CAPÍTULO 3
Lunes 17 de junio...
Por más que le supliqué a papá cancelar la junta con los ejecutivos de Be&Le Magazine and Editorial Publishing alegando que me encontraba enferma, no lo logré, solo pude conseguir que la retrasaran unas horas.
Y es que de verdad no me encontraba bien.
El día anterior fue una mierda y tenía que agradecérselo al idiota ojos verde-amarillos; Darcy me pidió todos los detalles y la muy tonta se burló de mí todo el rato. Al menos ella la pasó de maravilla con Tom.
Estaba a punto de entrar a la sala de juntas de Be&Le, vestida con una falda entubada hasta las rodillas color gris, camisa blanca de botones al frente y mangas hasta el codo, zapatos negros de tacón alto, cabello recogido y maquillaje natural como toda una ejecutiva.
Me sentía un poco ansiosa y todo por el mal rato que viví con Theo y saber que ese día estaríamos en el mismo lugar, no me ayudaba en nada.
— ¡Buenas tardes! — saludé a todos al entrar a la sala y recibí la misma respuesta al unísono de todos.
— Hija, por favor, toma asiento — indicó papá señalando una silla que para mí maldita suerte, estaba a la par de Theodore. Hice lo que me pidió muy de mala gana decidí evitarle un mal rato a papá.
— ¡Hola Bel! — saludó el descarado a mi lado y aunque me sorprendió por como habíamos terminado, lo ignoré deliberadamente — Oye, sé que estas enfadada y tienes toda la razón — continuó y seguí en mi posición, ignorándolo como lo merecía —, pero necesitamos hablar ¿Me acompañas por un café?
¡Puf! Eso era el colmo.
— Estamos a punto de iniciar una junta — bufé satírica, percatándome de que los demás presentes no se enteraran de lo que sucedía entre ambos, él sonrió de lado y vaya que ese hombre a cualquiera convencía con aquel gesto. No te vayas por ahí idiota, susurró mi subconsciente, pero era difícil evitarlo cuando lucía siempre como los dioses y más al sonreír; estaba imponente con ese traje azul oscuro y camisa blanca, con su corbata azul con rayas grises, su cabello semi peinado y barba medio crecida y arreglada.
Estaba para hacerle de todo.
Aunque al recordar lo que había pasado cuando le hice creer que nos habíamos acostado, mis ganas de hacerle de todo se acabaron.
— No en este momento, si no después de la junta, por favor — pidió.
— Está bien, acepto — dije y él sonrió. La curiosidad me mataba, deseaba saber que quería decirme, aunque estuviera enfadada con él.
Papá como el actual presidente de la empresa dio inicio a la junta haciendo las presentaciones correspondientes e informando a cada uno de los ejecutivos del cambio o sucesión de puestos que se haría a partir de ese día.
Como ya lo habíamos hablado Theodore se quedó como el presidente y yo como vicepresidenta de la compañía; me sorprendí yo misma al verme interesada en todo lo que se habló, nunca esperé que ese mundo llamara mi atención y hasta ganas tenía de hacer resurgir esa empresa que nuestras abuelas fundaron con mucho esfuerzo. Como era de esperarse, cada uno de nosotros tendría su propio despacho y asistente personal y era un alivio para mí ya que no tendría que tratar directamente con Theo ni verlo cada vez que estuviese ahí.
La reunión quedó finalizada y luego cada ejecutivo se acercó a nosotros para felicitarnos, por momentos sorprendía a Theo mirándome y no dejaba de ponerme un poco nerviosa e intrigarme.
(*****)
— ¿Qué desean pedir? — preguntó una mesera que nos atendía a Theo y a mí en The Peninsula, estábamos en una de las mesas de la zona más privada que tenían.
— Un café negro para mí — pedí.
— Y un latte para mí — añadió él, la mesera anotó, asintió y luego se fue.
— Y bien ¿Qué motivo te ha hecho traerme acá? — decidí ser yo quien rompiera el hielo.
— Quiero disculparme — aceptó un poco avergonzado y me sorprendió — no debí hablarte como lo hice ayer, aun si de verdad hubiese pasado algo entre tú y yo.
— Que bien que lo reconoces — inquirí — eres el tipo más raro que he conocido en mi vida — solté y lo vi tensarse — no sé, que es eso que te ha marcado de esta manera y sé que tampoco hay confianza entre nosotros para que me lo digas, pero si tienes un poco de educación deberías actuar diferente. No sé qué tan mal te caigo Theo, aunque sí sé que no he hecho nada para que me trates de esta manera y acepto que me equivoqué con la broma que te hice, por jugar con tu fobia de tocar a algunas mujeres — señalé refiriéndome a que no se dejó de mí, pero sí se dejó de Darcy — y lo siento mucho por eso — finalicé.
— Annabelle no me caes mal, tampoco tengo fobia de tocar a algunas mujeres — aclaró —. Me arrepiento mucho de lo que sucedió y más al tratarte como lo hice, de verdad te pido perdón.
— Está bien olvídalo, pero si no es fobia entonces ¿Qué es? acepté y admitía que lo hice solo por hacer dicha pregunta.
— Como dijiste antes, aun no hay confianza entre nosotros para decírtelo — maldije interiormente al oírlo y lo notó, la mesera llegó con nuestro pedido interrumpiendo nuestra charla, pero se marchó de inmediato —. Como te decía — continuó — es algo muy personal; te propongo empezar de nuevo y tal vez en algún momento te lo cuente todo ¿Qué dices? — no era para nada lo que quería escuchar, no obstante, no perdía nada con iniciar de nuevo.
¿O sí? Bueno, tendría que descubrirlo.
— Bueno, espero no equivocarme con esto — murmuré — aparte trabajaremos juntos y creo que es lo mejor.
— Me alegra que aceptes — confesó regalándome una hermosa sonrisa. Lo miré y di un trago a mi café — Por cierto, que bien bailas — soltó divertido, provocando que casi le escupiera el café encima.
— ¡Por Dios! Qué vergüenza — dije y sentí mis mejillas arder y enrojecerse por la pena que sentí. Sin el alcohol no era tan desinhibida —. Dime que ya borraste ese video, por favor — supliqué.
— Claro que no, ese video mejoró mucho mi vida — aseguró haciendo que me avergonzara más y también que me intrigara al desear saber el por qué le había mejorado la vida.
Pero seguir preguntando significaría darle más importancia de lo que en verdad merecía y no deseaba que pensara algo equivocado.
(****)
Recordaba a la perfección el día que decidí aceptar la invitación de Theo para ese café; a partir de ese momento todo cambió entre nosotros, las cosas comenzaron a mejorar y cada día nos tolerábamos más.
Logramos entablar una amistad y poco a poco la confianza crecía entre ambos. En el trabajo todo iba viento en popa; al mes de tomar las riendas de Be&Le logramos hacerla resurgir considerablemente logrando nuevos clientes y socios, comenzando a hacerla reconocida en ese mundo con la ayuda de viejos contactos y haciéndonos, tanto como descubriendo a muchos escritores novel de otros países que le daban un nuevo auge a nuestros objetivos. Con mi franquicia de belleza todo iba de maravilla, cada vez crecía más y sorprendentemente lograba trabajar con Be&Le, así como con AnBe Spa & Salon, tanto, que logré hacerme socia de una empresa de productos para el cabello y con ello supe que había logrado hacer el mejor trato de mi vida.
Todo estaba marchando a la perfección en todas las facetas de mi vida; seguía disfrutando de mi vida de soltera y laboral. Theo por su parte viajaba de vez en cuando a Londres para mantener sus negocios y aún le quedaba tiempo para atender los que tenía en California y fuera de Be&Le.
Seguimos saliendo como amigos y sorprendentemente Darcy y Tom aún se veían de vez en cuando y tanto Theo como yo, sospechamos que entre ellos había más que una amistad con derecho.
Las fiestas en mi familia eran constantes, nos reuníamos con socios y amigos de papá. Mi hermana Kelly quedó embobada con Theo cuando lo conoció en una de esas tantas fiestas y eso la llevó a pedirle a papá trabajar con nosotros en Be&Le, algo que sorprendió a todos menos a nosotros dos ya que se notaba que lo hizo por estar cerca de Theo.
¡Genial!
Como si nada, el tiempo había corrido y ya habían pasado cuatro meses y aunque todo había mejorado, algo que no cambia era que: Theodore Lee seguía evitando la cercanía conmigo y por más que intenté persuadirlo para que me hablara de la razón para evitarlo, no lo lograba.
Esa mañana nos reuniríamos con un posible socio para Be&Le y esperábamos que se lograra dicha sociedad, ya que se nos abrirían las puertas de Europa y tal cosa nos haría dar un gran paso para que la empresa se colocara entre las mejores en su categoría.
— Señorita Bennett — interrumpió mis pensamientos Nina, mi asistente, desde la puerta de mi despacho — El señor Lee y el posible socio de la empresa la esperan en la sala de juntas — avisó y asentí agradecida.
— Gracias Nina, en un momento voy — aseguré y ella asintió para luego irse.
Ese día decidí vestirme un poco más ejecutiva de lo normal para dar una buena impresión ante dicho socio, por eso usaba un vestido que se ajustaba a mi cuerpo sin ser provocativo en color negro y llegaba dos centímetros más abajo de mis rodillas, lo complementé con zapatos de punta y tacón mediano y mi cabello lucía suelto, con ondas suaves junto con un maquillaje suave y accesorios acordes. Me sentía satisfecha y simplemente acomodé mi vestido cuando partí hasta la sala de juntas.
Cuando caminaba hacia ahí comencé a sentirme nerviosa y no terminaba de comprender la razón, ya que, si bien aquello seguía siendo nuevo para mí, estaba acostumbrada a las presentaciones con posibles socios o proveedores; me quedé parada frente a la puerta de la sala teniendo un mal presentimiento y consiente de que no podía estar jugando con el tiempo de los demás, decidí ignorarlo y entré de una vez por todas. Me sorprendí al ver que solo estaba Theo.
— ¡Hola! Pensé que el señor Johnson ya estaba aquí — señalé refiriéndome a nuestro posible socio.
— Tuvo que salir a responder una llamada importante — avisó amable, un bello e imponente Theo — Luces aún más bella hoy Bel — agregó sorprendiéndome por su halago.
— ¿Aún más? — inquirí y él sonrió. Estábamos de pie, frente a frente, yo de espaldas a la puerta de la sala de juntas — Tú también luces bien hoy — aseguré sin mostrar mucho entusiasmo, aunque no mentía; ese adonis siempre lucía hermoso y sexi, esa vez en uno de sus tantos trajes, era en color gris oscuro y camisa en su interior de un gris más claro, por su puesto con su corbata a juego y su estilo semi peinado que le daba ese toque jovial y maduro a la vez.
Estaba a punto de decir algo cuando el sonido de la puerta abriéndose nos interrumpió.
— Ahora sí, podemos dar inicio a nuestra reunión — sugirió una voz masculina a mis espaldas y un escalofrió me recorrió al parecerme tan familiar; rogué al cielo para estar equivocada y me sentí palidecer, algo que Theo notó. Se colocó a mis espaldas para estar de frente al dueño de esa voz y yo no fui capaz de voltearme.
Eso. No. Me podía. Estar. Pasando ¡No!
— Me parece bien — respondió Theo — Mira, te presento a Annabelle Bennett, vicepresidenta y socia de esta empresa — inició la presentación y por fin conseguí darme la vuelta y enfrentarme a lo que se me fuera encima; al hacerlo confirmé mis sospechas y vi como dicho hombre también se sorprendió al verme — Annabelle, él es...
— Ryan Johnson — terminé por Theo con mi voz matizada por los malos recuerdos y el odio que creí haber dejado en el pasado, lo vi fruncir el ceño al no entender nada.
— ¿Se conocen? — cuestionó, Ryan y yo nos quedamos callados. Claro que lo conocía, cómo iba a olvidarlo después de dos años, aun reconocía aquellos ojos azules y también recordaba ala perfección cómo el dueño de esos ojos rompió mi corazón al confesarme su amor y luego agregar que era casado. Mi amor imposible, él hombre que creí jamás volver a ver, el hombre que confirmó que para mí el amor no existía, estaba de nuevo frente a mis narices.
— No — respondí con ridiculez.
— Sí — respondió Ryan al mismo tiempo y vi la confusión en Theo.
— Me podrían explicar qué sucede y ponerse de acuerdo — exigió el chico de ojos verde-amarillos.
— No hay nada que explicar — aseguré reacia —. No conozco a este señor — agregué con frialdad, viendo directamente a los ojos azules de ese hombre rubio, alto, de cuerpo trabajado y hermosas facciones que un día se dio el lujo de desarmar mí ya roto corazón. Estaba vestido con un traje negro, camisa blanca, corbata verde oscuro y su cabello corto peinado hacia un lado; un corte muy a la moda, por cierto, pero que aun así no lograba opacar la belleza de Theo y me sorprendió al ver que, sin ser el mejor momento o competencia, los estaba comparando.
— ¿Pero...? ¿Qué dices? — preguntó Ryan estupefacto.
— Lo siento Theo — hablé ignorando la pregunta de Ryan. Theo estaba más confuso e impotente por no entender de qué iba todo aquello —, pero no puedo estar en esta reunión. Papá me necesita con urgencia — mentí y no lo dejé alegar nada. Comencé a caminar pasando al lado de los dos adonis frente a mí, nerviosa y muy enojada.
— ¡Por favor, espera Annabelle! — pidió Ryan tomándome del brazo, su contacto me puso más nerviosa y me asustó tanto que inmediatamente me solté de su agarre.
— ¡No vuelvas a tocarme! — amenacé — No tengo nada que esperar y mucho menos de ti — aclaré.
— Tenemos que hablar — aseguró.
— Entre tú y yo no hay nada que hablar — respondí seca y fría para luego seguir mi camino fuera de esa sala.
No terminaba de comprender por qué la vida quería seguir haciéndome esas malas jugadas.
¿Cómo pasé por alto lo del apellido?
Me apresuré a llegar a mi despacho para tomar mis cosas e irme lo más rápido posible y así evitar otro encuentro con Ryan o darle explicaciones a Theo. Cuando intenté cerrar la puerta para tener más privacidad algo me lo impidió y al verificar que era, lo vi ahí parado.
¡Me siguió y ni siquiera me di cuenta! Mis nervios se habían apoderado de mí y mi enojo nublaba mi juicio.
— Tenemos que hablar Annabelle — dijo cerrando la puerta —. No puedes huir, tú sabes que necesitamos hablar.
— ¡No hay nada qué hablar Ryan! — repetí furiosa — Tu y yo no tenemos nada que aclarar — dije señalándolo con mi dedo índice y luego señalándome a mí.
— Claro que si — contradijo acercándose —. No te imaginas como he deseado volver a verte — agregó acunando mi rostro entre sus manos sin ningún permiso y sentirlo de nuevo en mí, me paralizó unos segundos — ¡Estas más hermosa, mi princesa! — halagó y esas palabras lograron regresar al pasado por unos instantes; mi corazón se oprimió y las lágrimas amenazan con salir, pero logré reaccionar y alejarme de él.
— Yo, ya no soy más tu princesa — aseveré — ¡Dejé de serlo desde el día que rompiste mi corazón! — grité sin poderme contener — No tienes ningún derecho de venir acá y volver mi vida una mierda en cuestión de segundos — reclamé.
— Annabelle mi corazón también se rompió, me dolió que me sacaras de tu cama, de tu casa y de tu vida — habló con voz calmada, aunque sabía que se estaba reprimiendo —. Mi vida se volvió una mierda desde que me dejaste ese día porque yo te amaba.
— Yo, te amaba Ryan — aclaré señalándome a mí misma de nuevo para puntualizar tal hecho —. Tu en cambio solo fuiste un maldito hipócrita que jugó conmigo y con su esposa; me mentiste, me ilusionaste para luego confesarme semejante verdad. Dime algo... — pedí y me quedé unos segundos en silencio intentado formular bien mis siguientes palabras —. Antes de llegar a casa y decir que me amabas ¿Ella ya sabía de lo nuestro? — lo vi bajar la mirada y calló confirmando mis sospechas — Lo sabía — me mofé, riendo con nada de gracia y sí con mucho sarcasmo — solo jugaste conmigo Ryan Johnson.
— Princesa, yo no jugué contigo — negué al oírlo, esas mentiras ya no me las creía —. Cuando te conocí cambiaste mi vida y con el tiempo me enamoré de ti; yo no engañé a mi ex mujer por que quise solamente — cuando mencionó lo de ex me sorprendí sin poder evitarlo —, era la primera vez que hacía algo como eso y lo hice porque me di cuenta que había quedado atrapado contigo desde el primer momento que te vi y luego me dio miedo decirte la verdad porque no quería perderte y al final te perdí de todas maneras — reconoció con tristeza y yo me quebré. Escucharlo dolía a pesar del tiempo transcurrido —. Después de esa noche regresé a casa y le confesé todo a mi entonces esposa, le confesé que te amaba y que ya no podíamos seguir aun sabiendo que te había perdido. Te busqué y me dijeron que ya no vivías en aquel apartamento; te llamé y tu número salía desactivado, desapareciste y me volví loco, ya nada tuvo sentido para mí, yo t...
— ¡Para ya! — pedí llorando — Llegaste tarde a mi vida y yo a la tuya, dejé de creer en el amor y así me he evitado mucho sufrimiento; no vengas a querer cambiar todo eso — advertí.
— ¿Qué demonios sucede aquí? — preguntó Theo entrando a mi despacho y los dos nos callamos; Theo se preocupó al verme llorando — ¿Bel, estás bien? — preguntó.
— No Theo — acepté —. Sácame de aquí — supliqué llorando aún más; él me tomó del brazo con suavidad y me sorprendí a la vez que él se paralizó al notar lo que había hecho inconscientemente.
— Vamos — habló con la voz entrecortada y me soltó.
— Annabelle por favor — suplicó Ryan con tristeza —. No lo hagas otra vez — no respondí y salí junto a Theo.
Theo condujo hasta su pent house y no hablamos en todo el camino lo cual agradecí mucho, al llegar al estacionamiento y apagar el auto bajó y fue hacia el lado del copiloto para abrir mi puerta, subimos al ascensor y luego nos detuvimos en un piso del cual no vi su número pues mi cabeza seguía en Be&Le y mi encuentro con Ryan; salimos del ascensor para luego entrar en un hermoso pent house de soltero con lujos por doquier. Se notaba que había sido decorado por un experto, aunque no tuve tiempo de admirarlo detalladamente; Theo me dirigió a la barra del mini bar y me sirvió un vaso con whisky, algo que agradecí grandemente y bebí de un solo sorbo quemando mi garganta, mas no me importo en ese momento.
— Gracias — murmuré colocando el vaso de nuevo en la barra e indicando que volviera a servir más.
— Respetaré tu silencio Bel — avisó y tenía que — pero quiero que sepas que cuentas conmigo.
— Gracias otra vez — respondí —, pero... ¿Qué paso? Theo — pregunté y noté su confusión. No era el mejor momento para sacar ese tema, sin embargo, no deseaba que tocáramos el mío — Digo... agradezco tu apoyo, aun así, me desconcierta que me hayas tocado y no porque no me gustó si no que... por tu fobia — señalé.
— Ya te lo había dicho antes, no es fobia y si lo hice fue porque me preocupó verte tan mal y sin saber la razón — encontré la curiosidad en su forma de hablarme y me imaginé que así sonaba yo cada vez que le preguntaba sobre su rara fobia.
— Ese hombre, Ryan Johnson — hablé, decidiendo contar un poco de mi pasado porque necesitaba sacarlo para que dejara de ahogarme un poco —. Es una de las razones por las cuales no creo en el amor — solté y lo vi un tanto sorprendido — y sí Theo es así; no creo en el amor o por lo menos no creo que exista para mí — seguí y me encogí de hombros dándole otro trago al whisky —. Ryan me hizo conocer el amor por segunda vez, pero fue un amor prohibido porque el maldito era casado y no lo supe hasta después de seis meses de relación y sé que podrás decir que fue muy pronto para decir que era amor, pero así fue, fue amor lo que sentí por ese hombre y salí destrozada de nuevo.
— ¿Por segunda vez? — preguntó alzando una ceja y me pareció increíble que se centrara solo en eso — ¿Y el primero?
— Esa es otra historia — respondí lacónica — y no estoy preparada para hablar tanto del pasado — zanjé, recordando que ya había hablado demás cuando él no me había soltado ni un pío.
— Está bien, lo comprendo — cedió — y por lo que pude comprobar, amaste mucho a Ryan y verlo te ha afectado demasiado.
— Lo amé como una loca — afirmé y di tremendo suspiro — y me ha afectado mucho recordar el pasado y como rompió mi corazón — odié estar a punto de llorar de nuevo.
— Él también estaba muy afectado — señaló haciendo que lo mirara a los ojos y noté en ellos una pizca de enojo — creo que él también te amó mucho a pesar de las circunstancias.
— ¡Quien ama, no engaña, no ilusiona, no traiciona! — escupí con rabia y una lágrima escapó de mis ojos y la limpié de inmediato con brusquedad. Vi a Theo tensarse y nos quedamos callados unos minutos. Al final fue él el que habló rompiendo el silencio.
— Yo estuve casado Annabelle — confesó y casi hizo que me atragantara con el trago de whisky que acababa de meter a mi boca. Él toma el vaso de mis manos y se bebió de un sorbo la mitad del líquido que aún tenía.
Me habría esperado de todo, menos que él haya estado casado.
— ¿Qué pasó con tu esposa? — me atreví a preguntar.
— La engañé con su mejor amiga — me quedé estupefacta al oírlo y deseé no haber cuestionada nada, mis ojos se ensancharon y una corriente fría para luego volverse caliente me recorrió el cuerpo entero y sí, me decepcioné de él y lo notó — pero antes de que juzgues, escúchame — pidió y asentí.
Lo hice solo porque comprobé que Theo estaba dispuesto a hablarme un poco de su pasado.
________________________________________
Propiedad de Jassy.
Obra registrada bajo derechos de autor.
Instagram: wattpad_jm
Twitter: @JassyBook
Grupo de Facebook: Jassy's Books (Lector@s)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top