Capítulo 4



Caminaba por los pasillos de la residencia, llevaba colgada la mochila en un solo hombro y mordisqueaba su boca en señal de que se moría de la sed.

Llegó a la nevera y sacó un refresco de limón. Mientras lo bebía se asustó al ver al enfermero.

—Señorita Park, buenas noches.

—Buenas noches JaeHwan —dijo después de sentir como el gas pasaba por su garganta.

—Siento interrumpir —comenta—, pero mañana tienes cita con el doctor Lee.

Quedó sin entender.

—Tú eres el doctor Lee —lo señaló.

—Lo se, pero sabes que me gusta hablar en tercera persona —metió sus manos en el bolsillo de su bata.

«Es raro»

—¿Por qué debo ir? No recuerdo haber pedido ninguna cita.

—Hablaras de eso mañana con el doctor Lee.

—Pero tú eres el doctor Lee.

—¿Qué has dicho? —se hizo el sordo y se fue alejando—. No te escucho. Recuerda, mañana a las nueve.

Resopló y continuó bebiendo de su bebida asustada, hace tiempo no iba al médico ¿Por qué la habían llamado.




...



—Señor Lee —llamó, la puerta estaba entreabierta.

—Adelante Park.

A diferencia de ayer en la noche, Lee JaeHwan llevaba unas gafas y otro color de cabello.

Confundida se sentó en una silla, esperando a que el doctor hablara.

—Por petición de los profesores le he dado un vistazo a tu expediente médico —afirmó.

—¿Por qué? ¿Creen que tengo problemas mentales?

—No, solo necesitaban saber si tenías algún problema visual.

—Se dieron cuenta que no lo tengo.

—Exacto, pero encontré otra cosita —abrió el expediente de la chica—. Resulta ser que a los diez años tuviste un accidente.

—Si, fue durante la navidad. Salí con mis padres y me perdí. No recuerdo muy bien ese día , pero mi mamá me contó que aparecí llena de rasguños.

—Eso es lo que dice aquí —confirmó—, pero hay algo que no sabes, esos rasguños fueron causados por cristales. Te lanzaron fuera de la tienda donde estabas y quedaste inconsciente. Uno de esos cristales calló en tu ojo y hasta el día de hoy no han podido sacarlo.

—¿Qué me quiere decir con eso?

—Al estudiar tanto, fuerzas tu vista y eso permitió que el cristal entrara a mayor profundidad causando la aparición de La Ceguera del Escritor-lector.

—¿Eh? Me está diciendo que estoy ciega.

—No, solo trato de decirte que esta es la causa de que no consigas buenas notas —dijo con la mayor paciencia.

—No puede ser —negó varias veces con la cabeza. Era algo imposible—. ¿Qué hago ahora?

—Le informaré de esto a los profesores y veremos qué medidas toman contigo. Lo más lógico sería que tus pruebas sean orales.

—Los he tratado tan mal —se hundió en la silla—. No creo que me ayuden.

—En eso si estás en lo cierto, pero haré lo posible por ayudarte —le tomó las manos.

—Gracias.





...



Acomodaba los libros en los estantes y de vez en cuando ojeaba algunos de ellos, pues le llamaban la atención.

Jungkook la miraba desde lejos hasta que muy decidido se acercó a donde estaba y tomó el libro que ella pensaba coger.

—¿Te gusta leer? —le entregó el libro.

—No es mi pasatiempo favorito, pero de vez en cuando lo hago —aseguró—. A ti te deben de encantar.

—¿Por qué?

—Teniendo un papá bibliotecario debiste haber pasado toda tu infancia rodeado de libros.

—No, recientemente me mudé con él.

— Ah, no sabía. Debe ser difícil la vida de padres divorciados.

—Bastante —murmuró—. Te noto algo distraída ¿Te pasa algo?

—No es nada.

—Puedes contar conmigo para lo que sea.

Disimuladamente sacó de su chaqueta un paquete y sin que Rosé se diera cuenta lo metió dentro de una caja.

—Estoy enferma —se apoyó en una estantería y cruzó sus brazos.

—¿Es grave? —fingió preocupación.

Trató de mover la cabeza negando, pero se retractó.

—No lo se. El doctor Lee dice que tengo Ceguera del Lector-Escritor.

—¿Eso existe? —se puso junto a ella imitando su posición.

—Pues parece que sí. Ahora probablemente me tenga que disculpar con los profesores. De verdad me equivocaba en los exámenes, pero no sabia.

—A lo mejor te los vuelven hacer.

—No, lo más probable es que tenga que repetir el año para que eso ocurra.

Continuó desempacando los libros y encontró aquel paquete. Asombrada con él, lo abrió y se encontró un libro dorado.

—¡Vaya! Este —se lo enseñó— Parece de oro.

—¿Cómo se llama?

Paso el dedo por encima del título.

Mil Suspiros. ¿De qué tratará?

—Ábrelo y averígualo tú misma —sugirió con picardía, se traía algo entre manos.

Al abrir aquello, Rosé se sorprendió. Estaba leyendo sin parar y se emocionaba cada vez más con cada palabra.

Jungkook le tocó el hombro, ya que la intentó llamar y no le prestó atención.

—Esto es maravilloso —alagó—. Trata sobre....

—¿Sobre qué? —habló desesperado.

—No lo recuerdo.




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Dato: La Ceguera del Lector- Escritor no existe, me lo he inventado.

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