Miel
Salió del mar de un brinco, alcanzando tierra sin problema alguno antes de erguirse elegantemente y observar a su alrededor, buscando alguna pista de que había llegado a la isla correcta, aun sin estar totalmente seguro de confiar en los extraños desvaríos de Poseidón.
Recientemente todo se había puesto demasiado tenso entre el inframundo y el mar, una situación desencadenada a partir de que el dios de los mares y Julián solo eran dos personas totalmente diferentes y con gustos e ideas separadas, lo que no era tan malo al inicio de todo, hasta que Hades, el amante de Poseidón expreso su obvio desagrado a tener que compartir lo que decía, le pertenecía en esa vida. No estaba realmente seguro de que su señor había intentado defenderse o probablemente lo hizo y por eso lo había mandado a esa extraña misión.
Intentar conseguir una miel especial para poder cogerse a Hades sin forzar el cuerpo de Julián.
—Por la reconcha de su.... ¿Qué culpa tenemos nosotros en todo esto?
Había caminado solo unos cuantos pasos antes de separar las piernas y hacer su pose de invocación, llamando a su fiel Scylla para que le acompañara en aquel reconocimiento. El dios Poseidón le había contado de ese supuesto dulce, era algo parecido a lo que sería un afrodisiaco para ellos, pero este estaba destinado para dioses o simplemente usarse en algunas comidas, al parecer, la miel era perfecta si se trataba con cuidado. Por supuesto, que era solo un rumor que escucho de algunos espectros, porque el criador de dichas criaturas parecía ser alguien de ahí, a quien le concedió esa isla para dejar a tan maravillosas criaturas a su suerte después de recibir varias quejas.
Algo sobre que los perros no paraban de intentar pelear con ellas, tomando en cuenta que Hades tenía un obvio favoritismo hacia los caninos, no era extraño que hubiera preferido desterrar a los seres amarillos y negros para proteger a sus queridos animales.
—Bien, pues acabemos esto rápido, de seguro el gringo tiene razón y esas weas ni son reales.
Estaba seguro, al igual que el resto de sus compañeros, de que esos animales y la supuesta miel era una fantasía de los dioses o probablemente a esas alturas ya se habían extinguido, después de todo, las dejaron a su suerte en una isla ¿Cuántas probabilidades había que se pudieran mantener por sí solas, después de haber sido criadas en las profundidades del infierno?
Respiro profundo antes de mirar a su compañera recién invocada, el ser de torso femenino y cola de serpiente le regreso la mirada antes de ver hacia el frente nuevamente, aun no estaba muy acostumbrado a este pequeño truco con su cosmos, algo que hubiera sido muy útil en la pelea contra el santuario pero que no sabía siquiera que podía realizarlo, hasta que Poseidón se lo comento como una manera de dar con las abejas, tomando en cuenta que su invocación debía de mantener esas características especiales de su constelación, probablemente pudiera ser lo suficientemente sensible con parte de reina de las abejas, obvia razón por la cual era él a quien había enviado para hacer el reconocimiento y no regresar hasta dar, aunque sea, con el cadáver de una de las abejas para pasar a algo parecido a un plan b: Buscar al criador en el infierno y exigirle que lo volviera a hacer. Aparentemente, la miel era algo que su dios deseaba obtener a coste de cualquier cosa.
Avanzar por la isla no fue complicado, no había rastros de nadie a su alrededor, señal de que la isla estaba deshabitada excepto por algunos animales que se habían cruzado por el camino, extrañamente, en su recorrido hacia el centro de la isla, ni su invocación ni el habían percibido o visto rastros de existencia de abejas a su alrededor, algo que se volvió todavía más extraño cuando llegaron al centro del lugar, un punto que les hizo detenerse forzosamente para observar con cierta incredulidad lo que les rodeaba.
Flores. Había un montón de flores, no estaba seguro de cómo eran los campos Elíseos o ese supuesto jardín hermoso que un tal Orfeo logro cultivar en el infierno, estaba seguro de bien este lugar podía competir con esos dos en cuanto a la cantidad de distintas flores, aunque destacando entre todas ellas, se encontraba una especie de girasol gigante, más grande que el normal pero no de una manera exagerada.
Esto, por supuesto, les hizo darse cuenta que en algún lado debían estar las susodichas abejas y este, como no podía ser de otra manera, era el campo especifico de donde sacaban polen ¿Qué en su camino no habían visto varios árboles frutales? ¿Sería también obra de ellas? Quiso pensar un poco más sobre el asunto, jugar a ser un detective para predecir qué camino tomaban dependiendo de las flores... Hasta que la Scylla llamo su atención moviéndose hacia lo que parecía ser un camino no natural entre los árboles, demasiado juntos entre sí que la sombra entre ellos era absoluta, sin una pizca de sol pasando por las hojas de los árboles ¿Era ese el lugar? Se concentro momentáneamente para retomar el cosmos utilizado para crear aquella invocación de la Scylla, seguro de que si la necesitaba no tendría problema alguno en invocarla de nuevo.
El camino entre los árboles no era estrecho, era lo suficientemente ancho como para que dos personas pasara, lo que le sorprendió y le hizo mirar hacia arriba para fijarse en el techo que creaban las ramas, notando con asombro la forma en que la luz no pasaba por ningún lado, y aunque todo se veía sospechosamente sospechoso, como si algo en su interior le estuviera diciendo que era mucho mejor dar la vuelta y decirle al gringo que sí, ser acompañado por alguien más sonaba a una gran idea, no quiso acobardarse, era solo un poco de miel, unas cuantas abejas ¿Qué era lo peor que salir un poco picoteado por ellas? Tampoco es como si fueran a ser muy violentas, de serlo Hades las habría quemado antes de pedir una isla donde pudieran ser abandonadas, es más, si lo fueran, en esa isla no habría animales como los que vio durante su recorrido. Así que, no muy seguro de lo que estaba haciendo, se adentró en el camino de árboles, apareciendo la falta de vegetación en el camino de tierra mientras avanzaba, antes de notar algo que, obviamente, no se esperaba. Ahí, escondido entre maleza y rodeada de árboles se encontraba lo que parecía ser el inicio de una cueva, sin una montaña por detrás, claramente era subterránea. Un foco rojo se encendió en su cabeza, pero en lugar de pensar en el posible peligro, lo único que pudo considerar era que, tenía algo de sentido, las abejas venían del infierno, donde la luz del sol era escasa, acostumbradas a la oscuridad probablemente buscaron asentarse en el lugar más parecido a donde habían estado.
Confiado de sus habilidades, de que solo eran abejas pequeñas y que con llenar un frasco de miel era suficiente para poder salir de esa isla y regresar a su cómodo pilar, hizo la maleza a un lado para comenzar a adentrarse entre la oscuridad, hacia las profundidades de... Algún lado.
Resintió la falta de luz al principio, guiándose principalmente de sus instintos y de la mano sobre la pared para seguir avanzando, sintiendo como la cueva parecía ir hacia abajo, pero el camino que estaba travesando, una vez más, no era demasiado estrecho ni angosto, este lugar había sido preparado para ellas, probablemente ese criador las quería lo suficiente como para, al menos, dejarles todas las posibilidades de sobrevivir a la mano, algo que, hasta el momento, no parecía que las abejas hubieran logrado ante la falta de sonido en el aire, lo que fue lamentable para su pequeña excursión, regresar con las manos vacías no sonaba bien, sobre todo porque con la oscuridad no era capaz de ver correctamente el suelo, así que buscar algún cadáver de algo tan pequeño no sonaba sencillo, sobre todo sin luz, regresar con las manos vacías y sin una respuesta clara, haría que Poseidón lo mandara de regreso con una linterna en mano y buscara mejor.
Resoplo en la oscuridad, antes de tener que parpadear varias veces, por la manera en que sus pies se habían asentado sobre la tierra podía decir que la superficie volvía a estar "recta", por lo que la cueva finalmente había dejado de bajar hacia el fondo de la isla, su parpadeo, sin embargo, había sido forzado por la ilusión de la luz, no muy lejos de donde se encontraba y como si fuera una polilla, guiado por la curiosidad, continuo moviéndose, descubriendo que al momento de dar vuelta había una serie de piedras extrañas en puntos estratégicos del lugar. Sus pies se detuvieron cuando llego a lo que parecía ser el final de la cueva, un lugar redondo con un cristal en el techo, solo entonces, fue capaz de notar que ahí mismo había varios agujeros de un tamaño considerable, de lo que también se dio cuenta, era de la falta de algún tipo de zumbido y por cómo estaba su alrededor, sin una colmena a la vista ni el aroma a miel, supuso que en algún momento los pobres animales murieron, lo que no le sorprendía con el recorrido que hizo para llegar hasta ahí, y juzgando por agujeros, tal vez algún tipo de depredador natural o que no era depredador de ellas decidido de todas maneras comérselas y acabas con la especie.
No había abejas, ni miel. Ni siquiera en el suelo era capaz de ver alguna especie de cadáver, probablemente ese lugar llevaba vacío mucho tiempo.
O podrían haberse movido a otro lado de la isla.
Este segundo pensamiento le hizo darse la vuelta antes de ponerse a despotricar contra cualquier cosa, ahora tendría que hacer la única cosa que esperaba poder evitar, darle la vuelta a la isla. Miro al fondo, el camino que acababa de recorrer se veía bastante oscuro ahora que se encontraba en ese espacio semi iluminado ¿Cómo se supone que funcionaba eso? ¿Poseidón estaría conforme si le llevaba uno de esos cristales en lugar del cadáver de una abeja o la susodicha miel? Pensó detenidamente durante varios segundos antes de tensarse, fue tenue, pero lentamente al fondo de la isla parecía escucharse algo y no era el viento.
Se giro lentamente, solo para notar que no había absolutamente nada a sus espaldas, aunque el sonido ahí seguía antes de detenerse totalmente, solo entonces, recordó que en el techo había agujeros, por lo que levanto la mirada con lentitud y entonces, sus ojos se encontraron los de una abeja.
Probablemente el instinto natural de cualquiera hubiera sido gritar, pero en su caso, solo fue capaz de observar con asombro como parecía caber perfectamente en el agujero del techo, consciente de que tenía su atención completa y no quería asustar al animal, se movió lentamente, hacia adelante, buscando poder observarla con mayor facilidad, no era exageradamente grande, probablemente si la tenía en brazos tal vez podría mecerla como un bebe. Trago saliva, ahora más nervioso conforme intentaba ver hacia otro de los agujeros del techo, tal vez y solo tal vez, toda la cueva era el panal y él se encontraba ahora en el centro de todo, aunque, si los agujeros del techo eran celdas ¿No debía escurrir miel desde ahí?
Su cuerpo se tensó una vez más cuando noto que, probablemente, paso demasiado tiempo mirando el techo y se olvidó de la abeja que lo había observado con atención, notando como el zumbido había crecido para notar que había una segunda dando vueltas a su alrededor, mientras otra le caminaba por la cabeza. No había rastros de miel a su alrededor, ni tampoco cera o celdas ¿Eran estas dos las ultimas de toda la progenie? No parecía haber rastros de algo parecido a una reina, así que muy posiblemente estaban condenadas a morir en poco tiempo, con el tamaño que tenían, era algo inútil intentar llevárselas y criarlas con otro tipo de abejas, simplemente, no había ninguna que les fuera a igualar en tamaño. Levanto lentamente una de sus manos para buscar espantar a la abeja que tenía en la cabeza que parecía husmear en su cabello con curiosidad, no estaba seguro de si su mano la había espantado, pero termino por levantarse de donde estaba, el zumbido solo se superpuso un momento antes de sentir como la otra le comenzaba a caminar por una de sus piernas, intentando no moverse ante la extraña sensación de las patas caminando y la mandíbula buscando masticar cualquier cosa que estuviera en su camino.
¿Cómo se supone que tenia de reaccionar ante ellas? ¿Se llevaba una, las dos o las dejaba morir en paz en ese lugar?
Probablemente debería de haber salido del lugar antes de pensar en qué hacer con las abejas, puesto que al final, ellas fueran las que tomaron su iniciativa sobre lo que iban a hacer. Sin miedo alguno y tal vez, siguiendo alguna clase de instinto, ambas abejas se treparon hasta su pecho y forzaron su lengua al mismo tiempo entre sus labios para soltar algún tipo de sustancia pegajosa.
Obviamente, dicha acción le provoco el suficiente asco que empujo a ambas abejas lejos antes de retroceder de un salto, intentando escupir lo que sea que le hubieran dado, aunque el sabor estaba claramente impregnando en su lengua, lo que despertó casi al instante a sus papilas gustativas, saboreando aquel liquido antes de tragarlo ante el exceso de saliva de su boca. Fue entonces que sintió el vago sabor dulce que probaba muy de vez en cuando.
Acaso le dieron, ¿miel?
Se sostuvo de la pared con una mirada, intentando mantener una respiración estable mientras el zumbido se hacía más cercano, lo que indicaba que las abejas, una vez más, se le habían vuelto a acercar.
¿Qué había dicho Poseidón sobre la miel? ¿Qué era un, afrodisiaco para dioses?
Quiso recordar la conversación de la mañana, lamentablemente, su cuerpo no pareció tolerar el dulce néctar que las abejas habían compartido con él, cuando se dejó caer contra el suelo y perderse en una extraña y cálida inconsciencia.
┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈
Despertó tiempo después, sin noción alguna sobre cuánto tiempo había permanecido inconsciente y sintiendo el cuerpo aún demasiado pesado. Hubo ruido a su alrededor, un chapoteo que no reconocía y el zumbido de las abejas, el cual no parecía haber aumentado por lo que se dio la razón en cuanto a su pensamiento de que eran las últimas dos. Su cuerpo se retorció instintivamente contra el suelo antes de que una extraña calidez, distinta a lo que le había dejado inconsciente tiempo atrás, lo llenara por dentro. Tardo varios minutos en reaccionar ante el extraño sentimiento, sintiendo un pesado cansancio antes de escuchar el zumbido demasiado cerca, con su cuerpo en un estado adormecido, no ofreció ninguna clase de resistencia cuando el dulce sabor que intento escupir lleno su boca sin problema y su garganta lo trago sin dificultad, su lengua incluso pido sentir pequeñas moronas a su alrededor, lo que le hizo imaginar que probablemente la abeja acababa de ir hacia las flores para conseguir y crear la jalea para alimentarlo.
Saboreo débilmente el dulce sabor antes de regresar su mirada hacia el techo una vez la abeja se hubiera alejado, en ese momento sus ojos pudieron captar el movimiento de la que debía ser la segunda, antes de que el extraño sonido de un chapoteo sonara con menos fuerza, oculto en el zumbido del constante y veloz movimiento de las alas.
Cerro los ojos, con cierta comodidad, dejándose llevar de nuevo por la inconsciencia mientras dejaba que las abejas rondaran a su alrededor.
┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈
Poseidón lo iba a matar.
Él iba a matar al criador de estas estúpidas abejas.
Realmente quería incendiar la isla entera y decir que no encontró absolutamente nada, siempre asegurándose de no dejar otra cosa más que cenizas a sus espaldas, fingiendo que un "incendio forestal" termino con la vida de todo en esa isla. Si, de seguro eso será suficientemente convincente.
Hacia relativamente pocas horas finalmente había sido capaz de moverse, el dulce sabor parecía finalmente haber sido procesado por su cuerpo o probablemente le estaban dando una jalea más diluida en agua que hacía que los efectos descendieran. A un lado de la cueva, pudo ver a ambas abejas trabajar rápidamente, construyendo celdas hexagonales de un tamaño considerable, en el tiempo que estuvo semi inconsciente, no había notado el momento en el que empezaron a hacerlas, estaba demasiado ocupado tirado en el suelo como para darse cuenta.
Y justo ahora, estaba demasiado gordo como para ignorar que estaba ayudando a estas abejas en alejarse del peligro de extinción.
Estúpidos animales. Estúpida miel.
Se quejo en silencio cuando intento moverse contra la pared donde se encontraba recostado, su Scale había sido retirada en algún momento que no noto o tal vez el mismo lo hizo en búsqueda de comodidad. Decir que su vientre estaba hinchado era POCO, para lo que realmente era. Era enorme, apenas y podía moverse como le gustaría, su ropa estaba mordida por todas partes, y si realmente le importara su piel en ese momento podría estar hasta escandalizado por las posibles estrías que iba a desarrollar por la manera tan... Monstruosa en que su estómago se había extendido.
Respiro profundo en un intento de calmarse, no era la primera vez que notaba que las cosas en su estómago reaccionaban ante su estado de ánimo, sentir como se movían ante su enojo era incomodo y asqueroso, vomitaría de no ser que estaba en una cueva y temía que el aroma se quedara en el lugar, además, no podía moverse, así que tendría que estar sentado o acostado al lado de su vomito.
Como punto a favor, las abejas trabajan rápido, nunca notaba el momento en que una iba con las flores para regresar con comida y la otra se quedaba a hacerle compañía, aun no era capaz de distinguirlas totalmente, pero estaba seguro de que eran solo dos, su oído ya estaba acostumbrado al tipo de zumbido que realizaban, si de repente aparecía una tercera estaba seguro de que sería capaz de distinguirla.
Empujo su espalda contra la pared, buscando alguna clase de alivio antes de, no sin antes dudar, poner una mano encima de su estómago, esas cosas estaban por salir y por cómo se veía el avance de las celdas no estaba seguro de que fueran a ser suficientes cuando comenzaran a... Salir... Esas cosas de su cuerpo.
Al menos esperaba que salieran de la misma manera en que habían entrado, aun si no estaba seguro de como habían entrado a su cuerpo.
┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈
Tres siestas más le habían tomado para ver toda la pared llena de celdas hexagonales, preparadas para el inminente nacimiento de quien sabe cuántas larvas. Ese día las abejas se habían quedado a su lado, moviéndose de un lado a otro, pero sin hostigarlo.
Eso, por supuesto, no parecía ser señal de algo bueno.
Y no lo fue, cuando el movimiento dentro su cuerpo comenzó y la necesidad por ayudar a esas cosas a salir fue una prioridad, aparentemente no solo para él, sino también para las dos abejas que lo acompañaban, las cuales comenzaron a moverse de manera frenética a su alrededor, probablemente esperando ese día con mucha antelación desde que lo usaron para mantener viva a la especie.
Respiro profundo, abriendo las piernas lo más posible aunque nunca había cambiado de esa posición, no por que fuera imposible cerrarlas con el tamaño que tenía, sino porque no quería moverse debido a la incómoda manera en que la piel se estiraba, pero en ese momento, donde rezaba al dios que lo envió ahí para recuperar su figura de inmediato y así poder evitar cualquier pregunta por parte de sus compañeros cuando regresara a su pilar, porque IBA a volver, no iba a permitir a las abejas ganar ¿Qué creían que era? ¿Su incubadora personal que les cayó del cielo? ¡Claro que no! A estas alturas no le importaba regresar con las manos vacías al santuario submarino, bien podía mandar Poseidón a cualquier otro a sufrir en esa cueva.
Apretó los dientes con fuerza, haciendo esfuerzo para expulsar lo que debía de ser el primero huevo de abeja ¿O nacerían como larvas? Giro el rostro hacia un costado, concentrándose en el zumbido de la cueva para no pensar en lo que se supone iba a salir de su ano, moviendo una de sus manos hacia su estómago para intentar hacer un esfuerzo de "empujar" buscando la manera en que bajaran más rápido y poder terminar con esa clase de sufrimiento.
Su cuerpo se tensó momentáneamente al sentir a una de las abejas acariciarlo allá abajo, tenía días estando tan lleno que no era capaz de ver más allá, pero gimió de manera patética y dolorosa, consciente de que no era la primera vez en días que se encontraba excitado al moverse esas cosas en su interior, pero el estómago le estorbaba tanto que ni siquiera era capaz de pensar en darse alguna clase de alivio con sus manos, lo único que había hecho esos días era cerrar los ojos y esperar a que terminara esa pesadilla cuanto antes.
Tomo aire de nuevo, llenando sus pulmones lo más posible antes de sentir las lágrimas acumularse en sus ojos, sentía que llevaba demasiado tiempo haciendo eso y nada había salido, las abejas continuaban volando a su alrededor y la insistente entre sus piernas se había movido en cuanto no vio ninguna clase de cambio, estaba desesperado porque esas cosas que se movían debajo de su piel salieran, que clavo los codos contra el suelo, buscando cambiar de posición. Una vez estuvo medio levantado se siguió intentando levantarse ignorando el movimiento frenético de las abejas, probablemente estaban asustadas por su reciente movimiento, sobre todo si sentían que estaba por tener a las crías, pero las ignoro olimpiacamente para apoyarse una de sus manos contra la pared primero, antes de poner la otra y finalmente apoyarse contra la pared, buscando acomodarse en lo más cercano posible a una posición de cuclillas.
La nueva posición le hizo suspirar de cierto alivio cuando la gravedad resulto ser de cierta ayuda, movió sus piernas su poco, sintiéndolas entumidas después de tanto tiempo de no usarlas, pero solo "reboto" un poco antes de sentir como se abría lentamente, su ano extendiéndose con cierto que le quito el aliento para dejar salir la primera larva que fue recibida de inmediato por una de las abejas, preparadas para ponerlas en el lugar donde deberían de estar apenas y nacieran.
Su mente, sin embargo, se mantuvo tranquilamente en blanco después del primer nacimiento, la satisfacción había llegado como un orgasmo en seco justo cuando la larva se retorció en el lugar donde debía de estar su próstata. En otras circunstancias probablemente hubiera sentido asco y usar un cuchillo para abrirse el estómago y sacar esas cosas hubiera sido mejor idea, pero no tuvo mucho tiempo para desviarse cuando su cuerpo volvió a tensarse, acomodando su frente contra la pared de piedra mientras su cuerpo volvía a abrirse para dejar salir a esas cosas que aún no era capaz ni estaba seguro de querer ver.
Su boca se abrió inconscientemente a la par que sus piernas temblaron, un segundo orgasmo seco llego mientras seguía alumbrando, con el único canal para dar a luz ocupado por todas las crías, lo único que podía sentir era como su próstata reaccionaba ante el movimiento directo y constante de esas cosas. Era vergonzoso, pero satisfactorio en una parte profunda y animal de su cerebro.
┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈
Acaricio su pene lentamente, su mente estaba perdida en el placer por haber sido constantemente estimulado desde adentro, su estómago finalmente había descendido lo suficiente como para ser capaz de acariciarse, dándose finalmente placer de la manera en que realmente quería obtenerlo, todo ese tiempo que estuvo teniendo larva, tras larva, solo podía pensar en alcanzar su pene y sentir que realmente tenía un orgasmo, liberar su semen y manchar la pared para caer en cuenta que sí, tuvo la liberación que quería y no solo la estimulación que le hacía temblar pero mantenerse duro, ni siquiera estaba seguro de que algo así fuera posible.
Dejo salir un suspiro cuando sintió su ano ser estirado repentinamente, su mirada viajo hacia abajo con el miedo de encontrarse con una larva que se hubiera quedado atorada en su interior, pero lo único que alcanzo a ver fue a una de las abejas pegada a su cuerpo, siendo su apéndice lo que había abierto su ano de nuevo mientras se movía de manera frenética. La penetración realmente no fue de su gusto, pero su mano inconscientemente busco seguir el movimiento frenético mientras de su boca salían gemidos que jamás daría por reconocidos, antes de tensarse y permitir que su mente se quedara en blanco por más de un minuto, sus piernas, que de alguna manera lo habían sostenido hasta ese momento, finalmente cedieron de manera que quedo de rodillas contra el suelo, la mirada hacia la pared y dándole la espalda a las crías que ya había tenido,
Respiro de manera inconsciente cuando un agradable calor comenzó a llenar su interior, su cuerpo reacciono positivamente ante la estimulación de lo que parecían ser huevos pasando desde el apéndice hasta el lugar donde anteriormente habían estado las otras larvas.
Cerro los ojos, con una calma que no debería de tener, ignorando que el segundo zumbido se acercaba.
Al menos la jalea era deliciosa.
┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈
Se inclino respetuosamente ante Poseidón, dos semanas después de su ida a la isla finalmente había podido regresar, trayendo consigo el frasco lleno de miel que su dios había estado esperando.
—Bien hecho, Eo de Scylla, en dado caso de que funcione mandare a alguien más a recolectar la miel —su mirada se perdió en el llamativo color de la miel, no se veía como la que los mortales consumían normalmente, estaba seguro que era este alimento el que le habían servido hace varios años en el inframundo—, has hecho bien tu trabajo, puedes retirarte a descansar.
—Gracias, mi señor Poseidón.
Se levanto de su lugar para salir del templo principal y dirigirse al soporte que debía custodiar, sin prisa alguna y simulando que lo único que deseaba hacer era llegar a su cuarto a descansar.
—Aaa~... Estúpidas abejas.
Se quejo entre dientes antes de apoyarse contra la puerta, llevando su diestra hacia su estómago para acariciarlo por encima, no estaba abultado como las ocasiones anteriores, pero estaba lo suficientemente duro como para asegurar que había regresado con una pequeña carga de huevos en su interior, su escape de ese lugar había sido medio exitoso, pero realmente no quería tener a esas cosas en su pilar, mucho menos en las profundidades del mar.
Respiro profundo, mirando el techo de su habitación y extrañando vagamente la luz artificial que sus ojos habían observado durante varios días.
¿Qué tan fácil seria ir y venir de nuevo de la isla?
Tal vez debía traer más de esa miel para su señor Poseidón, aprovechando la vuelta que iba a dar, después de todo, si al final la rechazaba bien se la podría comer él.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top