Capítulo 23
Me fui hacia mi departamento, pero antes de llegar le llamé a Nina para que me enviara el diario que había dejado guardado en mi oficina, necesitaba escribir en él y ya que tenía el motivo para hacerlo. Theo insistió mucho con sus llamadas y mensajes de texto, mas no fui capaz de responderle porque me sentía frustrada, decepcionada y triste. No poder tener hijos era la peor noticia que pudieron haberme dado y lo peor, que fue justo cuando creí que mi vida al fin cambiaría al lado de un hombre que me amaba y al cual yo correspondía.
Admití mis sentimientos hacia Theo, acepté ser su novia, pero como siempre la vida era una mierda conmigo y no me dejaba ser feliz por completo. Al llegar a mi departamento me fui directo a mi habitación y lloré como jamás lo había hecho; Darcy me llamó y le comenté lo que sucedía y como la mejor amiga que era corrió a mi lado, lloró junto a mí y me consoló como solo ella sabía hacerlo. Le confesé mi decisión de dejar a Theodore porque no parecía justo seguir con él si no era una mujer completa y tal como me lo imaginé, ella dijo que era una tonta si pensaba hacer eso y aparte era una egoísta porque pensaba solo en mi dolor y no en el que le provocaría a él con mi decisión.
Su consejo fue que siguiera a su lado, que disfrutara de mi amor con él y que por el momento no le dijera nada de lo que sucedía; no era un buen consejo a mi manera de ver — yo no lo veía así —, pero tampoco quería perderlo. Cuando ya lo tenía, me aterraba la idea de perderlo y terminé por seguir el consejo de Darcy: olvidar el diagnostico de mis exámenes y continuar con mi vida como si nunca me hubiese enterado de que no era fértil; era obvio que me haría el tratamiento que la doctora me dejó y como mi amiga lo dijo: gracias al cielo los avances médicos iban evolucionando y tenía el dinero suficiente para poder un día hacer algo mejor y lograr ser madre.
Y así lo hice, me comuniqué con Theo y me sentí culpable al escucharlo tan preocupado al temer que algo malo me había sucedido y aunque así fue, no se lo diría por el momento y fingí estar perfectamente bien a la vez que me disculpé por no poder responderle antes.
Transcurrió una semana y mi cumpleaños cada vez estaba más cerca, todo con Theo marchaba de maravilla y cada día me enamoraba más de mi hermoso gruñón; en la oficina ya todos se habían enterado de nuestra relación gracias a él que cada vez que podía, hacía sus demostraciones de posesividad frente a todos, no pude evitar sentirme mal cuando Ryan se enteró y ver la tristeza en sus ojos de verdad me dolió.
Lo busqué y hablamos sobre lo que sucedía y me confesó que era algo que ya se lo esperaba, pero confirmarlo le dolió mucho, me quedé callada sin saber qué decir y me sorprendí cuando me envolvió en sus brazos en un abrazo lleno de desesperación.
— Yo aún te amo — susurró en mi oído —, pero acepto mi derrota — dejó de abrazarme y acunó mi rostro entre sus manos —. Espero que él te haga feliz y aunque no estés conmigo yo seguiré aquí, esperándote y al primer error que Theodore cometa, no dudaré en aprovecharlo y luchar por ti, princesa — sus palabras estrujaron mi corazón y no pude decirle nada. Bajé mi mirada y de inmediato él tomó mi barbilla y me hizo verlo — no dudes en buscarme si eso sucede porque aquí estaré no lo olvides.
— Espero que eso no suceda, aun así... gracias — dije con sinceridad. Ryan dio un beso en frente y se fue.
Sentí su dolor y aunque lo lamentaba, mi corazón ya había elegido a Theo, quien luchó mucho para llegar a él y derribar todas las barreras que un día construí por miedo a ser dañada.
Me fui hacia mi oficina y me dispuse a trabajar, desde ahí llamé a AnBe para saber cómo marchaban las cosas y me sentí tranquila cuando Sara me informó de todos los avances y saber que ella estaba a cargo me llenó de satisfacción, siempre me demostró ser una gran trabajadora digna de toda mi confianza.
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— Hola, hermosa — saludó Theo al entrar a mi oficina con una linda sonrisa en su rostro.
— Hola, guapo — devolví poniéndome de pie para ir a su lado, lo vi sonreír más antes de tomarme entre sus brazos y besarme de esa tan especial que solo él sabía hacerlo.
— ¿Qué te trae por aquí? — susurré sobre sus labios intentando tomar el aire que él me había robado.
— Extrañaba mucho a mi novia — confesó y al ver sus ojos vi ese brillo que tenía cada vez que me miraba y debía admitir que hasta me asustaba ver en ellos cuánto me amaba —. Y tengo una sorpresa.
— ¿Qué es? — quise saber. Mi entusiasmo se notaba.
— Quiero que nos vayamos de viaje — soltó y lo miré incrédula. Me esperaba una salida a cenar, flores, chocolates, corazones ¡Joder! Cualquier cosa, menos un viaje —. Mañana tengo que partir hacia Londres, le he hablado a mi madre de ti y quiere conocerte — abrí más ojos ante la sorpresa y él rio. Bien, tal vez podría haber esperado el viaje, mas no que me quisiera presentar a su madre —, ven conmigo y después de ahí partiremos a París — la ilusión que tenía porque lo acompañara me llegó al corazón.
— ¿De cuánto tiempo hablamos?
— Cinco días — pensé mucho en su propuesta y no sabía si aceptar —. Te prometo un viaje lleno de mucha diversión — aseguró y besó mis labios — Amor — bajó a mi cuello — Pasión — llegó a mi clavícula y mi piel se erizó — Y mucho sexo duro — finalizó apretando mi culo logrando hacerme jadear.
— Tienes un problema con mi culo chico — señalé divertida, intentando recomponerme de lo que me había provocado —. Me lo dejaras todo flácido si sigues con esa manía de apretarlo cada vez que me besas — añadí y rio por lo que le había dicho.
— Acepta venir conmigo, Bel — suplicó.
¿Cómo iba a negarme a aquel divino ruego?
— Solo porque habrá sexo duro — musité aceptando, sonriendo de lado y mordiendo mi labio inferior.
— Sí lo habrá — aseguró feliz de que hubiese aceptado.
Después de un día de mucho trabajo me despedí de mi bello novio, no se puso muy feliz cuando no acepté su invitación de acompañarlo a su pent house, pero le expliqué que necesitaba hablar con mis padres antes de partir junto a él al día siguiente.
Me sentí demasiado nerviosa al pensar en lo que dirían mis padres al saber que me iría con Theo, no era tanto por mi madre si no más por mi padre, quien no se había mostrado muy feliz cada vez que se mencionaba lo de una posible relación entre Theo y yo. El camino a la mansión se hizo muy corto esa vez y mi nerviosismo iba incrementando cuando me acercaba un poco más.
Por la mañana le llamé a mi madre para avisarle que llegaría esa noche y que necesitaba hablar con ellos, obviamente la preocupación de madre salió a flote de inmediato al creer que algo muy malo sucedía y aunque pensé en platicarles sobre lo de mi problema, decidí obviarlo por el momento y primero comunicarles sobre mi noviazgo con Theodore Lee.
Llegué a casa y mi mamá me recibió con un abrazo lleno de amor, me hizo sentir reconfortada y me llenó de fortaleza, estaba segura de que ese era el poder y la magia del amor de una madre y en esos momentos a pesar de la felicidad, sentí la tristeza que me invadió al pensar que yo jamás tendría esa magia. Sin quererlo mis ojos se llenaron de lágrimas y no pude evitar contenerlas, un sollozo se escapó de mi boca, mamá se separó de mí muy preocupada; creí que sería fuerte y no iba a derrumbarme, pero no lo logré. Todo me llegó de golpe al estar frente a ella y sentir su amor, aunque sonara estúpido, no fue lo mejor para mí en esos momentos.
— Sabía que algo grave sucedía y por eso pediste hablar con nosotros — aseguró preocupada — ¿Qué te sucede, mi chiquilla hermosa? — preguntó con cariño mientras me hacía caminar hacia la sala de té y nos sentamos en el mismo diván.
— Tu amor me duele — susurré aun llorando y vi el dolor que mis palabras le causaron haciéndome sentir como una mierda —. No me mal entiendas mamá... es solo que estoy pasando por situaciones muy difíciles en mi vida — aclaré y a la vez me fui sobre ella de nuevo y me fundí en un abrazo.
— ¡Por Dios, cariño! No me gusta verte así de derrumbada — susurró en mi oído —. Eres junto a tu hermana la luz de mis ojos y el dolor de ustedes es el mío.
— Lo sé y lo siento — supliqué tras separarme —, pero no he venido a hablar de dolor — aclaré tratando de recomponerme — al contrario, tengo una noticia que darles a ti y a mi padre — limpié las lágrimas de mis ojos e intenté sonreír.
— Richard está en su despacho — informó —, si gustas vamos ahí y nos platicas lo que deseas — asentí y nos pusimos de pie . Hija... sea lo que sea sabes que cuentas conmigo — le sonreí en respuesta y nos fuimos hasta el despacho.
Saludé a mi padre al llegar a su oficina en casa y nos pusimos al día acerca del trabajo y las empresas, mamá nos regañó y nos pidió que evitáramos esos temas mientras estuviésemos en casa. Trataba de evitarlo porque sabía sus reglas, pero esa vez en verdad quería alargar un poco más el tiempo para al fin tomar el valor de decirles a lo que había ido.
— Papá, mamá — comencé mirándolos a ambos —. No sé cómo van a tomar esta noticia, pero necesito ser directa y salir de esto pronto — dije con los nervios desbordándose por todo mi cuerpo —; he estado saliendo con Theodore Lee y hace unos días me ha pedido ser su novia — solté y la emoción se hizo presente en el rostro de mi madre, mas no en el de mi padre.
— Espero que le hayas dicho que no — inquirió papá, logrando que la sonrisa en el rostro de mi madre se borrara de golpe. No esperara que celebrara aquello, aunque tampoco que soltase tal cosa.
— ¿¡Qué!? ¿Por qué? — pregunté con desconcierto.
— No Annabelle ¡Con Theo, no! — alzó la voz asustándome — No te quiero de novia con él, puede ser cualquiera menos ese tipo — la definición de estupefacta se quedaba corta para lo que sentía en ese momento.
— Pero Richard ¿Qué sucede? — cuestionó mi madre, muy desconcertada al igual que yo.
— Tú sabes lo que sucede, Nora. No me cuestiones en esto — pidió y ella negó en desaprobación.
— Dame una razón por la cual te opones, papá — pedí y negó —. Pues bien, si no me la vas a dar entonces no exijas; además, ya acepté ser su novia y mañana viajaré con él hacia Londres — informé de golpe, un poco exaltada por su actitud.
— ¡No puedes Annabelle! ¡Te exijo que termines esa relación! — reí indignada por lo que pedía y desconocía al hombre frente a mí. Mi padre nunca actuó de esa manera y me molestaba que quisiera controlar mi vida cuando les informé solo por simple consideración.
Ya era una mujer hecha y derecha, no dependía ni de él ni de nadie.
— No puedes exigirme nada y lo siento padre, pero ya soy mayor e independiente — le recordé tratando de hablarle con respeto — sé asumir mis errores y he sabido llevar mi vida. Mi decisión está tomada te guste o no.
— Ella tiene razón Richard — me apoyó mamá, tratando de hacerlo entrar en razón — y me decepciona tu actitud con tu hija. Ya es mayor y nos ha demostrado ser una mujer madura, así que no puedes exigirle nada y menos en el amor.
— Gracias mamá — musité sincera y motivada por su apoyo.
— Cuentas conmigo hija y más en tu relación con Theo, para mí él es un buen hombre y te merece.
— No cambiarás de opinión ¿cierto? — dije mirando hacia mi padre y se quedó en silencio, observándome en total desacuerdo — Que lástima que reacciones así — el dolor en mi voz era notable y al ver que no iba a responder decidí marcharme, pues no había nada que seguir hablando —. Nos comunicamos luego — avisé a ambos —, mañana nos iremos temprano — añadí y comencé a caminar hacia la puerta del despacho. Cuando estaba a punto de abrirla mi padre habló.
— Theo tiene enemigos, gente que intenta a toda costa acabar con su felicidad — lo que dijo me heló la sangre y detuvo mi paso —. Cada vez que lo ven feliz con alguien, van y se deshacen de esa persona — me di la vuelta para quedar frente a ellos —; no es casualidad que su novia de la universidad haya muerto — tragué con dificultad cuando confesó tal cosa, sabía a quién se refería y pese a lo que mi padre pensara, ella no fue su novia — y tampoco lo es el que hayan matado a su esposa. Cada vez que él es feliz al lado de alguien, ese alguien muere — no supe cómo responder a eso y opté por seguirlo escuchando —. Para mí, él no es un mal hombre, hija y claro que te merece — aclaró cediendo un poco en la severidad de sus palabras — pero para su mala suerte tiene un pasado que no juega a su favor y no quiero que por eso tu salgas perjudicada.
Comprendí su punto de vista y la verdad nunca se me cruzó por la cabeza lo que me acababa de decir. Sin embargo, había cosas que me hacían creer que no tenía por qué ser así conmigo y además, no era seguro que lo que le sucedió a Rebecca fuese provocado.
— Entiendo tu punto papá — caminé hacia él —, mas lo que sucedió con la chica de la universidad fue un accidente — le aseguré y él negó — y lo de Rebecca también lo fue, o por lo menos no se ha dicho lo contrario y además, dime cómo hago para alejarme de él si lo amo tanto; hay situaciones que para mí son peores que la muerte y no me han hecho dejarlo — confesé recordando mi problema —. A estas alturas ya no puedo alejarme de Theo, papá.
— Inténtalo, hija — suplicó y mi corazón dolió.
— ¿Recuerdas cuando hablamos sobre el amor verdadero en mi oficina de AnBe? — cuestioné y asintió — Déjame saber si no me estoy equivocando con él — esa vez fui yo que suplicó.
— No quiero perderte — confesó.
— Lo harás si me pides que me aleje de él — señalé decidida y me miró un tanto incrédulo.
— ¿Tanto así lo amas? — preguntó con sorpresa.
Mamá también estaba sin poder creer lo que salía de mi boca.
Demasiado tiempo me negué al amor y cuando caí, lo hice con mucho impulso.
— Créeme que hasta yo me sorprendo de que sea tanto así — declaré y la verdad no había notado que tan grande era mi amor por Theodore hasta ese momento que tuve que decidir entre mi padre y él —. Lo amo como ni yo tenía idea que se podía amar, hasta el punto de ser una egoísta.
— ¡Dios, Annabelle! — exclamó con una sonrisa que me confundió — Sé que no es lo que deseo, pero con tal de verte así... vale la pena — dijo con sinceridad —. Espero equivocarme con lo que he dicho antes y deseo que él te siga haciendo feliz — formuló aceptando mi noviazgo.
— Gracias, papá — lo abracé y besé siendo en esos momentos una hija mimada —. Te amo mucho y a ti también — miré a mi madre quien con disimulo intentó limpiarse una lágrima.
Eso era todo lo que necesitaba.
Esa vez me quedé a cenar con ellos y ya no me marché como lo había decidido antes, no podía sacar de mi cabeza lo de los enemigos de Theo que había mencionado mi padre, era algo que daba vueltas en mi cabeza y por más que quería encontrar motivos para que los tuviese, no los hallaba.
Estaba consiente que había mucho de Theo que no sabía, pero pensé en que él no era de los hombres que iban dejando enemigos por donde quiera y de verdad deseaba con todo mi corazón que así fuese. Gracias al cielo mi padre no habló más del asunto y aunque sabía que no estaba muy feliz con mi decisión, hacía el esfuerzo de disimular al verme feliz a mí.
Me fui de la mansión de mis padres decidida a darle una sorpresa a mi novio — sentía rara esa palabra y llamarlo así, pero era la verdad y me gustaba —, pasé a mi departamento antes, tomé un baño e hice mi maleta para marcharme hacia el pent house de Theo. Según él, esa noche dormiríamos separados, pero a última hora quise recompensarlo yéndome hacia donde él.
Su cara fue épica al verme llegar con todo y maleta, Adam me ayudó a subirla y se lo agradecí muchísimo ya que pesaba mucho; solo serían cuatro días fuera, pero era de esas mujeres que casi salían con la casa completa cada vez que iban de viaje. Prefería estar preparada para cualquier ocasión o motivo.
— ¿Te vendrás a vivir conmigo? — preguntó divertido al ver mi maleta.
— Sí — respondí seria siguiendo su juego y vi su rostro cambiar, me arrepentí en el momento de haber hecho eso.
— ¿Es en serio, hermosa? — tragué con dificultad cuando vi la emoción en su rostro y por dentro golpeé mi mejilla por la estupidez que hube hecho.
— No amor — traté de ser lo más cariñosa y no herir sus sentimientos — no es que no quiera, pero es muy pronto — aclaré —. Solo son las cosas para nuestro viaje.
— Me harías el hombre más feliz del mundo si decides vivir conmigo — confesó y envolvió mi cintura con sus grande y musculosos brazos.
— Aún es pronto para eso — repetí — apenas he aceptado ser tu novia y necesitamos conocernos más.
— Para mí no es necesario conocerte más para estar seguro de que te quiero viviendo conmigo — susurró en mi oído y me estremecí con su hermosa voz —. Te quiero para mí cada día, cada noche, quiero que seas la última persona a la que vea antes de dormir y la primera al despertar — habría sido fácil decirle que sí después de aquellas palabras. No obstante, era una mujer que sabía lo que hacía y pensaba e irme a vivir con él era una locura, demasiado pronto para eso.
— ¿Te he dicho cuánto te amo? — susurré, concentrándome en tan hermosas palabras que salieron de aquella divina boca. Cómo no amarlo cuando me hacía sentir que volaba y llegaba al cielo con solo unas frases bien dichas.
— Sí, pero me encanta que lo repitas — confesó sonriendo de lado para luego besarme.
Theo me convertía en la mujer más cursi y a pesar de no haber estado acostumbrada a eso después de tantas decepciones, me sentía cómoda siendo así porque él se lo merecía; se había ganado ese lado azucarado mío que huía siempre de salir a la luz.
Nos quedamos en su sala un rato viendo televisión y estar así con él, como si en verdad viviésemos juntos me gustaba y aunque era pronto para tomar una decisión como esa, soñarlo no era delito.
Decidí contarle que había hablado con mis padres acerca de nuestro noviazgo y le sorprendió que no lo esperara para eso, pues alegó que era su intención hablar con mi padre, pero le hizo feliz saber que lo había hecho.
— Aunque déjame decirte que mi padre al principio se opuso — confesé y lo vi fruncir su ceño.
— ¿Por qué?
— Tiene miedo — vi el desconcierto en su rostro.
— ¿Miedo de qué, Bel? Si yo te amo y no te dañaría.
— No de ti. De tus enemigos — se removió incómodo por lo que dije y por alguna razón que no me agradó, clavó su mirada en la tv y no en mí — ¿Tienes enemigos? — cuestioné y lo vi palidecer — Sé sincero conmigo Theodore ¿Tienes enemigos de los cuales mi padre y yo tengamos que preocuparnos?
Su mirada siguió fija en un programa que ni siquiera le gustaba y tal cosa me asustó.
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