Capítulo 8

Había llegado el tan esperado día, y yo más que ilusionada, me miré al espejo y pensé en Joey. Me miré el dulce anillo de compromiso, que él me había regalado, y sonreí y lo amé con todo mi amor.

<< Mi amado Joey >>

<< Solo quiero ser tu esposa y estar por siempre en tus brazos...>>

Miró aquel día en su calendario y dio un suspiro. Afortunadamente los dos últimos días no había sentido ningún malestar, así que se animó, se olvidó de su enfermedad y tomó su equipaje. Solo quería encontrarse conmigo y tenerme en sus brazos.

Tomó mis libros, los guardó por último en su equipaje y luego salió de su habitación y de ese mágico hotel. Aquel hotel en donde fue nuestro lugar de reencuentro, junto a la playa, y en donde nos amamos en más de una vez con todo nuestro amor.

Habíamos quedado de juntarnos en el terreno baldío, casi afuera de la ciudad, ya que Joey había arrendado una avioneta para irnos a Santiago.

Me había comentado por celular que nos acompañaría su amigo Hans. Eso no lo entendí, ya que yo no lo conocía, pero no le tomé mayor importancia. Luego tendría la oportunidad de preguntarle.

Llegó al terreno, Hans se le acercó y Joey vio que yo aún no llegaba...

Extrañado y algo preocupado, marcó a mi celular.

Yo en el taxi, había mucho tráfico, y toda nerviosa, pensé en Joey y la angustia me comió.

_ Señor ¿No puede irse por otro lado, por favor? Es que de verdad estoy muy atrasada. Mi novio espera por mí

_ No hay otro camino señorita. Su novio lo comprenderá...

_... Joey, mi amor...

_ Vamos niña mía ¿Por qué te estás tardando tanto?...

Mi celular comenzó a sonar...

_ Halo

_ Cariño ¿Qué pasó? ¿Dónde te encuentras?

_ Joey mi amor, estoy atrapada aquí en una calle. Hay mucho tráfico

_ ¡Rayos! Descuida, aún no llega la avioneta, pero trata de apurarte si

_ Si mi vida. Trataré de estar en breve allá

_ Te amo

_ Y yo a ti...

Al cabo de yo decirle aquello, colgó la llamada y vio que la avioneta venía llegando...

No lo soporté más y me bajé del taxi. Corrí como pude por entre medio de los autos. Más adelante vi otro taxi y me subí rápidamente y este se desvió por otra calle...

Vi a lo lejos la avioneta, lo que me alivió el alma y me llené de alegría. Le dije al taxista que se diera prisa.

De pronto, Joey empezó a sentirse muy mal y Hans lo advirtió.

_ ¡Joey!

Débil, Joey no resistió y cayó al suelo...

_ ¡No Joey!

Hans lo ayudó a levantarse y Joey mal, empezó a toser sangre y lo miró derrotado y muy triste.

_Vámonos Hans...

_ ¡¿Qué! ¡¿Pero qué hay de tu novia?!

_... No hay tiempo, sácame. Sácame de aquí Hans...

_ De acuerdo... ¡Vamos!

Él junto con el piloto lo ayudaron a subir y Joey se colocó aún más mal. Botó mucha sangre y a Hans le entró el pánico.

_ ¡Vámonos ahora ya!

_ Si señor...

De pronto vi por el vidrio, del taxi, que la avioneta estaba despegando y no lo comprendí. Solo pensé en Joey y me bajé rápidamente del taxi y corrí hacia ella, pero ya era tarde, aquella avioneta ya se había ido, y con ella se había ido Joey.

_ ¡JOEY, ESPERA!

Le grité al ver la avioneta volar por los cielos y me dolió el corazón. No lo entendí y solo pensando en Joey, las lágrimas me corrieron por las mejillas.

_... ¿Por qué? ¿Por qué, Joey?...

Lloré sin parar y solo vi alejarse más y más aquella avioneta y a Joey de mí para siempre...

Destrozado y a punto de perder la conciencia, Hans le colocó la cánula nasal, para que pudiera respirar y él con los ojos llenos de lágrimas solo pensó en mí.

<< Perdóname, perdóname por favor mi vida. Mi niña bella... >>

Acabada, regresé al departamento, empaqué todas mis cosas y me regresé a Santiago con la tristeza de que Joey se había ido sin mí...

Recostada en mi cama, mis ojos estaban hinchados de tanto llorar. Solo pensaba en Joey ¿En por qué se había marchado así, sin siquiera despedirse?

<< ¿Por qué lo hiciste?, ¿Por qué te fuiste así Joey? ¿Por qué?... Sí al menos, te hubieses despedido...>>

Mientras más lo pensaba, menos lo entendía y la angustia me invadía. Se me cubrieron otra vez los ojos de lágrimas y la garganta se me oprimió.

Tomé la libreta y continué escribiendo...

De pronto sonó mi celular. Era la editorial para ofrecerme que escribiera un nuevo libro y yo solo pensé en Joey...

Inconsciente, estaba conectado a unas máquinas para recibir aire y seguir viviendo. Hans lo miró y se lamentó tanto de ver a su amigo, Joey, en aquellas condiciones y rogó para que encontraran urgente un trasplante de medula.

Días después...

Concentrada en aquella historia, quería mantener la cabeza ocupada y estuve escribiendo y escribiendo. No me di cuenta de que habían pasado dos semanas de aquel día, y sin evitarlo me dio mucha tristeza y se me apretó el corazón.

<< ¿Qué será de ti Joey? >>

<< ¿Ya te habrás olvidado de mí? >>

De pronto sentí mucha más angustia por él y no lo entendí. Pensé en él y traté de hacerme la fuerte y desentendida y seguí escribiendo...


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