Cap. 57
El resto del partido luchamos como nunca lo hemos hecho. Es el partido más importante, el que tenemos que ganar sea como sea. Le robo el balón a uno de los defensas del Zeus y lanzo el último pase que decidirá el partido.
--- Mark, tenéis que marcar - digo chutando con las pocas fuerzas que me quedan.
Caigo de rodillas al suelo. Por el rabillo del ojo veo la mirada alarmante de Byron al verme caer, a pesar de que yo misma me haya tirado. Es entonces cuando una de los engranajes de mi cabeza cuadran. No, él no quería hacerme daño, no tenía intención alguna. Me estaba protegiendo pero, ¿de qué? ¿qué es lo que sabe?
***
Axel me coge en volandas nada más sonar el pitido final. Lo único que hago es reírme de felicidad y apoyarme en sus hombros. Me deja escurrir entre sus brazos y me da un beso en la frente.
- ¡Hemos ganado! - dice volviendo a rodearme con sus brazos.
Se lo importante que era para el ganar el torneo. Y lo hemos conseguido. Me separo de Axel y me voy directa a Jude. Abre los brazos para que le abrace y yo lo hago sin pensarlo. Esta victoria nos ha sabido mucho mejor que cualquier otra, porque hemos luchado hasta el final.
- Así que los ganadores ¿eh? - dice sonriendo con un brazo por mis hombros.
Los dos miramos el marcador sonrientes. ¿Quien iba a decir que el equipo del Raimon fuera a ganar el Frontier?
Ahora me dirijo a Mark. Gracias a él estamos aquí, en la cima. Choco las manos con él.
- Gracias capitán - le digo sincera.
- ¿Gracias, por qué?
- ¿No te has dado cuenta de que gracias a ti hemos ganado?
- No he sido solo yo, hemos sido todos nosotros los que nos hemos esforzado por llegar hasta aquí.
Niego con una sonrisa en los labios y se me acerca Byron. Me tiende la mano y yo le miro extrañada.
- Felicidades - dice con una sonrisa.
Le devuelvo el apretón y tiro de él para que me de un abrazo.
— Eres demasiado tonto - digo riendome - gracias por todo.
Suelta una exclamacion y me corresponde.
- ¡Chicos! Esto es solo él principio, el principio de algo grande. A partir de ahora tenemos que esforzarnos mucho más para conquistar la cima del fútbol - dice Mark.
- ¡Sí!
***
Todos los chicos se van al restaurante del entrenador, mientras el detective Smith me lleva a la base de la policía, una secreta que al parecer nadie sabe de su existencia.
- ¿Desde cuando sabéis algo? - digo a sabiendas de que me están ocultando algo desde hace mucho.
- No podíamos decirte nada, incluso todavía no lo sabemos con certeza...
- Vete al grano detective.
- El accidente de tus padres fue provocado, alguien cortó los frenos como ya sabemos, pero... No fue Ray Dark quien lo provocó. Tus padres eran unas de las personas más importantes del mundo de la seguridad del fútbol. Creemos que alguien relacionado con su trabajo quiso librarse de ellos para poder continuar con sus planes. Alguien que odiara mucho a tus padres.
Me quedo sopesando las palabras del detective Smith.
- Eso quiere decir que estoy en peligro ¿verdad? - digo cayendo en la realidad que se cierne sobre mi.
El detective Smith guarda silencio. Me encojo en mi asiento y me abrazo las piernas. ¿Qué pasará a partir de ahora? Y a pesar de ser yo la que corre peligro, solo pienso en los chicos. No quiero que por mi culpa les pase algo a ellos también. No, no me lo perdonaría nunca. Si les hacen algo a ellos será por encima de mi cadáver. Consigo alcanzar una libreta y un boli. El ruido de un motor hace que desvíe la mirada hacia la ventana. Un coche viene directo hacia a mi. Sonrío tristemente mientras una lágrima recorre mi mejilla. Así que... ¿es este mi final?
*Narrador en tercera persona*
El ruido de las ambulancias se hace más fuerte a medida que se acercan. Gracias al botón de emergencia que tienen todos los coches de policía han conseguido localizar el lugar del siniestro. El detective Smith se remueve como puede en el aboyado coche. Al haber recibido el golpe desde el otro lado las repercusiones han sido pocas. Su atención se centra ahora en la pobre chica que tiene al lado. Su corazón se encoge al ver como ha quedado la chica después del accidente.
- Eh Crístal, despierta por favor - dice a duras penas el hombre. ¨
Él que se suponía que la tenia que haber protegido no ha podido hacerlo. No lo había visto venir, y cuando ya lo tenían encima no ha podido hacer nada como es lógico. El coche ha dado varias vueltas de campana, pero por suerte, había quedado en una buena posición para poder rescatar a los heridos. Los equipos sanitarios miran horrorizados la escena. No recordaban un accidente tan aparatoso como este lo es. Con rapidez y eficacia, y con ayuda de los bomberos consiguen sacar a los dos ocupantes del coche. En seguida se dan cuenta de lo grabe que es la situación en cuanto ven que las constantes vitales de la chica son preocupantes.
- Le cuesta respirar y tiene un aparatoso corte en el estomago. Ha perdido mucha sangre - informa el primer medico que la atiende.
En comparación con el detective Smith, que solo tenia una brecha en la cabeza y un hombro dislocado, lo de la chica era mucho más grave. De pronto el coche explota y sale en llamas. Con los nervios controlados, los bomberos consiguen mantener a ralla las llamas mientras los equipos sanitarios trabajan en ayudar a las victimas. Mientras dos operativos se encargan de curar al detective, los demás se encargan de la Reina. Una Reina que ahora se había caído de su castillo. La conectan a una máquina y la ponen oxígeno. Las pulsaciones de la chica son bajas y la hemorragia no se detiene.
- Ponerle más vendas y apretar, hay que pararla como sea - indica el que parece que es el medico jefe.
Cuando consiguen parar la hemorragia respiran aliviados. La chica ha perdido mucha sangre pero esperan poder salvarla. Pero como dice el dicho: la calma predice a la tormenta. La maquina empieza a pitar indicando que la chica no tiene pulso. Los sanitarios se ponen enseguida a practicarla el masaje cardíaco.
- Se nos va - dice uno de ellos cogiendo las placas de electricidad.
- 3, 2, 1... ¡fuera! Vamos pequeña no puedes irte, todavía no. ¡Otra vez!
Los médicos lo intentan por activa y por pasiva, pero parece que el cuerpo de la chica no quiere reaccionar a las descargas. Parece como si no quisiera despertar, como si aceptara que ese fuera su final. Su corazón que tantos sentimientos e ilusiones albergaba a dejado de latir, para siempre. Los médicos se rinden.
- Hora de la muerte las 20:11h. - dice uno de ellos mientras tapa el cuerpo de la chica sin vida.
Por unos segundos que se hacen eternos, ninguno dice nada. El detective Smith mira horrorizado la escena. No se puede creer lo que está viendo, y aun así, es real. Los médicos se distribuyen en sus respectivas ambulancias y se ponen en marcha. Las sirenas son la únicas que se atreven a romper el silencio de la noche. En la parte trasera de la primera ambulancia el tiempo se ha congelado. Cualquiera que entrara ahora en ella vería como toda la vida de la chica flota por el aire. Sus sueños, sus metas a conseguir; sus ilusiones, sus sonrisas, su felicidad y su tristeza. Todo seguía allí flotando en el aire. Por el traqueteo del coche una libreta que había sostenido en su mano hasta el último suspiro, cae al suelo. En ella van todas sus esperanzas y fuerzas. Sus últimas palabras. Hoy la Reina del Raimon ha exhalado su último aliento pensando solamente en que ya no podría volver a jugar al fútbol con sus compañeros, ni podría decirles en persona lo mucho que significan para ella. Hoy toda su vida queda en el pasado, para continuar un presente sin ella. Y aun así, el cuerpo de la chica parece que sonríe, sabedor de que una buena reina nunca muere.
- ¡Pi!...¡Pi!...
***
El Raimon sigue festejando su victoria ajeno a la gran catástrofe que se ha dado hoy a las afueras de la ciudad de Inazuma. Aún así uno de ellos se remueve inquieto en su asiento.
- ¿Qué te ocurre Axel? - dice su amigo de gafas.
- Tengo un mal presentimiento - dice el chico sosteniendo la pulsera de la chica en la mano.
- Seguro que no es nada. Deberías de estar contento hemos ganado la final.
Claro que está contento, pero esa incertidumbre le está matando. Además no sabe nada de su novia todavía y se está empezando a preocupar también. Mark mira con confusión a su amigo. Es un chico serio y callado, pero sabe que está emocionado por haber ganado, así que algo tiene que preocuparle demasiado como para estar así.
El sonido del teléfono se abre paso entre los gritos de los muchachos, aun así la fiesta no para. El dueño del restaurante coge el teléfono alegre sin saber la espantosa noticia que va a recibir.
- Lo siento, estamos cerrados.
- Seymour - dice la voz moribunda del detective Smith.
El entrenador se pone alerta enseguida al escuchar a su viejo amigo tan mal.
- ¿Qué ha pasado?
Axel se pone alerta al ver la cara de preocupación de su entrenador. Se abre paso entre los demás chicos y se sitúa justo enfrente de él intentando enterarse de algo.
- Hemos tenido un accidente...
- Pero, ¿estáis bien no?
El otro lado de la línea se queda sumergido en un silencio espeso.
- Seymour, Crístal a...
El entrenador de los chicos deja caer el teléfono atrayendo la atención de todos. Los chicos paran de festejar su victoria.
- ¿Qué pasa entrenador? - dice Mark.
Seymour niega con la cabeza sin poder creerse lo que su amigo acaba de decir.
- La ha pasado algo ¿verdad? - pregunta Axel con la voz rota.
Desde que ha sonado el teléfono Axel sabia que no iban a ser buenas noticias. Pensar que la ha podido pasar algo le ha roto por dentro. Jude enseguida sabe a quien se refiere su amigo.
- Entrenador - exige una respuesta Jude.
- Chicos... Sentaros por favor.
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Bueno aquí esta el final del libro, la verdad es que todavía no puedo creerme que haymso llegado hasta aquí. Muchísimas gracias a todos por haber pasado uno de los mejores momentos de todos, es serio. Muchos besos y nos vemos... ¿en una nueva novela quizá? ¿o en una segunda temporada de MSPC?
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