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-- Sáquenme de aquí, por favor --Pensó el rubio mientras sonreía lo más sincero que podía a las cámaras siendo abrazado por la cintura por su esposo quien sonreía leve.

Siempre eran las fachadas, las malditas apariencias, según todos eran ''la pareja perfecta'' sin saber toda la tristeza que se cargaba el japonés tras su bonita sonrisa usual y su buen carisma.

Estando allí en aquella junta solo podía ver a todos con una máscara, una horrenda máscara que cubrían sus verdaderas realidades tal y como la que en ese momento él traía puesta sonriendole a un antiguo amigo de su padre quien le preguntaba por su matrimonio y el como iba su vida al verle de la mano con su esposo.

-- ¿Y los hijos para cuando eh?, sé que tu sueño siempre fue formar una familia Riki --Sonrió el amable señor de misma nacionalidad que Riki quien sonrió avergonzado e incomodo más logró ocultar esto último. Jake alzó una ceja y miró a Riki esperando en escuchar su respuesta, atento a cada palabra que decía el menor a ajenos sobre su vida privada para no manchar su imagen.

-- Esperamos nuestro momento aun, preferimos disfrutar los primeros años de matrimonio antes de los pequeños, sabe que ellos acaparan mucho tiempo y atención --Respondió amable, Shim asintió satisfecho con la respuesta del rubio.

-- Oh, me alegra que se tomen su tiempo --Sonrió y se acercó un poco a la pareja quien se acercó para escuchar el susurro del hombre-- Yo confirmo lo de tiempo y atención, apenas puedo besar a mi mujer --Susurró y se alejó riendo junto a Shim, Riki forzó su sonrisa queriendo que alguien le sacara de allí.

Miró a una esquina y le rogó con la mirada a HeeSeung que le sacara de allí, este le hizo señas de que aguantara un poco más para disimular.

Suspiró leve y miró alrededor sin prestar completamente atención a lo que hablaban Jake y el hombre japonés, sabía que era algo de sus empresas y todo eso.

-- Riki, ¿Te sientes bien?, te veo algo desorientado --Le miró el hombre de su mismo país a lo que le miró notando que Jake de igual forma le miró.

-- Cielo, ¿Te sientes bien?¿Quieres volver a casa? --Preguntó Shim con fingida preocupación, él no era estúpido y sabía que a igual modo que el rubio, quería que este último se fuera a casa para ambos hacer lo que querían de forma tranquila.

-- Ha de ser solo el gentío, no estoy acostumbrado a tanto ruido --Sonrió leve-- Si quieres puedes quedarte Amor, estoy bien --Apretó un poco la mano de Shim mirándole para que le siguiera el juego y así ambos salir beneficiados.

-- ¿Seguro, Bebé? --Riki cerró cortamente sus ojos al sentir la caricia de la mano de Shim en su mejilla.

-- Malditas mentiras --Pensó y asintió-- Si Cariño, seguro --Sonrió para Jake y para el hombre mayor quien asintió.

-- Llama a tu chófer Jake, así llega seguro a casa, si algo le pasa Hikaru te va a matar --Rió a lo que Jake rió de igual forma falsamente y le hizo una seña a HeeSeung quien se acercó rápidamente, este a igual que todos allí estaban en traje negro elegante.

-- HeeSeung, por favor lleva a Riki a casa, está algo aturdido por el ruido, avísame cuando lleguen a casa y cómo está --Le miró al pelirojo quien asintió y ''ayudó'' a Riki a sostenerse y caminar fuera del lugar luego de despedirse amablemente del hombre mayor y con un beso corto de su esposo.

-- ¿Estás bien? --Preguntó HeeSeung al estar en la camioneta.

-- Solo quiero irme a casa Hyung, lejos de tantas máscaras y mentiras --Dijo bajo mirando por la ventana, Lee asintió sabiendo a que se refería y arrancó rumbo al hogar de Shim.

El camino fue en total silencio, Riki hundido en sus pensamientos y HeeSeung igual mientras conducía con cuidado.

Al llegar, ambos bajaron y entraron a la gran casa moderna, Riki por primera vez en esa noche sonrió sinceramente al ver a Sunoo y a algunas empleadas de limpieza decorando la gran casa moderna con luces y decoraciones navideñas entre cantos y risas.

-- Riki, volviste antes --Sunoo le miró a lo que el menor asintió sacándose el molesto saco.

-- Sabes como es, media hora sonriendo, charlar un poco y fingimos que me siento mal, ambos salimos beneficiados --Se encogió de hombros y dejó el saco en un sofá para ayudar a montar unas luces mientras seguía con los cantos de las mujeres allí que a igual modo que HeeSeung y Sunoo, se habían encariñado con la actitud del rubio.

Quizás una hora pasaron decorando solamente la gran sala de estar, la tres mujeres prometieron el decorar la cocina al día siguiente, SeonWoo se despidió y HeeSeung de igual modo se despidió antes de retirarse y llevar a sus hogares a sus amigos.

Nishimura apagó las luces y se tiró al sofá viendo el árbol brillar en la oscuridad junto a las demás decoraciones recién montadas, apenas eran las once treinta de la noche, Jake no llegaría hasta pasar la una de la madrugada.

Sacando provecho de ello, simplemente dejó libre sus lágrimas y la tristeza que acumulaba día a día, odiaba el haberse enamorado, tenía tantas ganas de tomar sus cosas y volver a su país con sus padres.

Lágrima tras lágrima fluyó sin ser interrumpida hasta que simplemente se quedó completamente dormido en el sofá, aun con el pantalón negro, la camisa blanca a botones manga larga y corbata negra que había usado esa noche, su cabello todo revuelto y el rastro de su reciente llanto.

El reloj marcó la una cuarenta de la madrugada para cuando la entrada se abrió en silencio y volvió a ser cerrada, Jake soltó un bostezo y miró toda la decoración a la cual nunca le dio atención y sabía que su esposo se esforzaba por colocar y darle color a la casa.

Dio unos cuantos pasos y tropezó con unos zapatos a lo que gruñó y estuvo a punto de soltar una maldición para cuando miró el sofá encontrándose con el menor de la casa completamente dormido.

Sus expresiones eran tranquilas, labios rosaditos levemente abiertos mientras soltaba suspiros leves, pestañas un poco largas en sus ojos, su cabello revuelto y sus mejillas abultadas un poco sonrojadas de seguro y por el frío de diciembre.

Rodó los ojos y dejó su saco junto al del menor para cargarlo con cuidado estilo nupcial y llevarlo a la habitación, lo que menos quería era que el menor despertara con un horrendo dolor de espalda y estuviera molestándolo con ello durante todo el día.

Miró el rostro sereno de Riki mientras subía la escalera y paró al notar el rastro de lágrimas secas en sus mejillas y su nariz rojita por el reciente llanto.

-- ¿Y tú por qué llorabas? --Murmuró y siguió su camino hasta llegar a la habitación que compartían por mera obligación, le recostó con cuidado en su lado de la cama y bajó a por su saco y el del menor a igual que por los zapatos de este, odiaba el desastre que solía dejar Riki por doquier.

Se cambió a un pijama y bostezó, miró al menor dormir y bufó enfadado con su maldita conciencia al taladrarle en los oídos, a lo que buscó en el lado del armario del menor hasta encontrar una pijama.

Con cuidado de despertarlo, le despojó de la ropa formal y le cambió al pijama sin vergüenza alguna, no era la primera vez que le veía desnudo después de todo.

Finalmente se recostó y le dio la espalda al japonés para finalmente caer dormido.

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