Capítulo 5 ¡ATENCION!

*ESTE CAPÍTULO INCLUYE CONTENIDO ADULTO QUE PODRÍA HERIR SUSCEPTIBILIDADES, POR SUPUESTO DEPENDE DE LA PERSPECTIVA DE CADA QUIEN.*

Mis amigas se van a pasear por París y yo voy al salón de baile, y así como dije, bailo, bailo y bailo. Nunca pensé que unos días sin bailar bajaran mi rendimiento, por lo que intento ponerme en forma de nuevo, pero sobre todo, intento sacudir la confusión de mis pensamientos y me concentro en sacar a Sebastian de mi mente y de mi corazón.

Sé que no será fácil, pero estoy decidida a hacerlo, así tenga que bailar cada segundo del día.

No quiero pensar más en él.

Bailo por horas, hasta que las piernas no me dan más, apago la grabadora y comienzo a recoger mis cosas. De repente alguien apaga la luz del salón, sólo un leve fulgor entra por una ventana. Giro mi cabeza hacia la salida y veo la figura de Fabienne Dufour, asegurando por dentro la puerta del salón.

—Fabienne, no es gracioso, enciende la luz —le ordeno, pero él ignora mi petición y camina lentamente hacia a mí, como un depredador que acecha a su presa. Yo no me muevo, no quiero que se percate de que le temo—. Fabienne, ¿qué es lo que quieres? —pregunto exasperada.

—A ti —declara sin preámbulos. 

Incrédula y aterrorizada por su respuesta, niego enérgicamente y de forma instintiva doy dos pasos atrás.

—No te me acerques —le advierto con la voz embravecida, pero él no se detiene. Decidida, camino hacia la puerta, rodeándolo, más él no me permite llegar muy lejos. Me agarra bruscamente por la muñeca y yo grito aterrada— ¡No! ¡Suéltame, no me toques! —exijo sin éxito, él me aprisiona entre sus brazos e intenta besarme mientras me acorrala contra una pared.

Estoy muerta de miedo, me siento presa del pánico, pero tampoco quiero que me toque así que me resisto tanto como puedo.

—¡Hueles tan bien! —dice mientras roza su nariz en mi cuello.

Intento tranquilizarme y razonar para buscar la manera de escapar de él.

—Fabienne te lo ruego, suéltame —imploro, fingiendo serenidad—. Si dejas que me vaya, no le diré a nadie de esto, incluso bailaré contigo —prometo para convencerlo de que me suelte, aunque ni muerta pienso bailar con él.

—No, no te soltaré y de cualquier modo bailarás conmigo —asegura pegando su cuerpo al mío.

Me doy cuenta de que no tiene intención de detenerse y regreso a mi lucha por zafarme de él y lo hago con uñas y dientes. Sus manos recorren mi cuerpo con caricias toscas, llegando a mis senos y a mi entrepierna. Me resisto a su ataque, pero inevitablemente el pánico se apodera de mí y comienzo temblar. Deja de tocarme para agarrarme por la cintura y me levanta sin dificultad, termino recostada en el duro y frío piso de madera, aprisionada por su peso. Aún sabiendo que es imposible quitármelo de encima, no desisto, forcejeo, pataleo, gruño, muerdo, rasguño..., pero todo parece ser inútil, él no afloja su agarre.

Con una de sus manos, Fabienne sujeta las mías por encima de mi cabeza, mientras que con la otra, baja mis mallas violentamente.

—¡No! ¡Por favor, no! ¡Nooo! —chillo y grito como una posesa, que aunque es poco probable que alguien me escuche porque a esta hora no hay nadie en los salones, pero lo intento todo, todo.

Y todo es inútil, él fácilmente cubre mi boca con su mano para acallar mis ruegos y lo hace...

Fabienne roba mi inocencia de la forma más infame que existe y me desgarra como se desgarra una tela, destroza mi cuerpo, mi vida y mi alma, acabando irremediablemente con mis sueños y mis esperanzas, empujándome a un abismo agónico y aterrador, sumiéndome por  completo en la más profunda oscuridad.

Un agudo dolor azota mi vientre, a la vez que un fuerte gemido sale de mi boca, incontables lágrimas fluyen de mis ojos, y un inmenso desconsuelo se instala en mi corazón.

Todo al mismo tiempo.

Las fuerzas me abandonan, la desesperanza me invade y plenamente deshecha, me rindo, me doy por vencida mientras él me penetra una y otra vez sin compasión, exhala su hediondo aliento en mi cara y disfruta de su vileza. Noto una fuerte opresión en el pecho, me está costando respirar, no hallo el aire y cada embate es como un doloroso golpe, pero es mi alma la que más padece, es ella la que parece morir.

De una extraña forma mi subconsciente decide que no quiero estar aquí, me niego aceptar la realidad de lo que Fabienne hace conmigo, porque no puedo soportarlo, porque es demasiado dolor..., entonces mis pensamientos toman vuelo, me evaden de este terrible momento.

Lo primero que se dibuja en mi mente es Sebastian mirándome con adoración, me pierdo en sus hermosos ojos que prometen el cielo, en la sonrisa dulce que me entrega antes de rodearme con sus brazos, para que me abandone sobre su pecho y pueda sentirme protegida, resguardada de cualquier dolor, sí, se siente muy bien hasta que un recuerdo nubla ese momento feliz; las palabras de Maddie retumban en mis oídos y la imagen de Theresa besándolo vuelven a oprimirme el pecho.

Entonces decido transportarme al teatro, al escenario donde siempre me he sentido a salvo y bailo mi solo del Cisne Negro. Giro con rapidez y destreza, y pretendo que soy inalcanzable, salto tan alto que aparento ser inaccesible, alguien más, distinta, libre, fuerte, determinada...,  no la chica que está siendo vilmente abusada por su compañero de baile, sino que soy ese cisne seguro, soberbio y malvado que no permite que la lastimen, que se mueve enérgicamente demostrando su ímpetu y poder.

Sí, yo bailo, mientras Fabienne ultraja  sólo un cuerpo vacío sin mente, ni alma. El sólo ultraja mi cuerpo.

Un estremecedor gruñido, me trae de regreso a la aterradora realidad y abruptamente mi mente, y mi alma toman su lugar en este cuerpo adolorido, lastimado, roto.

Fabienne se ha relajado y ya no ejerce tanta fuerza sobre mí, en medio de la oscuridad vuelvo a tener conciencia de lo que le sucede a mi cuerpo, siento dolor en mis partes y una desagradable humedad moja mi entrepierna; eso me angustia profundamente, aprovecho que él está distraído y con desespero y urgencia lo empujo ejerciendo tanta fuerza como soy capaz de reunir logrando rehuir de su lado. Me levanto rápidamente, acomodo mis prendas cubriendo mi cuerpo de esa lasciva mirada con la que me recorre, recojo mi mochila y corro hacia la puerta, pero antes de lograr salir, Fabienne me atrapa de nuevo aprisionándome contra la pared, junta su frente con la mía y me mira amenazante, invadiéndome de nuevo el pánico, lloro y tiemblo sin parar.

—Si dices algo de esto te juro que te encontraré y lo volveré hacer, y créeme, la próxima vez no seré tan amable —advierte estrujando mi cuello con una sola de sus manos—, además, nadie te creerá —dice burlón mientras acaricia mi mejilla con su índice.

Yo lo miro con odio, me zafo de su agarre y salgo a toda velocidad hacia mi habitación.

Cuando entro, Sarah y Olivia ya han regresado, en cuanto me ven su expresión se transforma en horror. Me observan de arriba abajo y se ponen de pie con la intención de acercarse, y evado su toque, me hablan, pero no entiendo lo que dicen, y voy directo al baño sin prestarles atención a sus palabras que sólo retumban en mis oídos como ecos distorsionados. Me encierro allí evadiéndome del resto del mundo, ansiando encontrar un refugio que me mantenga a salvo de tanta maldad; me recargo en la puerta y me dejo caer al suelo, abrazo mis rodillas y allí me abandono a llorar sin control, lloro con desasosiego emitiendo lamentos tan dolorosos..., que siento que brotan desde del fondo de mi alma, lamentos producto de un sufrimiento indescriptible.

No me importa destrozarme la garganta, quiero sacar todo esto que me quema por dentro.
Me duele el pecho, la garganta arde, y me cuesta respirar, siento mi cuerpo dolorido y no paro de temblar; pero sé que sanará, que en algún momento cesará el dolor físico, pero el de mi alma y el de mi corazón no, jamás volverán a ser como eran.
¿Qué es lo que me han hecho?
¿Qué hice para merecer esto?
¿Por qué?
¿Por qué a mí?
No lo entiendo..., no puedo entenderlo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top