Capítulo 25
Siento frío, mucho frío.
El agua está helada, antes me llegaba al ombligo, mas ahora está por llegarme al cuello. No creo que pueda aguantar más aquí, ya no siento los pies ni los dedos de las manos. Si no fuera porque estoy amarrada de los brazos, muñecas, abdomen, piernas y tobillos, hace mucho tiempo me hubiese desvanecido. Antes estaba calmada pero ahora ya me comencé a desesperar, ya quiero que venga la bestia y me cuente todo lo que está pasando, pero nada que viene.
—¡Bishop!
Grito con todas las fuerzas que tengo. Pasan los minutos y no responde ni aparece.
—¡Sácame, ya aprendí que no debo tocar tus cachos!
Y otra vez silencio.
—¡Ven por favor, sácame me estoy congelando!
Respiro e intento contenerme para no perder la cordura.
—¡Bishop!
Grito hasta que me arde la garganta. Estoy por tomar aire para un segundo grito cuando siento un escalofrío que me recorre todo el cuerpo y sé que él está aquí.
—Ya te escuché—dice apareciendo con su manto de oscuridad junto a mí—Te dije que clamarías a gritos mi presencia y hoy se cumple.
Es verdad y creí nunca hacerlo.
—¿Me vas a sacar? —susurro con la voz temblorosa.
No responde, simplemente se lanza al pozo y comienza a quitar las cadenas. Sus manos con bruscos movimientos quitan las de la parte superior de mí y su cola, se encarga de quitar las de más abajo de mi abdomen. Cuando quedo completamente libre, siento el peso de pasar tantas horas de pie, siento que mis pies flaquean, pero la bestia me agarra antes de caer de bruces.
—Humana débil—me toma en brazos y da un salto impresionante que nos deja fuera del pozo.
—Perdón por no ser como tú.
No debería pedir perdón por ser humana.
—No te preocupes, muy pronto lo serás—lo dice con tanta seguridad que hasta yo me lo creo. ¿Será posible que eso pase? —Agárrate.
Pongo mis débiles brazos alrededor de su cuello. A pesar de que no puedo ver esta parte de su cuerpo, siento que no tiene pelos como me lo imaginaba, solo se sienten unos leves relieves.
La imagen que tengo de él, es de una bestia peluda con cara desfigurada, cachos enorme y espalda joroba...algo horrible, espero estar equivocada.
Siento que despliega sus alas, hago un esfuerzo por mirar sobre sus hombros, pero el dolor de espalda no me deja así que cierro los ojos y me acuno sobre su fornido pecho.
~°°~
—Anne, escúchame.
Miro hacia todos los lados buscando al dueño de esa hermosa voz pero no lo veo.
—Anne...Te amo.
Me detengo al ver donde estoy y una sonrisa se dibuja en mi rostro al ver que estoy en el apartamento de Louis, justo en el lugar que caí cuando Guardián me atacó. Me levanto a toda prisa y voy a su habitación donde por fortuna lo encuentro de espaldas. No me puedo contener y me lanzo a abrazarlo con los ojos encharcados a lágrimas.
—Louis...—digo mientras lo abrazo por la espalda, inhalo y exhalo en repetidas ocasiones llenando mis fosas naces con su exquisito olor—Te amo.
Él se gira sin romper el abrazo.
—Yo también te amo princesa ¿Porqué lloras?
Se me acerca lentamente y me toma del cuello de una manera muy sutil, me da un beso esquimal, yo río y busco sus labios. Nos unimos en un suave beso, que parece detener el tiempo a nuestro arrededor. Nos besamos hasta que nuestros pulmones claman por ser bendecidos con oxígeno.
—Te extrañé tanto...
Limpia mis lágrimas con su pulgar.
—Pero si solo fuiste por tu bolso.
Algo anda mal.
—No yo estuve encerrada, un demonio me tenia...
—Shuu calla princesa, todos estoy días he estado junto a ti.
Me aparto de él para poderlo mirar bien a los ojos. Él me regala una linda sonrisa que hace que mi corazón se estruje.
—No Louis, tienes que creerme. Él me dijo que era suya un demonio, que un pacto, mi abuela Mabel, mi habitación...
Hablo tan rápido y confuso que sé que no me está entendiendo y eso me desespera.
—Cálmate, tu si eres mía y qué un demonio qué—pregunta sonriente, pero porque se ríe, él no es así.
—Que un demonio hizo un pacto con mi abuela....
Me cayó cuando veo que está mirando algo atrás de mi con sumo interés, mejor dicho, las miradas que le lanza son tan intensas...cargadas de amor, de deseo que me hace sentir celos ¿a quién mira así?
Doy la vuelta lentamente y quedo petrificada con lo que veo... Me está mirando a mí. Me quedo boquiabierta, como es posible.
—Que al demonio con el instituto hoy me quedo aquí contigo, mejor dicho, allí—mi otro yo apunta hacia la cama—Los dos juntos, desnudos, devorándonos mutuamente ¿Qué dices?
—-Me parece genial—responde sin dejar de mirarla, "mirarme" con esa intensidad
De repente, todo se sume en oscuridad y lo único que escucho es la voz de Louis.
—No lo olvides, Anne; estoy contigo Anne...Te amo
Abro los ojos y para mi desgracia me encuentro en mi habitación... Todo fue un sueño, pero fue tan real que me cuesta creer que haya sido uno. Sus labios sobre los míos, su tacto, su olor...
Busco al demonio con la mirada, de seguro todo esto es obra de él . Lo encuentro al otro lado de la cama sentado en el borde del colchón.
—Tu lo hiciste.
—No lo hice.
Nos quedamos en silencio.
Me remuevo entre las suaves sabanas de seda y noto que tengo un pijama; es de un fino velo color palo de roda con tirantes en pedrería, con un escote nada modesto hasta el ombligo, aunque es muy transparente y sensual, me gusta. Quién iba a creer que el demonio tenía buen gusto.
Sonrío al darme cuenta que me encanta mucho este pijama, pero eso no cambia que provenga de un ser despreciable.
—Porque te empeñas en buscarle un lado malo a la situación—dice sin voltear a verme.
—Porque no quiero estar aquí.
—Pero si aquí es a donde perteneces, aquí es donde encontraras tu verdadero yo.
—¡No, yo soy humana y pertenezco a la tierra!
En menos de un segundo lo tengo a él y a su manto de oscuridad de pie junto a mi. Yo hago lo mismo y lo encaro.
—¡Te equivocas!
Una cosa que me pone sensible es que me griten, eso me rompe, apremia mis lágrimas, pero en estos momentos no le puedo seguir demostrando debilidad. No, ya no más.
—¡Si lo estoy! ¡Así que dime la verdad de una maldita vez!
Lo grito con sopor, sé que eso lo enoja mas nada puede hacer. Me da la espalda y se aleja, voy tras él.
—No te la diré toda—asiento con la cabeza a sabiendas de que no me está mirando—Estas aquí porque Lilith, una demonia te quiere matar. Tus ángeles de la guarda no lo podían impedir así que hablaron conmigo para que hiciera efectivo el pacto que firmé con Mabel. Si te hubieras quedado en la tierra, en estos momentos la estarías pasando muy mal, ya que antes de matarte te quería torturar.
Lilith, según lo que leí fue la primera mujer en ser creada, dicen que por el machismo de Adán—el primer hombre—decidió irse del paraíso cosa que obligó a Dios a crear a Eva. Lucifer la encontró, se la llevó al infierno y la convirtió en un demonio —Fue la primer demonio femenina—y supuestamente mantuvo relaciones sexuales con casi todos los demonios mayores y dicen que es la madre de muchos demonios. Siempre pensé que era fantasía, pero es real y me quiere matar.
Estoy tan confundida que no sé qué decir, no sé qué pensar.
Mascullo lo primero que se me viene a la mente—¿Por qué me quiere matar?
Decido ir a sentarme a la cama, así sí me desmayo no corro riesgo de mallugarme.
—Por dos motivos. Uno, porque ella estaba enamorada de Lucifer, pero Lucifer se enamoró de la hija de un ángel, una Neffilim, de hecho, la única que nació con alas y lo le prestó atención. De ese lindo amor, naciste tu; Lucifer es tu padre. Por eso quiere acabar contigo, pero no sin antes sacar provecho de tus poderes. El otro motivo te lo diré después.
No sé si reírme o llorar ¿Qué Lucifer es mi padre? siempre quise saber quién era mi padre y hubiera preferido seguir creyendo que era un Marine que murió en una incursión a Siria, que enterarme que es el padre de todos los males. ¿Qué mi madre es casi un ángel? eso me duele, por qué no me lo dijo si tanto decía confiar en mí, si decía que me amaba. Sencillamente lo puedo creer, esa traición me duele, me hiere.
Pero pensándolo bien, todo encaja con las visiones que tuve del pasado. La culpa de todo esto la tiene la ambiciosa de Charlotte.
—Sé que es muy difícil para ti, pero es la verdad y en algún momento te lo tenía que decir.
—Y que hay de Dorian ¿también lo quiere matar? Si es así, tenemos que ir por él—me levanto y voy hasta donde él se encuentra—No quiero que le pase nada a mi hermano, por favor tráelo aquí conmigo.
Digo con la voz temblorosa, no me perdonaría si a Dorian le ocurre algo malo.
—Milufer, no llores. Cálmate él está bien.
—No me pida que me calme. Acá estará mejor tu nos cuidaras.
No lo puedo aguantar más y me dejo caer, dejando así salir las lágrimas.
—Escúchame—se arrodilla junto a mi y limpia mis lágrimas con su suave cola. Me agarra del mentón y me obliga a mirarlo—Tu hermano es un ángel y créeme que sabe como cuidarse.
Por primera vez desde que comencé a soñar con él, veo su rostro. Y no se compara con lo que pensaba que era. Tiene un rostro perfecto, solo que tiene muchas runas y no dejan apreciar bien su belleza. Dirijo la mirada hacia sus ojos y no hay nada más que unos agujeros negros que parecen no tener fin. Bajo la vista a sus labios y estos también están cubiertos por runas. Su pecho se encuentra desnudo y veo que no me equivoque, es muy fornido, los relieves a los que me refería, son runas. Sigo bajando y su abdomen tan trabajado me deja sin alimento y más cuando veo que no lleva pantalones.
Por el bien de mi salud hormonal, desvío la mira hacia el suelo donde descansa su cola, esta está cubierta por una fina capa de pelo de color piel, me agrada. En conclusión, para esta ser su identidad demoníaca, esta muy guapo.
—Y pues Dorian esta a salvo...—comienzo a decir, pero mi mente solo piensa en su precioso cuerpo. Vuelvo a mirarlo en especial a su miembro y me sonrojo. Limpio el sudor que ahora surca mi rostro y respiro.
Miro su rostro y este no demuestra ningún sentimiento.
—Y bien, no soy peludo ni jorobado.
—Eres difícil de mirar, pero muy atractivo—susurro sin poder quitarle la mirada del rostro.
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