Capítulo 1.

"No todas las cosas cuando se rompen hacen ruido. Hay algunas que se derrumban por completo en el más absoluto de los silencios..."

[.]

Las ratas hacen un ruido casi imperceptible, solo siendo captados por Dolores quien ya se había acostumbrado al ruido de dichos roedores. La morena a veces veía las paredes por un momento, pero eso no duraba mucho ya que podía sentir la intensidad de aquella mirada verde en ella, podía sentir la furia que emanaba de aquellas pupilas que siempre brillaban cada vez que el futuro le llamaba a verlo.

Dolores Madrigal podría ser considerada la chismosa del pueblo gracias a su don, que le permitía escuchar hasta el ruido más diminuto que hubiera en el pueblo, para Dolores el mundo era una cacofonía. Era un huracán lleno de voces que deseaban ser todas escuchadas, era ruido que podía llegar a lastimarla, ella escuchaba desde el último aliento de un anciano hasta el palpitar del corazón de un nuevo ser sin embargo ella guardaba el secreto mejor guardado de casita, su tío Bruno era por mucho un hombre aterrador. Siempre que la abuela Alma le llamaba a tener visiones para el pueblo este siempre le mostraba a todos lo que pasaría si seguían el camino en el que estaban, algo que lo marco como el mal presagio y lo que termino por amargar el carácter tímido y dulce de su tío.

El principio del fin, cuando Dolores era niña siempre considero a su tío intimidante y aterrador, ¿Cómo era posible que su madre se metiera con semejante persona siempre?. Cada vez que su madre estaba en contacto con Bruno, siempre terminaba en gritos y tormentas de nieve, las veces que ella presenció sus peleas vio como los ojos de su tío se volvían verde toxico y se posaban en ella, quien estaba detrás de su madre evitando la lluvia mientras tapaba sus orejas.

Luego de recibir su don su tío la evitaba como si ella misma fuera una leprosa, cada vez que la veía tenía un ceño fruncido y en sus ojos una mirada de molestia que a veces rayaba en la repugnancia, ni hablar de cuando veía a Isabela cada vez que esta llegaba siempre murmuraba cosas como "La nueva niña de oro" "La imagen exacta de la bruja".

Ni ella, Isabela o Luisa se acercaban al tío Bruno, cada vez que eso pasaba se sentían como si estuvieran frente a un depredador del que parecía esperar si valía la pena atacar o no.

Con su don dándole dolores de cabeza desde muy joven llego a desarrollar momentos de ira, uno donde termino descargándose en la peor persona que pudo estar cerca.

"Sus ojos estaban fijos en su tío Bruno quien, la veía con una mirada intensa en sus ojos. Habían chocado al caminar y Dolores solo soltó una maldición cuando se percató de quien era, la niña de 7 años solo atino a murmurar en voz baja Rata de mala suerte. Antes de sentir como era volteada por la fuerza.

El miedo mantenía a la niña en aquel lugar, todo estaba repentinamente en silencio incluyendo Casita. Sus ojos marrones veían llenos de miedo al hombre frente a ella.

El vidente era el trillizo más alto que sus hermanas mayores, su cuerpo delgado le daba un aspecto larguirucho más no débil junto con su cabello negro que hacía un contraste a su piel morena, los rasgos delgados e intimidantes terminando con un par de ojos verdes que penetraban el alma de quien era receptor de esta. Todo eso hacía conjunto con la ruana verde de la que estaba cubierto, haciéndolo ver como una especie de emisario de la muerte.

-Y...Yo...- Intento disculparse, lo intento, pero el nudo en su garganta le impidió decir más. Los labios delgados del tío Bruno se apretaron en una mueca de molestia que revelo sus dientes blancos, un gruñido escapó de su garganta y Dolores sintió mucho miedo al ver uno de los colmillos del vidente.

-¿Alguna vez te preguntaste quien sería el amor de tu vida, Dolores?- Su voz era algo ronca, pero su hablar era suave. Era como la arena que siempre escuchaban en su cuarto, y sería una voz que no podría olvidar nunca.

-...- Sintió su corazón latirle con fuerza el pecho, parecía que incluso se iba a salir de su pecho por la fuerza y el retumbar le estaba dando dolor de cabeza. Una gota de sudor bajo por su sien hasta su barbilla al ver como Bruno sonreía, una dentadura perlada que parecía brillar aun en la oscuridad de la capucha que cubría su cabeza y al ver cómo era separada se sintió como un ratón que fue encontrado por el gato.

-Es una lástima, porque tú. Lo amarías sin duda- Quería herirla, destruirla de forma en que recordara que nunca debería cruzarse en su camino nuevamente y que nunca, debería hablarle como si fuera el resto de la familia.

-...pero, qué lástima que él se fuera a comprometer con otra.- Terminando de decir esas palabras la arena los cubrió en una cúpula hasta que en un abrir y cerrar de ojos, vio una tableta de jade verde que brillaba. Sus ojos empezaron a lagrimear al ver la imagen.

Un hombre besaba a otra mujer que estaba vestida de novia mientras ella a lo lejos lloraba ante la escena.

-Espera el futuro, sobrina.- Y con la tableta en las manos la dejo sola, tuvo que recordarse como respirar ya que casi se ahogaba y con eso las lágrimas salieron de sus ojos, sus oídos protestaron ante el sonido de sus propios sollozos sin embargo eso poco importo, corriendo a su cuarto se encerró durante el resto del día alegando que quería estar sola mientras sus ojos veían aquella tableta de visión."

Desde ese momento decidió alejarse por completo de su tío, no quería saber que le deparaba el futuro si era Bruno quien iba a mostrárselo. Su miedo a él solo había llegado a los extremos de alejar a Camilo de él, contándole los rumores de él lo hizo mantenerse lejos de su tío Bruno.

Irónicamente fue su prima quien no parecía importarle eso, Mirabel era la única de todos ellos que su tío no veía como una molestia o si lo hacía no la alejaba como a ellos, la sorpresa de Isabela al ver a su hermana menor de en aquel entonces 2 años dormida en el regazo del hombre y que este no tratara de quitársela o mostrara molestia en sus ojos fue indescriptible, la tía Julieta había bromeado que Mirabel sabía sacar lo mejor de las personas solo obteniendo que el ojiverde le dijera que a su esposo lo iban a picar avispas en vez de abejas esa tarde.

Cuando Luisa estaba acercándose a su tío quien cargaba a Mirabel en ese entonces, solo recibió aquella mirada helada que dejo en claro que la menor era la única excepción y a la única que estaba dispuesto a soportar.

Para el pueblo fue raro ver al considerado el mal presagio encarnado ser víctima de los caprichos de su sobrina más joven y que esta pudiera no ser puesta en el mal lado del hombre, la matriarca de la familia casi había tomado eso como una señal de que su hijo podría casarse y darle nietos, lo que termino en una discusión a gritos y cada candidata a esposa que se le acercaba era alejada por malas visiones de ellas pasando desde cosas simples como un mal corte de cabello a un caso en el que una se rompería una pierna.

Dolores escucho como Mirabel cada vez que llamaba a su querido tío Bruno, este respondería con su voz expresando una calidez que nunca había dado hacía ninguno de ellos. Incluso había sido testigo la sonrisa genuina que adornaba las facciones del hombre cada vez que su sobrina le pedía que la cargara o le mostraba sus visiones.

Y todo eso se terminaba cada vez que su tío la captaba observándolos, y allí recibiría aquella mirada llena de aquellos ojos verdes que brillaban a la espera de decirle su futuro y torturarla con él.

[.]

Dolores sintió un escalofrió en su espalda y se obligó a mantenerse tranquila, su rostro estaba en una expresión tranquila, pero sus ojos veían de vez en cuando la pequeña grieta en el árbol genealógico donde podía vislumbrarse destellos verdes si se observaba lo suficiente.

Estaba observándolos. Como hacía desde la fallida ceremonia de Mirabel.

Sintió su corazón latirle con fuerza, podía escuchar los chillidos de los ratones y sus movimientos como también los dedos de Bruno hacer formas en la madera, la madera que crujía y que podía escuchar como cedía ante las uñas de su tío.

Terminando la cena sintió en su nuca aquella mirada verdosa, temblando se apartó de allí no queriendo ser el centro de su atención nunca más.

Pudo captar los suspiros silenciosos de su tío, como también sus movimientos en las paredes y la forma en que sigue a Mirabel por la casa a donde vaya, siendo el exterior el único lugar que estaba fuera de sus límites.

Caminando hacia su habitación esperaba alejarse lo máximo posible de las paredes, nunca entendió o pudo comprender lo que orillo al vidente elegir vivir de pronto entre las paredes, luego de la ceremonia de su prima menor y el desvanecimiento de su puerta todo se volvió tenso llegando al punto que incluso Bruno tuvo que quitarle a su hermana a la niña que lloraba desconsolada de sus brazos para calmarla correctamente.

Había escuchado al tío Bruno consolando y calmando a una Mirabel de en aquel entonces 5 años que rogaba por saber que había hecho mal, aun con todo el ruido del pueblo y lo que había pasado con la puerta desvaneciéndose pudo escuchar como el profeta se encargaba de consolar a su prima más joven.

Se suponía que nunca debió escuchar el pedido de una visión, pero había necesitado un vaso de agua para poder continuar durmiendo. Escucho la discusión de la abuela y el tío Bruno con la forma tosca y dura en la que él mismo contestaba.

"-Tienes que estar bromeando. ¡¿Me estás diciendo que te preocupa mas esa maldita vela que tu nieta?!- La voz de su tío tenia tintes burlones pero la ira predominaba en la forma en que hablaba, sintió algo de miedo al escucharlo más no se detuvo allí, escucho los pasos de él caminando por la habitación de la abuela y como mascullaba entre dientes maldiciones y groserías que solo ella era capaz de oír.

Viendo hacía la ventana donde podía ver las sombras que, hacia la vela dentro de ese cuarto, se mantuvo fuera de su vista y siguió escuchando teniendo cuidado de no alertar o llamar la atención.

-Bruno, deja de colocar palabras en mi boca, sabes que eso no es cierto.- La voz de la abuela tenía un tono gélido que nunca había escuchado antes, le dio algo de miedo si era honesta.

-Entonces dime "mamí", ¿Qué es?- Escucho como los pasos se detenían, el corazón de la abuela de pronto se empezó a acelerar y parecía tratar de mantener su respiración normal, los pasos del tío Bruno se volvieron a donde estaba la abuela, podía escuchar un pequeño siseo que venia de él, incluso ella se estaba poniendo nerviosa.

El tío Bruno era un hombre aterrador y cruel con sus palabras, y si eso incluía sus visiones era como si fuera una sentencia de muerte que parecía no importar como intentaba alguien pelear contra ello, estaba grabado en piedra, pero el nunca fue un hombre violento. Nunca golpeo a nadie físicamente, ni siquiera lo intento o levanto sus manos para amenazar a alguien así que, el no lastimaría a la abuela, verdad...?

¿Verdad?

-¿Tratas de convencerme que no te preocupas más por la vela que "papi" nos dejó? ¿Qué no te preocupas más por esa cosa de cera que por tu propia nieta, que hace poco logro dormirse entre lágrimas?- La ira iba en aumento, podía sentirlo. De escucharse como arena cayendo ahora podía describir la voz de Bruno como un tambor que iba en aumento.

-¡¿La misma nieta a la que no fuiste a consolar sino que yo tuve que hacerlo?!- La voz fuerte de Bruno y el hecho de que esta vez si haya gritado, provoco que Dolores de en aquel entonces 11 años saltara donde estaba.

Smack!

Un jadeo silencioso salió de la boca de la morena y estaba segura que todo se quedo en silencio, era un silencio tenso del que Dolores había decidido no le gustaba.

-¡No vuelvas a faltarme el respeto de esa manera, Bruno Alberto Madrigal! No espero que entiendas el regalo de nuestros dones, pero no pienso permitir este comportamiento...- Pudo escuchar la respiración agitada del tío Bruno, estaba muy enojado.

-Tendrás una visión, y es mi última palabra.- Algo le decía a Dolores que eso era una mala idea."

Y a la mañana siguiente él se había ido o más bien se fue a las paredes.

Desde entonces ha estado en las paredes vagando por la casa, siendo ella la única que sabe que está allí y quien dejo de intentar en decirle a la familia por las reacciones de su mamá ante el nombre de su hermano, y el haber sido jalada bruscamente hasta dejar moretones por una mano que ella sabía de quien era.

-Auch!- El sonido de un cuerpo chocando contra la pared la trajo de vuelta, Mirabel estaba con una mano detrás de su cabeza con una mueca de dolor.

-Mira por donde caminas. Hmp!- Y con eso se alejo de ella, cada vez que estaba cerca de Mirabel siempre podía sentir los ojos de tío Bruno y sabía que era mejor alejarse de ella a estar más en contacto con el vidente.

No vio las ratas entrar a su habitación como tampoco el brillo verde neón en algunas grietas.

[.]

Bruno gruño al ver la caída de Mirabel, no era ajeno a que Dolores supiera de su existencia entre las paredes de la casa de hecho el era consiente lo mucho que eso la ponía nerviosa.

Dejando ir a Motzarella y a Brie detrás de Dolores, vio como Mirabel solo suspiraba y se levantaba para limpiar el polvo de su falda. La siguió hasta su habitación donde estaba Antonio con libros de colorear en el piso y crayones por todas partes.

Sus ratas ya tenían sus ordenes a lo que debían de hacer y, ¿Por qué no darle un vistazo al futuro de Dolores?.

Solo era un tío que se aseguraría de mostrarle a su sobrina su futuro y así que supiera tomar mejores sediciones de vida, eso y que amaba ver lo histérica que se ponía al verlo o saber que estaba cerca en definitiva era hija de Pepa.

[.]

Bruno salió del cuadro de la pared en silencio, sus ojos verdes resplandecían entre la oscuridad de la noche y con una tableta verde jade en sus manos se fue al cuarto de Dolores, la puerta se abrió para él y siendo cuidadoso incluso en su respiración entro.

El cuarto de Dolores era en si mismo diferente a los otros, era lo opuesto a su cuarto. Este era un oasis que tenia un pequeño estanque de peces koi que nadaban por allí y más adentro había una cascada con una pequeña colina, además de que estaba insonorizado. Al entrar se verían las cosas como un armario y una mesa con un espejo donde tenia sus accesorios que usaba, además de algo de maquillaje, si alguien entrara más a ese cuarto vería también un lugar dedicado a la música con distintos instrumentos y la cama tenia al lado una cómoda donde tenia una pequeña luz de noche.

Y en esa cómoda estaban los audífonos bloqueadores de sonido que Mirabel le regalo a Dolores para navidad hace años, regalo que usaba frecuentemente y del que se había vuelto dependiente completamente para no enloquecer por los sonidos.

Motzarella y Brie entraron a sus bolsillos sin hacer un ruido, vislumbrando bajo la luz de una luz de noche vio los vestidos de Dolores con agujeros en el suelo y el diario donde sabia escribía tirado, tomándolo dejo en su lugar la tableta de la visión y dando la vuelta salió de allí, no sin antes darle una mirada a su sobrina.

Estaba dormida y envuelta en un edredón rojo con su cabello suelto de aquel peinado del que fue forzada a usar.

Abriendo la cómoda tomo los audífonos y se fue en silencio sin alertar a la morena quien dormía ignorante de todo.

Las tejas de casita retumbaron e intentaron devolverlo al cuarto de la hija de Félix, esquivando las baldosas del piso fue de camino a otro cuarto solo que este no tenia una puerta que resplandecía o brillaba como las otras, ignoro los esfuerzos de casita por evitarlo, pero eso no lo detuvo.

Cuando acepto el hecho de que amaba a su sobrina más joven, la casa no pareció verlo con buenos ojos y cada vez que salía de las paredes siempre trataba de apartarlo de cualquier cosa que fuera de la menor, algo inútil y molesto que solo lo hicieron más determinado ante lo que sentía por la niña.

Ya fuera tomando algunas cosas y reemplazándolas con otras solo hicieron que el sentimiento se volviera mas profundo, ya fuera amor u obsesión ¿Qué importaba?. Mirabel era suya simplemente, no había nada malo en eso.

Él era quien la ha estado protegiendo desde las sombras, asegurándose que nunca nadie supiera de esa visión y observándola en todo momento. Él podría darle una vida digna, una donde no debería de preocuparse por nada y que solo debía de amarlo a él junto a la familia que el planeaba formar con ella.

Entrando silenciosamente a la habitación vio la ventana abierta dejando entrar la luz de la luna, el verano se asentaba en el pueblo y Pepa apenas podría amortiguar el calor que había siendo algo fuera de su control, la luz de la luna le hizo ver una imagen que se preguntaba si lo que veía frente a él era humano siquiera.

Mirabel tenia la sabana debajo de sus rodillas por el calor y una fina capa de sudor brillaba gracias a la luz plateada, sus rizos estaban desparramados por toda la almohada y su rostro estaba de lado dejando que Bruno viera como sus labios estaban entre abiertos. El vestido de noche se apegaba a la figura aun en desarrollo de su sobrina dejando ver algo de sus caderas y la piel de sus muslos algo descubiertos por sus movimientos.

Bruno Madrigal dejo de considerarse religioso hace muchos años, pero en ese momento agradeció a cualquier deidad existente por lo que veía.

Sintiendo la boca seca y una presión en sus pantalones se aseguro de acercarse apenas haciendo ruido, se quejo un poco al ver que piso un crayón y vio mal al niño durmiente que estaba de espaldas a él.

Cuando por fin tuvo cerca a la morena, sabiendo que tenia el sueño pesado tomo su rostro para que sus dedos fueran a sus labios, podía sentir los pequeños suspiros que salían de allí y sus ojos verdes captaron como había algo de saliva en ellos.

Acaricio los labios carnosos que eran el objeto de muchas de sus fantasías, pudo sentir el piso moverse ante eso, pero su atención era hacia Mirabel quien apenas sintió el toque en sus labios, se los relamió.

Sabiendo que tenía que ser rápido antes de que casita hiciera que Mirabel se despertara, dejo que sus manos fueran al cuerpo que tantas veces lo enloquecía. Sus manos acariciaron sus pechos que estaban creciendo bastante, metiendo sus manos al camisón se aseguro de recordar la suavidad y calidez de ambos senos.

Un pequeño gemido salió de la boca de ella sintió su erección palpitar, sus manos eran frías en comparación con el cuerpo cálido de Mirabel. Pudo sentir como los pezones se erguían contra sus manos, apretó y jugo con ellos con cuidado de no despertar a la menor. El sudor bajo por su frente al sentir los temblores de la casa, a esta no le agradaba lo que estaba haciendo en lo más mínimo.

Saco sus manos rápido al esquivar el reloj despertador del cuarto, al escuchar el impacto vio como Mirabel comenzaba a buscar sus lentes por lo que se fue rápidamente de allí para así volver a las paredes.

Tendría que ser paciente si quería tener a su pequeña mariposa.

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