Capítulo 31




Desperté envuelta entre sábanas blancas y un sol radiante que entraba por el ventanal que suplía a la pared de la recámara, mis brazos dolían — de hecho, todo mi cuerpo lo hacía — y al removerme un poco y abrir mis ojos, noté que unas vendas estaban envueltas en cada una de mis muñecas. Palpé el lado de la cama donde Theo dormía, pero no estaba ahí; supuse que estaba en la cocina o la sala, así que me metí al baño y tomé una ducha.

Al sentir el agua caliente recorrer por todo mi cuerpo también sentí un poco de escozor en mi espalda y recordé el corte que había en ella. Mi mente comenzó a rebobinar hasta la noche anterior y todo lo que viví, la manera en la que Theo me tomó para que grabara en mi mente y mi cuerpo cada una de sus caricias fue estupenda y solo el hecho de recordarlo hizo que un cosquilleo llegara a mi entrepierna.

Después de haber salido de la ducha y vestirme solo con una playera de mi chico, me fui de la recámara y lo vi de pie frente al ventanal de la sala con su torso desnudo y un pantalón de chándal como pijama. La luz del exterior hizo un efecto maravilloso en su cuerpo, con su cabello desordenado y su vista fija en el paisaje de afuera lucía igual que un hermoso modelo de revista. Mordí mi labio inferior al admirarlo y sentir de nuevo esas ganas de él, de que me tomara y tomarlo, fundirnos en uno solo — nunca me cansaría de él — y de cierta manera me asustó un poco sentirme así.

— ¿Cómo te sientes? — preguntó sacándome de mis pensamientos.

— Adolorida, pero con ganas de más — solté y lo vi sonreír de lado.

— Ven acá, necesitamos hablar — pidió, me tendió su mano para que la tomara y lo hice encantada.

— ¿Es sobre lo de la fiesta? — cuestioné y asintió con gesto serio — ¿Estás enojado?

— Anoche lo estaba — confesó y nos sentamos en el sofá —, pero no contigo sino conmigo. Cometí un grave error Annabelle — lo miré sin entender de lo que hablaba —. Esta mañana recibí la llamada del detective que contraté desde lo sucedido en Londres y París — su semblante era de preocupación y eso me asustó — y lo de anoche confirmó las sospechas que tenía.

— ¿Que sospechas? — quise saber con desesperación al ver que no continuaba hablando.

— Nicholas — el nombre me sonó, pero no recordé de donde —. Fuimos compañeros en la universidad y después de morir Marian y culparme por eso, juró vengarse — en ese momento llegó a mi cabeza la historia que Rachel nos contó el día que la conocimos —. Está sucediendo de nuevo Annabelle — eso me desconcertó un poco y sobre todo cuando lo vi llevar sus manos a su cabeza en señal de impotencia —. Le han seguido la pista y comprobaron que el tipo disfrazado igual que yo en tu fiesta...era él — mi piel se erizó al escuchar eso último y recordar la forma en que es tipo me besó y después la maldad en su sonrisa cuando dijo que era un fantasma del pasado.

— Dices que está sucediendo de nuevo — repetí y asintió — ¿A qué te refieres con eso?

— Hizo lo mismo con Rebecca, en diferentes circunstancias, pero logrando el mismo el resultado — noté que se tensó al recordarlo y sentí incomodidad por eso — Annabelle, quiero que te vayas a vivir conmigo — ensanché mis ojos ante eso y sabía que no era una petición sino una orden.

— Theo, es muy pronto — alegué un poco alterada.

— Para mí no lo es, te necesito cerca de mí para poder cuidarte — vi cómo trataba de controlarse ante mi negativa — y no acepto un no por repuesta, además ya envié a Adam por tus cosas — en el momento que dijo eso sentí la ira abrazar mi cuerpo entero por su atrevimiento.

— ¡¿Que?! — grité enfurecida — No puedes tomar decisiones por mi Theodore, te recuerdo que soy una mujer independiente y odio que hagan cosas a mis espaldas sin tomarme en cuenta — espeté.

— Sé que eres independiente, pero hice esto porque necesito protegerte Bel — bufó —. Te amo y no quiero que nada malo te pase, te necesito a mi lado — lo último sonó más a súplica y solo en ese momento mi enojo comenzó a disminuir un poco.

Me estaba volviendo muy fácil y débil de carácter.

Cuando nos conocimos supiste que no soy una mujer que sigue órdenes — hablé más tranquila — y odio cuando me quieres imponer tu voluntad, Theo. Tú sabes bien que lo de ser sumisa no se me da.

— ¿Tan malo te parece vivir conmigo? — su voz fue herida y eso me hizo sentir muy mal, cuando intenté responder no me dejó y siguió hablando — Bien, perdón por hacer esto a mi manera; olvida lo que te dije, en este momento llamaré a Adam para que no continúe con lo que le mandé — cogió su móvil y lo vi marcar, se notaba triste y decepcionado.

En el momento que lo vi llamar a su guardaespaldas no pude evitar sentirme como una mierda. Sabía que era muy pronto, pero yo también había deseado amanecer a su lado cada día. Era solo que el hecho de que hubiese decidido por mí me hizo actuar de esa forma tan perra, cuando él lo único que buscaba era protegerme por el amor que me tenía.

Si lo pensaba bien, yo también haría lo mismo por protegerlo. Habría decidido sin siquiera preguntarle si estaba de acuerdo o no y reaccionar como lo hice era egoísta de mi parte.

— ¡Espera! — lo detuve y quité el móvil de su mano — Deja que haga su trabajo — lo vi relajarse, aunque siguió con su semblante serio —. Lo siento mucho, sé que es egoísta que reaccione de esta manera pues yo hiciera lo mismo si estuviese en tu caso — acepté y su humor cambió —; tal vez es precipitado irme a vivir contigo, pero sé que me quieres proteger y no te lo puedo impedir, no sería justo.

— Eres mi todo, hermosa — habló con amor y me tomó de las manos — y tú sabes que desde hace mucho he deseado que vivas conmigo — recordé sus palabras antes de nuestro viaje y confirmé lo que decía —. Estoy consciente de que eres una mujer independiente y sabes cuidarte sola, tomas tus propias decisiones y no te sometes a nadie, pero... también sabes que soy un hombre controlador y posesivo y sobre todo sobreprotector con la mujer que amo — besó mi frente y suspiré ante ese gesto tan tierno y sus palabras —. Ya verás que no te arrepentirás de vivir conmigo — prometió y asentí rogando porque en verdad fuera así y no lo contrario.

____****____

Seis meses después...

En el momento que le informé a mi familia y a Darcy la decisión que había tomado de irme a vivir con Theo, pegaron el grito en el cielo; mi padre alegó mucho y al igual que Darcy, opinaron que era muy pronto. Mi madre y Kelly en cambio me dieron su total apoyo y como mi hermana lo dijo: «con su apoyo o no, yo siempre haría lo que me diera gana y lo que considerara mejor para mí».

Nos les di muchas explicaciones acerca del porqué de mi decisión, no los quería involucrar en mis problemas y no deseaba que juzgaran a Theo por su pasado. Él como me lo prometió aquella vez en el apartamento "del sexo" se encargó de hacerme feliz cada día a su lado.

Su pent house ya tenía mi toque con algunos cambios que había hecho en el a petición de su dueño, quien insistió en que le hiciese lo que yo quisiera para que lo sintiera tan mío como suyo. Fotos de nuestros días juntos adornaban cada rincón de él y la preferida de Theo era aquella fotografía que nos habíamos tomado frente a la torre Eiffel en nuestro viaje a París, ella estaba colocada en una mesita de madera al lado del gran sofá que se encontraba en la sala.

Cada día a su lado era como un sueño ¿Discutíamos? Claro que lo hacíamos a cada momento y por tonterías, pero lo mejor de esas peleas eran sin duda las reconciliaciones — esas intensas horas de sexo eran las mejores — y sus castigos siempre me incitaban a seguirme portando mal.

Rachel aun sabiendo que Theo y yo vivíamos juntos, nunca dejó sus insinuaciones. Ryan cambió un poco conmigo y la verdad me dolió más de lo que imaginé; a pesar de cómo fue nuestro reencuentro, mi resentimiento hacia él había desaparecido y deseaba que pudiésemos ser amigos, pero hombre no se conformaba con eso.

Los seis meses de prueba en Be&Le había acabado y tanto Theo como yo decidimos seguir adelante y fuimos nombrados los nuevos presidentes de dicha empresa familiar. Mi padre fue inmensamente feliz con dicha decisión y Simon lo fue también con la decisión de Theo. Para esa fecha la empresa que nuestras abuelas fundaron, era una de las mejores en California.

Mi empresa por su parte logró hacerse internacional al llegar a territorio europeo y me sentía orgullosa por dicho logro y Theo no se cansaba de halagar todo lo que había obtenido por mérito propio. Él por su parte me sorprendió con la noticia de ser dueño de la naviera más grande del estado y cada día se convertía en uno de los hombres más poderosos, compitiendo con su padre y el mío.

La prensa y medios de comunicación tomaron cierto gusto por nuestras vidas convirtiéndonos en la pareja del momento y colocándonos en el ojo del huracán. Nos reíamos con algunos titulares y otros nos sacaban de nuestras casillas, pero logramos mantenernos al margen de eso y continuar con nuestras vidas.

Sara, mi fiel asistente al fin se había casado y su boda fue sencilla, pero muy cálida, Darcy y Tom seguían viento en popa con su noviazgo y Kelly y Evan al fin formalizaron su relación. En resumen, todo estaba marchando de maravilla, la vida al fin me sonreía y me había entregado al amor como nunca lo hice.

— Hola Emily ¿Cómo estás? — saludé a la secretaria de Theo al llegar cerca de su oficina.

— Bien señorita Bennett — respondió amable — ¿Quiere que la anuncie? — preguntó y negué.

— Deberías de hacerlo porque hoy Theo está de malas — avisó Rachel a quien no le pedí opinión.

— No es necesario — respondí con una sonrisa fingida.

Entré a la oficina y me encontré a un muy enfadado Theo con el móvil pegado a su oreja y gritando órdenes como todo un dictador, relajó un poco su ceño fruncido cuando me vio, pero siguió ordenando y en verdad compadecí a la persona que estaba al otro lado de la línea aguantando sus gritos. Minutos después cortó la llamada y se sentó en la silla de su escritorio, desordenando su cabello y con un semblante serio y preocupado.

— ¿Sucede algo, cariño? — pregunté acercándome a él.

— Nada de lo que debas preocuparte — respondió cambiando su tono de voz, me tomó de la cintura y me hizo sentar en su regazo — ¿Te he dicho lo hermosa que te ves hoy? — susurró dando besos en mi cuello.

— Sí, lo dijiste antes de hacerme el amor al verme vestida así — jadeé y señalé mi ropa — y después al salir de casa — no dejó de besar mi cuello y acariciar mis piernas.

— Tengo ganas de tomarte de nuevo — su voz fue grave y llena de deseo.

— ¿Ah sí? ¿Y dónde? — cuestioné provocándolo.

— Sobre el escritorio — musitó en mi oído y después lamió el lóbulo de este.

— ¿Aquí? — pregunté de nuevo, me puse de pie y me senté sobre el mueble quedando frente a él, noté que sus hermosos ojos verde-amarillos se oscurecieron por el deseo.

—Aquí y ahora — repuso haciendo que pusiera mis piernas a cada lado de su silla y subiendo poco a poco la falda que usaba ese día.

De furioso a excitado había solo un paso y lo descubrí esa mañana, el deseo que sentí por él fue increíble y lo húmeda que logró ponerme con unas cuantas palabras lo era más.

Señor Lee, la persona a la que esperaba ha llegado — se escuchó a través del intercomunicador la voz de Emily.

— ¡Maldición! — bufó Theo con frustración y lo acompañé en su sentir, me bajé del escritorio y acomodé mi ropa.

— En casa será — lo animé, mas no lo logré.

— ¿Comes conmigo hoy? — propuso y negué.

— Quedé de comer con Kelly — le recordé —, pero que te parece si me invitas a cenar y así tal vez nos podemos escarpar a los baños — le incité a la vez que le recordé nuestra noche pasada.

— Me parece perfecto — aceptó más animado y con una hermosa sonrisa. Se puso de pie y me tomó de la cintura presionando mi vientre contra su erección, me besó y sonreí entre ese beso al comprobar que producía la misma reacción que él en mí —. Te amo — susurró después.

— Y yo a ti cariño — respondí y salí de la oficina.

Saludé al hombre que estaba fuera del despacho esperando por Theo y me despedí de Emily, me fui del edificio y me marché a la oficina de mi Spa para ponerme al día sobre todo lo que concernía a mi línea de salones. Después de conversar con Sara un rato me fui hacia el restaurante donde quedé de reunirme con mi hermana. Josh me acompañaba en todo momento, aunque no creía que fuera necesario y justo cuando me dejó en mi destino le pedí que se tomara la tarde libre; no aceptó, pero al hablarle con dureza y optando por tomar la misma actitud de Theo en sus momentos de dictador, obedeció de inmediato.

— En serio señorita Bennett, en momentos así le temo más a usted que al señor Lee — murmuró con un atisbo de humor en su rostro, me reí sin querer por lo que dijo.

— Si sabes lo que te conviene, mejor obedéceme — advertí con una sonrisa y asintió.

Al entrar al restaurante Kelly ya me estaba esperando en una de las mesas privadas, la saludé, tomé asiento y nos dispusimos a ordenar algo para comer. Entre la comida, copas de vino y anécdotas de nuestras vidas, pasamos un momento muy ameno. Kelly me habló de lo muy enamorada que estaba de Evan y esa vez sí le creí, me hizo saber lo feliz que estaba por mí y mi vida al lado de Theo, aunque también se quejó de lo acaparada que él me tenía y el poco tiempo que les dedicaba a ella y a mis padres.

— Dorothea mandó a decir que mañana llegará a tu casa y se cerciorará por su propio ojo que Lucy te esté alimentando bien — sonreí al oír lo que decía de mi nana y le creía, ella no estuvo de acuerdo en dejar a su niña en manos de la cocinera de Theo.

— Sé que lo hará, pero me encantará tenerla en el pent house — avisé con felicidad.

— ¿Por qué no vas a casa de mis padres hoy y aprovechamos a cenar en familia? — propuso, pero negué al recordar mi cena con Theo.

— Esta noche iré a cenar con Theo — dije e hizo un puchero que me pareció muy gracioso en ella.

Salimos hacia el estacionamiento después de pagar la cuenta y le pedí que me llevara hacia el pent house, cuando llegamos la invité a pasar y continuamos toda la tarde juntas; me ayudó a escoger el atuendo para usar esa noche y se ofreció a maquillarme, me negué al recordar lo mala que era en eso. Cuando entró la noche y mi hermana se marchó, decidí llamar a Theo al ver que se había tardado más de lo normal. Marqué una vez, pero no respondió, lo volví a intentar y obtuve lo mismo; a la tercera vez en el primer tono saltó la contestadora y me tensé al saber que había rechazado mi llamada.

Me desconcertó que hiciera eso ya que era una regla entre nosotros de respondernos las llamadas o por lo menos responder con un mensaje de texto si en verdad la situación nos impedía coger una llamada. Un poco alterada ya que mi paciencia era muy poca decidí marcar una vez más y al cuarto tono él respondió.

¿Qué quieres Annabelle? — bufó un poco furioso y eso de verdad me dolió.

— ¿Perdón? — espeté.

Estoy en algo muy importante y de verdad me interrumpes — sentí un fuego atravesar mi pecho y mi corazón se aceleró por su forma tan brusca de hablarme.

— Bueno, por lo visto es más importante que yo — reclamé alterada y lo escuché farfullar algo que no entendí — te llamaba por lo de nuestra cena de hoy — le recordé.

Eso puede esperar, esta noche no será.

— ¿Qué demonios sucede contigo Theodore? ¿Dónde estás? — interrogué furiosa por su altanería y más al escuchar una tenue música de fondo.

En serio Bel, no puedo hablar contigo. Estoy en medio de algo muy importante...

¿Nos vamos ya, Theo? — escuché una voz femenina y chillona que lo llamó y de inmediato mi cabeza comenzó a dar vueltas cuando él dejó de hablar en el instante que escuchó esa voz.

— Jamás lo esperé de ti, Theodore — hablé con decepción al entender qué era más importante que yo.

No es lo que piensas hermosa — se apresuró a decir, pero esa voz volvió a llamarlo.

Cariño, es hora — siguió la mujer toda cariñosa y ahí supe que no era qué, sino quién había sido más importante que yo.

— Sabes que Theodore, vete a la mierda — solté con dolor y colgué sin esperar respuesta.

Todavía podía creer lo que había sucedido, de inmediato mi móvil comenzó a sonar con llamadas entrantes de Theo y por supuesto que las rechacé. Llamé a Darcy y medio le comenté lo que me estaba pasando, ella como me lo esperaba se ofreció a ir por mí ya que no aceptó a que manejara en ese estado y tenía toda la razón así que acepté. Colgué y apagué el aparato para no recibir llamadas de nadie.

Quince minutos después Darcy llegó por mí, al subirme al coche lo primero que me dio fue una botella de tequila y se lo agradecí. No habló, no me preguntó nada, ella me conocía y había vivido eso conmigo en otras ocasiones; me dio mi espacio y esperó a que estuviera preparada para hablar. Mi garganta ardía y no por el líquido café que corría por ella sino por esas lágrimas que se acumulan, que luchaban por salir y me negaba a soltar; mi pecho dolía y mi respiración era entrecortada. Mi amiga se dedicó a manejar sin rumbo fijo y yo a vaciar cada vez más esa botella que estaba en mis manos.

Miré a un punto fijo sin pensar en nada, solo bloqueando mi mente y negándome a lo que sucedía. Una vez más en la misma situación y me rehusaba rotundamente a ser débil, no iba a ceder y no le iba a dar paso a ese dolor que estrangulaba mi alma.

— He manejado por una hora, Ann — habló al fin mi amiga, pero no me digné a verla — y ya no soporto tu silencio. Por favor nena, dime qué sucedió — pidió después de que estacionó el coche en una estación de gas, tomó mi mano y la acarició con cariño.

— Habíamos quedado hoy para cenar — dije al fin intentando ser fuerte —, le llamé porque se había tardado mucho y cuando respondió lo hizo de mala manera — comencé a contarle todo al pie de la letra, con sus puntos y comas, tratando de vez en cuando de ahogar mis lágrimas con el tequila y ella escuchándome con atención. Como la luchadora en la que me había convertido terminé de hablar sin soltar una sola lágrima.

— Por encima de todo eres mi amiga, mi hermana Annabelle y siempre estaré de tu lado — dijo después de escucharme— y no estoy del lado de Theo, pero sé que alguna explicación hay para lo que ha sucedido.

— ¡Me engaña Darcy! — espeté con dolor.

— ¡Te ama Annabelle! Es imposible fingir un amor como el que ese hombre te profesa — inquirió ella con el mismo tono que yo usé —. No te digo que lo hagas hoy porque conociéndote terminaras diciendo cosas de las que te vas a arrepentir luego, pero debes hablar con él; dale la oportunidad de que te explique lo que sucedió— negué frenética y la escuché bufar —. Quédate esta noche en mi apartamento y mañana decides qué hacer — pidió y asentí.

Sin hablar más llegamos a su apartamento y me informó que Tom no llegaría esa noche, me fui hacia su recámara de invitados después de pedirle que no le dijera a nadie que me encontraba ahí. Me tumbé sobre la cama e intenté dormir, mas no lo logré; mi móvil seguía apagado y seguirá así hasta nuevo aviso. Cada vez que me ocurría algo con lo que no sabía cómo lidiar, huía. En otras ocasiones cuando me sentí confundida con respecto a Theo lo hice y esa vez no sería la excepción. No lograba sacar de mi cabeza esa estúpida voz chillona y cariñosa y de alguna manera entre mi enojo y decepción intuí que la había oído y la reconocí minutos después de pensar en ello.

Rachel...

Era la maldita voz de esa zorra estúpida y mi ira incrementó al darme cuenta de que al final la muy puta logró lo que se propuso. Me dolía mucho pensar que la persona de quien Theo pidió que no me preocupara terminó logrando conquistarlo o convencerlo de caer en su juego. Mordí la almohada y ahogué en ella un grito de frustración y de ira al darme cuenta de que de nuevo fallé en una relación, otra vez me había entregado a alguien que terminó fallándome.

____****____

Desperté de golpe pensando en la horrible pesadilla que tuve, pero al abrir los ojos caí de golpe en la realidad al verme en la habitación de Darcy; el dolor regresó a mí y con él la resaca por haberme bebido casi toda la botella de tequila. Me metí al baño a hacer mis necesidades y lavé mis dientes con el cepillo nuevo que encontré ahí y que imaginé que Darcy dejó la noche anterior.

Me miré al espejo y me reí de lo patética que me veía, de lo estúpida que fui por dejarme vencer por ese estúpido sentimiento. Sin embargo, también admiré que no caí en una terrible depresión como lo hice años atrás, suponía que cada golpe me hizo fuerte o tal vez mi amor por Theo al final no era tan grande como creía y ese simple pensamiento me hizo sentir un poco mejor. Salí del baño al escuchar unas voces hablar fuerte y al estar fuera de él la puerta de la habitación se abrió de golpe dejándome ver a un Theodore enloquecido y a Darcy intentando detenerlo sin lograrlo. Nuestras miradas se encontraron y pude notar en él el dolor y miedo, suaves marcas oscuras estaban por debajo de sus ojos y vestía con la misma ropa del día anterior, su barba estaba crecida y esa vez no era el impecable hombre de negocios que siempre había sido. Mi corazón se aceleró al verlo y el dolor regresó a atacar mi corazón, mas al verlo a él fue más fuerte.

— Te he estado buscando como un loco toda la noche, te he llamado miles de veces y no obtuve respuesta— habló con voz ronca acercándose a mí. No me reclamaba, al contrario... escuché cierto alivio en su voz al verme viva; vi a Darcy marcharse y cerró la puerta detrás de ella para dejarnos en la privacidad de la habitación.

— Perdón si te jodí la noche al lado de Rachel — lancé como dagas en su pecho.

— No es lo que piensas, nena— alcé una mano para detenerlo cuando intentó tocarme —. Sé que debí decírtelo antes, pero no quería preocuparte.

— No me vengas con estúpidas excusas Theodore porque no soy ninguna idiota.

— No son excusas, Bel. Todo tiene una explicación, déjame dártela— suplicó, no renegué así que continuó hablando —; el hombre que viste ayer en mi despacho es el detective Queen, llegó con información acerca de Nicholas y me dijo que sospechaba cómo él pudo llegar hasta ti.

— ¡¿Y eso que tiene que ver con que te hayas ido a revolcar con tu amante?! — grité.

— Yo no me acosté con ella, entiéndelo — su voz era fuerte, pero llena de miedo —. La invité a tomar unos tragos y cuando supo que hablaba contigo hizo eso para ocasionarme problemas — la sinceridad fue notable en sus ojos y voz, pero me negué a creerle por temor a ser débil.

— Todavía no entiendo qué tiene ver Rachel y lo que te dijo el detective — mi fastidio fue evidente.

— Cuando compré el otro apartamento fue Rachel quien me ayudó a conseguirlo, cuando organicé el viaje a Londres y París ella sabía el itinerario y se encargó de hacer las reservaciones en el hotel de París, ella se encargó de mi disfraz y supo cómo sería el tuyo — comenzó a decir y todo empezó a cuadrar —. Esa mujer sabe muchas cosas e insistió en ir a tu fiesta Bel. Con el detective armamos un plan para que ella confesará y por eso hice lo que hice — un poco de mi ira disminuyó, mas las dudas regresaron.

— ¿Lograste algo? — pregunté y asintió — ¿Cómo? — me miró con temor a mi pregunta y eso me puso nerviosa.

— La persuadí — me tensé —. Le hice creer que estaba mal contigo y que pensaba dejarte, por eso actué como lo hice y la llevé al otro apartamento, allí la hice hablar.

— ¿Cómo la hiciste hablar? — me torturaba a mí misma con esas preguntas, pero era algo que necesitaba saber y al ver su reacción supe que no sería nada bueno — ¿Te acostaste con ella? — pregunté con dolor.

— Claro que no, Annabelle — se apresuró a responder al ver mi rostro —. Bebimos unos tragos y comencé a inventarle muchas cosas que sucedían contigo, pero... sí la besé — soltó y escucharlo fue como recibir un balde de agua fría en mi cuerpo. Dolía en el alma saber eso, aunque también agradecí que tuviera los pantalones para hacérmelo saber él.

— ¿Lograste lo que te propusiste? — pregunté con voz fría y camuflando mi dolor lo vi asentir y mostrarme una pequeña grabadora donde me imaginé que grabó todo lo que ella confesó.

— Siento interrumpir chicos — avisó Darcy entrando a la recámara —, pero algo extraño sucedió. Alguien vino y dejó este sobre para ti Theo — informó tendiéndole un sobre blanco, él lo tomó extrañado y miró que no llevaba remitente, solo su nombre escrito en él. Lo vi abrirlo y leerlo, frunció el ceño y por último lo vi palidecer.

— ¿Qué es? — pregunté preocupada al ver su reacción, pero no respondió y dejó caer la hoja de papel, de inmediato la tomé en mis manos mientras él se sentaba en la cama sin reaccionar.

En la vida habrá amores fuertes e invencibles, pero ninguno se comparará jamás al nuestro. Porque nuestro amor traspasará siempre cualquier barrera, regresará de la muerte y convertirá lo imposible en posible.

Por siempre tuya y por siempre mío.

Fruncí el ceño al no entender nada de lo que leí y regresé mi mirada a Theo quien ya estaba más pálido que antes y me observó con miedo y preocupación. Sentí un leve dolor en mi vientre y lo ignoré porque en ese momento me preocupaba más saber qué pasaba con Theo y la nota.

— Annabelle — susurró con miedo.

— ¿Qué sucede? — pregunto y lo vi señalarme el vientre, justo cuando dirigí mi vista hacia donde señalaba noté que mis piernas estaban manchadas de sangre.

Regresé mi vista hacia a él y Darcy que me observaban y hablaban, pero no escuché nada; me olvidé de lo que sucedió con Rachel, de todo lo que Theo confesó y olvidé la curiosidad de saber lo que esa nota significaba. La recámara comenzó a girar y cuando mi vista se oscureció sentí los brazos de Theo tomar mi cintura y me desvanecí en ellos.


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