Capítulo 9.

30 de diciembre del 2018.

Sussie me citó hoy en la tarde a un sitio diferente, uno en el que nunca me había cruzado con ella, pero que afortunadamente quedaba cerca de mi apartamento. Estaba haciendo un jodido frío y necesitaba pronto llegar a la calidez.

Mientras caminaba recordé nuestra noche especial el día de ayer. Hablamos tanto mientras envolvimos regalos que luego fueron donados a alguna fundación de niños sin hogar que enviamos por correo. Podría decir que tenía un punto, los regalos en navidad podrían hacer felices a muchos, eran especiales y más si te lo daba alguien a quien apreciaras.

La ronda de preguntas estuvo interesante, aprendí mucho de ella; cuáles eran sus hobbies, como dividía su trabajo y como era compartir cumpleaños con su hermano. Cada vez que conocía un poco más a Sussie quedaba un poco más encantado. La chica elfo, la chiflada de nochebuena era más que eso, era una mujer interesante y poco a poco no podía evitar de pensar en ella.

Cuando me detuve frente a la casa más navideña que había visto en la historia, me quedé boquiabierto. ¿Quién rayos era tan extraño para hacer tal decoración? Cuando la puerta principal fue abierta obtuve mi respuesta.

La deslumbrante sonrisa de Sussie, alias la elfo, podría iluminar todo a su paso si no fuera por el horrible abrigo rojo de Santa Claus, esa cosa debía ser destrozada.

—¡Grinch, llegaste!

—Estoy aquí, Elfo.

—Y a tiempo, mamá ya va a sacar la lasaña del horno.

¿Dijo mamá?

Miré de ella a la casa horriblemente decorada de navidad una y otra vez. Uní los puntos y me asusté.

—¿Es tu casa?

—En realidad es la casa de mis padres—se encogió de hombros como si no fuera nada importante—. Vamos, mi familia te espera.

Okey, retiro lo dicho, Sussie si estaba loca.

—No puedo entrar a la casa de tus padres.

—¿Por qué no?—pregunto confundida.

—¡Ni siquiera traje un presente, Sussie! ¡Debiste decírmelo!

La chica sonrió, tomo mi mano y me arrastró hacia la entrada.

—No tenías que hacerlo. Además, si te decía que vendrías a la casa de mi familia te hubieses negado, ¿verdad?—Le di la razón cuando no respondí a su pregunta—. Hay una razón por la que estás aquí.

—¿Y esa es? Por favor dime qué no seré tu novio falso mientras esté ahí—dije espantado, Sussie solo rio.

—Para nada, tontito. Estás aquí por la razón número seis: pasar tiempo con la familia.

—¿Pasar tiempo con la familia?

Traspasamos el umbral y al instante pude sentir el delicioso olor de lasaña de la madre de Sussie.

—La vida a veces se nos complica o usamos eso como excusa. "No tengo tiempo, mamá" "Te veo luego, papá" "Eres un fastidio, hermanito". Son muchas de las cosas que le digo siempre a mi familia. Aprovecho la navidad para reconciliarme con ellos, para verlos y disfrutarlos porque sé que ellos no estarán toda la vida para mí, o yo no esté para ellos por siempre—me explicó arrastrándome aún más dentro de su casa—. Estar con mi familia podría ser una de las cosas que más amo de la navidad y, aunque mi familia no es tan grande como la tuya si hacemos una celebración por todo lo alto.

—Sí, ya vi la decoración.

—Fue idea de Sussan y su madre la siguió— Un hombre sorpresivamente joven salió de lo que suponía era la concina con un mandil atado a su cintura. Extendió su mano cuando estuvo frente a nosotros por lo que se la estreché—. Soy Harry.

—Jethro Cavanagh.

—¡¿Ya llegó el Grinch?!—gritó una voz desde la cocina, poco después, una mujer que era idéntica a Sussie solo con unos pocos años más encima salió con una sonrisa que conocía muy bien. Diablos, era la viva imagen de Sussie—. ¡¿Este es el Grinch?!

Y era jodidamente efusiva como su hija.

—Mamá, se llama Jethro.

Extendí mi mano pero la mujer la dejó de lado y me envolvió en un abrazo de oso. Me congelé.

—¡Eres tan lindo!—grito en mi oído, para luego finalmente soltarme—. Soy Liz, pero puedes llamarme Lizzie.

—Es... Un placer.

—¡El placer es mío!—exclamó felizmente, luego de manera drástica borro la sonrisa de su rostro y miró a su esposo con autoridad—. Tienes cinco segundos para volver a la cocina Harry Ralston. Uno, dos...

—Pero si estaba saludando al Grinch.

—Tres, cuatro... No me hagas llegar a cinco.

Harry suspiró y con mala cara caminó de regreso a la cocina. Lizzie nos sonrió y dijo que pronto estaría la cena.

—Mama le está dando clases de cocina a mi papá después de que colocara por error dos tazas de sal a la mezcla de un pastel que iba a llevar a su reunión mensual del club de pole dance—La miré atónito, no podía creer lo que estaba escuchando—. ¿Qué?

—Tus padres... Emm...—no sabía cómo hacer el comentario, no quería ofenderla.

—¿Se ven demasiado jóvenes?

—Si.

—Es porque lo son—Sussie me invitó a sentarme junto a ella en el sofá—. ¿Recuerdas que te dije que mis padres pasaron por momentos difíciles y fue Charlie quien les tendió la mano?

—Lo recuerdo.

—Bueno, ese momento difícil empezó con mi mamá quedando embarazada de mellizos cuando tenía solo diecisiete años—explicó dejándome algo anonadado, pero lo mantuve en mi interior, sería grosero hacer algún gesto con algo tan personal como esto—. Mi abuelo, el papá de mi mamá, la echó de la casa. Mi papá era solo un chico de dieciocho años muy enamorado de su novia y él haría lo que fuera por protegerla, así que... Se metió en cosas turbias, pero afortunadamente Charlie los rescató antes de que papá estuviera involucrado hasta el cuello de cosas ilegales.

—¿Cómo conocieron a Charlie?

—Charlie es mi tío abuelo—Se recostó sobre el espaldar del sofá y me miró perezosamente—. Mi abuelo y Charlie nunca se llevaron bien, así que no tuvo problemas en ayudar a su sobrina. Ahora, veinticinco años después mamá y papá están sacando adelante su negocio de bienes y raíces, Charlie ha convertido la tienda en uno de los lugares más populares de la zona y mi abuelo debe estar muy triste por haber perdido la oportunidad de compartir con sus maravillosos nietos.

No pudimos seguir conversando porque la comida estaba lista.

Todo el tiempo que estuve en ese lugar pude darme cuenta de una cosa, Sussie, o Sussan como su padre le decía era la persona que era gracias a sus padres, ellos eran lo máximo.

Por un minuto extrañé estas reuniones en las fiestas con mi familia. Ella acertó, compartir con la familia era una de las mejores razones para amar la navidad.

No tardé mucho, ¿verdad? De nuevo lo siento por no actualizar ayer, realmente se me pasó.

Mi pregunta de hoy es: Las fiesta de año nuevo con quien la pasan, ¿familia, amigos o solin solitos xD?

Este capítulo está dedicado a Denisse, espero y te guste :)

Nos leemos mañana. No, no se me olvidará jajajaja

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top