[46] - Joselyn: Transfóbico y borracho
Joselyn
Johey anota y revisa mi historial clínico, también se fija minuciosamente mis tratamientos a lo largo de los años. Además, transcribe lo mayor posible en su computadora. Conozco a los especialistas con los cuales trabaja y charlo un rato con estos también. Se nota que en esta clínica se ocupan de sus pacientes, haciendo que se sientan cómodos. Aunque bueno, después de todo, esa era una de las razones por las que esperé tanto esto, o sea, quería al cirujano indicado. Lo único que me inquieta es su confesión. Seguí con él, planteando que esto fuera de manera profesional, pero las dudas sobre sus sentimientos hacia mí, me hacen quedar en una situación un poco incómoda.
—Te voy a revisar ahora —aclara Johey—. Bájate la ropa y siéntate —pide mientras anota en su planilla, estando de espaldas hacia mí. Siento mis mejillas arder, no creí que me diera tanta vergüenza. Se gira, entonces me sonríe—. No te preocupes, ya viene la enfermera y mi colega, no estaremos solos.
—¡Ah! —Me alarmo—. ¡No... no estaba pensando en nada raro!
Camina hasta mí, poniéndose en frente.
—No hace falta que lo ocultes, puedo imaginar lo que estabas pensando.
—Do... doctor.
—Siéntate, no pasa nada. —Señala el sillón clínico.
Asiento, retrocedo un poco, luego bajo mi pantalón y ropa interior. Ignoro su mirada, entonces camino hacia la zona que me indicó. Me siento, después apoyo las piernas en los soportes. Tomo mucho aire cuando se aproxima, agarra una silla y se pone en esta, en frente de mí, acto seguido me sonríe.
—Relájate, soy un profesional.
Nos quedamos en silencio hasta que viene su equipo, y nada más en ese momento me calmo. No sé en qué estaba pensando Johey, pero con seguridad que eran pensamientos impuros. Quizás solo me encuentro desvariando. Ojalá nunca me hubiera confesado sus sentimientos. Preferiría que esa mirada la tenga otro, sin embargo, el que quiero es un transfóbico.
Me visto, termino la sesión y salgo satisfecha de la clínica. Fue solo un momento incómodo el que pasé, lo demás estuvo bien. Revisaremos algunos estudios más y si todo sale bien, pronto ya tendré cita para la operación. Me gustaría tener una sonrisa en la cara, pero justo en esta vereda es donde discutí con Milton. Me hizo llorar tanto. No pude ir al trabajo a pesar de que no recibí ninguna carta de despido. Los ahorros los tengo, así que nada me detiene de renunciar.
Giro en la cuadra y antes de aliviarme por alejarme de la fatídica vereda que me trae aquel recuerdo, un auto se me cruza en el camino, entonces me detengo. Reconozco el vehículo, así que retrocedo, sintiéndome mal. Abre la puerta de su coche, sale y oigo el sonido cuando la cierra. Voy hacia atrás cuando se me acerca, lo que provoca dejarme acorralada en la pared, a propósito. Golpea al costado de mi cabeza, así que me sobresalto.
—¡Milton! —expreso, nerviosa—. ¿Qué haces aquí? —Mis labios tiemblan.
Tiene los ojos rojizos y su aliento huele alcohol.
—No terminamos de hablar. —Su voz se nota pesada.
—¿Estuviste bebiendo?
—Todos estos días, pensando en ti, y descubro que sigues yendo a este lugar.
Frunzo el ceño.
—Claro que iba a seguir, tus malos tratos no van a detenerme, solo fortifican mi deseo de llegar a este paso.
—¿Cómo no te das cuenta de que eres un hombre? ¿Estás mal de la cabeza o qué?
—¡No lo soy! —Alzo la voz e intento apartarlo—. ¡Déjame en paz, transfóbico, le diré a mi hermano y te cortará la lengua por molestarme!
—Tú no te vas, estamos hablando. —Forcejeamos y bloquea mis muñecas—. Tú no te vas a esa clínica para cambiarte de sexo, vas a esa clínica para ver a ese Johey.
—¡¿De qué estás hablando?! —Me sonrojo y me quedo quieta cuando su boca está tan cerca—. Mi... Milton...
—Me pones tan celoso.
¡Ay, diosito, no digas eso!
Todo el lagrimeo que estaba por salir se modifica por sorpresa y mi corazón se mueve muy rápido.
—Yo...
—¿Le abriste las piernas? —consulta de repente.
Bueno, sí, pero no en ese sentido.
—Deja tus delirios de borracho y suéltame. —Voy hacia adelante para apartarme, pero me empuja, volviéndome a estampar en la pared. Pone su rodilla entre mis piernas para que deje de moverme—. No entiendo por qué haces esto, no te incumbe si para ti soy un hombre, solo suéltame y dejemos de vernos, te prometo que enviaré mi renuncia.
—¿Renuncia? Pero si yo soy tu jefe, no puedes renunciar, te ordeno que dejes esa estupidez ahora.
—Está borracho, no sabe lo que dice.
—Lo único que sé, es lo mucho que me calientas —confiesa.
Quedo en shock, borracho es peor que sobrio.
—Mil... Milton, no digas eso.
—No es mentira. —Apoya su boca en mi cuello—. Tú eres la mentirosa.
Ay, usó el femenino, me muero, ¡pero no caeré en la trampa!
—Mi... Milton, ¿qué es lo que quieres? —consulto, temblorosa.
—Que me abras las piernas.
—Eh... eso va a ser difícil... —Mis mejillas están por completo rojas y hago un gimoteo cuando empieza a chuponear mi cuello—. Si hacemos esto, te vas a arrepentir, y ni siquiera me operé, no puede ser de ese modo.
Ay, creo que usé las palabras incorrectas.
—¿Quieres que te dé por detrás? —susurra en mi oído y me paralizo.
—No quiero que me des nada. —Forcejeo—. Estás borracho.
—Tienes razón, no soy gay.
Ya empezamos otra vez, lo voy a matar.
—¿Por qué no puedes entender que me siento mujer? —pregunto, desesperada, luego grito—. ¡¡Al menos respeta lo que te estoy diciendo y déjame!!
—Si te dejo, te irás con Johey.
—¡¡Me iré con Johey si no me respetas!! —exclamo sin pensar.
Aleja su cara de mi cuello para mirarme directo a los ojos y fruncir el ceño. Mantiene su vista en mí, yo quiero observar a otro lado, pero me es imposible, su visión es demasiado penetrante.
—No puedes irte con Johey, eres mi prometida.
—Bueno, no iba a hacerlo, pero...
No me deja terminar, pues me besa. Abro la boca, permitiendo que su lengua juegue con la mía. Acorralada, me dejo besuquear por esos labios transfóbicos y borrachos. Te vas a arrepentir, Milton, cuando te acuerdes de lo que hiciste. Yo ya lo estoy lamentando, imagino tu desprecio cuando te des cuenta y vuelvas a estar sobrio.
Me gusta este morbo, me iré al infierno 😂💖
Saludos desde ahí abajo xD
Atte, Vivi.
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