Capítulo 29




Caminé a prisa hasta el despacho de Theo y entré sin tocar, di un portazo sacándolo de su concentración y al ver mi cara de enojo me miró confundido. No hablé, no expresé nada más que furia; me acerqué al escritorio y de un fuerte manotazo en él dejé la pequeña tarjeta, Theo la tomó y leyó. Su rostro palideció y cambió a uno lleno de ira.

— Estás son mis palabras — confirmó lo que ya sabía, estaban escritas de forma exacta a como él me las había dicho aquella vez en el departamento que adecuó solo para nuestras noches de sexo salvaje.

— ¡Exacto! — mi voz estaba rasposa y cargada de indignación — ¿Qué pretendes Theodore Lee? — exigí saber — Ya averigüé lo que significan esas palabras de atrás — dio la vuelta a la tarjeta y leyó, sus ojos casi se salieron de sus cuencas.

— ¡Club Joi! — pronunció exaltado.

— Theodore, tú frecuentabas ese club — aseguré sin estar segura.

— Sí, lo hice una vez — confesó. Cerré los ojos con indignación —. Fui con Rebecca — mi corazón casi se salió de mi pecho y mi respiración aumentó —, pero no volvimos a ir y todavía no entiendo qué haces con esta tarjeta y sobre todo por qué dice esto.

— ¡Estás malditamente loco si crees que yo voy a aceptar ir allí! — siseé haciendo que me observara con indignación.

— ¡¿QUÉ?! — alzó la voz y me sobresalté — ¡Estás loca tú si crees que yo te propondría algo así!

— Son tus palabras Theo, aunque me extraña un poco lo último — reclamé.

— No entiendes la gravedad del asunto ¿verdad? — rodeó el escritorio y llegó a mí tomándome de las mejillas — Lo primero que dice son mis palabras, mas no lo último — me tensé al escuchar eso —. Yo no he escrito esa nota ni mucho menos te la he hecho llegar.

— ¿Qué? — ahí fui yo la confundida.

— ¿Cómo la obtuviste?

— Estábamos con Darcy en el restaurante, el camarero se acercó con una copa de Pernod-Ricard y me entregó la nota. Me señaló quien la enviaba, pero cuando volví a ver el hombre se estaba marchando — expliqué —. No vi su rostro solo su espalda y cabello.

— ¡Dios, Bel! Esto cada vez es más difícil — se quejó —. Mira, comprendo que hayas creído que fui yo quien envió eso, pero ten claro algo: — me tomó de la cintura y se plantó con seguridad — tú eres mía y jamás te compartiré con nadie — me besó con posesividad y brusquedad, sentí la necesidad en él de hacerme entender tal cosa y me vi correspondiendo —. No a ti — agregó ganándose una mirada con duda de mi parte.

— ¿No a mí? — cuestioné y calló — ¿Tú compartiste a Rebecca? — me soltó sin previo aviso y miró hacia el suelo respondiendo a mi pregunta sin hablar — ¡Mierda Theodore! ¿Y ella lo aceptó? — pregunté incrédula.

— Mira, no estoy orgulloso de lo que hice en mi pasado, pero eso fue algo que ella propuso y yo acepté — respondió con vergüenza y me alejé de él —. No me juzgues por favor — suplicó —. Si de algo estoy seguro es de que hay muchas cosas de mi pasado que jamás las volvería a hacer y proponerte algo así es algo que ni loco haría — aseguró y sabía que en parte tenía razón.

Todos teníamos un pasado, algunos más oscuros que otros, pero eso no me daba el derecho de juzgar a nadie y sobre todo a él que hasta el momento lo único malo que tenía en su vida era eso: su pasado.

— Tienes razón — acepté —, pero esto es algo que me aterra. La persona que envió esto nos observa Theo, nos vio haciendo el amor — dije un poco exaltada.

— Y sabe cosas que no debería saber — agregó —. Voy a investigar esto y desde hoy tendrás guardaespaldas — avisó y acepté —. Hermosa, te prometo que aclararé todo — asentí y me acerqué a él para abrazarlo, con felicidad me recibió entre sus brazos y me hizo sentir segura y protegida.

____****____

Josh viajó desde Londres por orden de Theo para encargarse de mi seguridad. Él y dos hombres más se encargaban de cuidarme siempre y la única condición que puse fue que se mantuvieran lejos cada vez que mi padre o alguien de mi familia estuviesen cerca, ya que no deseaba que se enteraran de lo que estaba sucediendo hasta que todo fuera aclarado.

El día de la fiesta al fin había llegado y mi disfraz de Catrina estaba sobre la cama. Sonreí al recordar la cara que puso Theo cuando se enteró de que iríamos vestidos como los famosos novios de la muerte.

Darcy no estuvo de acuerdo con mi elección, alegó que era de mal gusto querer vestirme de novia muerta y no creía que a Theo le hiciera gracia, pero pese a lo que todos creían él aceptó — no por su gusto, debía admitir — puesto que solo deseaba darme gusto y más al ser mi cumpleaños.

Sara envió al pent house de Theo a dos estilistas de AnBe quienes se encargaron de nuestro maquillaje. Por ese día me quedaría a dormir ahí y decidí arreglarme para la fiesta también en ese lugar y así supervisar que Theo se dejara maquillar de la forma correcta.

— Te ves maquiavélicamente hermoso, cariño — dije cuando ya estábamos listos. Su traje era todo en color negro, su rostro estaba maquillada de manera perfecta y el sombrero en su cabeza lo hacían lucir bello de una forma oscura.

— Acepto que esas chicas hacen un buen trabajo — cedió —. Tú luces muy bella como Catrina — se acercó e intentó besarme, pero se lo impedí.

— Tendremos que dejar los besos para después, tratemos de llegar con el maquillaje intacto — pedí y él rodó los ojos, algo que me causó mucha gracia de su parte.

Salimos de su pent house tomados de la mano y con veinte minutos de retraso, ignoré las quince llamadas de Darcy y sabía que estaba desesperada por mi tardanza. Esa vez viajamos en el coche de Theo, Adam, Josh y los otros guardaespaldas nos escoltaban en otros dos diferentes. Durante el corto viaje Theo me informó que Rachel le pidió que la invitara a la fiesta, pero por obvios motivos él se negó y agradecí que lo hubiese hecho.

Al llegar al edificio donde era la fiesta me sorprendó al verlo abarrotado de personas, en serio Darcy se esmeró en invitar a toda la ciudad.

— ¿Lista? — preguntó Theo y asentí, me tendió su mano y con gusto la tomé.

Pasamos por las puertas de vidrio y casi no reconocí a nadie debido a los disfraces, logré ver cuando Darcy subió a la tarima donde se encontraba el Dj y la música cesó.

— ¡Gracias a todos por acompañarnos! — me reí al reconocer su disfraz — Esta noche es para disfrutar y celebrar y al fin tenemos entre nosotros a la causante de esto — me señaló y todos volvieron a verme — ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! — gritó como si no pudiese oírle a través del micrófono, todos la siguieron al unisonó y algunos se acercaron a felicitarme.

Había personas que lograba identificar y otras a las que me tocaba preguntarles quiénes era, ya que el maquillaje en ellos me hacía imposible aquello.

La fiesta dio inicio y el Dj comenzó a animar a todos con su música alegre y pegajosa. Reí cuando vi a Kelly y Evan vestidos del señor y la señora Adams, en definitiva el aspecto de Morticia le sentaba bien a mi hermana y Evan como Homero lucía ridículo y muy gracioso.

Darcy y Tom se acercaron a nosotros y me abrazaron, vi a Tom con intriga y después a mi amiga quien sonrió con picardía.

— Te reconozco Caperucita Roja — dije —, pero Tom ¿Tú de qué vas? Pensé que serías el lobo — cuestioné al verlo sin el traje.

— Tu amiga dijo que prefería a un caliente leñador — dijo y se dio la vuelta haciéndome pegar una sonora carcajada —. Sin camisa, justo después de terminar de cortar los trozos — me guiñó un ojo y vi a mi amiga reír divertida. Por supuesto que era un leñador, con su jeans azul desgastado, sin camisa y con botas de trabajo, una pequeña hacha estaba metida en el cinturón que usaba —. Dice que tengo todo grande al igual que el lobo, lo más importante de hecho — explicó y Theo negó por las locuras de su amigo.

— Sí, pero hoy me arrepiento al ver como todas se lo quieren comer — se quejó Darcy y la entendía. Tom era guapo y con un cuerpo derretía de ganas a cualquiera — Vaya Theo, debo admitir que luces asombroso con ese disfraz, no te reconozco.

— Ni yo lo hice al verme en el espejo — aceptó él —. Tú en cambio te ves ridículo.

Todos reímos por su comentario a Tom y seguimos charlando un rato y recibiendo saludos de los invitados. Darcy se había lucido con esa fiesta y nos la estábamos pasando muy bien.

— Jamás había visto a una Catrina tan hermosa — halagó una voz que reconocí de inmediato.

— ¡Ryan! — saludé y lo abracé — Que bueno que estás aquí.

— Por nada del mundo me perdería tu fiesta — aseguró —. Traje a alguien conmigo, espero no te moleste — avisó señalando hacia atrás y vi a Rachel. Mi semblante se endureció —. La temática de la fiesta es en parejas y fue a la única que se me ocurrió invitar — explicó y me relajé, ella usaba un disfraz de diabla a juego con el de Ryan; me saludó de lejos y solo moví mi cabeza en respuesta.

— No te preocupes — repuse —. Espero que disfrutes la fiesta.

— Así será — aseguró y se fue hacia donde estaba Rachel.

— Al final tu amiga consiguió venir — inquirí hacia a Theo cuando llegué a su lado y noté que ya se había dado cuenta de su presencia.

— Ignórala y disfruta tu noche mi hermosa Catrina — susurró en mi oído y le di la razón.

Nos fuimos a la pista y bailamos, me encantaba ver a Theo relajado a pesar de las circunstancias y disfruté de su lado alegre y divertido. Me sorprendí mucho al ver lo bien que bailaba, parecía un profesional la verdad y me hizo gozar y reír con algunos pasos graciosos.

Un rato después nos acercamos a la barra y pidió una bandeja llena con shots de tequila, me le quedé viendo extrañada y el sólo rio.

— Ya sabes la tradición, uno por cada año — explicó. Darcy, Tom, Kelly, Evan, Sara y su novio, Ryan y Rachel fueron algunos de los que se acercaron a nosotros al ver lo que estaba a punto de hacer.

— Son veinticinco Theo, si los tomo no terminaré de disfrutar mi fiesta — señalé.

— Vamos, tú puedes — me animó y rodé los ojos. Tomé el primer shot en mi mano y lo alcé — ¡Por la primera vez que te vi! — dijo y sonreí al saber lo que hacía.

— Salud — brindé mientras todos me animaban, bebí el tequila de un sorbo sintiendo cómo éste quemó mi garganta, cerré mis ojos y frucí el entrecejo con la idea de hacer menos el ardor. Tomé otro shot.

— ¡Por el primer baile que me hiciste! — siguió haciendo que me sonrojara recordando ese día en mi apartamento y fulminándolo con la mirada al caer en cuenta que todos escucharon y el muy cabrón solo se encogió de hombros restándole importancia. Bebí el contenido del shot y tomé otro — ¡Por nuestro primer beso! — cada vez que recordaba algo al tomar un vasito de tequila, me hacía revivir aquellos momentos.

Siguió haciéndolo y continué rememorando cada ocasión, viviendo de nuevo cada momento, recordando cada detalle que me hizo enamorarme de él. Cada pequeña cosa que habíamos vivido, confirmándome así que no me equivoqué al dejarlo entrar a mi corazón. Me sorprendí cuando cada uno de los presentes tenía un shot de tequila en su mano, incluidos los que todavía me hacían falta beber. Theo se había subido a la barra y no tenía ni idea de lo que iba a hacer.

— Podría seguir diciendo cada momento vivido y brindar por él — habló viendo a todos, la música había parado y cada persona escuchó con atención —, pero terminarías borracha y no entenderías el punto al que quiero llegar — los invitados rieron, incluida yo —. Este va por un año más que cumples de vida — levantó su vaso e hicimos lo mismo —. Sobre todo va por la primera vez que de tu boca salió un te amo dirigido hacia mí — recordé bien ese momento y mis ojos se tornaron brillosos por las lágrimas y no porque me sentía borracha — y me alegro de que para ese momento yo ya te amaba con locura. Te amé primero Annabelle Bennett y te amaré siempre — aseguró y para ese momento las lágrimas salieron sin permiso alguno de mis ojos — ¡Salud por ti y nuestro amor! — gritó y todos respondieron con la frase Salud.

Bebimos el líquido de nuestros vasos y la música volvió a sonar, Theo bajó de la barra y se acerca a mí; lo abracé con fuerza y lo besé olvidando que quería cuidar el maquillaje. Estaba feliz y por primera vez desde hacía muchos años sentí que este había sido el cumpleaños perfecto.

Nuestro maquillaje seguía intacto después del besuqueo que tuve con mi novio, Sara me explicó que al fin había llegado la nueva línea de productos a mi empresa y una de las ventajas era que no se corría y tenía una larga duración.

Dejé a Theo con Tom y Evan y me fui con Darcy y Kelly para el baño. Tanta bebida ya había hecho colapsar nuestras vejigas y necesitábamos hacer espacio para más. No me sentía borracha, pero tampoco al cien por ciento normal, estaba disfrutando al máximo de mi noche perfecta.

Al salir del baño junto a las chicas Theo me sorprendió tomándome de la cintura y apegándome a su cuerpo.

— ¡Jesús! Chicos busquen un cuarto — se quejó Kelly y solo reí, ellas siguieron su camino hacia sus amados dejándome ahí con el mío.

— Si sigues así me harás meterte al baño — advertí con una sonrisa pícara, él solo medio sonrió y no dijo nada —. Hueles diferente — inquirí al sentir su aroma tan distinto al que desprendía siempre. No dijo nada y sólo me hizo pegar la espalda a la pared cerca de nosotros, puso sus manos en mi cintura y sin esperar más me besó. Un beso lleno de pasión, sí. Pero también con posesividad y urgencia, un beso que sentí indebido e incorrecto... un beso diferente y...

— ¡Annabelle! — me inmovilicé al escuchar esa voz y me separé de inmediato asustada y confundida.

— ¡Theo! — exclamé viéndolo de pie a un metro lejos de mí — Que... — me quedé sin palabras viendo al hombre frente a mí, este me sonrió mostrando sus perfectos dientes y noté que no era Theo — ¿Quién demonios eres? — pregunté.

— Un fantasma del pasado — respondió y se fue de inmediato sin darle la cara a Theo.

Él estaba ahí de pie y con las manos echas puño, furioso y decepcionado.

— Theo yo pensé que...

— Era yo — terminó por mí y antes de que pudiese decir algo más, se fue detrás del tipo al que acababa de besar.


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