Capítulo 32
Un bip constante y molesto sonaba en la lejanía, un olor a cloro, alcohol y desinfectante inundaba mis fosas nasales y la cama donde me encontraba era muy incómoda y con el mínimo movimiento sonaba como si estaba envuelta en plástico. La voz de Theodore y Darcy se escuchaba de fondo, hablaban en susurros y mantuve mis ojos cerrados para seguir escuchando la plática que mantenían.
- En serio Theo, yo si te creo y sé que Ann también lo hará - no pude evitar pensar en lo traicionera que era mi amiga.
- Gracias Darcy, amo a Annabelle y no la dañaría por nada ni nadie - aseguró él y aunque estaba molesta me sentí feliz al escucharlo.
- Sin embargo...lo de esa carta sí tienes que decírselo, es algo muy delicado y tiene que saberlo - en ese momento recordé la carta y después verme con mis piernas bañadas en sangre y desvanecerme en los brazos de Theo, me preocupé, pero necesitaba saber la respuesta de él.
- Sé que tengo que decírselo, pero antes quiero que se recupere - no me agradó su respuesta así que abrí mis ojos poco a poco y me removí descubriendo que en efecto, me encontraba en un hospital -. Hola hermosa ¿Cómo te sientes? - la sonrisa de alivio en el rostro de él me hizo pensar que no fue algo pasajero lo que me sucedió.
- Adolorida... ¿Qué me pasó?
- Iré por la doctora Gonzales - avisó mi amiga y asentí.
- Me has dado el mayor susto de mi vida, Bel - susurró Theo y besó mi frente -. La doctora te explicará porque yo no entendí nada, me enfoqué sólo en ti - aunque no lo demostré me tensé por lo que dijo ya que la doctora Gonzales bien pudo haber mencionado algo sobre mi problema y no quería ni imaginar la reacción de él.
- ¡Hola Annabelle! - saludó la aludida entrando a la habitación con su característica bata blanca - ¿Cómo te sientes?
- Con un poco de dolor en mi vientre - me quejé.
- Eso es normal, te practicamos un legrado - me asusté al imaginar lo peor y ella lo notó - presentaste un cuadro de hemorragia severa y tuvimos que ver lo que sucedía ya que también hubo desprendimiento de tejido, pero ya todo está controlado - me calmé al escuchar sus palabras - por el momento suspenderemos el tratamiento al que te has estado sometiendo.
- ¿Qué tratamiento? - la pregunta de Theo hizo que palideciera, la doctora se dio cuenta y comprendió que mi hombre no sabía nada.
- Un método anticonceptivo - respondió y le agradecí con la mirada.
- ¿Cuándo podré llevarla a casa? Y sobre todo ¿A qué se debió lo que le sucedió? - como todo hombre preocupado siguió con su interrogatorio.
- Hoy por la tarde puede llevársela y tendrá que permanecer en reposo una semana y con respecto a la razón: a veces son procesos naturales que el cuerpo hace, no tienen siempre un por qué. Hasta para nosotros hay cosas inexplicables - informó viéndome a mí.
- ¿No es muy poco tiempo de reposo? - ya decía que Theo no podía mantenerse al margen de las cosas ni un minuto.
- No lo es, en realidad no fue grave lo que ha sufrido y pronto se sentirá como nueva. Annabelle te espero en mi consultorio la semana que entra - respondió ella con una sonrisa, se despidió tras eso y se marchó para atender a otros pacientes.
Desde la puerta Darcy nos observó y en su mirada vi que al igual que yo, ella también se preocupó por la visita de la doctora y las preguntas de Theo. El momento de hablar con él acerca de mi problema cada vez lo veía más cercano y no tenía idea de dónde sacaría el valor para confesarle todo, mas era algo que debía hacer porque él no se merecía que le ocultara algo tan importante.
- Bel, sé que aún hay mucho por aclarar entre nosotros, pero necesito que me perdones y vuelvas a casa conmigo - pidió Theo acercándose a mí. Darcy desapareció de inmediato y se lo agradecí.
- Me duele que me hayas ocultado lo que sucedía - dije sintiéndome hipócrita, sabiendo que le ocultaba algo grave.
- Lo hice para que no te preocuparas - se excusó -. El detective Quien ya se encargó de llevar la grabación a las autoridades y han abierto una investigación en contra de Rachel - explicó -. Siento mucho lo que tuve que hacer para conseguirlo, pero créeme que fue más difícil para mí sentir otros labios que no fueran los tuyos - esa información solo hizo que mi molestia por enterarme de eso regresara y las ganas de tener a Rachel frente a mí y arrancarle los pelos de la cabeza me sobraban -. Sin embargo, decidí decírtelo porque me dolió que pensaras que había algo o alguien más importante que tú cuando en realidad mi vida gira alrededor de ti, mi bella Bel - susurró acunando mis rostro entre sus manos y se sentó en la orilla de la camilla -. Todo lo hice para llegar al fondo de este asunto y así saber protegerte. Tú eres la única mujer a la que amo y jamás nadie cambiará eso, nadie se comparará nunca a ti, nena - una lágrima resbaló por mi mejilla ante tan hermosas palabras y él se apresuró a besarla antes de que cayera -. No quiero que dudes de mi amor nunca en la vida, por favor - suplicó y asentí.
En mi interior rogaba para no equivocarme, para que aquellas palabras tan bellas y sinceras salidas de su boca, no se convirtieran en cuchilladas después.
- Te amo - dije y como respuesta recibí un beso lleno de amor y agradecimiento de su parte. Un beso que se sentía como una suave caricia en mis labios.
Un beso que me llegó hasta el alma y el corazón.
____****____
Una semana había pasado desde mi incidente y como la doctora Gonzales lo había dicho: me sentía como si nada hubiese pasado. Regresé al pent house de Theo y él se encargó de llenarme de mimos y atención a pesar de que yo insistía en que no era necesaria tanto de su parte.
Como la doctora pidió, fui a su consultorio para que me revisara y después de comprobar que todo estaba bien, me informó que debíamos suspender el tratamiento por un tiempo y reanudarlo dentro de tres meses - la razón era para darle descanso a mi organismo - y me sentí triste al saber que todo seguía igual. Ya estaba perdiendo las esperanzas de que un milagro sucediera y mis ovarios funcionarán algún día de la manera correcta para concebir una vida.
Regresé a mi trabajo en contra de todo lo que Theo hizo para que no lo hiciera y me encargué de los contratos pendientes con mi empresa. Al llegar al Spa, Sara me recibió con la noticia de que estaba embarazada y eso a pesar de que me hizo feliz por ella, también fue como una estocada en mi corazón con el recuerdo de que quizás yo nunca tendría esa dicha. A pesar de lo mucho que cuidaba mi cuerpo y vivía haciendo ejercicios para mantener una figura decente, no podía evitar y añorar una panza abultada creciendo cada vez más, albergando en ella una vida, una pequeña persona que se pareciera a su padre - a ese hombre que tanto amaba con locura -. Pero la vida siempre fue cruel conmigo, me devolvió un amor que creí que jamás volvería a sentir y me quitó la oportunidad de ser madre y experimentar el único amor que en verdad era puro e incondicional.
Regresé a casa dispuesta a tomar una larga ducha, pero antes le había enviado un mensaje de texto a Theo avisándole que la doctora nos había dado luz verde para recuperar los días perdidos - esos tortuosos días en los que no me había puesto ni un solo dedo encima -, su respuesta fue inmediata y después de que me dijera que no podía regresar temprano a casa por una junta que tenía, lo provoqué diciéndole que a falta de él mis dedos harían un buen trabajo.
Theo: - No se te ocurra ponerte un dedo encima hasta que yo llegue.
Fue su respuesta y me reí frente a la pantalla de mi móvil como una tonta quinceañera.
-: ¡Oh! Lo siento, mis dedos han comenzado a descender por mi vientre.
Respondí jugando con él, su respuesta no llegó así que imaginé que la junta había dado inicio y decidí tomar esa ducha que tanto deseaba. Cuando el agua estuvo en su punto me metí bajo esa lluvia artificial y disfruté de cómo el agua me relajaba, enjaboné mi cuerpo y lavé mi cabello dando masajes en mi cabeza y me relajé tanto que no sentí cuando un cuerpo duro, firme y desnudo por completo se presionó contra mi espalda haciéndome chillar del susto. Sin embargo, me relajé cuando esa erótica voz susurró en mi oído.
- No te imaginas cómo me pones sólo con verte lavar tu hermoso cuerpo - reí por su declaración y me di la vuelta para quedar frente a él.
- Creí que tenías una junta muy importante - murmuré con sorna y una sonrisa provocadora.
- Y la tenía, pero no hay nada más importante para mí que mi mujer amenazándome con tocarse sola - me estremecí por sus palabras y no solo por su tono de voz sino también por referirse a mi como su mujer y escucharlo me gustó mucho -. No sabes lo difícil que fue ocultar mi erección después de leer tu mensaje - quise reírme por eso, pero no me dio oportunidad.
Sus labios se apoderaron de los míos en un beso lleno de necesidad y posesividad que me estaba dejando sin aire y por increíble que pareciera, estaba logrando que me mojara y no precisamente por el agua que caía sobre nosotros sino por la intensidad con la que devoraba mi boca y hacía que todas esas sensaciones fueran a dar directo a mi entrepierna. Gemí cuando tomo mi trasero y me alzó haciendo que mis piernas se enrollaran en su cintura, estaba siendo duro y sabía que no estaba para juegos previos después de tantos días sin tocarnos y en parte lo agradecí. Una semana había sido un castigo casi eterno para los dos. Jadeé fuerte cuando me empotró en la pared de loza del baño, sus besos bajaron a mi cuello y sin aviso me penetró de una sola estocada, di gracias al estar tan húmeda porque de lo contrario eso me hubiese dolido hasta el alma.
- Me encanta que siempre estés tan preparada para mí - susurró con la voz entrecortada mientras me embestía con fuerza.
No pude responder ya que de mi boca sólo salían jadeos y gemidos que de vez en cuando él acallaba con sus besos, hice más fuerte el agarre de mis piernas en su cintura mientras que mis brazos se aferraban a sus hombros. Theo se hizo de mis pechos y comenzó a besarlos y chuparlos con pasión y devoción mientras la humedad aumentaba en mi vagina y hacía que sus penetraciones fuesen más fáciles, como si fuera poco lo que ya estaba haciendo, llevó una de sus manos a mi trasero y comenzó a acariciar mi culo con uno de sus dedos logrando que mi libido aumentara como si más, fuera posible.
- Pronto también este culito será mío y probará mi polla - su forma de hablarme era perversa y eso lograba que mi excitación creciera más -. Serás completamente mía, de todas las formas y por todos los lugares. Cada hueco, cada rincón de tu cuerpo me pertenece a mí y sólo a mí - con cada palabra sus penetraciones eran más fuertes y por ese motivo no quería que dejara de susurrar esas cosas en mi oído -. Y así como tú eres mía - otra estocada que sentí que me llegó hasta el alma y ese cosquilleo en mi vientre comenzó a bajar cada vez más, sus caricias en mi ano no cesaban y estaba a punto de llegar a mi límite - yo soy solo tuyo - y eso era todo lo que bastaba, todo lo que esperaba.
- ¡Oh, Theo! - grité cuando el orgasmo me atrapó y arrasó con cada célula de mi cuerpo, me aferré más al cuerpo de mi amado sintiendo aún los espasmos de tan glorioso éxtasis.
- Te amo Annabelle - dijo y sentí que cada gota de su semen comenzaba a derramarse en mi interior y su agarre en mi cintura se hacía más fuerte.
Nuestras respiraciones eran aceleradas y solo pude meter mi cabeza entre el hueco de su cuello y hombro; minutos después salió de mi interior y me puso sobre el suelo, sin decir más comenzó a lavar mi cuerpo con delicadeza y amor. Más que lavarlo sentía que lo estaba alabando y grabando cada línea y cada curva de mi cuerpo en su mente.
Después de hacer el amor en el baño continuamos en la cama y recuperamos todos esos días que estuvimos en abstinencia forzada, nos disfrutamos mutuamente y aprovechamos de cada segundo juntos. No salimos ni para beber agua y ni falta hacía, mi hambre y mi sed quedaba saciada cada vez que probaba cada parte del cuerpo del hombre que tanto amaba y deseaba con locura.
(****)
Cada paso que daba estaba siempre cuidado por Josh, quien en los últimos días y por órdenes de Theo no me dejaba sola ni para ir al baño y eso era muy vergonzoso, pero ya me había dado por vencida en contradecir las órdenes de mi ogro. Me encontraba absorta en el trabajo que tenía pendiente en mi oficina de Be&Le cuando Nina - mi asistente - entró con el rostro pálido y muy preocupada.
- ¿Qué sucede? - pregunté con preocupación.
- El señor Bennett está en la oficina del señor Lee y creo que no están platicando ya que sus gritos se escuchan hasta afuera del despacho - me asusté hasta la mierda por lo que dijo y salí corriendo hasta el despacho de Theo.
No entendía qué hacía mi padre ahí y sobre todo qué hacía con Theo; cuando llegué cerca del despacho pude escuchar algunos gritos, pero no entendí nada y sin pensarlo antes me adentré sin tocar la puerta. Los dos se sorprendieron cuando me vieron llegar y se callaron de inmediato.
- ¿Qué está pasando entre ustedes? - cuestioné, ninguno respondió - Respondan de una vez porque ambos me conocen y saben que no tengo mucha paciencia - advertí con voz dura.
- Nada importante, cariño. Es solo que no nos ponemos de acuerdo en un contrato - mi padre mentía tan mal que no pude evitar poner los ojos en blancos.
- Hermosa, no te preocupes. No es nada importante - Theo lo hacía peor.
- Los dos parecen unos chiquillos mentirosos que no saben ni cómo ocultar las travesuras - dije ganándome una mirada reprobatoria por parte de ambos -. Sus gritos se escuchan hasta en mi despacho y dicen que no es importante - mentí, pero necesitaba obtener respuestas.
- Quiero a Theodore lejos de ti - soltó mi padre de pronto haciendo que diera un respingo.
- Y yo le he dicho que no pienso alejarme - alegó Theo mientras se miraban como dos enemigos y eso me partió el alma. Los dos hombres que más amaba no podían llevarse bien.
- Que Theo se aleje de mí será mi decisión papá - aclaré con dolor -. Ya hemos hablado antes de esto y en serio no soy una chiquilla a la que necesitas cuidar, tomo mis propias decisiones y una de ellas es estar con el hombre que amo ¿Tanto te cuesta aceptarlo? - mi padre me miró con frustración tras oír mi respuesta.
- Richard, yo amo a tu hija y no puedo solo alejarme de ella porque tú así lo quieras - señaló Theo esa vez más tranquilo, se acercó a mí y me tomó de la cintura para apegarme a él -. Estoy dispuesto a todo por ella y la cuido más que a mi vida.
- No dudo que la ames, me lo demuestras - aceptó mi padre -, pero comprende mis motivos Theo - pidió y lo miré sin entender -. Me he enterado de lo de Rachel y temo por tu vida cariño - me aparté con delicadeza de Theo y me acerqué a mi padre comprendiendo su preocupación y lo abracé.
- Ella no me hará daño - aseguré -. Además, Theo ha puesto un guardaespaldas que vive pegado a mi como una garrapata, verdad Josh - traté de sonar divertida y miré al chico que estaba bajo el marco de la puerta cuidando de mí y ni idea tenía de en qué momento llegó.
- Si a Annabelle llega a sucederle algo te juro que no descansaré hasta que tú pagues - amenazó mi padre y me puso muy nerviosa su tono de voz -. No puedo hacer nada contra tu amor por él y tu terquedad cariño, pero si te pasa algo te juro que...
- Nada le pasará, Richard - lo cortó Theo.
- Por tu bien, eso espero - advirtió. Me dio un rápido beso en la frente y salió del despacho sin despedirse.
Me sentí muy mal y agobiada por la preocupación de mi padre, llamé a mi madre para comunicarle lo que había sucedido y aunque ella se preocupó, me prometió que hablará con él para intentar tranquilizarlo y que no se sintiera temeroso por mí. Abracé a Theo sintiéndome triste por lo que tenía que pasar por culpa de su pasado y me aferré a él transmitiéndole mi amor incondicional y prometiéndole con ese abrazo que no me alejaría de él; estaría a su lado y no me importaban las circunstancias porque nuestro amor era más fuerte que todo lo que podía pasar a nuestro alrededor.
Hablamos durante un rato acerca de lo que sucedió y me comentó que mi padre se enteró de Rachel por medio de Simon - su padre -, quien estaba al tanto de todo y ayudando en las investigaciones para dar con los culpables. Rachel tenía una orden de restricción mientras las investigaciones seguían y no podía salir de la ciudad hasta que todo se aclarara y si la encontraban culpable, iba a ir a la cárcel y tendría que divulgar el paradero de Nicholas, quien hasta ese momento era el autor principal de los hechos sucedidos.
Los viernes siempre íbamos al gimnasio con Darcy, así que como estábamos justo en ese día nuestra cita era primordial. Theo al verme con mi ropa deportiva se rehusó a dejarme salir así, aunque después de persuadirlo con sexo rápido, se quedó como un niño feliz en el pent house, no sin antes acusarme de ser una manipuladora a lo que le respondo con un guiño de ojo y un beso en el aire. Tomé mi bolsa deportiva y las llaves de mi auto, conduje hasta el apartamento de Darcy con Josh escoltándonos en una SUV negra. Al llegar mi amiga me saludó con un grito lleno de emoción y antes de colocarse el cinturón puso su mano izquierda frente a mi rostro para que viera el precioso anillo de oro blanco y diamante incrustado que estaba colocado en su dedo anular. La miré con incredulidad mientras ella seguía chillando de la emoción.
- ¿No? - dije llevando mis manos a la boca aun en shock.
- ¡Sí! Annabelle - gritó de nuevo -. Tom me pidió matrimonio anoche mientras me hacía el amor - entonces fui yo quien gritó de la emoción y me abalancé sobre ella en un abrazo que explicaba lo feliz que me sentía por tal noticia.
Los ojos de Darcy brillaban de la emoción, felicidad e ilusión que sentía en esos momentos y estaba demasiado agradecida con Tom por provocar tales sentimientos en ella. Desde que se conocieron aquella noche en el club, mi amiga cambió para bien; él completó su solitaria vida a la perfección y se había dedicado a llenarla de amor y hacerla feliz. Por eso siempre iba a estar agradecida con Tom Davis, ya que le daba esa chispa de luz a la vida de mi loca amiga.
Pasamos dos horas y medias metidas en el gimnasio y tenía que admitir con pena que de todo ese tiempo, quizás media hora fue de nuestra rutina y lo demás la pasamos hablando de todos los planes que mi amiga tenía para su boda que muy a pesar de Tom, se realizaría dentro año. Para mi eso mucho tiempo, pero según Darcy era el tiempo indicado para preparar y realizar la boda de sus sueños.
Al terminar nuestro tiempo decidimos ir por algo de tomar para continuar con nuestra charla, pero nos vimos interrumpidas cuando Josh llegó por mi hasta la segunda planta del gimnasio; me informó que Theo había pedido que me fuera con él para llevarme a un lugar especial, pensé que no era una buena idea al verme toda llena de sudor, sin embargo, Darcy insistió en que complaciera a mi novio y decidí hacerle caso.
- Llévate mi auto - dije a mi amiga y le entregué las llaves.
- Pásatelo bien Ann y disfruta - deseó dándome un beso en mi mejilla y abrazándome con cariño -. Te quiero amiga.
- Y yo a ti más - respondí con una sonrisa.
La vi bajar del área donde nos encontrábamos y después fui por mi bolso, lo había dejado cerca de la maquina elíptica que estaba por la enorme pared de vidrio que me permitía ver todo el paisaje de afuera. Al tomarlo me giré para irme con Josh, pero una estruendosa explosión me hizo pegar un chillido; llevé mi mano a mi pecho cuando Josh se acercó a mí con su mano puesta en la espalda, justo donde cargaba su arma y se percató de que me encontrara bien. Volví mi vista hacia la pared de vidrio y desde ahí observé la escena más aterradora de mi vida.
- ¡NOOOO! - grité cuando vi el estacionamiento y mi coche que había recorrido unos cuantos metros, ardiendo en llamas ya totalmente calcinado y unas personas se acercándose a él. Grité de manera desgarradora he intenté correr hacia allí, sin embargo, Josh no me lo permitió. Se comunicó a través de radio con alguien y mi lucha por zafarme de él no me dejó poner atención - ¡SUÉLTAME, JOSH! - exigí desesperada y con las lágrimas ahogándome - ¡MI AMIGA, JOSH! ¡MI AMIGA ESTÁ DENTRO DEL AUTO! - supliqué con dolor deseando que me entendiera, mas no logré nada.
- Lo siento señorita - susurró con pena y me tiré al suelo con él rodeándome la cintura.
Llorando incontrolable, con un dolor en mi pecho, uno que estaba atravesando mi alma mientras imágenes de todos mis momentos al lado de Darcy se reproducían en mi mente. Mi amiga estaba muerta cuando debería haber sido yo en su lugar y de ese golpe no creía poder recuperarme jamás.
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