Capítulo único.
La fría ventisca iba golpeando suavemente las campanillas de viento, afuera de la cafetería se encontraba un faro que la sostenía, era el comienzo del invierno en una de las ciudades más populares de Daegu, pero en una de las zonas menos concurridas de la ciudad.
Era un lugar tranquilo aquella cafetería, pequeña pero cuidada, limpia y cálida; casi siempre tenía un poco de jazz instrumental a un tono bajo, y unas cuantas mesas para sus visitantes, y alguna barra para aquellas personas que gustan de estudiar o trabajar con sus computadoras mientras toman algún café o bebida caliente, acompañado de algún biscocho, o postre para el desayuno.
Aquél lugar era popular para estudiantes y trabajadores de negocios en oficinas, casi siempre entrando solos, y una que otra pareja a hablar por lo menos media hora mientras compartían algún bocadillo, pero nadie duraba tanto tiempo adentro. Era un lugar tranquilo y algo vacío después de todo.
En ese lugar trabajaban al menos tres o cuatro personas, siendo los empleados actuales dos omegas, un beta y un alfa.
Pero alto. No es lo que piensas. Estoy segura de que estás pensando en que nuestros protagonistas, o almenos uno de ellos se encuentra trabajando en aquella cafetería. Si es así, estás muy equivocado. Pero antes de decirte algún avance, mejor pon atención por tu cuenta y regresemos a nuestra anécdota.
Min Yoongi era un joven de piel blanquecina, una actitud tajante y una seriedad que, para ser alguien de muy criticada raza, ha sido muy respetado, y aún más cuando es bastante aceptado en aquél lugar. Incluso de ganó uno de los clientes con más derechos de admisión, y por ende, le regalan una que otra vez algún bocadillo o café macchiato "por la casa". La razón no la puedo decir, porque no hablaremos en este momento de los chismosos trabajadores, ni nada por el estilo.
Yoongi era un joven Zeta. Un Zeta es aquella raza, o categoría en el cual, algún individuo puede cambiar su morfología, aroma, o incluso actitud dependiendo de su pareja o estado anímico, siendo entre estás las opciones algún Omega o incluso un Alfa. Min Yoongi, a pesar de ambas cosas, tuvo muchos problemas para encontrar pareja.
Casi todos en esa ciudad, y escuelas, compañeros de negocio, y todos aquellos encontraron a su pareja o predestinado por medio del aroma, pero ese era un problema para Yoongi. Él tenía dos aromas distintos, su aroma al ser Omega era un tanto dulce pero menos empalagoso, lo que sí era algo fuerte: chocomenta y un toque ligero de caramelo.
Pero en su aroma a Alfa, no era tan distinto de su realidad: Petricor, canela y toronja. Para él era un pequeño dilema y algo contraproducente su toque de aroma siendo un cítrico demasiado amargo, pero aún así esa extraña combinación era una de las cosas que más amaba.
A pesar de lo que muchos creerían, él nunca se dió oportunidad con nadie, si a lo mucho se fijaban en él, pero en cuanto cambiara por algo al idioma contrario, la necedad de aquellos que osaban cortejarlo se hacía evidente. Y con más razón cuando solo su aroma le atraían, y si no era uno fijo, lo tomaban por extraño e incluso molesto.
Por supuesto que Yoongi siempre sabía cómo cerrarles la boca. Pero eso no evitaba que se sintiera sólo de vez en cuando.
En cambio, un extraño diferente a él se encontraba al otro lado tomando un café americano, una terquedad e indiferencia que asomaba al aire; un porte imponente y necio, algo nefasto para los que le rodeaban, haciendo inconscientemente que los demás se vayan, vaciando poco a poco el lugar.
Kim Taehyung era un Epsilon, teniendo un gran impacto ante la gente, un porte feroz e intimidante, pero sin embargo, y a pesar de su gran atractivo, la gente lo veía como alguien desconfiable, al igual que a sus semejantes.
Tae era un hombre exitoso, el cual había llegado unas horas antes de su viaje desde su hogar, en alguna otra ciudad de Daegu. Él tenía como precedentes una larga lista de enamoramientos, salidas, parejas, y salientes. Pero ninguna relación estable. No sé sabe si eran solamente que aquellas personas desconfiaran mucho de él por su raza misma. O si realmente eran ciertas todas las fechorías.
Lamento romperles el corazón tan pronto, pero antes de que piensen que Tae tampoco ha tenido sexo, ahí también se equivocan, seamos realistas, a su edad, con un gran atractivo, y varias parejas pasadas, no les debería de sorprender que haya tenido de vez en cuando sus queveres. ¿Pero entonces porque no tiene familia? Un dato curioso es que los Epsilon tampoco son fértiles, o pueden serlos en una probabilidad extremadamente baja, por lo que también puede afectarles, ya que al tener una pareja infértil y sentar cabeza, ¿cómo planeas entonces formar una familia?
Taehyung y Yoongi no eran tan diferentes después de todo. Sólo eran dos almas distintas siendo afectados por sus inseguridades y la mala cabeza de la sociedad.
Taehyung también había tomado inseguridad debido a que los Epsilon no tenían aroma, y tenían fama de ser desconfiables. Por lo que pensó que mejor tener a lo mucho alguien con quién pasar el rato de vez en cuando era mejor que soñar con encontrar pareja y formalizar, e incluso tener descendencia.
Yoongi era inseguro por su aroma, y pensaba que, debido a su defecto de tener dos aromas, él no tendría algún predestinado, el derecho a enamorarse. Y si lo tenía, pensaba que su predestinado jamás lo hallaría.
Dos lobos jóvenes, uno en cada extremo de la cafetería, a los lados de los ventanales, observando las nubes blancas y el comienzo de una pequeña nevada, que a su vez dan pequeños sorbos a su taza propia.
Pequeños suspiros, mentes revoltosas. Compartiendo un momento tranquilo y sereno sin ser conscientes de ello.
De repente, un sonido exasperante comenzó a sonar rompiendo con el ambiente tranquilo del lugar, y provocando dolor de cabeza en el lobo más joven, y sacando un bufido del pálido dueño.
—¿Qué quieres Seokjin?
Preguntó con voz ronca soltando un resoplido al final. Era su día libre, no quería que nadie lo molestara.
—Lo siento mucho Yoongi, ¿estás en aquél café al que siempre vas? Algún día podríamos come-.
—Sí, estoy en aquél café, pero ni pienses que te voy a traer a mi lugar privado, no lo mereces —Dijo soltando un pequeño gruñido.
Mientras tanto, al otro lado de la cafetería, el joven de tes morena se encontraba viéndolo de reojo, su paz se había visto alterada por aquel chico pálido y bajito que estaba hablando por teléfono sin descaro, como si a todo el mundo le interesará escuchar su conversación.
Taehyung estuvo a punto de perder los estribos, parándose inmediatamente de su asiento con ambas manos sobre la mesa, pero sin hacer ruido. Sus dientes rechinan entre sí, y sus labios comenzaron a estirarse hacía un mismo lado, preparando un gruñido a quien osaba perturbar su hora de disfrute propio, pero cuando menos lo pensaba, antes de que diera siquiera un paso en dirección al lado contrario, un joven de ojos entre azules y grises se encontraba caminando frente a él saliendo del lugar.
El Epsilon se quedó observando con desdén las puertas frente a él durante un rato, hasta que un joven un poco más bajo, y con sonrisa de corazón le dió la cuenta pidiéndole con amabilidad lo que debía.
[...]
Yoongi bufaba desde su silla, odiaba las juntas en vacaciones, el debería estar tomando más macchiatos mientras leía su libro, y no estar hablando sobre la necesidad de los estudiantes universitarios junto a su jefe Kim Seokjin, el director de la universidad.
Pasaban las horas y comenzaba a aburrirse, llegando al punto de comenzar a bloquear en su mente la molesta voz de su jefe.
Seokjin no era tonto y sabía perfectamente lo que su empleado hacía. Resignado soltó un suspiro, y le dió permiso para retirarse.
Yoongi con mirada indiferente, se levantó y acomodó su cabello platinado, puso sus lentes cuadrados de color negro. Acomodó con ambas manos el cuello de su camisa blanca y a cuadros rojos, su corbatín verde, y ajustando sus pantalones caqui oscuro. Le gustaba verse impecable ante los demás.
Cogió su maletín y caminó en dirección a la salida, pasándose un poco a la biblioteca, gustaba elegir los libros próximos a leer, antes de llevárselos.
Una vez salió del enorme edificio, sintió un golpe gélido en su piel. El aire se tornaba más frío, y con el abrigo que había tomado con anterioridad del perchero en la entrada de la dirección, soltó el maletín y se puso el abrigo acomodándoselo y tapándose bien. Acto seguido sacó de su bolsillo una bufanda enrollada, y la enrolló en su cuello. Una vez listo, sujetó su maletín y retomó su recorrido.
Llegó a la altura de un parque, pequeños faros de luces, muchos árboles, pequeñas veredas donde la gente pueda caminar, y unos cuantos asientos situados ahí. Por la hora y las bajas temperaturas el parque se encontraba desolado. Checó la hora en su reloj, seis de la tarde, pronto anochecería y la temperatura bajaría más.
Ante la tranquilidad Yoongi decidió aprovechar para descansar y relajarse.
Se sentó dando un respingo, sentía la frialdad de su asiento en su retaguardia a través de su pantalón. Cerró los ojos y se dejó disfrutar.
Por ahí iba pasando y observando los árboles —casi sin hojas— el único Epsilon que había en la ciudad (por el momento). Caminando, respirando el aire frío que se confundía con el olor a cerezos y margaritas.
Giró su vista al suelo, y se dispuso a observar piedritas mientras iba caminando. Se encontró a unos cuantos metros al joven extraño de la cafetería que perturbó su paz con el tono de Mario Bros en su celular. Dió unos pasos cerca de él, pero en cuanto rozó su ropa, un delicioso aroma se adentró en su nariz. Petricor.
Taehyung no sabía si era el césped mojado, ya que el olor era el mismo, pero con una intensidad mucho mayor. Cerró sus ojos y se encontró con una paz inconfundible. Parecía que se terminaría obsesionado con aquél delicioso aroma.
Yoongi abrió sus ojos al sentir un peso a su lado, reaccionando un poco extrañado.
Observó el hermoso perfíl del chico al lado, y sin darse cuenta, si lado sumiso comenzaba a relucir, sin reparar en cuentas que su aroma iba cambiando a uno más empalagoso con sabor a menta y chocolate.
No le molestaba el tener compañía, así que al igual que su compañero de asiento cerró los ojos y siguió respirando el aroma que desprendida el parque.
Taehyung abrió los ojos observando al contrario, y un poco sorprendido por el repentino cambio de aroma, pero sin embargo no le disgustó, al igual que el aroma anterior le encantaba. Su lobo interior movía la cola feliz, emocionado.
Ambos aromas eran deliciosos para su nariz.
Ambos compartieron un rato más, sin cruzar palabras, ni miradas, solo pequeños roces entre sus manos de manera insconsciente, pero vivaces y adictivos. Gustaban de la presencia del otro.
[...]
Taehyung estaba cansado, muchos papeles y contratos que firmar. Pero al mismo tiempo era algo increíble que él sólo pudiese con tanto trabajo. Cómo premio por su paciencia y esfuerzo se merecía observar de entretenimiento del bueno.
Caminó por las calles solitarias, durante las 10 de la noche en dirección a un sólo lugar.
El Kolon Bandstand había abierto sus puertas para dar un show diferente. Basado en el entrenamiento de décadas anteriores ofrecieron obras de teatro, clásicas, del adjetivo Shaekspiriano. Era un secreto culposo para Tae, sin embargo amaba el teatro clásico con toda su alma.
La obra de esa noche era una de sus favoritas. Otelo.
Taehyung soñaba con los sentimientos como el amor que se tenían Otelo y Desdémona. Enfureció al observar los horripilantes planes de Yago. Lloró primero de irá cuando Otelo dió muerte a su esposa, y luego lloró de tristeza cuando Otro supo la verdad y acabó con la propia vida.
En ningún momento reparó en quién estaba sentado a su lado, sintiendo emociones parecidas a las suyas. Ni siquiera se dió cuenta a pesar de que ambos sujetaban la mano del otro con fuerza en cada escena.
[...]
Dos hombres adultos, pero al mismo tiempo jóvenes, con inseguridades propias, de recuerdos comunes y al mismo tiempo tan ajenos, sentimientos alborotados y confusiones en sus corazones, observaban la luna acostados uno al lado del otro.
Al terminar la obra ninguno dijo nada, se encontraban avergonzados, pero sin embargo no soltaron nunca la mano ajena. Taehyung lo jaló hacia afuera mientras sujetaba firmemente la mano contraria, y sin decirle palabra alguna lo llevó hasta donde ambos se encontraban ahora.
Las estrellas comenzaban a brillar una por una en el cielo, unas con más brillo que otras, ambos con sus rostros húmedos por las lágrimas durante la obra. Sus respiraciones calmas, acostados sobre el césped, en una colina, solo ellos dos a media noche.
Los lobos de ambos aullaban, sabían que algo importante estaba por comenzar.
Taehyung giró su vista al perfil del más bajo.
—Demasiado bonito...
Susurró.
—No lo soy...
Dijo con voz rota y baja.
—¿Cómo puedes decir aquello?
—No lo soy, es simple.
—Yo creo que sí lo eres, y mucho, soy sincero —refutó.
—Tal vez lo seas... Pero no soy bonito.
—Sí lo eres, y tú aroma también es delicioso.
Yoongi comenzó a lagrimear, le afectaba mucho que halagaran su aroma. Y por inercia lo soltó.
Se dió media vuelta, y comenzó a temblar de tristeza. Taehyung extrañado se apegó a su espalda, acercó su nariz a la nuca del contrario y comenzó a olisquear.
—No llores bonito, los Zetas como tú no deben llorar.
Min dejó de llorar confundido por tal respuesta, ¿acaso él sabía que era un Zeta?
Yoongi volteó a verlo rápidamente y antes de que fuera a decir algo Tae le robó un beso. Un pequeño roce de labios, que servía como su coartada.
—¿Qué has visto en mí? No soy tú pareja predestinada... Incluso creo que ni siquiera tengo alguna...
Taehyung viendo a los ojos al más bajo, y que la mirada azul y grisácea del contrario perdiera brill por su pronta desilusión, le contestó.
—Mira las estrellas, unas brillan más que otras, unas están cercas de otras, otras están a la distancia...
Yoongi lo miró con atención.
—Son muchas, unas llevan Miles de años ahí arriba, otras no duran más que unos cuantos cientos, y otras son nuevas. Así como las estrellas, ellas no esperan predestinados, ni quién las conecte. Yo creo no tener predestinado pero... ¿Para qué tener predestinados si puedes elegir de quién enamorarte?
Entonces Yoongi entendió.
Está historia nació por un grupo de WhatsApp en el que habíamos puesto una dinámica, una pareja aleatoria con un tema aleatorio, fue un rato para mí porque aunque parezca que sí, el romance no es lo mío. Además, que es mi primera historia omegaverse. Pero siendo por el apoyo de mi soulmate, y a pesar de salirme de ese grupo y que me atrasé, quise escribir la historia, no por que ya tenía la idea planeada, sino porque en caso de no regresar era mi forma de recordarlas.
En fin, de amarlas.
_munpeol until3am CarpeDiemBabyx Yume_Yue cloudseokie GrossDei borahaex
Pd. El lío que tuve que hacer para poder etiquetar a Bora u.u
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