9

        Crístal observa todos los movimientos de Jude con cuidado. El chico se mueve como pez en el agua en su habitación. Normal después de tantos meses de amistad. Y de más cosas de las que no se quiere acordar. No ahora. Jude deja en paz la bola de nieve de sus padres, y se sienta en la silla del escritorio. Se apoya en el respaldo y examina a Crístal de arriba a abajo. A la chica le da un escalofrío, pero se mantiene estoica.

        Crístal se mueve, casi pegada a la pared. No se quiere acercar a él a menos de dos metros. Por si acaso. Por precaución. Jude suspira y ella se hace la loca. Necesita hacerle salir de ahí. En la habitación empieza a faltar el aire.

        —¿Qué haces aquí? —pregunta Crístal abriendo el vestidor y entrando en él.

        Necesita entretenerse con algo mientras piensa cómo le va a echar de la habitación. Coge una camiseta y la coloca mejor en su sitio. Cuelga y descuelga unos pantalones... Todas acciones que la harían quedar como una loca si alguien la observara.

        —Es obvio, he venido a comprobar que sigues viva —contesta Jude apoyándose en el marco de la puerta. Crístal pega un respingo y deja caer una chaqueta al suelo.

        Jude sube las cejas, y se agacha para cogerla, pero Crístal se adelanta y después da un paso atrás. ¿Qué ha sido esa respuesta? ¿Comprobar que estaba viva? ¿Se refiere a...? Jude frunce el ceño y la observa de arriba a abajo. Crístal está alterada, y no es por su culpa.

        El chico había venido a intentar arreglar las cosas, calmar las aguas, pero no cree que vaya a salir muy bien parado de aquí.

        —¿Ha pasado algo? —pregunta Jude volviendo a dar un paso hacia ella.

       —¿Te ha enviado él? —pregunta la chica abrazada a la chaqueta.

        Jude sube las cejas y observa el leve temblor en las manos de la chica, que intenta disimular intentado esconderlas debajo de la chaqueta.

        —¿Ray Dark? —Jude niega con la cabeza. Claro que no le ha enviado su entrenador. El comandante no le pediría algo así—. Quería verte, nada más.

        Cristal se relaja un poco, pero sigue manteniendo la distancia. ¿Le estaría mintiendo? No, no puede ser. Es Jude, su amigo de la infancia. Sabe cómo es. Jude va de frente, siempre anuncia sus planes antes de comenzarlos. Peca de soberbio y sobrado, y simplemente por eso sabe que puede confiar en su palabra.

        —Me gustaría que te marcharas, por favor. —Crístal traga saliva al ver que Jude se ha quitado sus tan preciadas gafas y se las guarda en el bolsillo.

        —No lo voy a hacer hasta que me digas que te ha pasado y por qué estás tan asustada. —A Crístal se le corta la respiración cuando Jude le coge de la barbilla y la sube con delicadeza—. Cuéntamelo.

        Crístal titubea y mira a todos los lados. Jude sabe por qué lo hace, está buscando una salida rápida a esa situación. Se siente vulnerable, expuesta ante su mirada roja pasión que se va oscureciendo poco a poco. No le gusta ver la incomodidad en la cara de Crístal, ni mucho menos el miedo en sus ojos.

         —Dímelo —exige al ver que no responde.

        Cristal frunce el ceño y se aparta de Jude como si quemara. No le gusta nada el tono que está empleando. Está muy nerviosa como para aguantar exigencias ni muchos menos órdenes. Ahora no puede ni siquiera mirarle a la cara y no ver a Ray Dark en ella. Consigue rebasarle y sale del vestidor dejando la chaqueta que se ha llevado con ella en la cama. «Más distancia, tengo que poner más distancia».

        —Vete, por favor —murmura abriendo la puerta del baño y adentrándose en él.

        A este paso se va a quedar sin escondrijos donde meterse. 

        —No —niega Jude cruzándose de brazos en el umbral de la puerta.

        —Te lo estoy pidiendo por favor, no me obligues a perder los papeles. —Crístal coge el peine y empezó a cepillarse el pelo con rapidez.

        Crístal no está nerviosa, está histérica. Solo la ha visto así dos veces en su vida. Cuando a él le tuvieron que operar de apendicitis, y cuando recibió una llamada anónima después de uno de los entrenamientos. Luego de eso, Crístal empezó a distanciarse, hasta que no supo más de ella. Esa maldita llamada llevó su vida al desguace. Una mañana se levantó con un mensaje de ella diciendo te quiero y, al día siguiente, desapareció. La buscó, llamó a su casa, y nadie respondió. A Crístal se la comió la Tierra de un día para otro, y se llevó su corazón con él. Desde ese día, siente que le falta algo. Un especie de vacío en el pecho volvió a llenarse cuando la vió en persona hace apenas unos días.

        —Crístal...

        —¡Vete! ¿No ves que no quiero que estés aquí? —grita Crístal tirándole el peine. Jude lo esquiva con éxito—. No quiero saber anda de ti ni de la Royal ni...

        Jude la hace callar obligándola a enterrar la cara en su pecho. La rodea con sus grandes brazos y la abraza con fuerza.

        Crístal se calla y parpadea varias veces hasta que consigue procesar que Jude la está abrazando. De nuevo. Brindándole seguridad, calor y...

         —¿Ha sido él? —Crístal se tensa. Esa es respuesta suficiente para Jude, que maldice por lo bajo y la entierra más entre sus brazos. Apoya la barbilla en su coronilla y hace rechinar sus dientes—. ¿Seguro que ha sido él? Sabes que...

        —¿Qué sé Jude? —pregunta Crístal.

        —Él nunca te haría...

         Antes de que termine la frase Crístal se aparta de él de un empujón.

         —¿No me crees? —pregunta la chica dolida.

        —¡Claro que te creo! Es solo... —Solo que aceptar algo así, le haría replantearse muchas cosas.

        Cristal se abraza a sí misma. Ya no tiene el cuerpo caliente de Jude rodeandola. Ahora, el frío se cala hasta sus huesos. Incluso hasta lugares más profundos. Hasta su corazón.

        Jude no la cree. No quiere creerla. La tomaría antes por una mentirosa que admitir que el Comandante es un criminal. Y eso que el hombre no lo esconde en absoluto.

        —Fuera —dice Crístal señalándole la puerta.

         —No, espera... —¡Joder! La chica empezaba a estar receptiva. Y él la ha cagado—. Por favor, cuéntamelo. Te juro que...

        —Jude. Para. —Crístal niega con la cabeza—. Los dos sabemos cómo va a acabar. Le idolatras. Yo también lo hacía, pero... ¡Abre los ojos de una vez! ¿Es que no lo ves? ¿No ves que clase de persona es?

        —No, no lo veo —asegura Jude levantando los brazos—. Lo único que veo es que te fuiste y...

        —Así que es eso. Sigues resentido conmigo por haber dejado un club de fútbol —bufa Crístal asombrada.

          —No solo abandonaste un club —Claro que no, le abandonó a él.

         —No te lo pienso volver a repetir, vete Jude. —El chico se queda estático en mitad de su habitación, con los brazos en tensión a ambos lados de su cadera—. ¿Sabes qué? Da igual, quédate. Pero yo me voy.

        —No lo dirás en serio —replica Jude con una ceja alzada.

        —Oh... Y tanto, cariño. —Crístal se mete la mano en el bolsillo delantero del pantalón y saca una llave—. Por los viejos tiempos.

        Cuando Jude se da cuenta de lo que pretende, Crístal ya está cerrando la puerta y echando la llave.

        —¡Crístal! —exclama dando golpes a la puerta—. ¡Abre la puerta!

        —¿Sabes que Jude? —dice su voz al otro lado—. Cuando me has abrazado, me sentí como en casa. Como si nada hubiera cambiado.

        —Y no lo ha hecho —susurra Jude tan bajo que Crístal no puede oírlo.

        —Pero ha cambiado, y mucho. Ojalá algún día, abras los ojos y, entonces, te contaré la verdad. El por qué me fui.

        —Puedes hacerlo ahora, no hay por qué esperar.

         —Es una pérdida de tiempo. No me vas a creer. —La voz de Crístal se ha vuelto pesada—. Que duermas bien, Jude.

        —¡Crístal! ¡Crístal! —Se escuchan sus pasos bajar por las escaleras—. ¡Joder! ¡Cuando salga de aquí, me las vas a pagar!

***

        Cuando me despierto, son más de las diez y media de la mañana. Después de dejar a Jude encerrado en mi habitación. Decidí que el mejor lugar para esconderme y pasar la noche era la casita que mi padre construyó para mi cuando era pequeña. Una casita en mitad del bosquecito que hay una calle más allá de mi área residencial. Era nuestro escondite secreto. Nuestro lugar de reuniones para espías, como a él le gustaba llamarlo. Nunca se lo dijimos a nadie, ni siquiera a mi madre, así que este lugar es solo nuestro. Sin Jude, ni Ray Dark para molestarme.

        Me estiro con parsimonia en las mantas que he echado al suelo y miro al techo de madera. Jude piensa cobrarse su amenaza. Estoy más que segura de ello. Y por eso, hoy no pienso moverme de aquí , porque me apetece tener que encontrarme con él. Hoy no tengo nada que...

        ¡Oh no! ¡El partido! Mark me va a matar, Mark me va a matar. Es mi primer y último partido con el Raimon y voy a llegar quince minutos tarde. Genial, simplemente genial. Desearme suerte o algo así.

***

        Me apoyo sobre mis rodillas cuando llego al banquillo del Raimon. Silvia corre a mi encuentro y yo levanto la mano sin poder hablar.

        —¡Pensábamos que te había pasado algo! —exclama pasándome una botella de agua.

        —L-Lo si-siento —murmuro cogiendo la botella y bebiéndomela de golpe—. ¿Me he perdido algo?

        —No mucho, hemos marcado nuestro primer gol y parece que el Occult no es tan terrorífico como parecía —Silvia observa a los chicos y yo la imito.

        No, el Occult no parece el mismo que en el video. Me da por pensar si, la grabación que consiguió Silvia solo era un montaje. O no.

        Desvío mi mirada al banquillo del Occult. El entrenador parece muy tranquilo. Y eso no me gusta. Si algo he aprendido durante todos estos años moviéndome entre las aguas turbulentas de Ray Dark, es que la calma siempre precede a la tormenta. Y que cuando más hay que temer a alguien, es cuando más tranquilo está.

        El pitido del final del primer tiempo, me saca de mis pensamientos. Los chicos vuelven y Mark me coge de los hombros para zarandearme.

        —¡Llegas tarde! —exclama—. ¿Te ha dormido?

        —Algo así —respondo evitando la mirada inquisitoria de Axel.

        Y aunque Mark parece conforme con mis explicaciones, Axel no se queda contento y sé que en algún momento me tocará pasar una especie de test del fbi o parecido por lo menos.

        —Bueno, no pasa nada. Lo bueno es que estás bien. ¡Vamos ganando! Así que no deberíamos de preocuparnos.

        —No estoy tan de acuerdo, Mark. No creo que la segunda parte sea tan fácil —asegura Axel cruzándose de brazos—. Tengo un mal presentimiento.

        —¿Un presentimiento? No me hagas reir —rechista Kevin por lo bajo.

        —Estoy con Axel, no podemos confiarnos —Mi mirada acusatoria se clava en Kevin.

        —Por eso, deberíamos de meter a Crístal en la segunda parte —continua Axel.

         Claro sería una buena idea porque... ¿Eh? ¿Yo? 

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Ya estoy aqui!! Me echasteis de menos?? Yo a vosotrxs si. Habéis escuchado las ultimas noticas sobre Inazuma?? Victory Road se estrena en 2025 y se está trabajando en un remake de los primeros juegos de Inazuma Eleven!! Todo el mundo a criticado el estilo, yo como desarrolladora de videojuegos entiendo por qué lo han hecho así y a mi me encanta!!b También van a sacar una pelicula recopilatoria de la primer temporada. Ojalá llegue a cines y vuelva a mi infancia. 

Estais esperando todos estos estrenos?? Yo creo que Inazuma Eleven está reviviendo. Suele pasar cada cierto tiempo, pero con la vuelta de Level 5 parece que vamos a tener mucho más contenido. 

Espero que os guste el capítulo. Muchos besooos. 

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