Capítulo 15

—Que dulce fue tenerte dentro–. Le susurro al odio desde el vehículo.

—Esa era la idea. Cuando quieras liberar tus demonios sólo llámame, sabes, desde hoy serás mi demonia—me responde al oído y me da un beso en la boca, el cual finaliza mordiendo mi labio inferior—Te espero en la noche para que nos tomemos algo, y no es pregunta.

—Bueno, aquí estaré—no sé qué me pasa, siempre he tenido aires de rebelde y mírenme aquí obedeciendo como boba a todo lo que dicta este hombre—Oye, espero que no desaparezcas.

Me mira a los ojos y agarra mi mano derecha y deposita un beso sobre mi muñeca—Prometo que no me iré sin avisar... señorita ya es hora de que se vaya, va a llover.

—Sí me sueltas... Podré manejar—suelta mi mano, pero antes se apresura a ponerme el cinturón de seguridad.

—Ante todo la seguridad señorita.

—Claro señor prepotente. Hasta más tarde. Me encanta el tatuaje que tiene en la espalda–. Pongo en marcha el coche sin esperar su respuesta.

Ayer descubrí que tiene un par de alas negras tatuadas desde los omoplatos hasta los codos. No tuve la oportunidad de apreciarlas muy bien, pero de hoy no pasa.

Antes de irme para el departamento de Dorian paso por la droguería para comprar la post-Day y un analgésico, ya que otra vez no nos cuidamos y por el golpe de ayer me están doliendo la espalda y la frente.

Ya afuera del apartamento ruego porque mi querido hermano no esté molesto por haber desaparecido toda la noche sin avisar. Antes de que introduzca la llave, la puerta se abre y me encuentro con un Dorian con una ceja por lo alto y el ceño fruncido, sin camisa y al parecer recién duchado.

—¿En dónde andabas? —pregunta sin quitarse de la puerta, sé que hasta que no responda todas sus preguntas no podré pasar.

—En casa de Louis Donovan. Fui por mi zapato y por mi media.

–¿Y dónde están?

–Mmm, pues no sé, al final me olvidé de pedírselos.

Me mira dudoso—¿Que te paso en la frente?

Inmediatamente me llevo las manos a esta y cuando paso los dedos por la parte superior derecha siento un leve dolor.

—Me Caí.

Nos miramos a los ojos por varios segundos, nos reímos y luego le doy un abrazo y un beso en la mejilla.

—Pensé que a Louis se le había ido la mano con el Sado, pasa, Rachel está aquí. Y ya somos novios, así que pórtate bien. Espero que no te molestes, le preste una de las tantas pijamas que no utilizas.

—No hay problema, le regalaría toda mi ropa con tal de que te mantenga de buen genio.

Caminamos hasta la cocina donde Rachel se encuentra preparando algo y agradezco que le haya dado esa pijama fea color verde lama que el mismo me regalo.

—¡Hola Anne! — saluda con voz carismática y me da un abrazo, en otras circunstancias la hubiese apartado, pero ahora es parte de la "familia".

—Hola chica.

—¿Vas a desayunar? Dorian y yo preparamos tortillas de huevo con jamón y queso.

Lo único que Dorian sabe hacer.

—Gracias ya desayuné— sonrió al recordar el chocolate sin sabor y los huevos con cáscara que don prepotente me preparo, al final lo único que cuenta es la intención—Yo tengo cosas que hacer, buen provecho.

—Anne, las cartas y los libros no se comen, así que no se cocinan y alístate porque vamos para la casa de mamá— lo miro dudosa, no cocine libros—Toma, guárdalos.

Me entrega el libro que vi cómo se quemaba y también las cartas. ¡Esto no puede ser cierto, yo vi cómo se quemaban!

Los recibo y cuando llego a mi habitación los arrojó fuera de mi vista. Ahora si esto me está preocupando, yo vi cómo se quemaban y ahora están como sí nada les hubiese pasado. No puede ser, simplemente no.

Toma aire Anne y mejor alístate, todo esto pasará cuando recibas un beso y un abrazo de mamá.

Pongo un poco de música y tomo una ducha mientras canto I'ts Amazing de Aerosmith. Al terminar, busco un crop top blanco y una ball shirt negra. Me amarro el cabello en una coleta y aplico base para tapar el hematoma que tengo en la frente y un poco de labial rosa mate.

—¡Anne, te buscan... en... teria...!. –grita Dorian desde el otro lado de la puerta.

Alisto unos tacones de aguja negros y un bolso de mano rojo, apago la música y salgo de la habitación.

—¡Dorian que dijiste, no te entendí!

—Uy hermanita que elegante ¿Esperas a alguien?

—Pues a ti y Rachel—pongo los ojos en blanco.

—Pues en la portería alguien te está buscando. Ve bajando, todavía no estoy lista o mejor vete, yo llamo a Carlo para que venga por nosotros—se acerca para darme las llaves y un beso en la frente —Maneja con cuidado y evita a la policía.

—Que se diviertan y utilicen protección.

No hace falta ser adivino para saber que van a hacer. Salgo sonriente del apartamento con la esperanza de que sea Louis quien me esté esperando.

Espero el ascensor y cuando esté se abre deja ver a Johnny, perfecto ya que necesitaba hablar con él.

—Hola—saludo carismáticamente y él solo le limita a medio levantar la mano– Yo te quería preguntar.... ¿Qué paso el fin de semana pasado, no me acuerdo?

—Por qué no le preguntas a tu novio, que sin motivo vino a golpearme

Lo miro con el ceño fruncido, de qué novio habla.

—¿Cuál novio?

Wow tengo novio y no lo sabía.

—No te hagas Anne. Pues Louis, quién más. Ese mismo día cuando nos estábamos tomando unos tragos, entró como loco a mi departamento y me golpeó.

—¿Quién te dijo que éramos novios?

–Él mismo cuando me amenazó, me dijo que sí me acercaba de nuevo a ti me mataba— me quedo helada al escuchar su declaración, no puedo creer que Louis haya hecho eso.

Se abre el ascensor y caminamos hasta la portería.

No te preocupes, hablaré con él.

—Controla a tu demonio— dice esto para luego irse.

Lo ignoro y me dirijo a Jacob. –Buenos días Jacob me dijeron que alguien esperaba por mi.

—Alguien como tal no, es un perro. Revise su collar y decía: Guardián/ Nafghel Peppers y la dirección de este edificio.

—¿Está seguro? yo no tengo perros.

—Si, sí quiere mire usted misma. Mírelo, ahí está— apunta hacia donde se encuentra sentado un gran perro negro de raza pitbull.

Camino a pasos lentos pero seguros hacia donde se encuentra el animal, me arrodillo frente a él y al percatarse de mi movimiento suelta un gruñido.

—Silencio, no te voy a lastimar— este solo me mira y voltea la cabeza cosa que aprovecho y agarro la placa metálica que cuelga de su collar.

En letras cursivas, dice claramente lo que el señor Jacob me dijo.

—Dice que es mío, pero que yo sepa no he comprado un perro— digo poniéndome de pie —Así que aquí se lo dejo, es mucha responsabilidad para mi— Dicho esto me dirijo al parqueadero.

—¿¡Que tal es un regalo señorita!?

–—¡No lo quiero, gracias!

Me subo al coche y reflexiono sobre lo que acabo de hacer ¿Qué tal es un regalo de Louis? No creo, él me hubiese avisado o ¿no? ¿qué será de la vida del pobre animal, sí lo dejo abandonado? él no tiene la culpa, así que voy a buscarlo.

—Jacob dónde...

—Sabía que no era capaz de abandonarlo.

—Por ahora no. Con su permiso Jacob— llamo a guardián y nos vamos caminando lentamente hasta el parqueadero

Sabes, te tienes que portar bien. Hace años que no he tenido una mascota y mucho menos uno tan grande. Por ahora vas a dormir fuera de la casa, bajo la lluvia— lo miro y este ni atención me presta —No me creas, no soy capaz de hacer eso. Apenas llegue a casa te haré una colcha con tu nombre y te pondré una pañoleta en el cuello...

—Ahora hablas sola, que tristeza.

—Johnny, no hablo sola, hablo con MI nuevo perro–miro hacia los lados y no esta—Hace un rato estaba aquí.

–Pues... Debe de ser ese que te está rayando la puerta del auto...

—Si ese es. Como ves ya se quiere ir y yo también. Chao.

Me subo y abro la puerta del copiloto para guardián. Salgo a toda marcha y todo el camino me la paso hablando con el perrito.

~°°~

Al llegar a casa, lo primero que hago es ir en busca de mi mamá. Voy a su habitación y la encuentro sentada alistándose frente al tocador.

—¡Mami, llegué! — saludo abrazándola por la espalda dándole un beso en la mejilla, sin querer, se me escapa una lágrima.

—Porqué lloras mi vida, no ha pasado ni mes y medio desde que te fuiste—se gira y limpia mis lágrimas con los pulgares.

—Es que te extrañé mucho y más discutir contigo.

—Pero ya estás aquí, ¿y tu hermano?

—Viene más tarde, se quedó con Rachel.

—¿La novia, ¿verdad? —asiento —¿Y a qué horas llegan los demás? Dorian me pidió permiso para hacer una fiesta o reunión.

—No tenía idea de que iba a hacer una fiesta, pero bueno. Te presento a Guardián, alguien lo dejo en la portería para mi— llamo a guardián y este entra corriendo y se sube en la cama de mi madre.

—¡Anne baja ese canino de mis aposentos! Huele feo, ve a bañarlo y cómprale un bozal, es de raza peligrosa y no quiero tener problemas con la ley.

Esto es lo que extrañaba de ella. La ama tanto.

—¿Vas a salir?

–Obvio mi vida, tengo que trabajar. Me alegra mucho verte, te queda hermosa esa falda, no sabes cuánto te extrañe mi vida.

—Yo también te eché mucho de menos y como no si toda esta belleza la heredé de ti— reímos y nos abrazamos —Bueno, que tengas buen día. Te amo— me da un beso en la frente y salgo con guardián.

A medida que avanzó hacia mi habitación, el pulso se me comienza a acelerar. Recuerdo cada una de las pesadillas que he tenido de este y en este lugar y me lleno de miedo. Hace más de un mes que no vengo y apuesto que no ha sido abierta desde el día que me fui. No sé qué me voy a encontrar y eso me aterra mucho.

Me paro a escasos centímetros de la puerta y poso la mano sobre la mancilla de la puerta. Dudo en abrirla, pero al final, simplemente lo hago sin pensarlo y me encuentro todo como lo deje. Me adentró y todo sigue igual a excepción de la mata que tengo en la mesa de noche, la cual está seca.

Respiro hondo y camino hasta las ventanas para abrirlas, diviso el panorama y noto que se está acercando un gran aguacero. Llevo la mata hasta el baño y le hecho agua a ver si se salva. Cuando salgo de este, me dirijo a cerrar la ventana ya que está soplando muy fuerte el viento y siento un aire frío que me recorre todo el cuerpo poniéndome los pelos de punta, avanzó hacia la cama y cuando volteo la mirada hacia la ventana, me encuentro con la silueta de un hombre con lo que parece ser una gabardina negra de capucha en el umbral de la puerta.

Del susto me llevo las manos al pecho y retrocedo.

—Tranquila no te asustes soy yo, Louis— dice y se quita la capucha.

Parpadeo varias veces ¿Cómo entró si acabo de cerrar la ventana?

—Tú... Cómo entraste. Yo acabe de cerrar la ventana.

—Entre por la puerta, estaba abierta— si dejé la puerta abierta más no vi que entrará y ¿Quién lo dejó entrar a la casa?

—Entre cuando estabas en el baño y cuando saliste me escondí para sorprenderte, no te alegra verme.

—Me vas a causar un paro cardíaco si sigues haciendo esto. Y claro que me alegra verte, sólo que me asustaste— avanzó hasta él y le doy un beso en los labios y un abrazo, este suelta un gemido en el momento en que mi cuerpo hace contacto con el suyo —¿Qué pasó, te abracé muy duro?

No me diga que el abrazo le rompió las costillas a don prepotente.

—Primero cierra la puerta— habla serio y con voz grave, hago lo que me dice y noto que guardián no está dentro de la habitación —No te preocupes por guardián, está afuera. Y sí, yo lo dejé afuera del edificio.

Cuando cierro la puerta él se sienta en la cama y noto que cojea y que se agarra el costado izquierdo. Al ver sus gestos de dolor una alarma en mi cabeza comienza a encenderse. Corro a ayudarlo a acostarse y me llevo las manos a la boca al notar que está sangrando.

—¿Te que paso? ¿Qué te hicieron? — intento desabrocharle la gabardina, pero no deja.

—Primero cálmate y no entres en pánico con lo que te voy a mostrar—asiento y procede a desabotonarse la gabardina.

Suelto un grito al ver lo que esconde debajo de la gabardina.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top