34. LEO

El combate había empezado de manera explosiva, Flex corrió nuevamente a enfrentarse al hermano de Max dejándome contra Lua. He de reconocer... que esa perra ha sido la única, que ha estado cerca de conquistar mi corazón, pero la cosa no terminó de funcionar. Observaba a la cánida que tenía delante de mí sin quitarle la vista de encima. Sabía lo peligrosa que era, tenía una inteligencia abrumadora y era capaz de utilizarla de manera efectiva en combates. Su increíble agilidad combinaba a la perfección con su vasta inteligencia, lo que le permitía ejecutar sus planes sin errores. No era una rival que se pudiera tomar a la ligera debido a que un único corte de su daga haría que lo pasara realmente mal. Miré de reojo a Axel que abrazaba a Jon como si estuviese cubriéndolo con su cuerpo al lado de Max, haciendo de pequeño centinela.

Escuchaba ladridos y gruñidos procedentes de la otra pelea, ambos perros estaban enzarzados en una lucha encarnizada, intercambiando golpes uno tras otro. Volví mi vista a Axel y, al verlo asustado, intenté calmarlo.

- Axel. Recuerdo que siempre has querido aprender a luchar usando el estilo del lobo – le sonreí de medio lado.

- Sí... me gusta ese estilo... pero nadie lo utiliza por lo salvaje que es...

- Pues... abre bien los ojos porque vas a ver a un verdadero maestro en acción.

Acto seguido me puse a cuatro patas adoptando una postura que me hacía parecer un lobo acechando a mi presa. Dirigí a Lua una mirada seria y moví los dedos de mis patas preparándome para el combate, necesitaba velocidad y maniobrabilidad por encima de todo, ese era el motivo de que adoptara esa postura. Esa postura no solo es salvaje, sino que es la mejor forma de mantener el cuerpo cubierto frente a las armas, además de poder utilizar las cuatro patas para moverse y esquivar en un baile desenfrenado que permite adaptarse rápidamente a cada situación. Axel tenía los ojos brillantes y se notaba la admiración en su rostro, se me hacía algo incómodo, no estaba acostumbrado a ese tipo de admiración y aún menos al usar esta postura.

Lua se preparó para el combate, tenía el arma desenvainada y se podía percibir en su mirada que estaba lista para cumplir su misión. El viento soplaba suavemente removiendo la nieve a su paso, el frio era penetrante y congelaba hasta los huesos. Me aventuré a hacer el primer movimiento y, rápidamente, usando la nieve para deslizarme y aumentar mi velocidad, me lancé sobre Lua para intentar derribarla. Ella audazmente esquivó el golpe que iba dirigido a su rostro, he hizo un contra ataque intentando alcanzar mis patas con la daga. No necesitaba herirme de gravedad, un roce sería suficiente, así que, en respuesta giré el cuerpo y me contorsioné para esquivar el filo plateado del arma. Inicié una sucesión de golpes uno tras otro, mientras analizaba la situación e intentaba hallar la manera de vencer a mi rival. Lua esquivaba todos y cada uno de los directos que lanzaba moviendo su cuerpo con soltura y haciendo que mis zarpazos y puñetazos no consiguieran ni rozarla.

- Te has vuelto lento Mike... antiguamente llegabas a pillarme.

- La buena vida me ha oxidado un poco... pero tranquila que recuperaré la forma rápidamente.

Cuando íbamos a retomar la pelea pude ver que el perro blanco salía disparado desde algún lugar fuera de mi campo de visión para golpearse con fuerza contra Lua, derribando a ambos en el proceso.

- ¡Quítate de encima inútil! ¡Tob eres un maldito pesado! – gritaba la perra mientras intentaba quitarse al perro de encima.

- No me llames por ese nombre, sabes que me llamo Colmillo Blanco del Norte.

- ¡Colmillo Blanco Muerto te voy a llamar si no te quitas ya mismo! – gritó exaltada mirando al can blanco.

Suspiraba al ver la escena, toda la seriedad del momento se había perdido y realmente tenía que hacer un gran esfuerzo para no reírme. Vi como Tob se incorporaba para después ayudar a su compañera a levantarse del suelo.

- Ese perro azul, me las pagará todas... - Tob miraba a Flex gruñéndole.

- Sois lo peor... Tienes suerte de que te quiera con todo mi corazón... si no te hubiera apuñalado...

- Sé que soy irresistible – Tob le sonreía a su compañera que no pareció tomárselo demasiado bien ya que lo miraba con ojos asesinos – mejor... me vuelvo con mi enemigo...

Tob huyó con el rabo entre las piernas, la verdad es que las hembras dan más miedo que los machos... Acenix también me aterroriza a pesar de no serlo, pensé. Seguramente si Acenix me hubiese escuchado en ese momento, me hubiera ganado una buena bronca por haberle llamado hembra.

Lua suspiró y me miró de reojo, pude notar que estaba algo sonrojada a pesar del espeso pelaje que cubría su rostro. La raza de Lua era un caniche, y viéndola desde lejos se podía notar su elegancia y elegante porte junto con un hermoso hocico alargado. Pero, a pesar de lo que pudiera parecer, no era una perra de carácter soberbio. Solía ayudar bastante y no tenía ningún problema en ensuciarse las manos para ayudar a los demás. Lua estaba sonrojada mirándome. Parecía que la conversación que acababa de tener la había dejado un poco atontada.

- Bueno... donde lo habíamos dejado...

En un visto y no visto Lua se lanzó sobre mí blandiendo su puñal como si de un estoque se tratase, lanzando una sucesión de puñaladas una tras otra con la intención de herirme de cualquier manera. Esquivaba rápidamente todas y cada una de las puñaladas que la caniche intentaba asestarme. Al final encontré una abertura entre una puñalada y la siguiente, dejó unos momentos su lado derecho al descubierto y lo aproveché para darle un fuerte golpe con la pata izquierda, para acto seguido morderle la pata que utilizaba para empuñar su cuchillo y derribarla, haciendo la cabeza de la perra quedara enterrada en la nieve.

- Bien... jugado...

Retorcí un levemente el brazo de la perra con mi boca asegurándome de que la tenía bien inmovilizada. Lua gritaba intentando librarse de mi agarre, entonces pude oír los pasos a la carrera de Tob que se acercaba a mí, obligándome a soltar mi presa para esquivar el rápido golpe que pretendía asestarme. Entonces, Tob comenzó a lanzarme zarpazos uno tras otro obligándome a tomar distancia y alejarme de Lua. Lógicamente, Flex no pensaba quedarse quieto mientras Tob hacía lo que le daba la gana. Se lanzó encima del animal mordiendo con fuerza el cuello del perro. Flex era más pequeño que Tob, pero aun así era capaz de demostrar una fuerza que superaba de cualquier limite y, mientras mordía el cuello de Tob, comenzó a apresarlo con fuerza asegurándose de que no pudiera moverse.

- Ahora quien es la perra... ¡Zorra! – Flex gritó como pudo con sus dientes bien clavados en el cuello del perro.

- Buen trabajo... mantenlo sujeto... mientras ter...

Mi peor pesadilla se había hecho realidad. No podía creer lo que mis ojos me estaban mostrando, era impensable que alguien como él se molestara en venir hasta aquí... como nos había encontrado... tampoco habíamos sido tan ruidosos.

Delante de mí se erguía un enorme perro, uno que conocía bien. La musculatura de aquel can estaba fuera de los estándares de cualquier raza de perro, varias cicatrices recorrían su pecho formando una marca en forma de equis. Su hocico alargado y unas orejas largas y caídas daban paso a unos ojos llenos de ira y enfado, sus ojos marrones más de una vez me habían parecido los del mismísimo demonio. El enorme Can me miraba con decepción en los ojos. Suspiró varias veces antes de hablar.

- De verdad... para eso sirve todo lo que te enseñé Mike. No eres capaz ni de matar a dos perros que amenazan a tu familia, patético – el perro comenzó a caminar en mi dirección, las piernas me temblaban con cada paso que daba.

El miedo me tenía completamente atenazado, no era capaz de mover ni un solo músculo. El perro finalmente llegó a mi lado y con una de sus enormes patas me agarró la cabeza. Sentía que el corazón se me iba a salir del pecho, era incapaz de levantar la vista del suelo. Para mi sorpresa, comenzó a revolverme el pelaje, con miedo en los ojos miré hacia arriba para observarle.

- Aún eres un cachorro... - suspiraba mientras me miraba – Lua y Tob, largaos ahora mismo. Volved a la aldea y preparaos, esta vez les daremos tregua.

Ambos perros asintieron, Tob se liberó del agarre de Flex en un visto y no visto como si el miedo que procesaba a ese can lo hubiera vuelto más fuerte de repente. Lua recogió sus cosas y se marchó siguiendo los pasos de Tob.

- Qué debería hacer contigo... - El enorme can se frotaba la pata contra el rostro mientras pensaba.

- Señor... Leo... Yo...

- Como vuelvas a llamarme así, te juro te mato aquí mismo – Su mirada era penetrante lo que me hizo tragar saliva mientras esperaba su respuesta. Me sentía como un cachorro asustado – Soy tu padre... así que dirígete a mí como tal... - Volvió a acariciarme la cabeza. Esas caricias, lejos de tranquilizarme, me asustaban aún más. Mi padre estaba tan confiado de su superioridad, que se daba el lujo de jugar conmigo.

- Padre... que hace tan lejos de la aldea... debería estar controlándolo todo...

- Dejé a Mixe al cargo, seguro que todo estará bien – Leo miró de lado a lado hasta que sus ojos se clavaron en un pequeño cachorro de pelaje naranja y gris. El miedo en mi cuerpo se intensificó y por instinto como un padre que cuida de su hijo me puse en medio. Estaba temblando, pero mantenía en guardia, esperando el momento del ataque de mi padre.

Nuestras miradas se cruzaron, comencé a gruñir intentando demostrar que estaba dispuesto a morir para defender a mi familia. Mi padre comenzó a sonreír y se le escapo una carcajada mientras me miraba.

- Eso sí me gusta más pequeño. Así que ese de allí... ¿es tu cachorro? – entonces su sonrisa aumentó antes de volver a hablar – y veo un cachorro de gato también... vaya, vaya.

Mis gruñidos se intensificaron y al escucharlo hablar de esa manera todo mi cuerpo comenzó a activarse, tener miedo no era una opción, si debía matar a mi propio padre, que así fuera, todo con tal de defender a quienes quiero.

- Bueno... Mike... me alegro de que seas feliz – dijo el perro sorprendiéndome.

- ¿Eh?

Esas palabras me pillaron totalmente de improviso haciendo que dejara de gruñir inmediatamente.

- Por esta vez te dejaré tranquilo cachorro. Pero será la última oportunidad que te doy, vuelve a la aldea o la próxima vez saldré a cazarte.

Mi padre se puso sobre sus cuatro patas y comenzó a correr a una velocidad que no creí que fuera posible por lo corpulento y enorme que era. Vi cómo se perdía entre los árboles del bosque dejándonos una vez más con vida. Tenía todo el cuerpo petrificado, un sudor frio recorría mi cuerpo como si hubiese mirado a la muerte a los ojos. No tardé demasiado en salir de ese estado ya que flex se encargó de hacerlo propinándome un fuerte golpe en la cabeza.

- ¡Eres idiota o que te pasa! – dije alzando la voz en un grito.

- Te veía tan asustadito que pensé que necesitabas ayuda – sonreía de medio lado mientras me miraba – esto ha sido surrealista...

- Sí... aún me sorprende que nos haya dejado con vida... pensé que tendría que matarlo... - me temblaban las patas por la conmoción.

- Te crees capaz de poder matar a tu padre...

- No lo sé. Pero lo intentaría sin dudar.

- Bueno... si vas a pelear... cuenta con mi ayuda.

- Y con la mía... - Max hablaba entre quejidos lo que hizo que comenzáramos a reír – que bonito... riéndose del herido... ya os pasará...

El sol había empezado a desaparecer, y era demasiado arriesgado iniciar un viaje en las condiciones en las que estábamos. así que decidimos volver a la casa y pasar allí la noche. Parecía que flex había cumplido la promesa que me hizo antes de salir, ya que aquella noche fue... algo... ruidosa... digámoslo así... menos mal que Jon y Axel estaban dormidos... porque no quería responder a las preguntas que podían llegar a hacer...

¡Como coño podía tener Max fuerzas para eso! ¡Estaba totalmente herido! Bueno... es igual... dónde lo había dejado... ah sí... Pues eso. La noche Pasaba tranquilamente, después de más de media hora de ruido sin descanso, por fin reinó la paz... Aquella noche había luna llena, una hermosa, redonda y brillante luna llena. Me recordaba al día en que conocí a acenix... Aquel día también hubo luna llena. Mi mente comenzó a divagar pensando en todas las aventuras que había vivido con él, momentos tristes, momentos felices, románticos... Me ruboricé levemente al recordar los románticos. La verdad... deseaba poder vivir en paz junto a mi chico... pero tenía claro que mientras mi padre estuviera vivo sería difícil cumplir ese objetivo...

Finalmente me giré en la cama tapándome con las pieles y mantas que había traído conmigo y me dormí para recuperar fuerzas, las iba a necesitar si íbamos a tener que cargar con Max hasta la aldea... vaya día más movidito me esperaba...


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BUENO BUENO BUENO. Que os ha parecido el nuevo personaje que se acaba de presentar :3 que bonito es ver a la familia unida. Que emocionado estoy la verdad.

Ahora que ya estoy más tranquilo, recordad seguidme en wattpad, que veo imposible llegar a 100 seguidores antes de fin de mes, pero bueno, se ha intentado jejeje. Muchas gracias a todos los que le dieron a seguirme, os quiero con todo mi corazón <3.


Recordad dejad vuestro precioso voto, un comentario sobre lo que opinais del capitulo, que me ayuda muchisimo a mejorar y ando trabajando en un proyecto interesante, asi que... os recomiendo seguirme para estar al corriente de todo lo que haga.

Cuidaos mucho que como digo siempre, esto no es un juego pasad una buena semana y recordad que os quiero mucho mis pequeños animales de dos patas. ¡No dejéis de ladrar!

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