Capítulo 5

26 de diciembre del 2018.

Cuando acepté encontrarme con Sussie en el High Park realmente no pensaba en el jodido frío congela traseros con el que me iba a encontrar, tal vez porque cuando ella hizo la invitación nos encontrábamos en la cálida tienda de galletas o porque solo estaba distraído mirando su sonrisa.

La cuestión era que estaba en una de las estradas de High Park, a las ocho de noche y con mi trasero congelado. Y ella no llegaba, tarde también recordé que la chica no era muy puntual. Cuando pasaron diez minutos de la hora estipulada estaba a punto de irme cuando recibí un texto de Sussie diciéndome que llegaría tarde y que la esperara.

Sinceramente aún no estaba seguro del porque seguía ahí.

Pero me respondí mentalmente al ver cómo la chica vestida de elfo corría rápidamente hasta mí. Sus mejillas estaban sonrojadas y un abundante humo salía de sus labios, al menos no era el único congelándose. Odiaba el invierno.

—Dime que tu segunda razón no es el jodido invierno porque si no lloraré y exigiré que me compres un café—le dije apenas mi voz estuvo al alcance de sus oídos.

—El invierno es genial, pero no es mi razón de amar a la navidad—ríe, se acercó y depositó un beso en mi mejilla. Podría decir que me sonroje por el frío pero la verdad es que ese pequeño gesto calentó un poco mi corazón—. Lamento llegar tarde, Santa no me quería dejar ir.

—¿Qué tal todo por el Polo norte?

—Es increíble lo movido que estuvo hoy... ¡Pero mira esas luces!

Sussie el elfo podría ser considerada la persona más distraída del mundo. La chica corrió hasta un pino adornado con baratijas navideñas, la chica sonreía como si fuera el pino más lindo del mundo. Yo solo veía un pobre pino disfrazado de árbol de navidad desde el tronco hasta la punta.

—Debería ser ilegal—Sussie me observó confundida por lo que le expliqué mi punto—. Si quieren poner sus baratijas en un pino que sea uno artificial, por favor.

—Los árboles naturales son...

—Oh no, elfo, sabes que tengo razón. ¿Talar árboles y luego desecharlos a los pocos días? Es de las peores costumbres navideñas.

—Iba a decir, antes de que me interrumpieras—Hice una mueca algo avergonzado—, que tienes razón. Mi familia nunca ha utilizado pinos naturales, tenemos nuestro viejo pino artificial que adornamos todos los años.

—Si le dijeras eso a mí mamá te crucificaría.

—Yo no veo que te haya crucificado aún.

—Eso es porque soy su hijo.

Seguimos avanzando internándonos aún más profundo del parque. Sussie da sus usuales gritos cada vez que ve una cosa que la distraiga. Si, era incómodo pero también la hacía ver dulce, como si fuera una niña. Eso me llevó a que no sabía casi nada de aquella chica, más que preparaba unas galletas increíbles, trabajaba en una tienda donde las preparaba, tenía un pino artificial para navidad y claro... se llamaba Sussie.

—¿Qué edad tienes?—solté sin pensar.

Sussie se detuvo, se dió la vuelta y frunció el ceño, como si la pregunta le hubiera molestado.

—Esas cosas no se le preguntan a una mujer.

—Mi madre me enseñó que si consideraba que una mujer tenía más de treinta años no hiciera la pregunta. Tu... Te ves menor.

Sussie me miró inspeccionando cada pedazo de mi rostro.

—¿Por qué tu no me dices que edad tienes?

—Tengo treinta años—me encogí de hombros porque el dato no era la gran cosa.

—Umm, entonces, quédate con que soy menor que tú.

El elfo se volvió a dar la vuelta y siguió caminando como si estuviera sola de paseo en el High Park. Sin embargo, la seguí.

Caminamos extrañamente en silencio hasta que ella se detuvo en un lugar que era muy familiar para los dos.

—Tengo veinticinco—susurró sentándose en aquella banca que observaba la noche en que nos conocimos. Con su mano palmeó el lugar a su lado, después de pensarlo un poco me senté—. Así que si soy considerablemente menor que tú.

—La edad es solo un número. La verdadera edad se muestra en nuestras decisiones y nuestras acciones.

—Díselo al gobierno—dijo burlona.

Aunque no reaccioné porque solo podía pensar en el lugar en donde estaba. Sin poder evitarlo los recuerdos nublaron mi mente. Miré hacia el faro al otro lado del parque y la imagen de una Luna de quince años se materializó, ella feliz con su mágica y hermosa sonrisa, su vestido de puntos y el usual gorro que le había regalado sobre su cabeza. Era verano, hacía calor y podía jurar que mis manos sudaban más de lo posible. Estaba jodidamente nervioso porque yo realmente quería que mi mejor amiga fuera algo más para mi.

Luna llegó hasta mí, me preguntó el porque estaba tan rojo y luego me ordenó que le comprara un helado. Amaba las paletas de vainilla, nunca lo entendí, era el sabor más insignificante de todos. Hice lo que me pidió, le compré el helado, nos sentamos en la banca, hablamos un poco sobre un profesor que nos hacía la vida imposible y luego sin pensarlo me incliné y le robé un beso, ella estaba sorprendida pero no hizo nada para evitarlo, es más, ella luego se inclinó y me besó.

—¿Jethro?—La voz de Sussie me trajo nuevamente al presente, mi corazón desinflándose recordando que ya no tenía quince años y que Luna ya no estaba aquí—. ¿Estás bien?

—¿Por qué me trajiste aquí, Sussie?

Su rostro preocupado cambió al escuchar mi pregunta. Se levantó y observó a su alrededor, la imite.

—¿Que ves?

—¿Perdón?

—Dime que ve ves—repitió dando vueltas lentamente sobre su eje.

Volví a imitarla.

—¿Árboles?

—Ve más allá, Jethro.

—Emm, ¿Gente?

Al parecer no éramos los únicos locos en pleno invierno y a estas horas en el High Park.

—Estas caliente.

—¿Disculpa?—mis ojos se abrieron como platos, ella se sonrojó.

—Me refiero a que estás cerca—Sussie señaló a un grupo de personas—. ¿Qué ves en ellos?

—No lo sé. ¿Podrías por favor decirme de que va todo esto?

—Tienes que dejar de ver todo tan simple y ver más allá—suspiró y nuevamente señaló el grupo de personas—. Te diré lo que yo veo, amistad.

—¿Y?

—La navidad es para disfrutar con los amigos y para hacer nuevas amistades. Una de las razones por las que amo la navidad es que todos están abiertos a hacer nuevos amigos, a compartir con los viejos y solo... Disfrutar de las fiestas.

—Yo no tengo amigos—respondí mordaz, sin embargo ella sonrió.

—¿Por qué crees que te traje aquí ,Jethro?

—¿Para que mi trasero se congelará?

—No, tontito. Te traje aquí porque fue en este lugar donde choqué contigo noches atrás y me ayudaste, fuiste conmigo a esa tienda para el regalo de la señora Claus cuando no tenías que hacerlo.

Me quedé en silencio, ella tomó mi mano en la suya y volvió a dejar sus perlas a la vista.

—Fuiste un amigo para mí, Jethro. Eres mi amigo y por eso estoy compartiendo lo que más amo contigo. Cuando te necesité tú estuviste para mí y ahora eres tú el que me necesita así que... Aquí tienes una amiga para compartir en navidad.

¿Qué les parece? ¿Qué tal va la historia? ¿Les esta gustando?

Primero me gustaría pedirles disculpas por aun no responder los comentarios de los capítulos pasados, he estado un poco ocupada entre adornos de navidad (para los que me siguen desde hace tiempo saben que en mi casa la navidad es extremadamente importante y lleva su tiempo adornar todo xD) y también he estado algo atareada con tareas y exámenes, estos capítulos los estoy montando porque se los había prometido y porque los tenia escritos desde hace semanas, sin embargo aun no termino la historia y todavía me falta escribir la mitad de los capítulos que si Dios quiere terminare la semana que viene. Pero en fin, perdón por no responderles, lo hare en la brevedad posible, I promise.

Este capitulo esta dedicado a dayananita1234098 ❤ Gracias por leer.

Y gracias a todos, se les quiere.

Nos leemos mañana.

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