Capítulo 21




Ver ese brillo en los ojos de Theo después de decir aquellas palabras fue lo mejor que pude haber visto en mi jodida vida, era como la mirada de un niño cuando obtenía algo que le había ilusionado durante tiempo y hasta ese momento logró obtener; después de follarme con amor como él lo expresó, me hizo el amor de la manera más tierna. Mi corazón se había hinchado con todos los sentimientos que amenazaban por salir, todos aquellos buenos que un día quise ocultar estaban a punto de desbordarse por todo mi ser.

Aún existía el miedo en mí, el temor a ser lastimada y no poder recuperarme esa vez, pero Theo estaba llevándome al límite de mi aguante y sabía que tarde o temprano caería ante él; aunque no lo quisiera aceptar cada día a su lado cedía un poco más, sus celos, posesividad, la necesidad de querer controlarme, su forma de cuidarme y amarme me hacían querer más de él y con cada segundo a su lado me convencía más de eso.

Las peleas y discusiones entre nosotros no podían faltar y aunque pareciera estúpido, hasta eso me gustaba. Decía lo de las peleas porque ese día a parte de hacer el amor, también peleamos por James; yo necesitaba hablar con él y cerrar ese ciclo de mi vida, pero Theo como siempre no podía comprenderlo porque sus celos lo cegaban. No obstante, al final y después de prometerle muchas cosas y pedirle que confiara más en mí, aceptó sobre todo porque no le quedaba de otra.

Le llamé a James y quedamos de vernos en una cafetería, así que tomé una ducha — sola —, Theo se ofreció a hacerlo conmigo, pero sabía que si lo aceptaba no saldríamos del apartamento nunca y terminé rechazándolo.

Me encontraba ya en la cafetería junto a James, comenzamos hablando un poco de cosas triviales hasta que el tema de nosotros al fin salió. Me sentía tranquila con él y a pesar de las circunstancias en que nos separamos, me agradaba volver a verlo y conversar como en los viejos tiempos; me habló sobre Karen — su esposa — y cómo la conoció a ella y a Madison, todo lo que le costó volver a amar a alguien después de mí, pero por fortuna Karen le ayudó en eso y en la actualidad se encontraba felizmente casado y enamorado de ella.

— Ella sabe todo sobre tú y yo y hasta me ha dicho que quiere conocerte — reí cuando confesó eso y él me miró extrañado.

— Lo siento... es solo que me es imposible creer que ella me quiera conocer después de saber lo que hubo entre nosotros — expliqué.

— Ella es así de especial — afirmó con ese brillo de amor en sus ojos — pero tú lo eres aún más — dijo y lo vi sin comprenderlo —. Annabelle, tú eres de esas mujeres que llegan a la vida de un hombre para enseñarles a amar sin restricciones, a mí en especial. Me mostraste la bondad, la inocencia, el respeto, la fidelidad y la lucha; me perdonaste cuando quisiste y te deshiciste de mí en cuanto comprendiste que te merecías algo mejor. Me dolió perderte, pero acepté que era mi castigo por no valorarte — tragué con dificultad cuando escuché aquellas palabras. Ya no era más el chico inmaduro, se había convertido en un hombre maduro —, dejaste una huella en mí, marcaste un antes y un después en mi existencia; nunca pude decírtelo, pero casi me volví loco cuando me dejaste — no supe la razón, pero sus palabras me conmovieron en ese momento. No obstante, callé y seguí escuchándolo —. Te perdí por mis errores y nunca te di lo que merecías, por eso cuanto me enteré de que estabas con alguien más, deseé que te hiciera feliz ya que eres la mujer con la que todos soñamos, la que ama con intensidad y se entrega con pasión, pero también supe que no eras de las que se quedaba en la vida de cualquiera y lo confirmé cuando te alejaste de Ryan — mis ojos se ensancharon cuando dijo aquello.

— ¿Cómo sabías de mi vida? — pregunté y sonrió.

— Jamás me alejé de ti. Tú me dejaste y me propuse a cuidarte a pesar de que ya no siguieras conmigo, pero lo hice desde la distancia para no molestarte.

— Me habrías asustado — señalé.

— También por eso mantuve mi distancia — dijo divertido y negué —, el punto es: que tu fuiste mi primer amor, nena y siempre tendrás un lugar muy especial en mi corazón — mi pecho se estrujó al escuchar eso y sentí que las lágrimas llegaron a mis ojos sin poderlas retener. Tal vez James fue el que más me hizo sufrir, pero también el que más me enseñó y la nostalgia se apoderó de mí. Vi cuando acercó su mano a mi mejilla y limpió una necia lágrima que cayó de mis ojos —. Nadie cambiará eso.

— Ya no sigas — pedí intentando reír, aunque las lágrimas no me lo permitían —, tú también fuiste mi primer amor, me enseñaste muchas cosas y viví muchas otras contigo. Buenas y malas, pero aprendí de ello y me hiciste fuerte — sonrió con ternura por mis palabras.

— Eres maravillosa y si Theo quiere tu amor tendrá que esforzarse mucho — aseguró —. No cualquiera se atreve a amar a una mujer que se ama a sí misma como tú, porque estoy seguro de que no amas a cualquier imbécil y si lo haces, no tienes miedo de alejarte con la primera que te hagan. No temes a perder a ninguno ya que sabes que si se van, quienes pierden son ellos y ese fue mi error, por eso te perdí, pero aprendí.

— Y es bueno que lo hayas hecho y más, si tienes a una mujer como Karen.

— Ella es mi segunda oportunidad.

— Qué bueno que la tengas, yo dejé de creer en ellas — aseguré.

— No lo hagas nena, deja el miedo atrás y disfruta de lo que la vida te da.

— Es fácil para ti decirlo — bufé.

— Y lo será para ti también cuando enfrentes tus miedos — aseguró dejándome sin palabras —. Si vuelves a amar, hazlo con la intensidad con la que solo tú puedes lograrlo y permítete ser feliz con Theo — alcé mi ceja por lo que dijo —; sí, Annabelle, a ese hombre se le nota que te ama, me lo demostró con la manera de hablarme hoy y sé que tu sientes algo por él, así que deja el miedo. Te mereces lo mejor, deja que él intente hacerte cambiar de parecer — me limité a sonreír sin poder decirle nada más.

— Me alegra volver a verte James y más haber arreglado las cosas contigo — acepté rato después.

— A mi igual me hace feliz saber que no me odias. Ahora sí podré continuar mi vida siendo feliz por completo.

Salimos de la cafetería y nos despedimos con un enorme abrazo, había cerrado un ciclo en mi vida y sentí que liberé mucho de lo que venía cargando años atrás, me sentí más liviana y tranquila; hasta respirar se me hacía más fácil y pensé que así como pude cerrar ese ciclo con James, también lo tendría que hacer con Ryan; él también se merecía mi perdón y sobre todo hacerle saber que por más que quisiera intentar algo conmigo, no podría.

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El tiempo se iba volando y con él, también mis miedos que poco a poco se desvanecían. Retomé mis entrenamientos junto a Darcy y continuamos creciendo en nuestras empresas. Hablé con Ryan y le dejé las cosas muy claras y animado no sé por qué cosa, se conformó de inmediato y eso me alivió mucho.

Rachel seguía tratando de metérsele por todos lados a Theo, pero me sentía bien al saber que él no tenía ojos para ella; nos tratábamos de manera civilizada, aunque ambas sabíamos que jamás llegaríamos a ser amigas y que a la primera equivocación que tuviera, no dudaría ni un segundo en sacarla de Be&Le. Muchos me podrían creer cruel por ser así, no obstante, para mí esa era la vida real y estaba muy lejos de ser la típica chica buena de novela; en realidad odiaba cómo hacían ver a las mujeres en las novelas, tan vulnerables, sumisas y hasta estúpidas en muchas ocasiones cuando la realidad era muy diferente. Porque la misma vida se iba encargando de hacerte una persona fuerte y autosuficiente y si me pidieran que me definiera lo haría con esas dos palabras, pero le añadiría defensora de lo que o a quienes amaba.

(****)

La fiesta de mi cumpleaños estaba a pocos días de llegar y para mi buena suerte, Darcy era la encargada de organizarla y como todos los años atrás en los que ella también lo había hecho, esa sería de disfraces puesto que mi cumpleaños era el día de Halloween, motivo por el cual en mis años de adolescencia fui objeto de burlas, pero en la actualidad le sacábamos el máximo provecho.

— Esta vez la temática será de disfraces en pareja — informó mostrándome las invitaciones en las que recalcaba eso.

— Estás loca Dars.

— Para nada mi linda amiga — sonrió —, esta vez tú y yo tenemos pareja así que hay que aprovecharlo.

— Tú tienes parejas, yo no — le recordé y la vi sonreír más con ironía.

— ¿Por qué no te decides de una vez y aceptas a Theo? — preguntó con intriga — Aceptaste que comienzas a sentir algo por él, así que no le veo el chiste a que te sigas negando a eso.

— Cuando te comenté que le había dicho eso a él, también te dije que no quería apresurarme a nada. Además, no me lo ha pedido — confesé con un poco de amargura y ella rio.

— Vamos, quiero que me acompañes a un lugar — pidió poniéndose de pie y la seguí, aunque me extrañó muchísimo su actitud.

Me dirigía en el auto de Tom con Darcy a solo ella sabía dónde, no me había querido decir nada y evitadó mis preguntas cambiando de tema a cada instante. Me informó que Tom le dejó el auto porque él se fue con un amigo a atender un asunto de suma importancia, por momentos seguimos hablando de nuestros planes con la fiesta de cumpleaños y otros temas irrelevantes.

— Bien Ann, tú sabes que conmigo puedes ser totalmente sincera — dijo al fin y supe que algo se traía entre manos — así que respóndeme esto — la miré aun así ella no me mirara, pues iba manejando, pero intuí que sentía mi mirada — ¿Amas a Theo o solo sientes que lo comienzas a hacer? — su pregunta me descolocó un poco, me hizo pensar mucho en eso. Sin embargo, por más que lo hiciera, mi mente se quedaba en blanco y no sabía qué decirle.

— La verdad no sé, hace mucho que no he amado a alguien que ya ni sé cómo se siente — dije sincera.

— Bien, déjame ayudarte ¿Qué sientes cuando estas con él? — sonreí al pensar en la respuesta.

— Como si mi mundo dejara de existir y solo lo hiciera el de él, para mí — formulé y la vi emocionada mientras se adentraba a una calle de tierra. Nos estábamos alejando de la ciudad y nos encontramos en un lugar con muchos árboles y vistas hermosas de lugares increíbles que existían en California; habíamos visitados muchas partes del estado, pero ese no lo reconocí — ¿Me vas a matar? — pregunté divertida y negó — Es lo único que pienso ya que me has sacado de la ciudad y no reconozco dónde estamos, aunque déjame decirte que es un lugar muy hermoso para morir — confesé embobada con el hermoso paisaje.

— No seas tonta Ann y mejor sígueme respondiendo ¿Qué sientes cuando Theo está cerca de otras mujeres?

— Que las quiero asesinar — bufé —. Odio cuando están alrededor de él y cuando les presta atención solo por simple educación, siento que lo quiero matar también a él.

— Si te pido que lo compares con James y Ryan, que son a los hombres que has amado antes ¿Lo pudieses hacer? — siguió y negué de inmediato a la vez que puse atención a una pancarta que encontramos en el camino. Estaba de lado a lado de la calle, sostenida en dos postes de luz.

Sé que no crees en segundas oportunidades.

Fue lo que se leí en ella y algo en mi pecho me comenzó a apretujar mucho.

— No podría hacerlo Dars — repuse ignorando aquella sensación, me miró un segundo — Theo no tiene comparación con ninguno de ellos ni con nadie — confesé y fijé mi mirada en otra pancarta igual a la anterior, pero con algo diferente escrito.

Pero a mí la vida me enseñó a creer en ellas.

— ¿Viste esas pancartas? — cuestioné intrigada y Darcy asintió con picardía. Solo fruncí el ceño y sobé mi pecho al sentir la opresión de nuevo.

— ¿Por qué Theo no tiene comparación? — continuó y antes de responderle vi otra pancarta.

Cuando tú llegaste a mi vida.

Se leía en esa.

— ¿Qué demonios significan esas pancartas? — formulé con demasiada curiosidad y ella solo se encogió de hombros.

— Ya casi llegamos — dijo en cambio — así que responde Ann ¿Por qué Theo no tiene comparación? — estuve a punto de responderle, pero otra vez una nueva pancarta se robó mi atención, esa más que las otras.

¿Me dejas enseñarte a que tú creas en ellas aceptando ser mi novia, Hermosa Bel?

Tragué saliva con dificultad al leer lo último y antes de que pudiese preguntarle algo a Darcy, vi a Theo de pie en el pórtico de una hermosa casa de campo con la manos metidas en los bolsillos de su pantalón. Las sensaciones que sentí en ese momento eran indescriptibles, mi corazón se aceleró a mil y me enfrenté después tanto tiempo a eso a lo que le llaman mariposas en el estómago.

— Porque Theodore Lee, es único — respondí al fin a la pregunta de Darcy cuando se detuvo frente a la hermosa casa — ¿Tú sabías de esto, Dars?

— No solo sabía, sino que también lo ayudé — respondió muy orgullosa — pero después te cuento bien, ahora tengo una última pregunta y es repetida — aclaró, la miré y continuó — ¿Amas a Theo o solo piensas que comienzas a hacerlo?

— Lo amo — dije segura y mi loca amiga me abrazó llena de emoción —. Ahora déjame salir y disfrutar esta sorpresa — sonrió satisfecha y me soltó.

— Anda amiga, que la tercera es la vencida — me reí por sus locuras, pero asentí.

Me despedí de ella y salí del auto, miré hacia donde Theo se encontraba y lo vi sonreírme de lado, con cada paso que di, mi corazón se aceleró y la emoción creció, pero también con cada paso me entregué más al amor que sentía por él y no dejé de cuestionarme en qué momento llegué a sentir todo por ese hombre.

Él supo destruir las barreras de tu corazón.

Susurró mi yo interior y estuve de acuerdo en que lo logró.

Theo logró llegar a mi corazón y una vez más le estaba dando el poder a alguien de destruirme o hacerme feliz y solo rogaba por no volver a equivocarme, ya que de manera irrevocable me había enamorado de Theodore Lee.

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