Capítulo 23

Voy caminando por la casa de Charlie, todo esta tapado con sábanas blancas y las cortinas están abajo. Al parecer nadie habita en la casa, porque todo se encuentra en silencio. Paseo por toda la casa por varios minutos hasta que alguien abre la puerta del piso de abajo. Me apresuro a las escaleras y descubro que es Charlie. Porta una gabardina negra y abajo trae un vestido corto negro con un paraguas en las manos. Entra casi corriendo y se dirige a la cocina, voy tras ella a toda prisa.

Al llegar la encuentro reposando sobre el lavado de espaldas—al parecer llora—deja de darme la espalda y si, si está llorando. Toma agua de la llave, moja su cara y continúa la marcha. Esta vez va hacia la segunda planta, luego al ático. Una vez ahí, saca una botella de vino de una vieja caja de madera; acto seguido, la destapa y toma directamente desde la botella. Lo repite hasta que no queda ni una sola gota de alcohol en la botella.

—¿Por qué se la llevaron? era lo más preciado que yo tenía, era mi todo, era mi bebé ¿porqué, por qué? —dice con una profunda melancolía entre llantos, me da mucha tristeza verla así, qué le habrá pasado—¡Ella no tenía la culpa de nada, mi Mabel era inocente yo era la que debía morir, ¡yo! ¡No ella!

No lo puedo creer. Mabel está muerta. Esto no puede ser cierto ¿Quién es la Mabel que conozco? ¿Si ella murió quien dio a luz a mi abuela?

Pasan las horas y ella sigue bebiendo. Me acerco hasta ella con la intención de tocarla, pero la traspaso. Por su parte, Charlie mira hacia el lado en que pretendía tocarla.

—Se que eres tú, alimaña del demonio ¡lárgate de acá, déjame en paz! —suelta de la nada—Por tú culpa se llevaron a mi hija lárgate.

Creo que se percató de mi presencia.

Limpia su rostro con la parte baja de la gabardina y continúa con lo suyo. Pasadas varias horas, el piso del cuarto empieza a vibrar, ella mira para todos lados algo asustada. Frente a ella, una espesa neblina comienza a tomar forma de hombre.

—Yo no te invoque, ¡vete! —lanza la botella que tenía en las manos en dirección a la figura—Por tu culpa se llevaron a mi hija, por tu culpa los ángeles la mataron.

—No fue mi culpa. La culpa la tuviste con tu avaricia, tu pereza de no trabajar duro para conseguir tu "fortuna"—dice y sé que es el mismo ser que la otra vez vi en aquel sueño... Lucifer. —Te tengo una propuesta.

—No quiero nada que tenga que ver contigo...

—Puedo revivir a tu hija, a cambio del alma de todos los miembros de tu descendía incluyéndote, además de toda la fortuna que te di y la pureza de tu bisnieta como quedamos en el pacto pasado.

Charlie lo mira no muy convencida de lo que dice, se quedan en silencio por varios minutos. Alcanzo a que creer que no va a...

—Acepto—dice sin más dejándome perpleja—Haría cualquier cosa por tener devuelta a mi hija.

—Así me gusta Charlotte, siempre tan decidida tan valiente. Te aseguro que esta vez lo ángeles no van a intervenir porque a partir de ahora yo seré su nuevo dios, serán una familia maldita.

Abro los ojos de golpe y me llevo las manos al pecho con la intención de apaciguar el ritmo tan violento que lleva mi corazón. Cierro los ojos y respiro hondo, cuando mi ritmo cardíaco vuelve a la normalidad me siento sobre la cama y limpio el sudor de mi cuerpo con las sabanas. Doy un vistazo a mi alrededor y sigo en el mismo lugar que cuando me dormí, las lágrimas comienzan a picar, pero no las dejo salir, tengo que ser fuerte y resistir.

—Después de todo conoceré el infierno—digo con resignación.

Una ansiedad insoportable se apodera de mi cuerpo y me obligo a ponerme de pie con la intención de calmarme. Camino por toda la habitación y esta no disminuye, al contrario, comienzo a sudar, a sentir un leve temblor en mis manos y mi nuca comienza a picar.

¿Qué me está pasando?

Algo cae a mis espaldas con un leve estruendo—muy leve—y sé que se trata de él. En menos de lo que creía lo tengo frente a mi. Para ese entonces, todo lo que antes sentía... Desapareció ahora solo siento una corriente que fluye por todo el lugar.

—¿Cómo te sientes?

No respondo.

—Te gusta todo por las malas.

Levanto la vista y de nuevo me encuentro con esa oscuridad que lo cubre. Lo ignoro por completo y me dirijo al closet en busca de algo que ponerme, estoy cansada de andar desnuda. Los abro y en estos solo hay túnicas negras y unos uniformes muy pesados. Abro los cajones y me encuentro con cualquier tipo de ropa interior de color rojo y negro. Busco los zapatos y me siento morir cuando solo veo botas con punta de acero y tacones enormes y ordinarios.

—¿Dónde está mi ropa? —tomo aire—¡¿Qué le hiciste a mi ropa?!

—En tu casa, donde la dejaste.

Vaya que respuesta.

—Exijo mi ropa.

—Tu aquí no exiges nada, eres mi prisionera. Ponte lo que hay o si no quédate desnuda.

De mala manera agarro una túnica y me la pongo, seguidamente me lanzó en paloma sobre la cama quedando boca abajo. Él se acerca y posa una de sus manos sobre mis glúteos.

—Quita tus sucias manos de ahí—gruño y este no obedece.

—Mis manos están limpias.

Pongo los ojos en blanco ¿Porque es tan... Imbécil?

—De igual manera quitala y largate de aquí.

Escucho el susurro de su tenue risa.

—Eres mía y yo te puedo tocar donde y cuando se me de la gana y dejame decirte que no me voy a ir porque esta es mi cueva, aquí es donde descanso.

En un ágil movimiento quito su mano de mi cuerpo y este solo gruñe. Podrá ladrar, aullar, ronronear, pararse en la cola, en los cuernos, pero mi cuerpo es mío y yo mando en él.

Él por su parte se acomoda junto a mí y yo no cambio de posición.

—Como llegaste a mi—pregunto con la intención de saber cómo carajos terminé aquí—Por favor, dime.

—Te lo diré—dejo de darle la espalda y me siento abrazando mis rodillas, él sigue a oscuras y acostado—Hice un pacto con Mabel. Hoy viste parte de lo que Charlie hizo para traerla de vuelta a la vida, esperaba que vieras todo, pero tu espíritu volvió a tu cuerpo.

—¿Cómo es eso de qué mi espíritu volvió?

—Se llama desdoblamiento astral, es cuando el espíritu sale del cuerpo y se ve así mismo mientras duerme (en algunos casos) y lo recuerda. Él espíritu tiene la capacidad de viajar. Tu siempre lo haces de una manera sorprendente a modo de sueños, has podido ir al pasado y al futuro. Lo que más sorprende es que tu espíritu se puede quedar días por fuera de tu cuerpo, cosa que para una persona normal que se pueda desdoblar es mortal. Lo malo es que yo puedo controlar tus salidas y entradas.

Me quedo anonadada al escucharlo, nunca me imaginé que podía hacer ese tipo de cosas. Me siento tan peculiar y a la vez tan temerosa.

—¿Desde cuándo puedo hacer eso?

—Desde que cumpliste los doce, si no lo recuerdas, soñaste con un hombre que te entregó una caja musical, ese hombre era yo—Como olvidarme de ese sueño. En aquella caja venían cuatro amuletos cada uno con un corazón azul, blanco y negro respectivamente, uno de ellos estaba partido y era rojo —Ese sueño tiene un significado, pero más tarde te diré que significa—asiento con la cabeza—Continuando con lo Mabel, ella me convocó para pedirme riquezas y poder, ya que como viste quedaron en la ruina después de lo que hizo Charlotte. Con lo que yo le di pudo formar Charlie's Fashion y tener lo que hoy en día tienen.

—¿Y todo eso a cambio de qué? —pregunto temiendo a la respuesta.

—De ti preciosa. Te he estado esperando desde antes que naciera tu madre. Cuide de tu madre cuando estaba gestando, curiosamente te nombre Milufer y te he acompañado desde tu primer suspiro. No tienes por qué temer—se sienta junto a mi—No te voy a hacer daño y no permitiré que nadie te lastime...simplemente déjate llevar—me susurra al oído.

Miro hacia su dirección y me encuentro con su oscuridad a escasos centímetros, sus manos se posan sobre las mías y su cola comienza a acaricia mi mejilla. Cierro los ojos mientras me concentro en sus caricias que son tan relajantes.

—Colabórame Milufer, no me obligues a retenerte, quiero que estés aquí por tu voluntad. No sabes todas las batallas que he librado para estar junto a ti, incluso di lo más importante para mí y todo con tal de tenerte...de estar junto a ti.

—Sé que no quieres lastimarme, pero yo tengo una vida realizadas, donde lamentablemente tu no tienes parte. Mas sé que no tengo más salidas así que me toca quedarme en contra de mi voluntad—digo sin abrir los ojos.

—Entiendo. Solo prométeme que no llorarás más ni intentarás lastimarte.

Dudo en responder—Te lo prometo a cambio de que me dejes verte—se acerca más a mi y puedo sentir su respiración en mi cuello—Solo eso e intentaré no perder la cordura.

—Eso se llama manipulación, pídeme otra cosa.

Comienza a depositar besos por todo mi cuello y yo elevo mis manos hasta acariciar sus cuernos.

¿Porque hace eso y porque no lo detengo?

—No me detienes porque tu cuerpo sabe quién soy, porque ya te he poseído.

¿Qué me ha qué?

Al escuchar sus palabras sencillamente reacciono de forma agresiva y golpeo sus cuernos. Este ni se inmuta, pero puedo ver como la rabia hace que sus ojos sin pupilas se iluminen en un rojo carmesí.

¿Qué hice?

—Disculpa—es lo que grito cuando me eleva de la cama.

Este es mi fin.

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