Capítulo I: Una oportunidad para renacer
-¿Estás bien?- fue lo primero que preocupado se atrevió a preguntarme al notar con probabilidad la tristeza en mi semblante y lo único que pude hacer fue abalanzarme hacia él en busca de un abrazo, mientras me vencían inevitablemente las ganas de llorar - ¿Emir te lastimó, te hizo algo?- requirió saber él enseguida y esta vez fui yo la que percibió un cambio en su estado de ánimo, al sentirlo tensarse y escuchar la tonalidad de repente enojada de su voz. Moví la cabeza en negación como respuesta.
-Todo está perdido- confesé humedeciendo con mis lágrimas sin poder evitarlo la tela de su camisa -Ya no hay vuelta atrás-
Levent me abrazó con mayor fuerza buscando reconfortarme, con una mano acariciándome la nuca como si fuese una criatura, jamás se lo había dicho pero me sentía tan segura a su lado, porque era para mí en el fondo como un padrino o un protector, como un gran árbol en el que en cualquier día de sol canicular podría yo refugiarme bajo su sombra. Pudimos estar así varios minutos, no los calculé y perdí la cuenta, inclusive imaginé en algún momento que podía subir o bajar alguien y vernos o en el peor de los casos, llegar mi todavía esposo y pensar lo peor, visualicé hasta su cara impresionada o su violenta reacción, pero no me importó, pues todo lo que necesitaba en ese rato era estar así, apoyada en el pecho de mi mejor amigo, anestesiada con el varonil aroma de su colonia.
-¿Te vas?- le consulté entonces al reparar de lleno en el equipaje que por sostenerme había dejado a un lado.
-Eso te lo pregunto también yo a ti- dijo él ya con su acostumbrada pasividad cuando nos separamos para poder mirarnos a la cara. Yo únicamente volví a asentir, sintiéndome de repente demasiado joven ante su escrutinio y experiencia para llevar a cabo ese tipo de decisiones a diferencia suya -¿A dónde?- requirió conocer de forma adicional siempre interesado en mi bienestar
-No lo sé, quizá con mi mamá y mi hermano... o puede que más lejos- le conté, reconociendo mi ambigüedad sobre el conseguir permanecer en el pueblo de mis padres sin ser juzgada y vista mal por abandonar mi hogar, consciente de que los rumores allá no tardaban en correr -¿Y tú... dónde vas?- empero también quise saber
-Me iba a Estados Unidos pero ya no pienso hacerlo sin ti- manifestó Levent sin chistar, impresionándome tanto con su madurez en su resolución como en la ocasión en que declarara que me amaba -Vámonos juntos Feriha, dejémos todo esto atrás y empecemos una nueva vida- me propuso entonces.
...Yo pude haberme negado, haber tenido en cuenta la moralidad y los buenos principios, el que diría después sobre mí todo el mundo o hasta las bases de la religión que me inculcaran, pero ya todos los que me importaban me habían dado la espalda... Mi familia, mi gran amor, y todo lo que tenía era a él, que quería estar conmigo.
Permití de tal modo al cerrar la puerta del que fuera por pocos meses mi departamento, que tomara mi mano y por insistencia que me ayudara caballerosamente con mi maleta, mientras me conducía hacia el ascensor por el cual descendimos a la planta baja.
Antes de abandonar el edificio me reservé unos instantes para contemplar la entrada al pequeño corredor que llevaba hacia la portería, y él tocándome el hombro, acompañándome en mi tristeza, me hizo saber que estaba conmigo si decidía pasar a despedirme de mis seres queridos, más preferí hacerlo una vez estuviera lejos o sabía que de lo contraría me quebraría.
-Estoy lista- resolví tomando valor y comenzando a caminar a su lado emprendí mi rumbo hacia la libertad.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top