Capitulo 6

Agonizaba. El cuerpo de mi hija agonizaba. La Niña estaba mirando frente a frente mia en mis brazos y yo no tenía forma de poder salvarla ni ayudarla.

¿Cómo paso esto?. Te preguntas.

Después de haber llegado al reino de los dioses, Ma'habre, todo era demasiado oscuro. La pequeña llevaba mi mochila con todas mis cosas y la comida que habíamos encontrado en el camino en la mazmorra.

Habíamos llegado dónde se supone que deberíamos pasar pero el guardian de la puerta no dejaba pasar y decía que debía buscar el Alma Iluminado, el alma de los Torturados y el alma del conocimiento.

Y al querer preguntar dónde conseguir aquello simplemente repetía lo mismo mostrando ya lo viejo que se encontraba. Fui hacia a la izquierda encontrandome con una caseta y al frente un monstruo terrible se encontraba llevándose a una insconciente mujer consigo.

Combatimos, Misma se encargo de aquella cosa deborando su cuerpo y destruyendolo. Aquella chica la salve.

- Gracias... Mi nombre es Jeanne... -

Lleve su cuerpo conmigo hacia la caseta, la pequeña parecía interesada sobre la mujer. Senté a Jeanne en una silla, parecía herida y la mitad de su armadura estaba destruida, puse una mueca triste por esto. Ser débil era algo que no deseo compartir con algo, si eres débil no puedes proteger a quienes quieres, si eres débil tienes que ver morir a las personas que amas.

Sin embargo alguien débil puede llegar a matar a un león, en ese caso, yo por ejemplo. Logré proteger a mamá cuando era un niño y estoy orgulloso de ellos.

Jeanne se cubrió el cuerpo, cierto, había olvidado que ella estaba semi desnuda. Su rostro se torno levemente rojo por esto, al parecer avergonzada por estar frente a frente a un hombre.

- Lamento estar en estas formas delante de ti, mi héroe. -el rosado de su rostro aumento levemente. - Si no es mucha molestia, podría explicarme que le sucedió a su cuerpo.

- .... Perdí mi brazo defendiendo a mi pequeña hija -dije acariciando la cabeza de la pequeña quien sonrió ante esto. Yo también sonreí por inercia. - Sin embargo, me encontré con alguien quien me prometió poder a cambio de algo.

No dije más. Mi mirada fría basto suficiente para darle a entender que no quería decirle lo que era el resto. Dije una verdad a medias, puede que cuando yo muera mi cuerpo sea consumido por Miasma y ella me controle, sin embargo no dejare que eso pase. Tengo una misión.

Mi ojo vió a la Niña irse de la habitación, estaba directamente en las afueras. Ella estaba bien, solo espero que no se valla tan lejos. Sin embargo Jeanne no paraba de mirarme, lo cual me incómodo un poco, debido a que esa misma mirada era igual a la que D'arce me daba.

- Tienes, ¿tienes pareja, mi héroe?. -me pregunto, dejandome ver su cuerpo, y uno de sus pechos y procedió a tocar el peto de mi armadura.

- Si ... que es lo que vas a ... -mis labios fueron callados, ella me dió un beso y me tiró al suelo, Miasma cayó a otra parte, pude sentir su molestia y su ojo fulminarme con la mirada. - Que ... Que haces.

- Quiero darte una recompensa. -ella comenzó a quitarse su armadura, las piezas que le quedaban, y vi su cuerpo ya desnudo. Dios. Era incluso más voluptuosa que D'arce, sus pechos chocaron contra mi rostro teniendolos cerca de mi boca, casi saboreando sus pezones. - Me enamore de ti, perdóname, esto es algo que yo no puedo controlar.

Me explico, quitando poco a poco mi armadura dejándome desnudo y viendo como mi nuevo brazo estaba arraigado en mi cuerpo.

- Quiero que me perdones -a pesar de tener una sonrisa en su rostro, sus ojos empezaron a llorar y caer lágrimas. - Yo no escogí esto, yo no escogí tener esta maldición. Mi héroe. Cada vez que me encuentro un hombre tengo deseos de tener sexo con él sin importar que. De verdad. -su cuerpo empezó a temblar mientras sus lágrimas caían en mi rostro.

Su cintura comenzó a moverse una vez que ella se inserto mi pene dentro de su coño, repetía una y otra vez que la perdonase. Yo simplemente tenía mis manos en sus muslos y la acariciaba lentamente mientras se subía y bajaba dejándome escuchar un plap repetidas veces.

Me senté y la agarre de la cintura y bese sus labios de manera suave y delicada. Ella correspondio, y me abrazo.

Puede que ella utilice eso como una excusa. Sin embargo lo que decía era sincero, ella sufría, y mucho.

- Me enamore de ti. Odio esto. Odio enamorarme por culpa de una maldición y no por mi, de manera genuina. -nos detuvimos cuando agarre sus hombros- Por favor, ayúdame.

Acaricie su rostro y le di un beso suave. Ella me miro a los ojos fijamente y limpie sus mejillas con mis dedos.

- No llores más, Jeanne. -exclame, teniendo su barbilla en mi mano, sintiendo su calor con el mío. - No tienes que sufrir más, déjame cargar con tu dolor, y así no tendrás que llorar más.

Ella comenzó a llorar más fuerte y nuestros cuerpos se fusionaron. Pasaron casi treinta minutos en el cual ambos entregamos nuestros cuerpos el uno con el otro, nuestras carnes, nuestro sentimiento, nuestras intimidades. Todo de nosotros juntos en un acto de pasión y amor.

Ella estaba dormida en mi cuerpo, abrazándome, y mi mano en su cuerpo acariciando su cintura. Mi semilla dentro de su cuerpo, probablemente ya preñada por mí.

La Niña estaba al frente de nosotros, ella tenía un rostro sonrojado y avergonzado, y yo quería que la tierra me tragase.

Habían pasado unos minutos cuando ella se despertó, nos dimos un beso y le di una muda de armadura para que ella pueda cuidarse. Comencé a llevarla conmigo hacia el lugar donde se supone que se debe de encontrar el principe y el caballero Seymour.

Después de dejarla con aquellos dos, volvimos a Ma'habre, donde llegamos a un pilar enorme y al descansar en la cama en ese lugar habíamos llegado a Rondon. En ese momento mi mente estaba destruida, en el sentido de que no sabía si esto era un sueño o si era verdad.

La niña estaba a mi lado, lo cual me aseguraba de que esto si ocurría en serio. Y ahí, crucificado pero vivo, se encontraba Enki quien deliraba sobre la diosa Sylvian, y tal vez no lo hacia debido a que leves destellos de un ser con piel amarillenta comenzaba a reflejarse frente mío.

Después, Enki desapareció, con sus brujos.

Caminamos. Habían carteles de niños desaparecidos por toda la ciudad. Jamás se pudo dar con el culpable, lastimosamente las familias destrozadas por las desapariciones de sus hijos o terminaban yéndose del reino o se suicidaban.

Nos encontramos en un antro a Cahara con .... ¿Selene?, quien era ella, poco a poco los recuerdos se iban de mi cuerpo y me estaba doliendo demasiado. Ya no recordaba ni quién soy solamente mi misión. Y mi pequeña.

Miasma, siento que poco a poco va comiendo y masticando mis sesos, consumiendo mis recuerdos y poseyendo mi cuerpo. Puede que un momento determinado ya no pueda ser yo, y me convierta en un monstruo sediento de sangre.

Salimos del antro, no había más cosas que hacer en Rondon.

Nos fuimos de la capital y fuimos a las afueras, encontrandonos a un ejército muerto de soldados Rondonianos y a sucios bandidos de Oldergård, muertos y esparcidos por todo el campo de batalla.

Uno de ellos estaba todavía moribundo y un superviviente a su lado, hablando y charlando. Hasta que el moribundo dió su último exhaló de vida. Y el otro se fue corriendo buscando a alguien.

Los seguimos y llegamos a una cabaña, él salió de ella con un rostro de horror y se sento en el suelo murmurando cosas incoherentes.

Entramos en la cabaña, y había una vieja con una máquina de coser. Sin embargo Miasma temblaba frente de ella, gritándome en mis adentros que debore su alma, por inercia fui hacia a ella y correspondiendo a mi aura amenazante la vieja reveló su forma verdadera.

En resumen de la batalla: Destruida.

Después una cinemática sucedió delante de nosotros de Le'garde conversando con mi amada D'arce, y no niego que me entro los celos por eso al verlos juntos. Sin embargo ese tipo me cae mal, menos más que se murió.

Si digo eso frente a D'arce creo que un golpe me lo llevo y bien garantizado.

Nilvan apareció frente de mi, parecía reconocer a la pequeña y diré algo. La condenada si que está buena. Puede y puede que me la folle. Todo eso lo pense mientras intentaba controlar mi cuerpo para que Miasma y me haga saltar para devorarla.

Me entregó su alma de Iluminado y me hizo prometer que envié a la pequeña a las profundidades del abismo y que se revele al mundo la verdad. Yo acepte pero con dudas.

Ese fue mi mayor error.

Este viajecito que tuve en Ma'habre fue de mi más morbido de todo, no fue tan malo como el de las Mazmorras del Miedo y Hambre pero si que fue algo que contar para pesadillas ha niños que se portan mal.

El Abandonado, aquel dios humano que dejó atrás su cuerpo y piel para dar paso a una nueva forma de conseguir la ascensión. El francés, aquel conquistador arrogante quien con firmeza y terquedad se interpuso ante los demás dioses y se corono como uno propio y por último a Volteil, el sabio. Ese sujeto estaba en sus últimas, parecía loco, y acabe con su vida.

Junto con los dioses muertos, destrui los corazones del dios de las profundidades. La pequeña estaba aterrorizada, y siento que es por mi culpa quien ella está de esa manera. No podía soportarlo. Y más de una vez quise irme con ella para formar una familia junto a mi amada.

¿Por qué, porque soy así, que es lo que me obliga a tener que seguir con este horror?. Tal vez Miedo y Hambre me ha consumido y vuelto loco.

En menos de cuánto lo supe llegamos a las profundidades del abismo, el horror que encontré en ese lugar era algo que nadie podria saberlo. Toda la mazmorra pareciera ser simplemente un juego de niños ante este lugar.

He descendido al mismo infierno.

Mi mente se perdió, me destrui completamente y sin embargo llegué hasta el final. Dónde comenzamos esta historia.

La pequeña comenzó a convulsionar, y salió despegada de mis brazos lanzando gritos de horror. Empuñe a Miasma. No quiero matarla.

- Escúchame, pequeña, se que estás ahí -intente llamar y acercarme pero algo me lo impedía, ella lanzo un poderoso ataque me mandó a volar. Me sostuve de la gigante pila de cadáveres. - ¡Resiste mi amor, se que puedes, por favor!

Me levanté, fui hacia ella, sosteniendo me de Miasma y avanzando lo más que podía. Ella gritaba, convulsionaba y su cuerpo transmutaba.

Su segunda forma llegó a ser el de una mujer adulta, su intimidad estaba abierta y sangrando. Cómo si hubiera sido violada.

A pesar de su agresividad y ataques violentos llegué donde ella y la abrace.

- Por favor, mi amor, soy yo, papá. - por unos segundos hubo silencio y un leve silencio, simplemente un ruido de sollozo y dónde iban sus brazos parecía que me iba a abrazar. - Se que te duele, se que sufres, mi amor, volvamos a casa. Seremos una familia.

Sin embargo, mire debajo mío, vomité sangre, ella me atravesó el abdomen dejándome con un hueco enorme. Comencé a caer en el suelo, y antes de tocar el mismo suelo, esa cosa que era mi hija de alguna forma me agarró y me rugió en la cara.

Me golpeó, me rompió los brazos, hizo de todo y logro romperme los huesos, usándome como juguete para ella. Ya estaba roto mentalmente, no quería seguir, pero ella me necesitaba.

- ¡Seas quien seas que haya tomado el control de mi hija, no me conoces, me escuchaste! -rugi con todas mis fuerzas, levantándome a pesar de las heridas. Mi cuerpo temblaba y mi espada igual. - ¡Si no me devuelves a mi hija, prometo deborarte, y sumire este mundo en un caos eterno donde las pesadillas reinen!

- ¡No me iré de aquí sin pelear! ¡No lo repetiré de nuevo! ¡DEVUELVANME A MI HIJA!

Me lance contra la abominación que era mi pequeña. Pelee contra ella hasta romperme los huesos, sufrí al verla llorar y romperse el cuerpo, sufrí al ver que ella sufría. Sufrí al ver que ella tendría que morir para que el mundo próspere.

Me siento débil, no fui lo suficientemente fuerte para proteger a las personas que amo. Y sin embargo parece que todo fue en vano. Que hice mal.

Mi cuerpo no aguantaba más e hice un movimiento arriesgado, entregar mi cuerpo y alma a Miasma en cambio de que la pequeña estuviera a salvo.

Me lance contra aquella cosa hacia el abismo y mientras caíamos, mi cuerpo comenzaba quemarse en fuego oscuro. Tome a Miasma por la empuñadura de su espada y comencé a caer más rápido para acabar con la vida de mi niña.

Llore una última vez por ella cuando mi espada atravesó su corazón y una explosión nos envolvió.

En un basto rio de oscuridad ahí se halla mi cuerpo. Moribundo. Arrastrándome.

¿Enserio creíste que podrías cambiar el destino de la Niña?

Cállate...

Su destino estaba marcado mucho antes que tú supieras andar.

Que te calles...

Ella te odia. Has dejado que sufra. Pudiste haberla salvado, largandote de este sitio. Para siempre.

Que te calles. Cállate.

No eres nadie. Solo eres un patético niño que juega a ser héroe. No eres un Héroe. Y esa niña lo sabe bien.

¡No pronuncies su nombre!

Duerme un poco. Y deja que este mundo sea apifice de mi nuevo nacimiento. Con el cuerpo de la niña. Todos me conocerán.

No no no. He hecho muchas cosas malas. No permitiré que hagas lo que te plazca con ella. Ella es inocente ¡Suéltala!.

¡¡Ella es mi hija, no dejare que por mi culpa siga sufriendo!!

¡Incluso si eso significa tener que morir en el intento, yo la salvaré! ¡¡Ella es mía!!

¡¡Asi que suéltala, JURO QUE TE DEBORARE A TI Y A TODOS LOS DIOSES!!

¡¡NO DESCANSARE HASTA VERLOS MORIR A TODOS!!

¡¡AHHHHHHHHHHHH!!


Esta historia continuará.

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