35. UN REGALO
Un enorme estruendo me despertó haciendo que todo el pelaje se me erizara temiéndome lo peor. Por instinto me había colocado encima de Axel para cubrirlo con mi cuerpo y, al ver lo que estaba haciendo, se me escapo una ligera sonrisa. Parecía que el instinto protector había aflorado en mí...
Me percaté de que Jon no estaba a mi lado y tampoco parecía estar en ningún lugar a la vista, por descarte deduje quién era el causante del estruendo. Axel me miraba con los ojos abiertos de par en par, sorprendido por mi reacción.
- No me mires así... deberías saber que siempre te protejo... - aparté la mirada y me levanté.
- Si... eres mi papi... - Axel me abrazó por la espalda frotando su mejilla en ella – gracias... por todo...
Sonreí al ver a Axel tal cariñoso, me resultaba algo extraño lo mucho que me había encariñado con el pequeño. Me levanté de la cama y empecé a vestirme, no quería salir del cuarto desnudo. Le di su ropa a Axel para que se vistiera mientras iba a revisar qué era aquel estruendo. Salí del cuarto y al llegar a las escaleras pude ver en la sala que Flex estaba en el suelo con la cabeza del lobo aplastándole. Tuve un deja vu al ver la escena, como si eso ya lo hubiera vivido. Jon estaba sentado al lado de Flex comprobando su estado.
Bajé las escaleras lentamente cuando Jon giró la cabeza y se quedó mirándome. Al verme no pudo controlar sus instintos y comenzó a correr en mi dirección hasta llegar a mis brazos de un gran salto. Lo abracé con fuerza y froté mi mejilla contra la suya.
- ¡Papi Mike! – Jon frotaba su cabeza contra todo mi cuerpo, se le notaba enérgico y lleno de alegría.
- Hola pequeñín ¿qué tal te encuentras?
- ¡Genial! Estaba jugando con Flex... pero parece que le gusta tener eso en su espalda... siempre que jugamos acaba así.
Sonreí nerviosamente de medio lado. Terminé de bajar las escaleras mientras observaba la escena, me parecía increíble que con la pelea del día anterior la cabeza no se hubiese desprendido de la pared, pero sí que lo hiciera por culpa de Jon. Cómo coño lo hará para tirarla... Escuché unos pasos procedentes del segundo piso de la casa y, al girarme para comprobar quien era, vi a max aparecer. Llevaba unas ropas diferentes debido a que las suyas habían sido destruidas por los zarpazos de su hermano. Al verme me sonrió, lo cual era extraño en él, y comenzó a bajar las escaleras mientras me daba los buenos días.
- Buenos días Mike, ¿qué tal has dormido?
- Cuando terminasteis de hacer ruido, bien – le dije mirándolo con una sonrisilla traviesa.
- Esto... yo... - le vi ruborizarse completamente – Dijiste que podía intentar tener hijos con Flex... y eso hice – reía mirándome.
- Si no lo has embarazado, suerte tienes... - volví a mirar a Flex – ¿deberíamos ayudarle?
- Sí... cabrones... que esto... pesa... - escuché que decía Flex mientras se quejaba.
Dejé a Jon sentado en el sofá y agarrando con fuerza la cabeza del lobo, comencé a moverla quitándola de encima de Flex.
- Como coño... tiráis siempre la cabeza... - le pregunté mientras jadeaba.
- Culpa de tu hijo... que siempre me esquiva... - Flex se frotaba la espalda
- Pufff... que malo eres entonces – me gané una mirada de enfado de Flex al decir eso.
- Quieres que te mate ahora mismo
- Como si pudieras
Ambos dimos un salto colocándonos en posición de pelea hasta que, de repente, Max dio un fuerte aplauso llamando nuestra atención. Cuando lo miramos vimos que Jon estaba en su regazo totalmente dormido y tranquilo, lo que hizo que flex y yo nos miráramos de reojo sorprendidos.
- Creo que tenemos niñera – dijimos al unísono.
Max giró la cabeza hacía la derecha como si no entendiera lo que estábamos diciendo. Se aclaró su garganta carraspeando varias veces y entonces empezó a hablar.
- Nada de peleas... es que acaso ayer no tuvisteis suficiente... sois peor que los niños... - dijo mientras acariciaba la espalda de Jon.
- Y tú eras el que decía que no quería cachorros... - Flex miraba a Max con los ojos entreabiertos juzgándole.
- Bueno... digamos que... - continuaba acariciando a Jon mientras hablaba – igual no está tan mal tener uno o dos.
- Pues a mí no me embaraces – se cruzó de brazos mirando a otro lado.
- Si lo estás deseando zorra... - dije en voz baja mientras me reía, entonces sentí un fuerte puñetazo de Flex en mi costado que me hizo salir volando hasta golpearme contra una pared.
- La próxima vez te juro que te mato – miraba a Flex totalmente enfadado.
- Pues mantén esa boquita cerrada...
Ambos comenzamos a gruñirnos y nos mirábamos como si fuéramos a matarnos en cualquier momento. Max suspiraba y fue en ese preciso momento cuando Flex y yo volvimos a mirarle y esta vez no tenía solo a Jon en su regazo, sino también a Axel. No sabíamos ni cuando había venido. Los dos cachorros estaban adorables tumbados encima de Max.
- Niñera perfecta... - volvimos a decir al unísono.
Max volvió a mirarnos extrañado. Me levanté quitándome el polvo y me froté el costado, lo tenía adormecido por el golpe tan fuerte que me había propinado Flex, pero por suerte no era nada serio. Flex cuando se enfada suele perder la compostura y dar golpes demasiado fuertes. El día anterior pude verlo totalmente fuera de sus cabales... y me sorprendió que aquel perro fuera capaz de aguantar tanto tiempo contra él... Aunque el resultado final del combate fue bastante revelador... Flex estaba casi intacto y el otro perro lleno de golpes y heridas.
Miré a Flex de arriba abajo comprobando cómo estaban sus heridas del combate del día anterior. Parece que estaba recuperado totalmente y no mostraba ningún signo de dolencia. Di un fuerte aplauso haciendo que todos los presentes me miraran, incluidos los dos cachorros.
- Bueno, recoged las cosas que nos volvemos a la ciudad
- Qué pasa, ya tienes ganas de ver a tu gatita miki – me dijo Flex en tono burlón.
- Pues sí, quiero ver a Acenix. Tú ya has conseguido reunirte con tu novio e incluso disfrutar de su "compañía" – reí en voz baja mientras veía a Max totalmente sonrojado mientras Flex me miraba con una sonrisa traviesa.
- Bueno, solo tienes envidia de que tu aún no hayas disfrutado de eso.
Ambos cachorros se miraban y giraban las cabezas intentando averiguar de qué hablábamos. Ambos miraron a Max y eso hizo que Max se sonrojara aún más poniéndose la pata contra la cara.
- Podemos dejar este tema para después... por favor – suplicaba el can de pelaje oscuro.
- De acuerdo - respondimos.
Los cachorros, al ver que la conversación había terminado, salieron corriendo hacía el cuarto para recoger sus cosas. Max y Flex hicieron lo mismo, mientras escuchaba alguna risa por parte de Flex, diciéndole que le parecía adorable lo que se sonrojaba cuando hablaban de sexo. Por mi parte, me dirigí al cuarto junto a los niños y me dispuse a recogerlo todo.
Pasados unos minutos nos reunimos nuevamente en el salón, con las bolsas y las mochilas listas para el viaje. Esta vez la caminata discurriría montaña arriba, así que el camino sería más agotador. No quiero aburridos con un viaje poco interesante, digamos que tardamos un día entero en llegar, debíamos parar para que tanto Max como los niños descansaran.
No tuvimos ningún problema con los guardias de la puerta, ya que por suerte comenzaban a reconocernos y sabían que no éramos peligrosos. Era agradable poder caminar por la calle sin tener que taparse completamente... la gente nos saludaba y nos daba los buenos días, como si fuéramos vecinos de toda la vida.
Pedí a Flex que cuidara de los niños un rato, aprovechando que habíamos llegado con tiempo y que podía permitirme mirar un poco las tiendas de la ciudad. Él aceptó gustoso, aunque los cachorros fueron directos con Max ignorando completamente a Flex, me daba un poco de pena verle intentar ganarse el amor de los cachorros y que ellos lo ignorasen para ir con Max.
Di una vuelta por los diferentes establecimientos de la ciudad, estaba buscando algo en concreto pero no sabía si alguna tienda vendería algo como eso. De repente, vi en el escaparate de uno de los establecimientos, un par de cosas que me interesaban. Os seré sincero, estaba buscando regalos para Acenix. No habíamos podido celebrar su cumpleaños por todo lo sucedido... pero aun así, quería regalarle unas cosas y sobretodo organizar alguna clase de fiesta para él... lo malo era que debía conseguir que saliera de casa para poder prepararlo todo, sin contar que debía recuperarse de sus heridas... pero bueno... ya vería como lo haría.
Quedaban tres días para terminar el año, y quería celebrarlo antes de que terminara. A lo mejor el treinta y uno sería el mejor día para celebrarlo, así empezaríamos el año con buen pie. Solo de pensar en celebrar las fiestas con Acenix, se me erizaba el pelaje y me ruborizaba sin poder contener la emoción.
Volví con Flex y Max pasados unos minutos. Había hecho bastantes compras y aproveché para comprar diferentes productos para demostrarle a Acenix mis dotes culinarias. Que no piense que solo él sabe cocinar. Al reencontrarme con los demás, vi que Max seguía con ambos cachorros encima y flex estaba en una esquina haciendo círculos en el suelo con su agarra totalmente decaído... Lo siento Flex... no es culpa mía que los niños no quieran dormir contigo. Max llevaba a ambos niños en sus brazos, no queríamos despertarlos. Flex le pidió a Max que le dejase llevar a uno de los dos y este amablemente le dio a Axel, podía verse lo contento que estaba mientras lo llevaba entre sus patas por la forma en que movía la cola. Flex y Max a medida que pasaba el tiempo, se les notaba más cercanos y más familiares. Comenzaban a tratar a Jon y a Axel como si fueran sus propios hijos, al verlos caminar así parecían una familia feliz.
Llegamos a la casa, justo cuando iba a abrir la puerta me topé con un gato blanco que salía de la casa, no se detuvo mucho tiempo ya que simplemente nos saludó con una especie de reverencia y se marchó sin darnos la oportunidad de preguntarle nada. No sabía quién era ese gato. Aunque me sonaba familiar...
No le di demasiada importancia y simplemente abrí la puerta, acto seguido entramos todos en casa. Rápidamente me dirigí al cuarto donde se encontraba Acenix abriendo la puerta de par en par, estaba tan emocionado por volver a verlo que no le di importancia a nada más. Al entrar Acenix estaba de pie totalmente desnudo, debido a la sorpresa me quedé petrificado en el sitio, estaba tan avergonzado que parecía que mi pelaje se había tornado rojo. Vi como Max y Flex iban a asomarse y rápidamente los eché cerrando la puerta tras ellos para quedarme a solas con Acenix.
- Porque coño has cerrado la puerta y te has quedado dentro... lo normal hubiera sido que salieras con ellos.
- Mierda... es verdad – hablé entrecortado poniéndome la pata en la cara.
- Deja ya de ser tan vergonzoso... - decía Acenix mirándome – también tienes el don de la oportunidad... siempre que me desnudo apareces – me miraba de reojo.
- Ni que lo hiciera a propósito...
- Pues lo parece – Acenix se puso algo de ropa limpia y pude ver que durante los días que habían pasado había recuperado algo de movilidad y ya podía moverse un poco. Aunque parecía cansado y agotado.
- Perdona... - me acerqué a él para ayudarle a volver a tumbarse en la cama.
- No te disculpes. Bienvenido Mike, encontraste a los perdidos.
- Esto... - me froté la cabeza – no los encontramos ... - bajé las orejas fingiendo estar triste – flex y yo dimos vueltas sin descanso y no aparecieron...
- ¡Qué! No puede ser... - Acenix hizo el amago de levantarse, pero lo detuve.
- Es inútil que salgas... no pudimos encontrarlos por ningún sitio... - vi que Acenix estaba a punto de llorar pensando en su pequeño cachorro – ¡Inocente!
- ¿Eh?
- Solo era una broma, sí que los hemos encontrado – reí y pude ver como la cara de Acenix se tornaba de tristeza a un odio inigualable.
- ¡Te voy a matar! – comenzó a tirarme cosas y tuve que hacer uso de todas mis cualidades atléticas para esquivarlas.
- ¡Perdona!, ¡Perdona! – esquivaba como podía hasta que Acenix me tiró una lámpara que había sobre la mesa impactando en... una parte sensible de la anatomía masculina - ¡ay! Duele... mucho...
- Te lo mereces – parecía realmente enojado.
- Que malo eres... - me tire encima de Acenix con mis partes aun un poco doloridas, le mordí suavemente el cuello y comencé a acariciar su pecho- igual debería castigarte...
- ¡Mi-Mike! – Acenix soltó un suave gemido mientras me miraba de reojo.
- Vaya... al gatito le gusta ser sometido... - solté la mordida y lo besé en los labios – te he echado de menos... -me costó un poco terminar la frase, pero lo hice mirándolo a los ojos – amor mío.
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OTRO LUNES MÁS, OTRO CAPITULO MÁS.
Espero lo hayáis disfrutado tanto como yo lo disfrute escribiéndolo. Se viene un capitulo intenso la semana que viene, asi que preparaos.
Por cierto, he cambiado la portada del libro para que sea una un poco más profesional, dadme opiniones y mejoras. Quiero ver vuestras ideas y que opináis, intento mejorar día a día.
Recordad Seguidme que dentro de muy muy muy poco revelare un nuevo proyecto en el que ando trabajando y para ello necesito que estéis atento. A ver si seguimos aumentando la familia de lectores.
Dejad vuestro hermoso voto, un comentario sobre lo que opináis de la historia.
Como siempre digo, Cuidaos mucho que esto no es un juego y nos vemos la semana que viene mis pequeños animales de dos patas. No dejéis de ladrar!
Jeray Garcia - El alcanzar tu objetivo, no te da el derecho de relajarte.
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