—me extiende su mano y no la tomo—No seas sosa, ven te gustará—ella, pasa por mi lado y se sitúa frente a las demás mujeres dándoles la espalda—Apúrate ya va a empezar lo mejor.

Ante su insistencia, me dejo llevar. Caminamos cogidas de las manos el corto trecho que nos separa de las demás. Al llegar las otras dejan de lado a la chica del centro y todas dirigen su mirar hacia mí.

—¿Sienten su olor? —la miro desorientada ante el carácter de su pregunta—Es de un grande, además tiene alma, todavía es humana.

Como que todavía, siempre seré un ser humano ¿o estar acá me cambiará? ¿Ellas no son humanas?

—Abran espacio para la nueva—dice una a mi derecha.

La que está en el centro se hace a un lado y todas se mueven para así darnos un lugar en el círculo. Una vez sentadas la que me encontró añade.

—Yo soy Dorcas, la líder de este aquelarre—palidezco ante su afirmación; son brujas—Todas presentaos ante...—se acerca a mí y me dice que le diga mi nombre y se lo digo—Ante Milufer.

Se quita la capucha y deja ver a una hermosa mujer de cabellos castaños, labios rojos con forma de corazón, mejillas rosadas y rasgos simétricos, ante su acción, las demás comienzan a decir sus nombres a la vez que dejan al descubierto sus rostros.

La que está a mi izquierda, tiene el cabello negro, liso y muy largo. Sus ojos son negros y tiene una cicatriz en el pómulo derecho, pero aun así se ve hermosa; ella se llama Jireh.

Al lado de ella hay una morena con cabello rizado que posee ojos negros con pestañas largas y crespas más un delineado de infarto; se llama Darenka.

La que le sigue se llama Gaea, es castaña, aparenta ser la más joven y las más bajita de todas. Junto a ella está Hariet: rubia platino pecosa de ojos azules, está en particular, me regala una mirada que contiene una pisca de algo que no se descifrar... Podría decir que rabia. A diferencia de Hade que me observa con lujuria viva, esta tiene el cabello muy corto y de color negro con puntas azules, lleva los labios muy rojos y los ojos pintados de negro. La última en presentarse es la que antes estaba en el centro del círculo, esta se ve apenada, me imagino que es por su desnudez y mantiene la mira en sus pies, solo puedo ver que tiene una hermosa cabellera roja la cual cae en cascada sobre su rostro; se llama Gamora.

Les doy un vistazo a las siete brujas que tengo frente a mí y me siento aplacada por tanta belleza, realmente son hermosas.

—Si bien ya sabrás, somos brujas y lo que hacíamos era el ritual de iniciación de Gamora ¿Quieres que te hagamos uno?

—Por ahora no, muchas gracias Dorcas—respondo sin pensarlo.

—No se diga más, continuemos con Gamora. Vuelve al centro—ordena.

Como respuesta le regalo una tenue sonrisa.

A continuación, Darenka coge sal y la esparce por todo el cuerpo de Gamora. Dorcas, empieza a hablar en un idioma que no conozco y comienzan a quitarse las túnicas dejando ver sus cuerpos majestuosos.

Jireh, enciende una vela roja y la pone junto a la cabeza de Gamora, las otras por su parte posan de nuevos sus manos ensangrentadas sobre ella.

—Tú también puedes participar, mejor dicho, debes así que fuera túnica—dice Hade mientras quita los cordones de mi túnica. Dejo que lo haga hasta que me la quita por completo—Ahora sí. Baña tus manos en sangre y luego dibuja círculos sobre su piel así—baña sus dedos en sangre y comienza a trazar círculos alrededor de mis senos, desciende hasta llegar a mi ombligo y ahí hace otro círculo—Así, pero sobre Gamora.

—Entendí—aparto su mano al ver en sus ojos la intención de seguir bajando.

Me invade la curiosidad de preguntar sobre la procedencia de la sangre, pero me quedo cayada y con algo de asco hundo mis manos en la espesa sangre para luego plasmarlas sobre las piernas de Gamora. Cuando ya está completamente cubierta Dorcas bebe vino y luego lo escupe sobre ella.

—¡Yo me pido a Milufer! —grita Hade—la miro extrañada con el ceño fruncido buscando una explicación—Para la orgia—dice entre risitas.

—No gracias, yo...

Pone su mano sobre mi nariz y boca impidiéndome respirar.

—Yo nada. Quieres que te quite la mano, lo haré si me das un beso—asiento con la cabeza, me ofrece un poco de vino y una planta para que huela y luego mastique—Esto te relajará.

¿En qué carajos me metí?

Nunca he besado a una mujer y mucho menos participado en una orgia. Miro sobre el hombre de Hade y ya todas están en lo suyo. Dorcas y Gaea se besan mientras Gamora chupa con frenesí los senos de Hariet. Darenka besa a Jireh mientras sus dedos juegan con su zona íntima.

—Ves, ya nos llevan ventaja. Deja los estereotipos de lado y anímate.

Se me acerca, primero me da un beso esquimal y después procede a besar mis labios. Sus labios se mueven ágilmente buscando camino para su lengua y la dejo entrar. Su lengua se mueve de una forma tan salvaje que me cuesta seguirle el ritmo, en ese instante comiendo a sentirme mojada, y no es saliva. Sus manos comienzan un viaje por mi espalda hasta que llegan a mi trasero y yo lo único que hago es agarrar sus caderas. Sus labios abandonan los míos y se dirigen a mis senos; los lame lentamente mientras me mira a los ojos. Rompo el hechizo de nuestras miradas cuando siento una leve presión sobre mis piernas, bajo la mirada y descubro la cabeza de Gaea intentando abrirse paso entre mis piernas.

—¿Puedo?

Sin esperar respuesta comienza a chupar mi vagina. Intento pensar en otra cosa para no gemir, pero es muy difícil cuando te están torturando los pezones y devorando el sexo. Rompo las barreras que forma el pudor en mi mente y decido disfrutar de este momento tan placentero.

—Es mi turno—dice Hade empujando la cabeza de Gaea.

Para que tenga mayor absceso a mí, me tuvo sobre el suelo y poso una de mis piernas sobre su hombro así, Darenka aprovecha para posarse detrás de ella y meter sus dedos en su vagina. Lo primero que Hade hace es introducir unos de sus dedos en mí, luego su lengua comienza a lamer mi sexo húmedo y sensible de una manera maravillosa. Introduce otro dedo y gimo por lo alto, el ritmo de su lengua y dedos va aumentando cada vez y más y no aguanto más... Me libero sobre su boca y ella no para, en antes aprovecha e introduce un tercer dedo el cual me hace gritar de placer.

Jireh en busca de placer se pone a horcajas sobre mi cabeza, se inclina un poco hacia el frente para darme mayor absceso, comienzo a lamer como si de una paleta se tratara y ella gime escandalosamente y comienza a moverse al compás de mis movimientos, decido aumentar el ritmo hasta que esta no aguanta más y se derrama sobre mi cara.

—Otra vez, por... Favor—susurra agitada y no lo dudo.

Sigo con Jireh, pero cierro los ojos y me concentro en Hade, que aumenta el ritmo haciéndome gritar sobre el sexo de Jireh. Esta chica si sabe cómo poner en perfecta sintonía a sus dedos y lengua; estoy por llegar nuevamente cuando algo dentro de mí me dice que abra los ojos, lentamente lo hago y grito, pero de horror cuando veo lo que está detrás de mí, mejor dicho, a quién está detrás de mí.

Las demás ni siquiera se percataron de que no grité por placer y siguen con lo suyo.

—¿Porque te detienes? —pregunta Jireh y al ver que no le respondo dirige su vista hasta donde la mía apunta. Lentamente se quita de mi encima y llama la atención de las demás menos de Dorcas que sigue rozando sus partes contra las de Hariet.

Lo que antes era un concierto de gritos y gemidos lujuriosos, se ha convertido en un silencio sepulcral.

Hago contacto visual con él y observo que está enojado, pero no como las veces en que le golpee sus cuernos.

—¡Dorcas! —gruñe y la bruja por unos instantes lo mira sorprendida, pero después su rostro de desfigura en una sensual sonrisa.

—Bishop—dice con sensualidad.

—Sabes que tienes prohibido hacer tus rituales en mis tierras así que largo—replica mirándola fijamente.

—Que agresivo—dice Dorcas a la vez que se pone de pie y las demás la siguen, yo me quedo donde estoy. Todas se ponen sus túnicas y se preparan para emprender marcha.

—¿Tu no vienes? —pregunta Gamora y rio.

—Él es su dueño—le responde Darenka—¿No lo hueles?

Ahora si entiendo a qué se refería Dorcas.

—Fue un placer haberte conocido.

Dicen al unísono. Hade sin ningún respeto hacia el demonio, se acerca y me da un casto beso para luego irse, veo cómo van desfilando entre la maleza hasta que se pierden y quedó sola con la Bestia.

¿No se supone que me había dejado libre?

—Levántate.

Me siento y un mareo desastroso me invade y me cubro los ojos con el dorso del brazo. Al ver mi gesto intenta ayudarme a ponerme en pie, pero mis pies sencillamente no tienen fuerza para sostenerme a sí que caigo de rodillas.

¿Qué me hicieron?

Siento que tengo energía, pero no fuerza para levantarme.

—¿Puedes ponerte en pie? —río ante su pregunta, es que acaso no ve que no puedo levantar, si pudiera hace rato hubiera huido—Bien—me agarra sobre del brazo y me pone cual costal de papas sobre su hombro sin ni siquiera poner la túnica.

Mientras él va caminando yo me voy riendo alegremente y no sé porque.

—¡Maciel, Maciel, Maciel!—repito todo el trayecto hasta la cabaña y lo peor de todo es que no sé quién es Maciel.

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