21. LA CIUDAD

La espera se había hecho eterna, pero por fin el guardia regresó. Me hizo un gesto para que lo siguiera, pero cuando mis compañeros comenzaron a caminar para seguirme el guardia los detuvo pidiéndoles que permanecieran fuera de la ciudad hasta nuestro regreso. Me disgustó enormemente la idea de dejar a mis compañeros fuera de la ciudad y se me debió notar en la cara, porque flex acto seguido me hizo un gesto de aprobación con su mano diciéndome que continuara.

Comencé a caminar junto al guardia manteniéndome cerca de él para que no pensara nada raro sobre mí. A medida que avanzaba pude ver como estaba distribuido el pueblo, no se parecía en nada al poblado de Mike y flex. Este poblado tenía unas casas muy altas construidas con piedra o algún material de ese estilo, nunca había visto nada semejante. La gente vestía ropas elegantes de colores vivos y vistosos con ornamentos que decoraban cada centímetro de sus cuerpos. Algunos animales tenían el pelaje de colores muy vivos lo que me extrañaba, ya que nunca había visto animales con esos colores. Lo más curioso era que todos ellos tenían únicamente el pelaje de sus cabezas de otro color.

Vi varios grupos de animales reunidos, estaban hablando y pasando un buen rato juntos. Algo en esos grupos despertaba en mí un sentimiento de envidia, ya que no tenía recuerdos de haber estado con otros animales, y me parecía injusto que yo hubiera crecido en solitario, apartado de todo el mundo mientras en esta ciudad vivían como les daba la gana. Todos los animales estaban despreocupados y ninguno de ellos llevaba ropa acolchada para cubrirse de depredadores. Pero claro, para que vestirían así si estos idiotas no han conocido lo que es el peligro. (no entiendo esta frase)

Me sentía extraño al observar la felicidad del ambiente, como si esta ciudad viviera en un mundo totalmente diferente al mío. Esta gente no sabía lo dura que era la vida fuera de estas murallas, malditos ignorantes... continúe caminando junto al guardia sumido en mis pensamientos, tanto fue así que sin darme cuenta choqué con otro animal, me dispuse a disculparme, aunque únicamente por cortesía. Cuando alcé la vista para ver con quien había chocado delante mío se encontraba una hermosa gata negra, tenía una especie de marca blanca en su frente con forma de estrella. La gata se quedó mirándome unos segundos antes de disculparse e irse corriendo, por su forma de actuar parecía que tenía prisa.

Quedé hipnotizado por aquella gata, tenía la sensación de haberla visto anteriormente, pero nunca había estado en esta ciudad y ella no parecía ser de fuera. Entonces, por qué tengo este sentimiento tan raro...

El guardia se aclaró la garganta ruidosamente captando mi atención, me hizo un gesto para que me diera prisa y no perdiera el tiempo. Continuamos nuestro camino hasta llegar al centro de la aldea. Era un lugar espacioso donde no había ningún edificio que estropeara la vista. Se podría decir que era un recinto diseñado para albergar a muchos animales. El único edificio que había en las cercanías era enorme y tenía el tamaño de diez casas del pueblo de Mike, me quedé pasmado ante la majestuosidad del edificio. El guardia pareció percatarse de ello ya que se puso a sonreír al verme tan embobado. Me pidió que continuara caminando y eso hice.

Cuanto más nos acercábamos a ese edificio más inmenso me parecía, me sentía como una hormiga, cuánta gente viviría dentro de esa casa... podría albergar mínimo a 20 familias. Llegamos a la puerta y el guardia llamó con fuerza haciendo que la puerta de madera retumbara. No se escuchaba ni un solo ruido al otro lado de la puerta y para ser sincero empezaba a estar nervioso, nunca me había encontrado cara a cara con alguien importante de una aldea y no sabía qué iba a preguntarme o qué necesitaba saber de mí. Aunque, una cosa tenia clara, iba a conseguir que mis compañeros pudieran entrar, costase lo que costase.

De repente la puerta se abrió mostrando una enorme sala decorada con hermosas telas, la sala era colorida y estaba llena de unas bolsas que tenían algo dentro, al tocarlas noté que aquellas bolsas eran suaves y agradable sal tacto, mientras estaba absorto contemplando esa maravillosa sala, escuché un grito agudo que me llamaba, al girarme hacía donde provenía el grito un animal llamaba mi atención para que dejara de tocarlo todo. Era cierto que estaba tocándolo todo, pero tampoco era necesario ese grito...

Me acerqué al animal que me llamaba y vi que era una vulpeja, prefiero utilizar ese término ya que la palabra zorra siempre me ha parecido vulgar. Su pelaje era de color rojo y blanco, me recordaba a Axel, llevaba en sus manos un montón de libros y papeles. Sin ninguna clase de pudor, la vulpeja me miro de arriba abajo analizándome para justo después comenzar a hablar.

- ¿Así que tú eres el felino que viene acompañado de esas... bestias verdad? – cuando pronuncio la palabra bestia la miré enfadado, no soportaba la actitud arrogante que tenía, pero decidí no buscar pelea por el momento.

- Sí, soy Acenix, el visitante que viene acompañado de canes.

- De acuerdo, mi jefe está ansioso por conocerlo, le ha intrigado enormemente que un felino haya podido trabar amistad con unas.... Criaturas... como los canes – cada vez que debía nombrar a los perros, esta zorra hacía una pausa como si buscara las palabras menos hirientes posibles. Aunque su elección no era demasiado acertada.

- ¿Claro... claro... y dónde se encuentra el jefe?

- Acompáñeme, le llevaré a su despacho.

No sabía qué era un despacho... pero tampoco tenía ganas de dirigirle la palabra más de lo necesario a esa zorra. Comenzamos a caminar por el edificio, dentro se encontraban una gran cantidad de animales, todos vestían con ropas negras muy apretadas que no daban pie a ver sus pelajes, y no parecían cómodas para pelear, seguramente serian una molestia si necesitasen huir de un depredador. Hablaban de temas que no entendía y de cada tres palabras que decían dos de ellas no comprendía su significado, era como si hubiera entrado en un mundo totalmente distinto al mío, y no pudiera entender nada de sus habitantes. Al final llegamos a una habitación enorme, sus paredes eran de color blanco y en el suelo había una enorme pieza de tela, bastante dura, que tenía dibujos y siluetas dibujadas. El animal que creó esa tela debió trabajar duramente para crearla. En la pared más alejada de la puerta, había un enorme ventanal a través del cual se podía ver todo el pueblo, al ser este edificio el más grande era lógico que fuera así, pero era sorprendente de igual manera. Al lado del ventanal una enorme mesa Marrón cubría la mayor parte de la sala. Encima de la misma había esparcidos un montón de libros, documentos, hojas y diferentes utensilios utilizados para dibujar o recortar. En la silla más apartada de la mesa se encontraba el que parecía, por su aspecto seguro y confiado, el líder de la aldea. Era un gato, uno de pelaje negro como la noche que tenía una cicatriz en su ojo izquierdo, que parecía haber perdido hacía años. No se parecía al resto de personas de esta aldea, parecía sabio, fuerte y confiado. Portaba unos ropajes parecidos a los míos, preparados para salir a luchar si era necesario. La zorra se adelantó un par de pasos y me presento ante su líder. El líder me hizo un gesto para que tomara asiento sin dirigirme la palabra, la tensión se podía cortar con un cuchillo y no apartaba su mirada de mí como si desconfiara de mis intenciones.

Tomé asiento al otro extremo de la mesa y observé al gato que tenía delante mío esperando que iniciara la conversación. El gato se levantó de la silla mirándome y se acercó.

- Pequeño... ¿seguro que tú eres de fuera? – la pregunta me impactó.

- Sí, he vivido toda mi vida en una cueva, ¿por qué lo pregunta?

- No es nada, igual me he confundido... mi vista ya no es lo que era a causa de la edad...

El gato volvió a su asiento y se sentó cambiando su temple a uno más sereno y alegre. Tenía una sonrisa que me recordaba a la sonrisa que solía ponerme Flex.

- Bueno, lo siento por ponerme tan serio. Pero tu cara me resultaba conocida y no sabía de qué... pero bueno, no es nada olvídalo – me sonreía ampliamente mientras hablaba con un tono de voz alegre y jovial- veo que tenías un pequeño problema con mis guardias, que querías entrar a mi ciudad, pero te acompañaban perros.

- Si, así es, llevo viajando con ellos mucho tiempo y solo buscamos un lugar donde vivir tranquilos. Sabemos que en esta ciudad solo aceptan a animales pacíficos... pero le prometo que más pacíficos que ellos no hay nadie... no causarán ni un solo problema – le suplicaba desde el fondo de mi corazón, intentaba pedírselo de la forma más suave y tranquila posible.

- Entiendo tu petición amigo mío... pero entenderás que, desde mi punto de vista, ver a un felino siendo acompañado por perros, me despierta cierta inquietud. ¿Cómo podría saber que esto no es una estrategia de esos perros para entrar en la ciudad y matar a mi gente? – el gato me miraba atentamente esperando mi respuesta.

- Realmente, sé que no tengo ninguna forma de demostrar nuestras buenas intenciones... solo puedo prometerle que no tendrá ningún problema con ellos, mi palabra es lo único que puedo ofrecerle... no tengo nada más.

- Ummmm, tu palabra... eso podría valer... si de verdad has convivido con perros, seguro que puedes responderme algunas preguntas. Según tu respuesta me pensaré si dejo entrar a tus compañeros o no, y por cierto... se sincero en tus respuestas.

- Claro, le responderé de corazón – puse la pata en mi pecho.

- De acuerdo, empecemos por el principio, ¿cómo los conociste?

- Yo vivía en una cueva con mi abuela... pero después de su fallecimiento no podía seguir allí, así que decidí salir a explorar... en busca de algo que me alegrara la vida, al primero que conocí fue a Max, y realmente... fue de forma accidentada. Ya que intentó comerme – el líder puso mala cara al escucharme, pero continúe – pero Mike me rescató de él, es un perro con pelaje amarillo, casi dorado, y realmente dulce... me salvó y me llevó a una casa de humanos del bosque donde vivimos juntos cuidando de un gatito cachorro, Mike lo rescató al encontrarlo tirado en la nieve. Y a flex... lo encontré al rescatar a Mike, aunque eso es otra historia – sonreí de medio lado nerviosamente esperando la respuesta del venerable gato.

- Bien, bien... así que, cuidando un gato, y no se lo comió...

- No, lo ha estado cuidando como si fuera su propio hijo, jamás se ha atrevido ni a levantarle la voz... sinceramente eso me ha tocado hacerlo a mí -reí suavemente al recordar los momentos.

- Si, los niños suelen ser traviesos, pero la mano dura es necesaria, yo tengo tres cachorros, una hembra y dos machos, no sabes lo difícil que es cuidarlos – me sonreía cálidamente mientras hablaba, este felino me transmitía una calma y tranquilidad que no sabría explicar con palabras. A Pesar de no recordar a mi padre, la forma en que este gato me sonreía me recordaba a la felicidad paterna al hablar con un hijo.

- Si... lo entiendo perfectamente... también adoptamos un pequeño cachorro canino, y ha resultado ser más calmado y mimoso que el gato... creo me he encontrado a las excepciones de la raza...

- Se ve que tenéis buen corazón... y bueno, por qué decidiste venir a esta ciudad...

- Flex, el cerebro del grupo, recuerda que alguna vez vio este poblado mientras exploraba, y se le ocurrió que sería buena idea venir a buscar refugio... abandonamos nuestra casa porque nos persiguen unos perros... y necesitamos un lugar tranquilo, para los cachorros.

El líder después de mi respuesta abrió mucho los ojos y se quedó mirando a los papeles que tenía delante suyo, era como si mis palabras le hubieran despertado alguna revelación. Se levantó de su silla y dirigiéndose al enorme ventanal empezó a hablar en voz baja hasta que finalmente volvió a dirigirme la palabra.

- Bien, me satisface tu sinceridad, no solemos permitir la entrada a canidos a esta ciudad, pero como un caso excepcional, dejaremos entrar a tus compañeros, aunque queda una duda, aunque esta es curiosidad personal. Si no quieres no estás obligado a responder.

- Muchas gracias de verdad... ¿y cuál es la pregunta?

- ¿Ese perro y tu sois pareja? Ese al que llamas Mike

La pregunta me pilló de sorpresa y no sabía qué responderle, ya que oficialmente no habíamos dado el paso de llamarnos pareja ni cosas por ese estilo, pero no podía negar los sentimientos que sentía por él, era alguien importante en mi vida. Levanté mi mirada observando el único ojo del felino y con todas las fuerzas que tenía le respondí.

- Si, realmente aun no somos pareja como tal, pero sí que me siento como su pareja.

- Perfecto entonces, tus amigos pueden entrar a la ciudad, pero mantened un perfil bajo, no nos interesa que se extienda el rumor de que hay perros en la ciudad, por lo menos no hasta que descubramos si sois de fiar o no.

- De acuerdo, muchas gracias por todo y nos mantendremos en las sombras, de todas maneras, no conocemos la ciudad y siendo sincero... me da un poco de miedo lo extraño de esta ciudad, comparado con el mundo de fuera.

- Te acostumbrarás, esta ciudad fue creada para garantizar la supervivencia de las especies más débiles, y no dejaremos que nada lo estropee, puedes caminar tranquilamente, te prometo que la ciudad es segura. Por cierto, supongo no tenéis ningún lugar donde vivir ¿verdad?

- No... acabamos de llegar...

- Tranquilo, le diré al guardia que os lleve a una casa, podéis alojaros en ella unas semanas hasta que consigáis un trabajo y dinero.

- Claro, claro... solo una pregunta... ¿Qué es trabajo y el dinero?

El felino comenzó a reír sin poder aguantar la risa ante mi pregunta, en su mirada se mostraba la dulzura de alguien que explicaba a un niño algo básico en la vida.

- Mira Jovencito, en esta ciudad hemos inventado algo llamado dinero, eso se utiliza para intercambiarlo por bienes y servicios. Para conseguir dinero necesitas un trabajo, que es hacer una tarea para otra persona, algo así como ayudarle. Él a cambio te dará dinero por la ayuda dada.

- Entiendo... ¿y dónde se consiguen?

- Deberías preguntas en los edificios que están cerca de este, hay muchos sitios donde alguien como tú podría trabajar.

- De acuerdo... pues vuelvo a agradecerle su amabilidad, de verdad me he sentido muy cómodo hablando con usted.

- Que educado tratándome de usted y todo – reía mientras se acercaba a mí ofreciéndome la pata para que se la estrechara.

- La educación que me dio mi abuela, siempre trato a la gente de usted – me levanté de la silla y estreché su pata, el felino se quedó mirando mi cara nuevamente.

- Seguro... ¿que no nos conocemos?

- no creo... como le dije he vivido en una cueva.

- Bueno, tendremos tiempo de conocernos si todo va bien, tengo curiosidad por conocer a esos perros tan decentes, que tal y como hablabas de ellos... parecen animales de fiar. Solo espero no equivocarme al confiar en vosotros. Aunque no sería la primera vez que peco de confiado.

- ¿A qué se refiere con eso?

- Es una larga historia, ya te lo contaré otro día si se tercia la ocasión. Ahora debo reunirme con otras personas, si me disculpas.

El felino se despidió de mí y el guardia que me había acompañado todo el camino me hizo un gesto par que saliera de la habitación, por suerte la secretaria se quedó con el líder, no hubiera soportado volver a hablar con ella, me parecía una estúpida.

Salimos del edificio y el guardia me llevó hacía otro edificio, aquella casa me recordaba a la casa donde viví con Mike, únicamente que estaba construida de materiales nuevos con colores vivos y alegres. La casa era más grande y por su aspecto parecía que tenía dos pisos. Mi corazón dio un vuelco de alegría al ver una casa tan hermosa y flamante. El guardia me pidió que esperara dentro de esa casa mientras iba a buscar a mis compañeros.

La casa era colorida y su interior estaba decorado con mucho mimo y cuidado, al entrar lo primero que vieron mis ojos fue un gran comedor con una mesa enorme, encima de ella había una especie de velas para iluminar el lugar por las noches. En el extremo más alejado de la sala una enorme estantería cubría toda la pared llena de libros, documentos y toda clase de papeles. Al acercarme a comprobar dichos papeles, la mayoría se trataban de documentos complejos que no era capaz de entender, y los libros contenían historias o cuentos de la época de los humanos, que parecían realmente interesantes. Aquella sala se unía por medio de una puerta con una sala más pequeña, que parecía un salón para pasar el rato, era amplio y luminoso. Lo primero que pensé al entrar en el salón, fue lo bien que se lo iban a pasar Axel y jon corriendo de un lado a otro.

Al otro lado del recibidor se encontraba la cocina, llena de utensilios y comida que dejaban claro que esa zona estaba diseñada para cocinar. Como bien pude percatarme desde fuera del domicilio, esta casa en concreto constaba de dos plantas, y al subir unas espaciosas escaleras, me topé con tres habitaciones y dos baños. Todas las habitaciones estaban llenas de lujos y decoraciones que parecían difíciles de conseguir. Aún me sorprendía que una aldea como esta existiera llena de lujos y que ningún grupo de bandidos o depredadores hubiera intentado asaltarla.

Terminé de inspeccionar la casa y me senté en el salón a la espera de que llegaran el resto de mis compañeros, me encontraba agotado por el cansancio acumulado de varios días. estaba sentado en un sofá realmente cómodo y acolchado por lo que, antes de que pudiera darme cuenta, el sueño me invadió en el acto.

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Nueva semana, nuevo capitulo!! estas semanas estan siendo agotadoras para mi, pero sabes que esperais el nuevo capitulo... me llena de determinación.

Ahora hablando enserio. Muchas gracias por vuestro apoyo. es increíble la gente nueva que se une cada semana. ya estamos en las 4000 lecturas. Igual no es la historia más grande de Mikenix, se que hay mejores. Pero intento de todo corazón que os guste.

Dejadme en comentarios que os ha parecido el capitulo y que os parece el rumbo que esta tomando la historia, realmente deseo que se haga conocida para que más gente la lea :3

Como todas las semanas, Pasadlo genial y cuidado que esto no es un juego. manteneos seguros y usar mascarillas y geles. Hasta la siguiente semana mis animales de 2 patas, no dejéis de ladrar.

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