41 - Milton: Confundido

Milton

Terminamos la cita, así que llevo a Joselyn a su casa, detengo el vehículo en frente y suspiro. Mi prometida me observa extrañada por cómo me mantuve callado en todo el viaje, con un gesto de malhumor, sin embargo, no dice nada. El silencio permanece, hasta que ella decide bajar, pero la detengo.

—Espera —digo.

—¿Sí?

Siento la tensión en todo mi ser.

—¿Me estás engañando? —pregunto, directo—. Sigues jugando a dos puntas, ¿cierto?

Frunce el ceño.

—¿Disculpa? No sé a lo que te refieres.

—Cuando fuiste a comprar esos dulces... —Trago saliva—. Dejaste tu celular.

—¿Lo miraste? —expresa, acusándome.

—¡No! Sonó y apareció el nombre de Johey —me defiendo—. ¡¿Qué significa esto?! Aclárale los puntos a ese hombre, ahora estamos comprometidos —dictamino.

—Si te vas a poner así, mejor me bajo del auto.

—Entonces explícame —exijo.

Se estremece y su cara se pone pálida.

—Bueno, yo... —Baja la vista—. Es algo profesional, no tiene nada que ver con alguna cosa romántica, él es cirujano y... —Se hace un silencio indescriptible—. Siendo sincera, nunca he estado interesada en él, así que no te preocupes.

Entrecierro los ojos.

—¿Por qué me mientes?

Vuelve a mirarme, alzando la cabeza.

—¡No te miento!

—¿Por qué haces pausas intentando inventar algo?

Suspira de manera pesada.

—No quiero hablar, quiero... irme —declara, angustiada.

—Josy, no sé qué me ocultas, pero si vamos a casarnos, debemos contarnos todo —explico más calmado—. O al menos cosas importantes como una cirugía. ¿De qué se trata? ¿No podía ser otro médico? Me parece muy sospechoso.

—Quita esa idea de que te estoy siendo infiel, solo... —Bufa—. Es que... siempre he querido operarme con él. Estoy en su lista de espera y junté dinero, casi llego al monto. Me dijo que averiguaría para hacerme un espacio, por eso hablamos, eso es todo.

—Te creo. —Me quedo mirándola fijo—. Aunque no me has dicho qué tienes que operarte. No sabía que estabas enferma. —Hago una pausa y cierro los ojos, luego los abro al mismo tiempo que suspiro—. ¿O acaso es una cirugía estética? Desde ya te digo que no la necesitas.

—Yo... te lo diré cuando esté lista. —Me observa, triste, y abre la puerta del auto—. Nos vemos en el trabajo —se despide.

Quedo mirando a la nada al quedarme solo. Estoy tan confundido, sin embargo, no puedo hacer nada más. Suspiro, entonces, arranco el vehículo, para regresarlo a la empresa. Mientras tanto, mis pensamientos, solo quedan perdidos.

En el transcurso del viaje se me cruza una idea, pero no me gusta ni un poco, no obstante, estoy cansado de esta ida y vuelta, necesito respuestas.

Tengo miedo 😨

Saludos, Vivi.

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