Capítulo 25
Después de hacer el amor con mi amado novio, al fin conocí su casa. Era muy sencilla y si tenía lujos eran pocos y necesarios. Conocí cada área de ella con detalle y cada vez me gustaba más. Claro que ignorando el hecho de que antes había pertenecido a él y su esposa.
Theo en algunos momentos logró adivinar mis pensamientos sobre él y Rebecca y me calmó acerca de ellos; era tonto, pero me sentí tranquila al saber que toda la decoración de la casa había sido cambiada, pues porque para rematar pensar en que estaba decorada con los gustos de su fallecida esposa me hacía sentir demasiado incómoda.
Todo el día pasamos mimándonos y amándonos. Me sentí ofendida cuando Theo me vio cocinando y comentó que según él yo no sabía hacerlo, sin embargo, mi rostro se llenó de satisfacción al ver su cara de placer cuando probó lo que con tanto amor cociné para él.
Demás estaba decir cuál fue nuestro postre y cuanto lo disfrutamos.
Fuimos a comer a casa de su madre por la noche, esa vez sin juegos pervertidos de por medio, conocí más a su madre y disfruté de una buena charla con ella, esa vez sin distracciones. Theo como siempre no pudo dejar el trabajo de lado y me informó que al día siguiente tendría que ir a una junta en una de sus empresas junto a Frederic.
Me encontraba caminando al día siguiente junto Agnes en una de las hermosas calles de Londres, la noche anterior ella tuvo la delicadeza de invitarme a ir de compras mientras Theo y su esposo estaban en el trabajo y encantada acepté, pero antes de iniciar el día decidimos ir por un café.
El restaurante era pequeño y acogedor, y nos daba la opción de acomodarnos al aire libre en mesas que tenían colocadas fuera de él y frente a una hermosa plazuela.
— Sabes querida, cuando Theo me platicó sobre ti no podía creerlo.
— ¿Por qué no? — quise saber mientras cada una disfrutamos de una taza de rico café humeante.
— Pues ya sabes, después de lo de Becca y de lo destruido que quedó, juró no volver a amar — supe que la intención de Agnes no fue incomodarme al tener esta plática. Así que acepté de buena manera su comentario.
— Y con justa razón, yo juré jamás hacerlo también, pero por razones diferentes.
— ¿Rompieron tu corazón? — preguntó con un deje de tristeza.
— En dos ocasiones — confesé, no me sentía incómoda al hablar de eso con ella — y no estaba dispuesta a correr el riesgo de una tercera.
— Hasta que apareció mi hijo — inquirió con una sonrisa y asentí.
— Tú hijo logró sobrepasar muchas barreras que había puesto en mi vida para evitar sufrir.
— Cariño, a veces la vida te da esos sufrimientos para que aprendas a valorar el verdadero amor — tomó mi mano de manera protectora —. En el amor siempre habrá sufrimiento y tú no escoges a quien amar, escoges a la persona con quien vale la pena sufrir y luchar.
Sus palabras hicieron que mi pecho se presionara y mi respiración se cortara. A lo mejor estaba equivocada, pero sus palabras tenían mucho de cierto para mí.
— Antes de Simon, me enamoré perdidamente de alguien más y rompió mi corazón — continuó —. Después lo conocí a él y mira... hasta un hijo me hizo — sonrió con tristeza y la imité para acompañarla. Comencé a entender por qué me sentía tan cómoda con ella —. Lo amé con locura y también rompió mi corazón, pero años después llegó Frederic a mi vida y míranos, cada día nos amamos como unos adolescentes — esa vez sonrió con amor y sentí envidia de eso. Era de la buena.
— Yo quiero eso — solté más como un pensamiento dicho en voz alta y me miró con cariño —. Quiero ese amor que mis padres se profesan cada día y el amor que tú y tu marido tienen.
— Sé que aún les falta mucho por recorrer a ti y a Theo en esta relación, pero créeme cariño... lo que tú y mi hijo tienen va más allá del amor que tus padres o Frederic y yo tenemos — la seguridad en lo que dijo me dio esperanzas y fue algo que también quise creer.
Un rato después nos encontrábamos caminando en un centro comercial muy exclusivo de Londres y debía admitir que Agnes era la reina de las compras, desbancando por completo a mi mejor amiga Darcy y también muy consentida por su marido.
En un momento mientras andábamos cerca de las tiendas logré ver a un hombre que me pareció demasiado conocido, acompañado de otros dos vestidos con trajes negros: era Josh y el desconcierto regresó a mí por su extrema seguridad.
¿Por qué nos cuidaban tanto?
¿Qué sucedía en realidad para que fuéramos tan custodiados?
Esas y otras preguntas se repetían en mi mente al punto de no controlar la paranoia y curiosidad, pregunté a Agnes qué sucedía y si corríamos peligro alguno, ella me consoló diciendo que no tenía nada de qué preocuparme. La razón según la mujer era que su hijo era una persona muy posesiva y desconfiada, no obvié que también controlador y cuando alguien le importaba trataba de cuidarla a como diera lugar. Aun así fuese de los bichos que intentaban probar nuestra piel.
¿Le creí?
No, no lo hice. Algo me decía que había otras razones, pero no quise continuar con ese tema. Había cosas de las que me encargaría de averiguar por mi cuenta y la seguridad implementada por Theo era una de las cosas que irían a mi lista de pendientes por investigar.
Continúanos caminando y comprando. Decidimos o más bien decidí cambiar el tema acerca de dicha custodia por parte de Josh y los otros dos chicos.
Agnes se me adelantó por un momento mientras me quedaba embobada frente a una tienda observando unos hermosos zapatos, continúe mi camino viendo aun hacia la tienda y me asusté cuando fui golpeada por algo y antes de caer al suelo sentí cómo unos brazos me tomaron de la cintura evitando así el golpe y la vergüenza que eso conllevaba. En ese momento me di cuenta de que no fue algo sino alguien.
— ¡Perdón! — exclamé con pena.
—No, perdóname tú a mi — susurró una voz masculina.
Observé al tipo frente a mí y sin pretenderlo admiré su belleza, a pesar de su estilo desaliñado y bajo la capucha de su chaqueta negra, noté que era un chico o más bien hombre de mi edad, ojos verdosos y cabello un tanto largo y desordenado; labios delgados y nariz fina junto a una barba arreglada a la perfección, era alto y delgado, pero también vi que su cuerpo estaba muy bien trabajado.
— No te preocupes fue descuido de ambos — acepté dándole una sonrisa que él me devolvió, vi cómo me observa y me sentí muy nerviosa por aquel repaso intenso que hacía sobre mí — ¿Sucede algo? — cuestioné.
— Lo-lo siento, es solo que te pareces mucho a alguien — respondió y escuchar eso me extrañó ya que no era la primera que lo escuchaba y cuando estaba a punto de decir algo, Agnes me interrumpió.
— Querida ¿Sucede algo?
— ¡Oh! Claro que no — respondí.
—Tengo que irme, de nuevo perdón — se apresuró a decir el chico frente a mí, un poco tenso y sin esperar respuesta de mi parte se marchó.
Eso fue muy extraño... Pensé.
Agnes me hizo muchas preguntas después del extraño encuentro con el chico, mismas que respondí con lo que había pasado; la noté muy preocupada, más le dije que se calmara y que estaba exagerando.
— Por cierto, ayer me quedé con la duda acerca del parecido que encontraste conmigo y otra persona — dije recordándole y pensando en que ese chico también dijo lo mismo — ¿Con quién crees que me parezco? — pregunté y la noté nerviosa por el señalamiento.
— Olvídate de eso hija, sólo son figuraciones mías.
— Pero quiero saber, Agnes — insistí, en un acto de nerviosismo ella acomodó la correa de mi bolso que estaba a punto de caerse de mi hombro. Miré en dirección de él y me percaté de que estaba abierto y lo cerré.
— Te lo platicaré después — prometió y opté dejar de insistir.
____****____
El día transcurrió tranquilo después del percance con el desconocido y tras recibir una llamada de Theo decidimos que era tiempo de regresar.
Josh se encargó de llevarme a casa de Theo y al llegar charlamos acerca de nuestros días, me informó que al día siguiente por la mañana partiríamos rumbo a París y esa noche cenaríamos con su familia para despedirnos.
Me entusiasmaba mucho ir a París y sobre todo lo hicieron las promesas de Theo acerca de lo que quería hacer conmigo en la ciudad del amor. En nuestra conversación le hablé de todo lo que pasó en el centro comercial incluido el choque con ese chico de ojos verdes y le comenté que al igual que su madre, él también encontró un parecido en mi con otra persona.
— Sólo fue una coincidencia — musitó mientras me daba un casto beso en los labios. Estábamos tumbados en un sofá grande, yo colocada entre sus piernas, mi espalda contra su pecho y él se encargaba de dar suaves caricias en mis brazos, hombros y cuello —. Para mí eres única y no te encuentro parecido con nadie — susurró cerca de mi oído y mordió el lóbulo de mi oreja.
— ¿Por qué no dejaste que tu madre dijera a quien cree que me parezco? — lo sentí tensarse tras de mí, pero no le di importancia.
— Sólo creí que era de mala educación que te comparara — explicó y fruncí mi ceño.
— Solo es un parecido Theo, eso no es mal educado — inquirí.
— Como sea, hermosa. Dejemos ese tema de lado — pidió y asentí reticente.
No es que fuera una exagerada en ese tema, pero mi sexto sentido se estaba activando y ese casi nunca fallaba. Decían que no era bueno hurgar donde no se debía porque se arriesgaba a encontrar lo que no se quería, pero en mi caso pensaba que: si se buscaba era porque había respuestas a medias o evasivas que daban a intuir que algo se ocultaba.
Y yo era demasiado intuitiva como para quedarme así.
Nos quedamos hablando un rato más y después decidimos tomar una ducha y luego de eso arreglarnos para la cena. Salir de la ducha fue difícil ya que Theo se encargó de hacerme bañar en muchas ocasiones, pues sus manos y otras partes de cuerpo se encargaron de ensuciarme muchas veces.
Pero ensuciarme una buena y placentera forma.
Cuando por fin estaba a punto de terminar de arreglarme para irnos a la cena, recordé los hermosos pendientes que compré con Agnes y estaban en mi bolso, me acerqué a donde lo había dejado y cuando lo abrí me sorprendí al encontrar una fotografía.
La tomé entre mis manos y la observé, no recordaba haberla visto antes y no entendía qué estaba haciendo en mi bolso. En la imagen estaba una hermosa mujer rubia de ojos claros, su cabello lo había recogido en un hermoso moño y vestía de blanco, sus facciones eran muy parecidas a las mías, de hecho el parecido entre ella y yo era muy grande. Llevé mi mano hasta mi boca al sorprenderme tanto.
Me quedé estupefacta al ver al hombre al lado de esa mujer: era Theodore y no solo fue eso lo que me sorprendió sino el hecho de que observaba a dicha chica con adoración y amor; de pronto caí en la cuenta de porqué Agnes me comparó con alguien. Mi sorpresa fue más porque no era alguien común y corriente.
No.
Era Rebecca junto a Theodore el día de su boda.
La incredulidad llegó a mí y sobre todo una infinidad de preguntas ¿Era posible que Theo estuviera conmigo porque ella se parece a mí? Negué ante ese pensamiento y más que todo rogué para que no fuera así. Podía comprender casi todo de su pasado, sin embargo, me sentí ofendida cuando aquella suposición se instaló en mi cabeza.
— Hermosa ¿Estás lista? — su voz me sacó de mis pensamientos y me giré enfrentándolo.
— Ahora sí sé con quién me comparan — solté.
— ¿De qué ha... — no terminó la pregunta ya que levanté mi mano y le mostré aquel pedazo de papel a colores en mi mano. Lo vi palidecer cuando reconoció aquel recuerdo plasmado en la fotografía.
_______________________________________
Propiedad de Jassy.
Obra registrada bajo derechos de autor.
Instagram: wattpad_jm
Twitter: @JassyBook
Grupo de Facebook: Jassy's Books
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top