Capítulo 12



Vi la impotencia en los ojos de Theo a parte de la rabia al verme marchar junto a Ryan, pero igual se quedó ahí sentado con su amiguita.

¿Querías que te detuviera?

¿De nuevo tú? Maldita voz.

La pista de baile estaba abarrotada de personas que disfrutaban de la buena música, comenzamos a bailar y pese a lo que pensé, Ryan mantuvo su distancia; bailamos como en los viejos tiempos y si en algo tenía razón mi amor imposible era que en la pista sabíamos sincronizarnos muy bien. Me olvidé por un momento de lo que acababa de suceder con Theo y Rachel y por fin comencé a disfrutar de la noche. Nuestros pasos iban al son de la música; Ryan siempre supo cómo moverse y me hizo recordar nuestros pasados días de diversión, por momentos reía a carcajadas de sus locos pasos de baile y sabía que lo hacía precisamente para hacerme reír.

— Por fin se te pasó el mal humor mi pequeño monstruo — dijo en mi oído para que pudiese escucharlo.

— Ryan no me llames así y no tenía mal humor — pedí y le aclaré seria al ver que él se reía de mí.

— ¿Entonces estabas celosa? — inquirió alzando una de sus cejas. Su pregunta no me agradó y por un momento me quedé sin saber que responder, pero luego comencé a reírme a carcajadas.

— ¿Celosa yo? ¿Y según tu de quién lo estaría? — cuestioné con sarcasmo y restándole importancia a tal cosa.

— ¡Vamos Annabelle! No soy idiota — alegó con diversión y no me gustó que se riera tanto de mí y más en ese momento que me sentía casi como en días de sensible —. Pude ver que no te agradó la amiga de Theo — soltó y comencé a sentirme un poco acorralada con esa platica.

Me había ido a bailar con él precisamente para olvidar aquel suceso y que él se lo llevara a la pista era absurdo y para querer reconquistarme no estaba siendo inteligente recordándome cosas que quería dejar de lado para poder pasarla bien.

— Que tal vez no me agrade no significa que esté celosa — aclaré y encogí mis hombros para que así él comprendiera que aquello no me importaba y que no merecía la pena seguir hablando de ello.

— Princesa te conozco bien y esos eran celos — contradijo y sentí que mi escaso buen humor estaba a punto de esfumarse —. Te gusta Theo, Annabelle y créeme que muero de celos, pero también me divierte ver como sacas de nuevo a ese pequeño monstruo que llevas dentro — sentí que palidecí un poco por lo que había asegurado y traté de disimularlo.

— No acabes con mi mal humor Ryan — advertí.

— Él también se muere por ti y hoy comprendo sus advertencias — continuó ignorando mi advertencia.

— Te dije que no siguieras y no me hiciste caso — zanjé comenzando a caminar lejos de él. No logré dar muchos pasos ya que sentí como me tomó de la cintura y me pegó a su musculoso cuerpo en un arrebato que me estremeció mucho.

— ¡Vamos princesa! No me niegues esta oportunidad de tenerte cerca — pidió y aunque no lo quise así, su cercanía me puso nerviosa. Me giré de inmediato y quedé frente a él; noté la súplica en sus ojos y ya que aún estaba entre sus brazos sentí que me presionó más a él con miedo de dejarme ir, de perder el contacto que al fin tenía conmigo después de tanto tiempo. Sonrió con sorna de pronto al ver detrás de mí y me intrigó la razón de aquella sonrisa —. Creo que tu amigo está muy molesto.

— ¿De qué hablas? — pregunté de inmediato.

— Theo viene hacia acá y no se ve muy feliz — avisó y traté de no girar mi cabeza para comprobar lo que decía — Déjame besarte — pidió y sin dejarme responder intentó acercarse a mí, aunque me soltó segundos después y se alejó bruscamente.

— ¡No te atrevas! — advirtió Theo posicionándose a mi lado. Deduje que había sido él quien apartó de esa manera a Ryan

— ¿Por qué te metes tanto entre ella y yo? — preguntó Ryan con tranquilidad — Si ella no me quiere cerca me lo dirá, pero mientras tanto puedo hacer mi lucha por recuperarla ¿No crees? — continuó hablando burlonamente y vi como disfrutaba de la reacción de Theo.

Lo estaba provocando y el maldito disfrutaba de eso.

— Tú. No te metas entre nosotros — le amenazó Theo con su voz de mando y macho alfa. Me sorprendió lo que dijo, me dejó sin palabras y más al sentir como me tomó de la cintura.

— ¿Entre ustedes? — preguntó Ryan otra vez alzando una de sus cejas. Al parecer los tragos ya le habían afectado demasiado — ¿Acaso hay algo más que sociedad y amistad entre ustedes? — inquirió. Vi la intención de Theo de responder, pero me adelanté intentando así dar por finalizado el show que se estaban montando a costillas mías.

— ¡Ya basta los dos! — grité y de inmediato me pusieron atención — Y no Ryan, no hay nada más — aclaré — y no quiero más problemas ¡Parecen unos adolescentes carajo! — espeté. Theo se tensó aún más y vi como trataba de contenerse, Ryan por su lado parecía muy feliz con mi respuesta.

— Llegó la hora de irnos — avisó Theo viéndome directo a los ojos.

— No tienes que irte ya princesa, yo te llevo luego — ofreció Ryan y estuve tentada a aceptar solo para demostrar que yo hacía lo que quería.

Theo me habló dando por hecho que me iría con él y me molestó demasiado su actitud y su molestia y pese a que deseaba intimidarme solo logró enfadarme aún más. Él bien sabía que yo no nací sumisa y mucho menos recibía órdenes de él; todo fue peor cuando le pregunté por Rachel y respondió que estaba esperándonos.

¿Era en serio? ¿Pretendía irse con las dos?

Su maldita respuesta solo me puso de peor humor, Theodore se estaba pasando de idiota.

— Entonces vete con ella y a mi déjame en paz — espeté.

— Me iré con ella, pero antes te dejaré a ti en tu apartamento — soltó con cinismo y una sonrisa de lado que solo logró que casi explotara de la rabia y lo mirase con incredulidad.

— ¡Vete a la mierda con ella idiota! — espeté muy furiosa — ¡Y a mí me dejas en paz! — repetí decidida a dar por terminado lo que sea que teníamos.

— O te vas conmigo por las buenas o te llevo conmigo a mi manera — amenazó y me reí en su cara.

— Inténtalo — lo reté con arrogancia sabiendo que, aunque lo intentara Ryan no se lo permitiría. Me sorprendí cuando se acercó de manera amenazante a Ryan quedando cara a cara.

— Ni se te ocurra meterte, esto es entre ella y yo — le advirtió casi leyendo mi mente.

— No tengo necesidad de hacerlo, Annabelle no permite que nadie le haga nada que ella no desee — contestó Ryan sin inmutarse ante Theo.

Luego de esas palabras Theo se dio la vuelta y me tomó en sus brazos echándome a su hombro como si fuese un costal de papas, la sorpresa ante su acto no me dejó decir palabra alguna y más la vergüenza al notar que todos nos veían.

¿Y Ryan?

Bien gracias.

Theo me sacó del club de aquella forma y odié que todos nos miraran y algunos hasta se rieran del ridículo que hacíamos; aquellas cosas se leían bonitas y emocionantes en un libro o cuando se veían en la televisión, mas no en la vida real. Ahí todo era diferente y yo siempre odié ser el centro de atención o burla y en ese momento lo fui por culpa de los arrebatos de un energúmeno que se creía mi dueño y que no soportaba que le hicieran lo que él hacía.

— Te vas a arrepentir de esto idiota — bufé cuando habíamos llegado a su auto. Mi tono de voz era suave, pero lleno de mucha furia.

— No Annabelle, tú te arrepentirás — respondió seguro, abrió la puerta del pasajero y me hizo entrar; cuando ya estaba sentada hizo el intento abrochar mi cinturón y le di un manotazo para que no se le ocurriera tocarme. Ya suficiente la había embarrado conmigo esa noche y aquel gesto no cambiaría el resultado.

La noche no salió como lo esperaba, la aparición de Ryan y luego la de la dichosa amiga de Theo y su proposición tan descarada y para colmo ese numerito de mi amigo idiota lo habían jodido todo.

Me sentía furiosa y más que eso.

Había situaciones que no debían importarme tanto, pero si Theo quería mi exclusividad lo justo era que yo obtuviera la suya y comprobé que no estaba dispuesto dármela; de soslayo lo vi como agarraba el volante con demasiada fuerza al punto de que los nudillos de sus manos se ponían blancos, su mirada estaba oscurecida y su mandíbula y todos sus músculos tensos. Por momentos ladeaba su cabeza y crujía su cuello para liberar un poco la tensión, pero al ver que lo hacía en repetidas ocasiones supuse que no le estaba funcionando. El regreso a casa lo viajamos en un silencio incómodo, aunque en esos momentos ya no era capaz de hablar, solo de gritar así que era mejor así.

Llegamos a mi apartamento y me bajé del auto sin que Theo hubiese terminado de apagarlo; caminé a paso rápido y sentí el golpe de la fría brisa por todo mi cuerpo, escuché el golpeteo de los pasos de Theo que ya me seguía y me apresuré a llegar y abrir la puerta con la intención de adentrarme de inmediato y no permitirle que pasara, pero como me lo esperaba él no lo permitió.

— No Annabelle, ni creas que te librarás de esta — espetó e hizo ese movimiento de nuevo con su cuello y comencé a medio asustarme ya que el tono de su voz estaba lleno de amenaza mas no me inmuté.

— ¡Porque mejor no te vas con Rachel y me dejas en paz de una maldita vez! — grité y de nuevo él solo sonrió de lado. Se adentró junto conmigo al apartamento y encendió la luz para luego cerrar la puerta tras de él.

— Lo haré, pero antes tengo que arreglar las cosas contigo — avisó con voz tranquila.

— Eres un maldito cínico — reclamé, él quería arreglar algo que no podría — ¿Qué pasó con eso de que no tocas a las mujeres que te interesan en el ámbito sexual? — pregunté con evidente sarcasmo — Por lo visto eso solo fue una maldita patraña tuya.

— Tu misma lo dijiste Annabelle, no toco a ninguna mujer que me atraiga de esa manera — señaló —. Y Rachel no me interesa, ninguna mujer que no seas tú me interesa de esa manera — pesar de mi enojo esa confesión logró hacer un poco de estrago en mi interior —, pero por lo visto antes a ti sí te interesan otros hombres ¿O te interesa Ryan? — pregunté con amargura como si la respuesta que esperaba lo iba a decepcionar.

— No, no me interesa Ryan — le aseguré —. Para mi desgracia solo me interesas tú — solté antes de pensarlo. Las palabras salieron solas y me arrepentí de eso, sobre todo en ese momento — pero vete con tu amiga y recuerden los viejos tiempos, total tú y yo no somos nada — decir eso me molestó, sin embargo, era la verdad.

— ¿Celosa? — preguntó triunfante y burlón. Mi traicionero corazón se aceleró con su pregunta.

— ¡Jamás! Para que hallan celos tiene que haber amor — le aclaré — y lo de nosotros solo fue un trato, un juego de pasión. Tú mismo lo dijiste desde el principio — le recordé, aunque no sintiera del todo lo que decía era la verdad y me rehusaba a que fuese diferente.

Antes de que me diera cuenta, Theo me había puesto contra la pared y uno de sus brazos estaba a un lado de mi cabeza haciendo presión en la pared y con la otra mano me tomó de la mandíbula; no lo hizo fuerte ni me dañó, solo me obligó a verlo a los ojos y sabía que seguía muy enfadado y conteniéndose mucho — lo deduje por cómo me miraba —. Jadeé cuando enterró su rostro en mi cuello y luego acarició mi mejilla con su nariz sin dejar de mirarme, su aliento mentolado y con licor me estremeció y su tacto envió miles de descargas eléctricas a todo mi cuerpo. Mi corazón se acelera aún tanto, que fui capaz de escuchar los latidos de este martillando en mi pecho y oídos a la vez.

— Yo si tengo celos Annabelle — confesó con voz dura —. Mírame a los ojos y dime que ves — pidió.

— Enojo — susurré sin intimidarme al hacer lo que me había pedido — definitivamente celos, impotencia, cinismo, arrogancia — continué escrutando su mirada y acertando en cada cosa. Me detuve e intenté cerrar los ojos; me asusté y no deseé seguir mirándolo en ese instante.

— ¿Qué más Annabelle? — exigió mi respuesta, pero solo moví mi cabeza en total negación e intenté zafarme de su agarre, no obstante, él hizo presión para que no lograra mi cometido — Continua — ordenó.

— N-no veo nada mas — titubeé y él lo notó.

— No mientas — exigió. En ese instante sí me sentía asustada e insegura, en ese instante sí me intimidaba —. Muero de celos al saberte en brazos de otro, odio verte sonreír y reír y que sea otro quien lo provoque; me dan ganas de matar a cualquier idiota que te mira con otras intenciones es más, mataría a cualquiera que se atreva a poner las manos sobre ti porque eres mía y al que se atreva a intentar tocar lo mío se muere — espetó, sus palabras lograron calar en mi alma y eso me asustó porque si cedía a eso estaría perdida —. No tienes idea de la rabia que siento en estos momentos y las ganas de castigarte que me poseen y me frustra en sobremanera no poder hacerte todo lo que deseo — finalizó soltándome y separándose de mí, vi la frustración que sentía y no logré comprender que era lo que deseaba hacerme y por qué no podía.

Antes de que pudiese decir algo Theo salió del apartamento dejándome confundida y asustada, yo no esperaba eso, jamás quise que eso sucediera y ver a través de sus ojos me asustó, pero verlo marcharse así, también me molestó y decepcionó y más aún al saber que se iría a encontrar con Rachel.

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Luego de que Theo se marchara de esa manera y que mi corazón y respiración se calmaran debido a lo sucedido, decidí tomar una buena ducha con agua caliente.

Me fui a mi habitación para luego entrar al baño de esta y preparar la tina, sentía todo mi cuerpo demasiado tenso; cuando todo estuvo preparado y el agua con la temperatura que deseaba me desvestí y me metí en ella dispuesta a relajarme, pero fracasé. Mi cabeza no dejaba de dar vueltas y el solo recordar la mirada de Theo volvía a asustarme; saber una parte de su vida fue intrigante pues me quedé con ganas de saber más, saberlo de la boca de Rachel me decepciono ya que en todos esos meses de conocerlo me di cuenta de que no sabía mucho de él. Nos limitábamos a darnos placer y disfrutar de nuestro tiempo juntos, pero no indagábamos más acerca de nuestras vidas y aceptaba que no debía quejarme ya que ni él sabía de mi más de lo que yo le había querido platicar y ni yo sabía más de él.

Ni yo preguntaba ni él lo hacía y era algo que había agradecido mucho durante todo ese tiempo.

Intenté olvidar todo, sin embargo, por más que lo intenté no lo logré; Theo se contuvo mucho esa noche, lo sentí diferente y más frustrado que de costumbre como si se limitaba demasiado conmigo, como si no lograba ser completamente él cuando de mí se trataba y me decepcionó que fuese así. Si bien era cierto que yo no deseaba nada más que amistad eso no significaba que no deseaba conocerlo a plenitud y como verdaderamente era. Jamás aceptaría lo que vi en sus ojos y pensé que lo mejor sería que me alejara de él y me limitara nada más a tener un trato de socios, pero cómo iba a lograrlo si todo lo que hacía con él me encantaba.

Salí de la tina después de un rato en ella, mis músculos se habían relajado un poco, pero no mi mente. Fui hacia mi closet y escogí el pijama que usaría; luego de vestirme me metí entre las sabanas de mi cama y vi como mi móvil encendía la pantalla, lo cogí de la mesita de noche y al desbloquearlo vi que tenía cinco llamadas perdidas de Darcy y dos de Tom. La última llamada de Darcy había sido unos minutos atrás, eran las dos de la madrugada y aun así decidí marcarle; solo llamó una vez y escuché la voz de mi amiga muy preocupada.

¡Maldita sea Annabelle! ¿Por qué no respondías? — preguntó sin siquiera saludarme.

— ¡Oye cálmate! Estaba tomando un baño y no tenía mi móvil a la mano — expliqué.

¿Theodore está contigo? — preguntó aún muy exasperada.

— No, solo vino a dejarme y luego se marchó — respondí con molestia.

Tom le ha marcado a su móvil muchas veces, pero no responde — informó ya más aliviada —. Creí que estaba contigo ¿Estás bien verdad? — su pregunta me desconcertó un poco y el que Theo no respondiera me llenó de rabia.

— Claro ¿Por qué lo preguntas?

En primera, por la manera en que te sacó del club y segundo por todo lo que esa loca de Rachel me platicó cuando te fuiste con Ryan.

— Bien, creo que no estoy entendiendo nada — dije frunciendo el ceño.

Mira quería decírtelo en persona, pero al ver la reacción de Theo me ha dado el susto de mi vida.

— Habla de una vez Dars porque me estas asustando también — señalé.

Luego de que te fuiste con Ryan, Theo desapareció con Tom y aproveché a sacarle información a Rachel, que es muy fácil por si te diste cuenta. Me confesó que a Theo le encanta el sexo salvaje y cuando me refiero a salvaje es en todo el sentido que esa palabra encierra — no dejé de asombrarme por lo que había dicho, sin embargo, me quedé callada para que Darcy continuara —. Dice que es algo que ella comparte con él pues en el tiempo que estuvieron con su "amistad" disfrutaban mutuamente del placer y el dolor — abrí demás mis ojos, aunque no me viera y un jadeo escapó de mi boca al saber tal cosa — ¿Nuca te ha hecho nada malo a ti cierto? — preguntó preocupada.

— No Dars — respondí de inmediato —. Siempre ha sido todo dentro de lo normal — aseguré y escuché como suspiró de alivio.

También esa loca me aseguró que Theo jamás ha disfrutado del sexo tranquilo y por eso siempre se ha asegurado de estar con mujeres con sus mismos gustos y por eso han sido muy pocas y te conozco demasiado Annabelle como para saber que a ti no te gusta de esa manera — no pude evitar que lo que Darcy dijo me decepcionara y más al pensar que en realidad Theo no disfrutaba conmigo.

— Um, bueno a lo mejor por eso solo vino a dejarme y se marchó para encontrarse con ella — respondí y no logré ocultar la decepción en mi voz.

Pasé un rato más hablando con Darcy y asegurándole que estaba bien y aunque físicamente lo estaba, emocionalmente no. Pensar en que Theo no disfrutaba de estar conmigo como yo pensaba me hizo sentir frustrada, decepcionada y triste. Saqué de inmediato eso ultimo de mi cabeza y mi coraje volvió al recordar que Theo se marchó para ir con Rachel y aunque me hirviera la sangre de coraje, también me decepcionaba saber que lo hizo porque conmigo no podía ser como en realidad era y no disfrutaba como lo había hecho con muy pocas mujeres. Fue por eso que sentí como se contenía y la frustración que dijo sentir antes de irse; me enfureció que enterarme de todo eso me hiciera sentir muy poca mujer para él y no podía decir que no disfrutaba del sexo salvaje ya que nunca lo había experimentado y plantearme eso me hizo darme cuenta de que no quería que lo que había con Theo acabara, pero el pensar que corrió a los brazos de otra me dolía, me enojaba y me decepcionaba demasiado.

Theodore Lee era igual que todos.

Y aunque no lo deseaba, después de esa madrugada todo había acabado entre nosotros.


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