Capítulo 7

Opening:

♫ Volvemos a empezar, la historia se escribirá de nuevo.

A poca velocidad, lo sabemos bien.

Teñirse tú veras de rojo las nalgas de Milo y Kanon,

Salvarlos todos debemos, con valor. ♫

♫ Paraíso nunca fue, los 12 templos ya debes conocer.

Llevamos adentro, un putazo dormido.

¡Disfrútalooooooo!

♫ Atravesemos con decisión,

Los anos de los Dioses,

Difícil será sin perder,

¡No nos tienen que coger!

Y los putazos en acción,

Deja que te conmuevan el corazón,

Aquel mañana que se olvidó,

Volvamos todos a recordar,

En la nueva temporada que va a iniciar. ♫

Narrador: En el anterior capítulo de Milo y Kanon XX... ¡Milo y Mu escapaban de unos matones por intentar violarse a Oliver (eso no pasó exactamente, pero me da igual)! Entonces una mujer misteriosa que se hizo pasar por la autora, les brindó la ayuda que necesitaron para regresar a su mundo, el cual ahora su estado es un misterio. Mientras tanto, Kanon y Aioria lograron atrapar a los duendes y empezaron a hacer un extraño pacto con la bruja de blanca nieves, quien pidió como objeto de cambio, al más princeso de su grupo. ¿Podrán llegar a su mundo los caballeros del oro? ¿Marinette dejara de frienzonear a Adrien? ¿Comenzaremos con la parte final de este arco? ¡Todo esto y más en este capítulo!

—Ten esto —la anciana le entregó la manzana a Adrien.

—¿Qué se supone que debo hacer con esto? —preguntó el rubio confundido.

—¡No la com-! —fue callada Marinette por Aioria.

—Sólo cómela. -w- Al lugar que vamos necesitaras energías, y tendremos que usar tu cataclismo más tarde —le aseguró Kanon.

—¿Enserio? —Adrien miró a su amiga con preocupación, quien estaba siendo sujetada por Aioria, y que al mismo tiempo, pataleaba para quitárselo de encima, pero no podía—. Mmm, está bien —por alguna extraña ley del universo, éste brillante rubio hoy no estaba siendo muy brillante a pesar de lo evidente, y se comió el trozo de manzana, cayendo así dormido, al mismo tiempo, Marinette fue soltada.

—¡NO, qué le hicieron a mi Adrien! ¡Digo! ¡A Adrien, no es como sí me gustara o algo! —se hizo la loca la pelinegra.

—No es como si yo no lo supiera así que no finjas -w- —le dijo el León.

—Jeje... —rio nerviosamente la chica.

—Ya no importa, agarra al pibe y vamos —le ordenó Kanon.

—Los llevaré hasta la casa de dulce —anunció la anciana.

A todo esto, tanto Milo, Marinette y Aioria, siguieron a la mujer, pero no podemos dejar a un lado el detalle de que Adrien era llevado en una carretilla por el caballero de Leo, y que además, el rubio tenía ahora un vestido.

—¿Por qué le pusiste a Adrien ese vestido? —preguntó Marinette con mala cara, pero mirando de reojo a su amigo.

—Yo no se lo puse; son cosas de la trama. Pero... ¿no crees que le queda perfecto como princeso qué es? —mencionó el Leonino.

—=_=U ¿No hubiera sido entonces mejor ponerle un traje de príncipe? —mencionó la chica.

—No, príncipe y princeso no son lo mismo —aseguró el castaño, y ambos se chocaron con la espalda de Kanon.

—¡Oye! —se quejaron los dos al mismo tiempo.

—Parece que hemos llegado —notificó Kanon.

—Bienvenidos a la casa de dulce. Ahora yo me voy de aquí; mi trabajo ha terminado —y así fue, como la bruja desapareció, dejando solos a nuestros héroes.

—¿Qué se supone que vinimos a hacer aquí? —preguntó Marinette observando los alrededores del bosque, en especial la casita de dulce.

—Vamos a hurtar -w- —sacó unos pasamontañas con agujeros para todo el grupo.

—¡Espera! ¿Qué? —dijo inquieta Marinette, sin embargo, eso no detuvo a los dos caballeros, quienes se pusieron los pasamontañas, y le colocaron también uno a Adrien para luego llevárselo con ellos dentro de la casa—. ¡Esperen! —gritó ella estirando su mano y se apresuró en ponerse uno también, ya que al parecer no tenía muchas opciones.

(Coloquen aquí la canción de la pantera rosa)

Una vez dentro, y con mucho cuidado, los caballeros y los dueños de los miracles, se deslizaron por la vivienda, pero en lo que lo hacían, Kanon iba robando trozos de la casa.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Aioria en un susurro.

—Le voy a llevar unos recuerdos a Milo antes de que volvamos. Tú también deberías de llevarle algo a Mu; quizás le gusten las mentas —le dijo Kanon acerándole una bolsa con algunas mentas dentro.

—No creo que a Mu le interese mucho eso —se le escuchó decir al Leonino algo desanimado.

—Nunca lo sabrás si no lo pruebas -w- —motivado Aioria por las palabras de Kanon, empezó a juntar toda clase de dulces.

—Oigan... no quiero incomodarlos, pero... ¿acaso sólo vinimos a saquear esta casa? —mencionó Marinette inquieta por estar haciendo cosas malas.

—Exactamente -w- —respondió el peliazul.

—Pero, ¿y Adrien, y la ayuda que pedían? ¡Nos engañaron para hacer estas cosas terribles! —gritó Marinette enfadada.

—¡Shh! No grites, o nos descubrirán —trató de calmarla el castaño.

—¡Ya tuve suficiente! —se quitó la máscara y los señaló a los dos molesta—. ¡Regrésenme a Adrien y díganme cómo despertarlo! ¡AHORA! —exclamó aún más fuerte la morocha.

—¡Oigan ustedes! —una voz desconocida les llamó la atención a los rateros.

—¡Uy! —se puso de hielo la chica.

—Te dije que no gritaras ¬¬U —la regañó el peliazul y vieron venir a Radamanthys.

—¡Hey! Pero si son los caballeros de Atenea. ¿Qué hacen aquí? —preguntó el caballero negro, quien tenía un lindo delantal.

—Estamos buscando una salida para regresar a nuestro mundo —le explicó Aioria, y Marinette más calmada dijo.

—¿Lo conocen? —lo señaló con su dedo mientras miraba de reojo a Kanon.

—Sí, es un enemigo que tuvimos en una de las últimas temporadas de la serie, pero es raro verlo por acá, ya que él trabaja en el inframundo —notificó el Geminiano.

—Estoy haciendo un trabajo de medio tiempo, es por eso que no verán a la abuelita que vive acá ya que se fue a cazar niños, mientras tanto, yo cuido la casa —aseguró el espectro.

—¿Entonces la devaluación atacó también el Hades? —preguntó Kanon.

—Sí, ya no alcanza con el sueldo mínimo —se limpió una lágrima.

—Oigan, aún no me dicen cómo despertar a Adrien —hizo saber Marinette.

—Aún no es el momento —se mostró serió Aioria, y posó una mano sobre el hombro de ella—. Se paciente, se tiene que formar el ambiente.

—Estas mujeres tan desesperadas de hoy en día —todos negaron con la cabeza.

—¡Yo no estoy desesperada! —dijo con la cara roja la pelinegra.

—Por cierto, escuché que su mundo ha cambiado un montón —comunicó Radamanthys.

—¿Ah sí? —preguntó Kanon—. ¿En qué?

—Bueno, no sé en qué exactamente, pero también escuché que Aioria se volvió puto, ¿es verdad?

—Mira, si quieres una cita conmigo, te voy a tener que rechazar, porque mi corazón ya tiene dueño —cerró los ojos dramáticamente.

—¡He! ¡Para un poco gil, que yo no tiro para tu lado! —gritó el peliverde.

—Ya tranquilos. ¿Y no hay una forma de salir de acá? Porque la verdad es que tenemos muchas cosas que hacer —aclaró el gemelo en lo que se llevaba la bolsa con las golosinas en su espalda.

—Sí, se pueden ir por ese elevador. Yo lo uso para llegar más rápido a mi trabajo con el señor Hades —señaló un elevador en el pasillo—. Por cierto, no quiero que se lleven esas bolsas con las cosas de la casa, luego me lo descuentan del sueldo —los chicos se quejaron, y a regañadientes, dejaron las bolsas. Una vez estuvieron dentro del elevador, Aioria se le ocurrió preguntarle algo a Radamanthys.

—Oye, si estábamos con pasamontañas, ¿cómo es que nos reconociste?

—Fácil, ¿quién no podría reconocer esos cuerpazos? —mencionó orgulloso el peliverde.

—Después dice que no es gay —comentó Kanon de mala leche.

—¿QUÉ DIJISTE? —todos se asustaron al ver que venía el espectro hacia ellos para reventarlos—. ¡TE VOY A HACER PURE LA RE CONCHA DE LA LORA!

—¡CERRA RÁPIDO EL ELEVADOR AIORIA! —dijo alarmado Kanon.

—¡Eso intento! —el castaño presionaba una y otra vez el botón hasta que finalmente cerró la puerta, y en cuanto estuvieron a dentro, el elevador empezó a moverse.

—¿A caso son idiotas? —exclamó la pelinegra mientras estaba a un lado de ellos.

—Bueno... tampoco es para exagerar —mencionó Kanon rodando los ojos.

—Pero al menos nos libramos, ¿no? —se mostró positivo Leo.

Sin embargo, el elevador se detuvo de repente.

—¿Qué pasó? —mencionó asustada Marinette.

—¿Se descompuso? —preguntó Kanon mirando hacia arriba tanto como los demás.

—Tranquilos, yo sé un truco para salir de aquí —aseguró el León, y empezó a apretar el botón del cuarto piso hasta que el elevador volvió a moverse.

—¡Bien hecho Aioria!, ahora sólo hay que esperar a que se detenga —pero Aioria tenía otros planes.

—No podemos bajar hasta que termine de surcar los pisos —se le escuchó decir al castaño muy centrado en el panel numérico.

—No me digas que... —a Marinette le temblaba la voz.

—Sí... es el juego del ascensor dimensional —le dio la razón a la pelinegra.

—¡Kyaaa! ¡No quiero ser parte de esto! —mencionó alarmada ella.

—Bah, esas cosas son puras tonterías —decía Kanon en lo que Aioria seguía con el segundo, y sexto piso—. No va a pasar nada, aparte, se supone que es un juego que tienes que hacer solo, no en compañía de gente —les aseguró.

—Yo no estaría tan seguro —mencionó Aioria aún más serio, y apretó el segundo otra vez, para luego ir al quinto.

—El piso cinco —Marinette se llevó las manos a la barbilla temblando por completo.

—Te dije que no es posible que sea verdad —Kanon intentaba calmar a Marinette.

—Pero dicen que en ese piso se sube una mujer espectro para desorientar al jugador, y así hacer que se quedé atrapado en la dimensión —dijo ella alarmada.

—Ohhh, tío, estoy tratando de hacer que esto funcione, no me distraigan con sus gritos —se quejó Aioria, pero se quedó callado cuando de repente vieron llegar a una mujer encapuchada al ascensor, ahí es cuando todos se quedaron mudos, y miraron para otro lado.

—Mierda —dijo Aioria

—x2 Aioria —murmuró Kanon.

—Sé que no soy de decir estas cosas pero x3, y... ¡sácanos de aquí! —decía casi llorando la pelinegra.

Narrador: Al parecer, nuestros héroes llegaron a introducirse en un juego altamente peligroso, el cual podría hacer que quedaran atrapados para siempre entre dimensiones. Por otro lado, ahora tenemos dos tipos de besos para esperar, el de Mu y Aioria, pero no menos importante, ¡el de Marinette con Adrien! ¿Podrán nuestros héroes sobrevivir a las dimensiones? ¿Tendrán la oportunidad de saber quién es ese fantasmal ser que ha decidido acompañarlos? ¿Decidirán que lo mejor es correr en el último piso? ¡Todo esto y más en el siguiente episodio de Milo y Kanon XX! 

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