Él es tan consciente de ella. Su aliento, su voz, el sabor de su piel, se pierde en todo. Su sentido del tiempo se distorsiona más allá del reconocimiento. Se estira y tira como el caramelo que ella hizo con su cerebro. Todo lo que sabe es el latido de su pulso.

Midoriya todavía no entiende a las chicas, pero sabe que las siestas son las mejores.

Midoriya se toma un descanso de chupar chupones en el cuello de Uraraka para un buen abrazo a la antigua.

Hay un atractivo muy simple para dejar marcas en otra persona. Es bastante comprensible estar satisfecho de haber dejado algo atrás, de haber creado un cambio. También está el aspecto posesivo, pero eso es secundario. Las marcas hacen realidad esos momentos privados. Son la intimidad que se hace evidente. Tal vez sea solo él, pero a veces le cuesta creer que sea realmente real. Le encanta ver solo un indicio de ese momento en su piel, porque no importa cuán rico sea el púrpura en su cuello, nunca se comparará con la profundidad del acto real de dar esas marcas.

Por supuesto, esos son los pensamientos que tiene después del hecho, cuando ve la coloración desde debajo de lo que no es nada sutil porque es demasiado caliente para cubrir una bufanda. Pero en el momento, todo Midoriya se está enfocando intensamente en sacar el siguiente sonido de la boca de Uraraka. Los ama a todos, especialmente a los tranquilos. Ella está tan cerca de su oído cuando él está mordiendo su cuello que los escucha a todos con vívidos detalles. Él es tan consciente de ella. Su aliento, su voz, el sabor de su piel, se pierde en todo. Su sentido del tiempo se distorsiona más allá del reconocimiento. Se estira y tira como el caramelo que ella hizo con su cerebro. Todo lo que sabe es el latido de su pulso.

Uraraka lo aleja suavemente de su garganta y lo lleva hacia su boca.

"Es suficiente, ¿no crees?" ella pregunta a la ligera y con algo de diversión.

"Hmm", él tararea aturdido, "creo que puede que tengas razón".

En cambio, él besa su boca, abierta y resbaladiza con una lengua perezosa. Se derretiría en un charco si ella no tuviera sus dedos entrelazados en su cabello.

"Te ves como si pudieras ir a dormir Deku." Ella aparta el flequillo de su rostro con un suave movimiento de la mano.

"Buena idea." La arrastra a sus brazos y se recuesta. Caen contra la cama de Uraraka con un suave sonido de bufido.

"¡Deku!" Ella se retuerce en su agarre e intenta liberar sus brazos.

"Nop. Dormir. Hora de una siesta." Él cierra los ojos y deja escapar un ronquido exagerado. La abraza en su sueño fingido durante varios momentos.

"¿Deku?" ella pregunta desde dónde descansa su cabeza sobre su pecho.

"¿Sí?"

"Si vamos a tomar una siesta, ¿puedo quitarme el sostén? Es incómodo".

"Uh sí, está bien." Su cara debe estar tan roja. Él relaja su agarre y Uraraka se sienta. Es muy rápido, cómo se estira hacia atrás para desabrochar la espalda y luego maniobra para quitarse las correas. Saca el sujetador de su camiseta holgada sin quitársela. Para él se afirma que las mujeres son consumadas ilusionistas. Él hace a un lado ese pensamiento a favor de abrazarla adecuadamente. Uraraka respira un poco mejor cuando se recuesta. Ella hace patrones sin sentido en su pecho.

"Puedes tocarme, sabes", murmura en su clavícula.

Pasa una mano muy suavemente sobre su cadera hasta que su respiración se hace más lenta. Sincroniza su respiración con la de ella. Midoriya se duerme sonriendo.

Fin

Notas:

Esta vez no voy a poner los votos por favor no spamear las palabras muchas gracias.