9. HASTA EL FIN DEL MUNDO

De todos los perros que podrían estar patrullando las celdas, justo se encontraba vigilando el hermano de Mike. no había tenido mucha suerte, pero algo en mi corazón me gritaba que esto era lo que yo quería: una oportunidad para partirle la cara al bastardo que había herido de tal manera a Mike. El can nos estaba hablando, pero yo seguía sin darme la vuelta, no podía permitir que me viera la cara. Si me giraba podría notar la rabia que desprendía, y conociendo a este psicópata, seria incitarlo a pelear.

- Flex, no me esperaba que vinieras de visita, me esperaba ser traicionado por alguien de fuera... pero no por uno de mis mejores soldados – el can seguía con una sonrisa que expresaba pura maldad, como si en tras esa sonrisa, intentara esconder al brutal asesino que llevaba dentro.

- Ya lo siento... no se me pagaba suficiente, te pedí varias veces un aumento de paga – reía y lentamente se movía por la sala acercándose a una de las paredes que albergaba panoplias de armas. Sus intenciones eran muy claras, pero ninguno de los 2 canes se atrevió a dar el primer golpe o, quizá, el hermano de Mike quería incitar a flex a ser el primero en atacar.

- Vaya... y yo que te quería pagar con todo mi "amor" – comenzó a reír nuevamente agarrando su estómago con sus manos – pero... el que me interesa... eres tú – note que el ambiente se tensaba de un segundo para otro, la mirada de ese can era penetrante y podía sentirla incluso sin estar mirándolo – Date la vuelta.

No tenía muchas opciones, me encontraba entre la espada y la pared. Mike me miraba y me decía muy débilmente que no lo hiciera, que intentara irme y dejarlo allí. No había llegado hasta allí para huir cuando las cosas se torcieran, acaricie la mejilla de Mike una última vez antes de girarme, estaba plantado cara a cara contra ese perro. Mi instinto me avisaba del peligro, del formidable enemigo que tenía delante y que debía huir para salvar la vida. Ignoré todas las señales, mi ira nublaba mi juicio y en mi mente solo tenía el deseo de despedazar a ese perro con mis garras. Estuvimos unos minutos, mirándonos fijamente a los ojos, la tensión se percibía en el ambiente y a pesar de lo pesado que sentía mi cuerpo, no hacía ni el más leve gesto que delatara mi situación. El silencio fue cortado por el can dorado.

- ¿¡Quién coño te crees que eres, para ponerte la máscara de mi hermano!? – El can gruñía con rabia e ira – no mereces tocarla.

- ¿acaso te importa quién soy? Simplemente, la tengo y no pienso entregarla.

Mis palabras habían sido como un golpe para ese can, sus gruñidos se intensificaban y mostraba los dientes de manera amenazante, la sonrisa característica de este perro, tan grande y burlona había desaparecido para dejar paso a una expresión que dejaba muy claro su enfado.

- ¿Te crees muy valiente verdad? ¿qué crees que dirá Mike cuando te arranque la cabeza?

- Supongo que lo mismo que si te la arranco ¡yo! A ti, aunque, seguro que si mueres no le molestara tanto – reí levemente, me sentía muy vivo, mi cuerpo y mente estaban unidos para completar mi objetivo, vengarme de ese monstruo. Era muy posible que mi fuerza no fuera suficiente para acabar con él, pero lo daría todo en este combate.

- Eres muy valiente, que te hayas atrevió a hablarme así merece un premio -volvía a tener su sonrisa malvada en la cara – mereces una muerte lenta y dolorosa, no te preocupes prometo hacerte tanto daño que serás incapaz de levantarte. Destruiré tu alma lentamente, hasta el punto de que tu cuerpo sea un cascarón vacío que pueda utilizar a mi antojo. Y viendo lo mucho que aprecias al traidor de mi hermano, empezaré torturándolo a él mientras tú observas como grita, impotente – reía estridentemente, sus ojos rojos reflejaban locura y desesperación. Este perro no bromeaba, si nos capturaba, cumpliría lo prometido.

Las risas de ese can llenaban toda la sala con su estridente voz, las paredes de piedra hacían rebotar el sonido creando un eco de risas que envolvía toda la estancia. Estaba cansado de sus juegos y amenazas, mis ojos mostraban determinación y una gran fuerza. De repente, el can comenzó a olfatear en mi dirección, de improvisto su cara cambió, estaba sorprendido y me miraba con desconcierto, como si no creyera lo que estaba oliendo, acaso... ¿había descubierto quién era...?

- Sorprendente, sin duda, no esperaba que mi "hermanito" se hubiera relacionado tanto con alguien – me miraba dubitativo, sus ojos seguían clavados en los míos, pero por primera vez, parecía vacilar.

- ¿Por qué dices ahora todo esto? ¿acaso no ibas a destruirme, que más te da si le importo o no?

- Quítate la máscara – la orden fue directa, pillándome totalmente por sorpresa – necesito comprobar una cosa.

Su tono de voz había cambiado, no sabía qué le había pasado, pero era como si hablara con Mike en lugar de con su hermano, se había vuelto más tranquilo y toda su locura se había desvanecido, ¿Qué coño le pasaría a este chico? No pude evitar hacer caso a su petición, aun no entendía porque quería verme la cara, pero tenía muy claro que cuando viera que soy un gato, empezaría la batalla. Me había quitado la máscara y lentamente me estaba quitando la capucha que me tapaba la cabeza, quedando totalmente al descubierto. Observe a ese can que tenía justo delante y sus ojos se clavaban en los míos. Comenzó a reír levemente, pero esta vez, no era una risa de psicópata, parecía una risita de que algo le resultaba muy gracioso.

- ¿De verdad Mike? no me lo puedo creer, y seguro que ni te diste cuenta ¿verdad?

- ¿De qué estás hablando? ¿a qué te refieres? – seguía teniendo la mirada fija en aquel perro, no quería perderme ni el más ligero gesto que hiciera.

- ¡Oooo! ¿Tú tampoco lo sabes? Aunque en tu caso no me extraña, eres un gato, y los gatos no creo que hagan estas cosas – seguía riendo levemente con una risita que me resultaba más molesta que su risa habitual.

- ¡Deja ya el secretismo, y dime de una vez que está pasando! ¿Qué es tan gracioso?

- Es mucho más divertido que lo descubras tú mismo, no pienso decirte nada más, gatita – que él me llamara así me enfadó más que de costumbre, estaba a punto de abalanzarme sobre ese perro cuando flex se interpuso en mi camino, colocándose justo delante mío.

- Me había olvidado de que estabas aquí flex, perdona mi descortesía, ¿te sirvo una taza de té? – el can dorado trataba a flex con un aire de superioridad, él sabía que era mucho más fuerte, y ni se molestaba en ocultarlo.

- No gracias, lo único que queremos es llevarnos a Mike, que te parece si lo dejas libre, y no te matamos ¿eh?

El can se había llevado una de sus manos a su barbilla y comenzó a hacer gestos y ruidos como si lo estuviera pensando. Flex y yo nos habíamos colocado en postura de pelea y estábamos listos para su respuesta.

- Está bien, podéis llevároslo

- ¿Qué? – respondimos al unisonó, esa respuesta era la última que esperábamos escuchar.

- Si, podéis llevároslo, diré que me atacaron unos soldados muy experimentados y consiguieron llevarse al rehén, total... la cacería es más divertida... - su rostro reflejaba emoción por simple hecho de imaginar cómo sería el cazarnos.

- Está bien, haz lo que quieras, por cierto, monstruo ¿cuál es tu nombre? – le pregunte sin rodeos, quería saber el nombre del ser que había hecho daño a Mike.

- Puedes llamarme mixe, si, nuestros padres no eran muy originales – mixe me miró antes de continuar hablando – ¿y el tuyo, gatita?

- ¡No soy una gata! ¡soy un gato y mi nombre es acenix, no lo olvides! – ese puto perro había conseguido enfadarme de verdad.

- Ummm acenix, no está mal, pero seguiré llamándote gatita – reía mientras me miraba, tenía ganas de golpearlo en el rostro – bueno acenix, empieza a liberar a Mike, no puedo usar la llave o sospecharan.

- Claro... - utilizando mis garras comencé a forzar las cerraduras de los grilletes.

Los grilletes tenían una buena cerradura y me llevo más tiempo del que me hubiera gustado abrir el cerrojo, pero Mike ya estaba libre. Se encontraba agotado y su cuerpo estaba lleno de golpes y arañazos, había sido golpeado y torturado brutalmente, giré la cabeza mirando a ese monstruo, como se había atrevido a hacerle esto a Mike, jamás se lo perdonaría.

-antes de que sigas mirándome así gatita, yo no tuve nada que ver con la tortura. Me gusta mucho amenazar y romper el alma a mis presas, pero no golpear a alguien que está atado, es indigno para un guerrero. – no podía creer lo que me había dicho mixe, su comportamiento indicaba todo lo contrario, tenía un aspecto sanguinario y cruel, y tal y como me había amenazado antes, parecía capaz de cualquier cosa. Parecía haberse percatado de mis pensamientos y continúo hablando – puedes no creerme si quieres, pero jamás he hecho daño grave a Mike, incluso cuando peleamos delante de vuestra casa, no use ni garras ni mordiscos, aunque sea débil, es mi hermano. Esas heridas se las hizo nuestro padre, al igual, que estas... - se remangó su traje de pieles y sus brazos estaban llenos de golpes y cortes – castigo por fallar mi misión.

¿De verdad el padre de Mike era alguien tan cruel? ¿qué coño había pasado en esta familia para comportarse así? No podía seguir quieto, me cargué a Mike a la espalda usando todas mis fuerzas y nos dirigimos a la salida secreta. Flex iba el primero abriendo camino, antes de que saliera del cuarto, mixe se acercó a donde estaba y me susurro al oído. Me giré para verle a mixe y me estaba mirando seriamente, solo asentí y Sali de esa prisión.

Una vez fuera, el frio aire me enfriaba las ideas, me encontraba agitado y nervioso después de la experiencia vivida. Salimos del campamento rápidamente volviendo al lugar donde nos reunimos flex y yo. Recosté a Mike junto a un árbol mientras flex y yo hablábamos de que hacer a continuación. Le ofrecí venir con nosotros, necesitábamos la máxima ayuda posible, pero él debía volver al campamento, aun había cosas que tenía que hacer. Le expliqué rápidamente donde nos encontrábamos y nos despedimos, no sin antes abalanzarme sobre él abrazándolo efusivamente, sin su ayuda seguramente no hubiera podido rescatar a Mike, le debía mucho.

Flex volvió al campamento y yo volví a cargarme a Mike a la espalda ayudándole a caminar, sentía la respiración de Mike sobre mi cuello, eso me reconfortaba. Estaba vivo y eso era lo que más me importaba en ese momento. Por el camino de vuelta, me puse a pensar en todo lo ocurrido y todo lo que había aprendido. Aun no entendía por qué mixe había tenido ese cambio de actitud tan repentino, pasó de parecer un asesino sanguinario, a un cachorrito. ¿Qué olor había captado que le había hecho cambiar de idea? Por más que olfateaba mi pelaje, mi nariz no captaba nada, ¿sería algún olor que solo captan los perros? Ni idea. Le preguntaría a Mike después de que se recuperara, no quería molestarlo con preguntas sin importancia.

Seguía pensando en el futuro, qué haríamos a partir de entonces, quedarse en aquella casa no era una opción, ya que mixe prometió cazarnos, y seguramente se lo ordenase su padre... el padre de Mike y mixe... como sería ese perro... por lo que contaba mixe parecía ser un alfa muy poderoso, el líder de la tribu y quién gobernaba con mano de hierro, pero... de un alfa así, ¿salió alguien como Mike? No tenía sentido...

El camino de vuelta se me había hecho más pesado que la ida, estaba agotado y hambriento por todo lo sucedido, y el llevar a Mike a mi espalda no ayudaba. Estaba deseando llegar a casa y depositar Mike en la cama, necesitaba tratar sus heridas, y descansar... sobre todo... descansar.

Después de unas horas, llegué a casa, todo se encontraba exactamente igual que como lo había dejado, parecía que ningún animal se había atrevido a cruzar el rio congelado. Volví a colocar el puente móvil en su sitio para poder llegar a casa y con las pocas fuerzas que me quedaban abrí la puerta, la casa estaba en silencio y totalmente a oscuras. Menos mal que Jon me había hecho caso y no había hecho ningún ruido ni encendido ninguna luz. Me dirigí al cuarto y nada más llegar me recibió una voz familiar.

-Acenix, ¿eres tú? – no podía discernir entre las sombras dónde se encontraba Jon, pero sabía que se encontraba bien.

- si peque, soy yo, y traigo a Mike como te prometí... - tumbé a Mike sobre la cama y de entre las pieles vi asomar la cabeza de jon, esos ojos azules me miraban con emoción y antes de que pudiera abrir la boca abrazo con fuerza a Mike. Al ser tan pequeño no alcanzaba a abrazar por completo a Mike, pero era una escena hermosa de ver. Mike estaba débil, pero cuando sintió el abrazo del pequeño, instintivamente levanto su brazo y acaricio la cabeza del pequeño.

- tran..quilo... ya estoy en casa... peque... - le costaba trabajo hablar, pero se esforzaba por el pequeño jon, para intentar no preocuparlo.

- Jon, cariño, podrías ir a encender las velas de la casa, mientras voy a cuidar a Mike.

- si acenix, voy enseguida – el pequeño salió corriendo del cuarto.

Yo me quité la capa que llevaba puesta, odio bañarme, pero necesitaba lavarme porque el olor de esas plantas estabas destrozando mis sentidos. Antes del baño lo primero que hice fue traer vendas, hierbas medicinales, agua y una esponja. Debía limpiar y curar las heridas de Mike, si se infectaban podría ser un gran problema. Delicadamente y procurando no hacerle daño había empezado a limpiar las heridas de Mike, la mayoría eran superficiales, y con reposo se recuperaría en pocos días. Pero dos de ellas habían empezado a infectarse y tenían un color que no me gustaba nada. Apliqué un líquido hecho a base de hierbas a las vendas y envolví las dos heridas más graves con ellas. Mike había emitido un quejido de dolor, señal de que esas heridas iban a ser un problema, esperaba que pudiera descansar y que no tuviera más problemas. Una vez había terminado de aplicarle los primeros auxilios, Salí del cuarto lentamente para dejarle descansar. Jon se encontraba en la sala, había estado jugando con su muñeco favorito para no hacer ruido y no molestar a Mike, en las situaciones serias jon siempre se comportaba muy bien, era un pequeño ángel blanco y puro. Aproveché ese momento de paz para bañarme, estaba limpiándome a conciencia para quitar ese horrible olor de mi pelaje, seguía sin entender por qué una planta tan asquerosa servía para cocinar. Cuando había terminado de bañarme, fui a la cocina y preparé algo de comer para todos, Jon y yo nos lo comimos en la cocina antes de llevarle a Mike su parte, en su estado decidí hacerle una sopa junto con algo de carne de ave, la carne de ave es de las pocas carnes, que tanto gatos como perros comparten en su alimentación. Y esta ave había sido cazada por mis propias patas.

Me acerqué a la cama lentamente y coloqué el plato con la sopa en la mesita de noche. Lentamente acaricié la cabeza de Mike y con la voz más dulce y calmada que tenía intente despertarlo.

- Mike... te he preparado la cena... ¿tienes apetito? – parecía que mi voz había llegado a Mike, ya que se incorporó en la cama y me miró con esos ojos marrones que tanto me gustaban.

- claro, gracias por... todo – se le veía triste y dolorido, aun necesitaba tiempo para recuperarse de lo vivido – tenía miedo de perderte... - esa última palabra la había dicho susurrando, como si hubiera pensado en voz alta. Le acerqué el plato y me dispuse a darle de comer – puedo... solo ace...- lo callé metiéndole la cuchara en la Boca y acto seguido toqué su nariz con un dedo.

- estás herido y quiero consentirte, así que calla y come.

- a sus órdenes mi señor – dijo en tono burlón.

La noche pasó plácidamente, esa noche no dormí demasiado, la había pasado en guardia observando si Mike se encontraba bien. Me hizo gracia lo importante que se había vuelto ese perro para mí, no sabía... si lo que estábamos haciendo estaba bien... siempre he tenido la duda de si, un perro y un gato deberían relacionarse. Pero por el momento no habíamos tenido demasiados problemas de convivencia, los problemas venían de la gente de fuera de casa, que siempre buscaban pelea o separarnos... seguía sin entender lo que mixe quiso decir cuando me olfateo, qué le había pasado para que mixe estuviera tan... receptivo.

-acenix... estás despierto... ¿verdad? – me sacó de mis pensamientos de golpe, Mike estaba despierto y rápidamente me incorporé pensando que necesitaba algo.

-sí, sí... estoy despierto, ¿qué pasa? ¿Te duele algo? ¿Necesitas ayuda?

- tranquilo, no necesito nada, solo quería decirte... gracias. Aún no he tenido la oportunidad de decírtelo, pero muchas gracias por todo, por vivir conmigo, por alegrarme los días y por salvarme... - Mike estaba muy serio y todo lo que me decía estaba claro que había salido de lo más profundo de su ser.

-no me des las gracias, somos un equipo... y... eres importante para mí – le sonreí ofreciéndole una cálida sonrisa, a la que correspondió con otra.

- seguramente tengamos que irnos de esta casa... mixe sabe dónde vivimos – decía entristecido.

- sabes... no me importa, de ser necesario, iré hasta el fin del mundo a tu lado.

- gracias acenix... vamos a intentar descansar, ¿vale?

Asentí con la cabeza y volví a tumbarme, me sentía muy feliz de haber podido hablar con Mike y tenía claro que siempre estaría a su lado, mientras viviera y quisiera tenerme a su lado.


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Esta semana nadie se puede quejar de mi trabajo, 3 capitulos en muy poco tiempo, me duelen las manos y todo jejeje. Espero que os guste como se esta desarrollando la historia, hay muchas dudas e incognitas que resolver, pero es lo divertido de la lectura, el ver como se desenvuelve todo.

Nunca me cansare de daros las gracias por el apoyo, sois increibles, espero que os animeis a comentar y dejar un voto arriba en la historia, ya que veo muchas visitas pero la gente no se anima mucho a comentar lo que opina. Estoy abierto a todo tipo de comentario (menos destructivos) incluso debatir con quien tenga ganas.

A partir del capitulo 10, empiezo las clases, asi que me costara mucho trabajo continuar la historia, ya que trabajare y estudiare a la vez. Yo intentare traerlo los lunes, pero igual alguna semana se retrasa.

Bueno, no quiero ser un pesado XD , pasar un hermoso dia y acordaos de llevar siempre la mascarilla Animales de 2 patas.


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