Género de Misterio

Alguien, una mujer de sombrero blanco, mira a un número de personas en una discoteca. Dicho número puede ser uno, dos, o incluso treinta, nadie lo sabe, ni siquiera ellos mismos. La única que lo conoce es esa mujer que los contempla en una esquina, mientras se bebe una copa y pasa desapercibida del resto.

El ambiente es alegre, el típico que suele haber en un sábado por la noche. La gente baila, algunos se restriegan unos contra otros, como si les fuera la vida en ello. Todos están ignorando lo que se avecina, sin más, se dedican a beber y a charlar, pensando en qué harán mañana o esa misma noche.

La única que no es ajena al desastre que cada vez es más cercano es la mujer que contempla el reloj, mientras un sombrero blanco le tapa la cara. Tic-tac, tic-tac.

Las luces se apagan y se encienden una y otra vez, parpadeando de una forma exagerada y a ritmo de la música. No suena una canción romántica, ni siquiera esas que se escuchan ahora y que parece que todos los adolescentes adoran. No hay una letra, es más bien un ritmo con notas.

Mientras tanto, ese número de personas sigue a lo suyo, mezclándose con los demás, mientras una mujer los observa, sabiendo que, al contrario que el resto, cuando ellos salgan de la discoteca lo harán muertos.